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Authors: Dalai Lama y Howard C. Cutler

Tags: #Ensayo

El arte de la felicidad (20 page)

ENCONTRAR EL EQUILIBRIO

El enfoque flexible de la vida no es sólo un instrumento para abordar conflictos, sino también para alcanzar el estado indispensable para una vida feliz: el equilibrio.

Una mañana, cómodamente instalado en su silla, el Dalai Lama aclaró el valor de llevar una vida equilibrada.

—Asumir equilibradamente la vida, evitando los extremos, es de capital importancia en todos los aspectos de la vida. Por ejemplo, con una planta hay que ser muy habilidoso y delicado cuando se encuentra en sus primeras fases de crecimiento. Demasiada o poca humedad o luz solar la destruirá. Lo que se necesita por tanto es un medio muy equilibrado, para que pueda disfrutar de un crecimiento saludable. Por lo que se refiere a la salud física de una persona, el exceso o la escasez de algunos elementos pueden tener efectos destructivos.

»Esto se aplica también al desarrollo mental y emocional. Si observamos que somos arrogantes, por ejemplo, que nos hinchamos dándonos importancia, basándonos en supuestos o reales logros o cualidades, el antídoto consiste en pensar un poco más en nuestros problemas y padecimientos, en contemplar los aspectos insatisfactorios de la existencia. Eso nos ayuda a rebajar nuestra soberbia y a ponernos más en contacto con la realidad. Por el contrario, si uno se da cuenta de que reflexiona sobre la naturaleza insatisfactoria de la existencia hasta el punto de sentirse abrumado e impotente, es aconsejable reflexionar sobre el progreso que se ha hecho hasta el momento y sobre las cualidades positivas que se posean, lo que nos ayudará a abandonar ese estado mental de desánimo. Es preciso buscar el equilibrio.

»Este enfoque no sólo es útil para la salud física y emocional de la persona, sino también para el desarrollo espiritual. La tradición budista ofrece muchas prácticas para él, pero es muy importante ser muy habilidoso en su ejecución y no excederse. También aquí se necesita un enfoque equilibrado y sagaz, combinar el estudio y el aprendizaje con la contemplación y la meditación. Esto es importante para que no se produzca ningún desequilibrio entre el aprendizaje académico o intelectual y su puesta en práctica. Si no, se correría el riesgo de que una excesiva intelectualización perjudicara las prácticas contemplativas. Pero si pusiéramos un énfasis excesivo en la contemplación, sin que ésta vaya acompañada por el estudio, limitaríamos la comprensión. Así pues, tiene que haber un equilibrio…

Tras una pausa, añadió:

—En otras palabras, la práctica del dharma, la verdadera práctica espiritual, es en cierto sentido como un estabilizador de voltaje. La función del estabilizador consiste en impedir los altibajos de la potencia eléctrica, que transforma en un flujo estable y constante.

—Aconsejo evitar los extremos —comenté—, pero ¿acaso no son los extremos los que aportan entusiasmo y gusto por la vida? Evitados, elegir siempre el «camino medio», ¿no conduce a una existencia blanda e incolora?

Negó con la cabeza antes de contestar.

—Creo que necesita usted comprender el origen del comportamiento extremado. Tomemos, por ejemplo, la obtención de bienes materiales: cobijo, muebles, vestido… Por un lado cabría ver la pobreza como una situación extrema, y tenemos todo el derecho de esforzarnos en superada y asegurar nuestro bienestar material. Por el otro, demasiados lujos, la búsqueda de una riqueza excesiva. Nuestro objetivo último al buscar más riqueza es la satisfacción, la felicidad. Pero buscar más es no tener suficiente, o sea, tener un sentimiento de descontento, el cual no surge de la presunta utilidad de los objetos que buscamos, sino más bien de nuestro estado mental.

»Creo por tanto que nuestra tendencia a dejamos llevar hacia los extremos se ve alimentada a menudo por un sentimiento subyacente de descontento. Sin duda también hay otros móviles para la desmesura, pero es importante reconocer que si bien los extremos pueden parecer atractivos o "apasionantes", en el fondo son nocivos. Hay muchos ejemplos sobre los peligros del comportamiento extremado. Imaginemos, por ejemplo, una actividad pesquera intensiva a escala planetaria, sin tener en cuenta las consecuencias a largo plazo, sin sentido de la responsabilidad, con lo que provocamos un agotamiento de los mares… Lo mismo puede suceder con el comportamiento sexual. Existe un impulso biológico para la reproducción y se obtiene satisfacción de la actividad sexual, pero si el comportamiento sexual se hace extremado, sin verdadera responsabilidad, provoca numerosos problemas y abusos…, como el maltrato o el incesto.

—Ha dicho que, además del descontento, puede haber otros motivos para la desmesura…

—Sí, ciertamente.

—¿Puede darme un ejemplo?

—La estrechez de miras.

—La estrechez de miras…, ¿en qué sentido?

