Cuentos paralelos (43 page)

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Authors: Isaac Asimov

Quienes se enfrentan al hecho de la levitación deben buscar, por lo tanto, una explicación que implique algún tipo de brujería, o bien refugiarse en el terror ante lo que debe parecerles algo que implica la presencia de lo divino o de lo demoniaco.

Si usted acude a mí, por ejemplo, y me demuestra que puede levitar, y si yo no consigo encontrar los hilos que lo sujetan, probablemente terminaría por no creer en lo que ven mis ojos. Lo siento.

Así que, cuando Roger Toomey no puede encontrar a nadie que le crea, cuando no halla creencia (y ése es el título del relato), su vida debe seguir necesariamente un curso continuo de hundimiento para demostrar así, con la mayor fuerza posible, la tesis central del relato.

En la segunda versión, sin embargo, "el final de Campbell", hago que Toomey se enfrente racionalmente y paso a paso con la situación, de modo que, aun cuando no es un héroe asimoviano típico, se convierte finalmente en uno. De todos modos, creo que no debería haber aceptado hacerlo.

Último comentario

Los diversos relatos en los que he introducido cambios ante la insistencia de las editoriales y que he descrito aquí abarcan desde 1939 («Pilgrimage») hasta 1958 («The Ugly Little Boy»).

Desde 1958 —hace ya más de un cuarto de siglo—, no han vuelto a producirse tales incidentes. O bien lo que escribo es rechazado (y les aseguro que eso sucede muy raramente), o bien es aceptado e impreso sustancialmente tal y como lo he escrito, introduciéndose únicamente la clase de correcciones de rutina que son el resultado de las desgracias del trabajo tipográfico editorial.

Esto no es necesariamente algo bueno, al menos por lo que respecta a algunos críticos. He leído recensiones de mis novelas recientes, por ejemplo, de las que parece desprenderse que sufro una falta de control editorial. La impresión que tratan de comunicar es que me he convertido en una especie de superestrella arrogante en el mundo de la ciencia ficción, y que los editores se encuentran acorralados ante mí, temiendo un fruncimiento de ceño por mi parte; que yo consigo imponer toda clase de embustes autoindulgentes, mientras que esos mismos editores se encogen de hombros (cuando yo les miro) y se quejan de su incapacidad para controlarme.

Desearía que quienes escriben tales recensiones consultaran con mis editores con respecto a esta cuestión (en mi ausencia, si con ello se sienten mejor), pues estoy totalmente convencido de que les asegurarán que no es así.

Lo que sucede es que me voy haciendo viejo, que soy un experimentado escritor en ciencia ficción que ha aprendido su oficio en la dura escuela de editores tan poderosos e idiosincráticos como John W. Campbell, Jr., y Horace L. Gold, de modo que en la actualidad ya no hay tanta necesidad de obligarme a revisar un relato.

Puede que llegue un día en el que la edad avanzada y el deterioro mental (si es que vivo lo suficiente), me priven del filo aguzado de mi poder; y, en tal caso, me atrevería a decir que mis editores votarán para encontrar al encargado de decirme que ya no tengo ese poder.

Sé que su aversión a decírmelo no procederá de su temor a mí, sino (espero) de su renuencia a hacerme sentir mal, pues he entablado amistad con todos los editores que he tenido, y mis relaciones con ellos —con todos ellos, desde John Campbell, hace ya cuarenta y siete años, a Sam Vaughan, justo ahora— se han caracterizado por la amistad y el trato cordial, y las discusiones sobre revisiones tan sólo han agitado muy ligeramente la superficie de nuestra amistad, y eso sólo temporalmente.

Notas

[1]
Este relato y otro titulado "El general" constituyen la novela Fundación e Imperio, segunda parte de la llamada serie de la Fundación. (N. del T.)

[2]
Es obvio que Asimov olvida constatar una jugada, ya que correspondía jugar a Schwartz. Por el posterior desarrollo de la partida, no hay duda de que las negras se han enrocado. (N. del T.)

[3]
Bóvedas de acero. (N. del T.)

[4]
En la arena estelar. (N. del T.)

[5]
A lo marciano. (N. del T.)

[6]
Nueve futuros. (N. del T.)

[7]
Los vientos del cambio. (N. del T.)

[8]
Empecé a revisar a partir de este punto. (N. del A.)

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