El Hombre Multiorgásmico (24 page)

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Authors: Mantak Chia & Douglas Abrams Arava

Una vez superado el punto de No Retorno, tu compañero puede presionarse en el punto del Millón de Dólares al tiempo que aprieta su músculo PC para impedir la salida del semen, evitando así la pérdida de las hormonas y nutrientes que contiene (las razones para evitar la pérdida del semen están detalladas en el capítulo 1). Probablemente es mejor dejar en sus manos esta compleja manipulación llamada Bloqueo Dactilar que está descrita en el capítulo 3, pero es importante que sepas lo que está haciendo. Si utiliza el Bloqueo Dactilar para conservar el semen, perderá la erección, aunque muchos hombres comentan que la recuperan más rápidamente que tras una eyaculación normal. Recuerda que el Bloqueo Dactilar no debe ser utilizado como método anticonceptivo o de sexo seguro, ya que puede derramarse alguna gota de semen.

También puedes presionar con tu dedo rítmicamente en el punto del Millón de Dólares; esta acción imita las contracciones de la próstata que él experimenta durante el orgasmo, y puede resultarle muy placentera. Pero esta presión rítmica no debe usarse cuando esté cerca del limite porque es muy probable que le empuje a la eyaculación.

ESTIRAR
: Como los testículos de tu compañero tienen que acercarse a su cuerpo para que el semen pueda ser propulsado hacia fuera, estirar de ellos alejándolos del cuerpo puede retrasar la eyaculación. Puedes ayudarle estirando de ellos hacia abajo; haz un circulo con los dedos igual al que hiciste antes para ayudarle a mantener la erección, pero esta vez, en lugar de rodear la base del pene, rodea la parte superior de los testículos (ver figura 9, página 76); después estira firmemente hacia abajo. (Recuerda que los testículos masculinos son muy sensibles y debes tratarlos con cuidado.)

Cuanto más apoyes las prácticas de tu pareja más fáciles le resultarán, con lo que mejorará la calidad de vuestro encuentro sexual. Como mujer, tu habilidad sexual natural es mayor que la de tu compañero. Los taoístas comparan la excitación masculina con el fuego y la femenina con el agua. El fuego se enciende rápidamente pero se extingue con facilidad. El agua tarda en hervir pero puede mantener el calor mucho más tiempo. El agua siempre es más fuerte que el fuego y puede apagarlo fácilmente. Los taoístas tratan de enseñar a los hombres a prolongar el coito el tiempo suficiente para poder llevar el deseo de sus compañeras hasta el punto de ebullición. Ellos saben que esta es la base de la satisfacción sexual de ambos. Además de ayudar a tu compañero a controlar su fuego, también puedes aprender a colaborar para llevarte a ti misma hasta el punto de ebullición. Seas preorgásmica, orgásmica o multiorgásmica en la actualidad, lo más importante que puedes hacer para ayudar a tu compañero y a ti misma es cultivar tu propia sexualidad y tomar conciencia de tu potencial para el placer.

Ayúdate a Ti Misma a Hacerte Multiorgásmica

A diferencia del orgasmo masculino que no ha sido sometido a un escrutinio detallado, el orgasmo femenino ha sido el tema de discusión de numerosos volúmenes a lo largo del último siglo, la mayoría de ellos escritos por hombres, por supuesto (comentamos estas investigaciones y sus hallazgos más importantes en la sección llamada «Su orgasmo» del capítulo 4). En Occidente ha habido una gran controversia sobre el orgasmo femenino: vaginal, clitoridiano o una combinación de ambos. Desgraciadamente, buena parte de estas investigaciones en realidad han sido un intento de crear el orgasmo femenino «ideal». Al igual que los sexólogos Hartman, Fithian y Campbell, creemos que cada mujer tiene una pauta orgásmica tan individual que puede ser llamada su
huella dactilar orgásmica
. También reconocemos que, incluso para la misma mujer, cada orgasmo tiene características, sensaciones y niveles de satisfacción específicos. (A medida que los hombres se alejan del orgasmo con eyaculación o Big Bang, descubren que ellos también pueden tener diversos tipos de orgasmo.)