—El ejemplo de la pesca excesiva es un caso de estrechez de miras, puesto que sólo se tiene en cuenta lo inmediato. La educación y el conocimiento amplían la perspectiva.

El Dalai Lama tomó su rosario de una mesita y deslizó sus cuentas entre las manos mientras reflexionaba en silencio. De repente, miró el rosario y dijo:

—Creo que la visión limitada conduce al pensamiento extremista, y eso crea problemas. El Tíbet, por ejemplo, fue una nación budista durante muchos siglos. Naturalmente, eso produjo un sentimiento de que el budismo era la mejor religión, una tendencia a considerar que sería bueno que toda la humanidad se hiciera budista. La idea de que todo el mundo debiera ser budista es un caso de extremismo. Y esa actitud causa problemas. Pero ahora que no estamos en el Tíbet, hemos tenido la oportunidad de entrar en contacto con otras tradiciones religiosas de las que hemos aprendido. Eso nos ha acercado más a la realidad, nos hemos percatado de que en la humanidad hay muchas creencias y actitudes diferentes. Que todo el mundo fuera budista sería muy poco práctico. A través de un contacto más estrecho con otras confesiones se da uno cuenta de las cosas positivas que poseen. Ahora, al encontramos con otra religión, surge un sentimiento positivo, un sentimiento de comodidad. Nos parece bien que haya personas que se adhieran a confesiones diferentes. Es como en un restaurante: todos podemos sentamos y pedir platos diferentes, según nuestras preferencias. Podemos comer platos diferentes sin que nadie discuta por ello.

»Así pues, creo que al ampliar deliberadamente nuestra perspectiva podemos superar los extremismos y sus consecuencias negativas.

Tras esto, el Dalai Lama deslizó el rosario alrededor de la muñeca, me dio una afable palmadita en la mano y se levantó, dando por terminada la entrevista.

Cuarta parte: Superar los obstáculos
Capítulo 11: Encontrar significado en el sufrimiento

Victor Frankl, un psiquiatra judío detenido por los nazis durante la Segunda Guerra Mundial, dijo en cierta ocasión: «El hombre está dispuesto y preparado para soportar cualquier sufrimiento siempre y cuando pueda encontrarle un significado». Frankl utilizó su brutal e inhumana experiencia en los campos de concentración para tratar de comprender cómo pudieron sobrevivir algunos a tantas atrocidades, y determinó que la supervivencia no se apoyaba en la juventud o en la fortaleza física, sino en la fortaleza derivada de hallar un significado a esa experiencia.

Descubrir el significado del sufrimiento constituye una poderosa ayuda para afrontar las situaciones, incluso las más difíciles. Pero no resulta tarea fácil encontrar significado en nuestro sufrimiento. A menudo, el sufrimiento parece fortuito, sin significado. Y, aunque nos encontramos en medio de nuestro dolor y sufrimiento, toda nuestra energía se centra en alejamos del mismo. Durante los períodos de crisis aguda parece imposible reflexionar sobre cualquier significado que pueda esconder nuestro sufrimiento. A menudo, lo único que podemos hacer es soportarlo. Y es natural considerarlo una injusticia y preguntarnos: «¿Por qué a mí?». Afortunadamente, sin embargo, en los momentos de alivio o en los períodos posteriores a experiencias de sufrimiento agudo, podemos reflexionar sobre él y buscar su significado. El tiempo y el esfuerzo dedicados a buscar significado al sufrimiento aportará muchos beneficios cuando ocurran las desgracias. Pero para ello tenemos que iniciar nuestra búsqueda cuando las cosas nos van bien. Un árbol con raíces fuertes puede resistir la tormenta más violenta, pero no puede desarrollar sus raíces cuando la tormenta aparece ya en el horizonte.

Así pues, ¿por dónde empezar nuestra búsqueda del significado del sufrimiento? Para muchas personas, esa búsqueda se inicia con su fe religiosa. Aunque las religiones difieren sobre el significado que dan al sufrimiento, todas ofrecen estrategias para responder a él, basadas en sus creencias fundamentales. Para el budismo y el hinduismo, por ejemplo, es el resultado de nuestras acciones negativas y se le considera un catalizador para la búsqueda de la liberación espiritual.

En la tradición judeocristiana, el universo fue creado por un Dios bueno y justo, y aunque su plan sea misterioso e indescifrable a veces, nuestra fe y confianza en sus designios nos permiten tolerar más fácilmente nuestro sufrimiento, confiar, como dice el Talmud, en que «todo lo que hace Dios, lo hace para bien». La vida seguirá siendo sin duda dolorosa, pero como el dolor que experimenta la mujer al dar a luz, confiamos en que será superado por el bien que trae. El reto en estas confesiones religiosas estriba en que, con frecuencia, no se nos revela el bien último. No obstante, aquellos que tienen una fe firme se ven apoyados por la convicción de que en el sufrimiento se expresa un propósito divino, como aconseja un sabio hasídico: «Cuando un hombre sufre, no debería decir: "¡Esto es muy malo!", ya que nada de lo que Dios le impone al hombre es malo. Pero es correcto exclamar: "Esto es amargo!", pues entre las medicinas hay algunas que están hechas con hierbas amargas». Así pues, desde una perspectiva judeocristiana, el sufrimiento puede servir para muchos propósitos: ponernos a prueba y fortalecer nuestra fe, acercarnos íntimamente a Dios, debilitar los lazos con el mundo material e inducirnos a acudir a Dios como nuestro refugio.