En cuanto a los orgasmos genitales femeninos, las investigaciones más recientes sugieren que, en realidad, hay dos nervios diferentes que están implicados en ellos: el nervio pudendo, relacionado con el clítoris, y el nervio pélvico, relacionado con la vagina y el útero (ver figura 30). El hecho de que haya dos nervios distintos podría explicar que tantas mujeres experimenten orgasmos clitoridianos y vaginales claramente diferenciados. Y el hecho de que ambos nervios se unan en la columna puede explicar por qué algunas mujeres experimentan orgasmos «combinados». Según el Tao, los orgasmos genitales (clitoridianos, vaginales o combinados) son sólo el principio. Los taoístas siempre han sabido que se pueden sentir pulsaciones orgásmicas y placer en cualquier parte del cuerpo: el clítoris, la vagina, el cerebro, e incluso los órganos internos.

ACERCA DEL CLÍTORIS

Aproximadamente el 70 por ciento de las mujeres necesitan estimulación clitoridiana de algún tipo para llegar al orgasmo. Quizá se deba a que el nervio pudendo, relacionado con el clítoris, tiene más terminaciones nerviosas que el nervio pélvico relacionado con la vagina. En la mayoría de las posturas sexuales, el hombre estimula directamente la parte más sensible de su pene, el glande, mientras que la mujer sólo estimula indirectamente la parte más sensible de su anatomía sexual, el clítoris.

Una forma clara de facilitar tu orgasmo es animar a tu compañero, tal como nosotros hacemos en este libro, a que te estimule el clítoris durante el coito. Al principio, mientras él esté aprendiendo a coordinar el ritmo de los dedos con el de las caderas, esta estimulación puede resultar un poco extraña, pero pronto se convertirá en una parte natural y satisfactoria del coito. Puedes ayudarle guiando su mano hacia donde quieras e incluso utilizando tus dedos para presionar sobre los suyos mientras presionan tu clítoris, lo que le mostrará el lugar y la cantidad de presión que te gusta. Si tienes orgasmos vaginales, quizá no quieras ni necesites recibir estimulación clitoridiana continua mientras haces el amor. Puedes hacer que tu mano guíe la de tu compañero dependiendo de lo que tu placer demande.

Algunas mujeres se sienten cohibidas a la hora de pedir lo que desean, pero numerosos estudios han mostrado que aquéllas que son capaces de mostrar a sus compañeros lo que quieren lo consiguen con mucha más frecuencia. La pasividad y la reticencia femeninas son actitudes pasadas de moda que hemos heredado de la era victoriana. Muy pocas cosas resultan tan excitantes para un hombre como una compañera activa y animada. Según el Tao, la actividad y la pasividad son partes complementarias de toda sexualidad, tanto la masculina como la femenina.

A veces lo más sencillo será que te provoques tú misma el orgasmo apretando los muslos o tocándote directamente el clítoris durante el coito. Puede resultarte interesante saber que, aunque solemos pensar que los hombres pueden tener un orgasmo mucho más rápidamente que las mujeres durante el coito, las mujeres han demostrado que pueden alcanzarlo tan rápidamente como los hombres cuando se lo producen ellas mismas. Según un estudio sobre mujeres multiorgásmicas efectuado por investigadores de la Universidad de Wisconsin, lo más probable es que las mujeres multiorgásmicas «alcancen la estimulación clitoridiana durante el coito gracias a la presión de los muslos o a la masturbación»
[4]
.

Asimismo, también es más probable que las mujeres multiorgásmicas disfruten de las caricias y los besos en los pechos y pezones, que den y reciban sexo oral, que utilicen fantasías eróticas, literatura y películas, y que tengan compañeros sensibles a los que puedan comunicar sus necesidades. El estudio concluía que las mujeres no se vuelven multiorgásmicas por accidente: eligen las técnicas que maximizan su placer y se las cuentan a sus compañeros.