Aunque la fe puede ofrecer una valiosa ayuda para encontrar significado, aquellos que no poseen creencias religiosas también pueden encontrado en su sufrimiento después de una cuidadosa reflexión. A pesar del universal rechazo del sufrimiento, caben pocas dudas de que fortalece y ahonda la comprensión de la vida. En cierta ocasión, el doctor Martin Luther King, Jr., dijo: «Aquello que no me destruye, me hace más fuerte». Y aunque es natural encogerse ante el sufrimiento, éste puede contribuir a sacar lo mejor de nosotros. En
El tercer hombre
, de Graham Greene, se lee: «Los treinta años bajo los Borgia trajeron a Italia guerras, terror, asesinatos, pero también a Miguel Ángel, a Leonardo da Vinci, el Renacimiento. Suiza, donde predominaba el amor fraternal, ¿qué ha producido durante quinientos años de democracia y paz? El reloj de cuco».

Aunque el sufrimiento sirva a veces para endurecernos, para fortalecernos, en otras ocasiones llega a ser valioso por lo contrario, por ablandarnos haciéndonos más sensibles. La vulnerabilidad que experimentamos en nuestro sufrimiento suele producir una apertura y profundiza nuestra conexión con los demás. El poeta William Wordsworth exclamó: «Una profunda angustia ha humanizado mi alma». Al ilustrar este efecto humanizador del sufrimiento, se me ocurre pensar en Robert, un conocido mío. Era presidente ejecutivo de una gran empresa de mucho éxito. Varios años antes había sufrido un grave revés financiero que le provocó una profunda depresión. Nos conocimos cuando se encontraba sumido en lo más profundo de ella. Siempre había considerado a Robert un modelo de confianza en sí mismo y de entusiasmo, y me alarmé al verlo tan abatido. Con una intensa angustia en la voz, Robert me dijo:

—Esto es lo peor que he experimentado en toda mi vida. No puedo sacármelo de encima. No sabía que fuera posible sentirse tan abrumado, desesperanzado e impotente.

Después de conversar un rato sobre sus dificultades, le aconsejé que acudiera a un colega para tratar la depresión. Varias semanas más tarde me encontré con Karen, la esposa de Robert, y le pregunté cómo estaba su marido.

—Ha mejorado mucho. El psiquiatra que le recomendaste le recetó una medicación antidepresiva que ha ayudado mucho. Claro que todavía tardaremos un tiempo en solucionar todos los problemas con el negocio, pero ahora se siente mejor y creo que todo marchará bien…

—Me alegro.

Karen vaciló un momento antes de confiarme algo.

—¿Sabes? Me apenaba mucho verlo tan deprimido. Pero, en cierto modo, creo que eso ha sido una bendición. Una noche, empezó a llorar desconsoladamente. Era incapaz de detenerse. Lo tuve entre mis brazos durante horas, mientras él lloraba, hasta que finalmente se quedó dormido. En veintitrés años de matrimonio fue la primera vez que sucedió algo semejante… Si quieres que te sea honrada, nunca me había sentido tan cerca de él en toda mi vida de casada. Ahora, las cosas son de algún modo diferentes; como si algo se hubiera roto y abierto…, y ese sentimiento de proximidad sigue estando ahí. El hecho de que compartiera su dolor, cambió nuestra relación, nos acercó.

El Dalai Lama ha hablado sobre la utilización del sufrimiento en el camino budista.

—En la práctica budista se puede utilizar el sufrimiento personal para intensificar la compasión, como una oportunidad para el
tong-len
. Se trata de una práctica Mahayana en la que se asume mentalmente el dolor y el sufrimiento de otro, ofreciéndole todos tus recursos, buena salud, fortuna, etcétera. Más adelante daré instrucciones detalladas sobre esta práctica, fundada en este pensamiento: «Que mi sufrimiento sea un sustituto del sufrimiento de otros seres. Que este sufrimiento pueda salvar a todos los seres que experimentan un dolor similar». De ese modo, se utiliza el sufrimiento como una oportunidad para asumir el sufrimiento de los otros.

»Aquí debería señalar una cosa. Si, por ejemplo, caigo enfermo y empleo esta técnica, pensando: "Que mi enfermedad libere a otros de una enfermedad similar", y me visualizo aceptando el sufrimiento ajeno y transmitiendo buena salud, no pretendo decir con ello que haya de olvidarme de mi propia salud. Al pensar en la enfermedad, lo primero que hay que hacer es tomar medidas para no sufrir a causa de ella. Luego, si a pesar de todo se cae enfermo, es importante no pasar por alto la necesidad de tomar los medicamentos apropiados.

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