Muchas mujeres sienten vergüenza de proporcionarse placer a sí mismas cuando están con sus compañeros, e incluso estando solas. Esta ansiedad es muy comprensible si tenemos en cuenta el estigma que rodea a la masturbación en nuestra cultura. Si esto supone un problema para ti, por favor lee la sección llamada «Autoplacer y autocultivo» en el capítulo 3. Aquí nos limitaremos a decir que proporcionarse placer a una misma es una forma importante y saludable de cultivar la propia sexualidad y que, aunque esta práctica complementa el coito, no lo reemplaza. Human sexuality, un libro publicado por la Asociación Médica Americana (mencionado en el capítulo 3), afirma que las mujeres tienden a cultivar más el autoplacer a medida que se hacen mayores. Cuanto más activamente busques tu propio placer, más probable será que alcances tu pleno potencial sexual. Expresado en las sabias palabras de una mujer de negocios de casi sesenta años: «En la vida, cada uno es responsable de su propio orgasmo».

Existen dos factores que habitualmente influencian el que una mujer pueda tener orgasmos vaginales o combinados, además de los clitoridianos: la sensibilidad del punto G y otros puntos internos, y la fuerza del músculo PC.

EL PUNTO G Y OTROS PUNTOS SENSIBLES

Puedes haber oído hablar de que hay un lugar en tu vagina que, cuando es acariciado, supuestamente te vuelve loca. El doctor Ernest Gräfenberg, que fue el primero en describirlo en 1950, le dio el nombre de punto G. Más recientemente ha recibido otros nombres, como
esponja de la uretra
o
punto disparador interno
. El concepto de punto G no es nuevo pero sigue levantando controversia porque algunas mujeres lo encuentran pero otras no. La teoría actualmente aceptada es que el punto G es una colección de glándulas, conductos, vasos sanguíneos y terminaciones nerviosas que rodean la uretra femenina.

¿Dónde está exactamente?
La mayor parte de las mujeres que consiguen localizarlo, describen que está situado entre tres y cinco centímetros a partir de la entrada de la vagina. Puedes sentirlo en la parte superior de la pared anterior, inmediatamente detrás del hueso púbico (ver figura 18 de la página 117). Si te imaginas un reloj y sitúas el clítoris en la posición que corresponde a las doce, el punto G se encuentra en algún lugar entre las once y la una.

Cuando no estás excitada, el punto G es difícil de encontrar. Una vez estimulado puede hincharse hasta adquirir el tamaño de una moneda pequeña e incluso más, destacando del resto de la pared vaginal. Alan y Donna Brauer sugieren que el mejor momento para encontrarlo es justo después del orgasmo: «Entonces está sensibilizado y es más grande en cierta medida. Suele sentirse como pequeños rebordes o salientes». Los Brauer recomiendan acariciarlo (o hacer que tu compañero lo acaricie) al ritmo de un toque por segundo y experimentar ejerciendo mayor o menor presión. Otro buen momento para estimularlo es cuando te aproximas al orgasmo, porque es más probable que disfrutes de su estimulación cuando ya estás muy excitada.

Debes saber que algunas mujeres se sienten incómodas o sienten el impulso de orinar cuando les estimulan el punto G. Esto es normal. Si te ocurre, los Brauer sugieren que suavices la presión o le pidas a tu compañero que lo haga. Puede hacer falta todo un minuto para que las sensaciones de incomodidad o la necesidad de orinar sean reemplazadas por sensaciones placenteras. Si te preocupa orinar, puedes hacerlo antes de empezar el coito o intentar encontrar el punto G mientras estás sentada en el baño, eso te permitirá confirmar que tienes la vejiga vacía.

En la posición habitual del misionero, normalmente el pene no podrá acceder a tu punto G, que resultará más fácil de estimular si estás tumbada sobre el estómago y tu compañero te penetra por detrás, o si te encuentras encima y eres libre de moverte para obtener el máximo placer. Asimismo, la penetración más apropiada para estimular el punto G es la superficial, aunque, al principio, la forma más sencilla de estimularlo es utilizar los dedos (los tuyos o los suyos).

Algunas mujeres dicen que sus puntos más sensibles están localizados en las posiciones correspondientes a las cuatro y a las ocho horas de ese reloj imaginario, aproximadamente en el punto medio de la extensión de las paredes vaginales. En estos puntos hay haces de terminaciones nerviosas que explican por qué son tan sensibles a la presión. Otras mujeres descubren que son más sensibles en la parte más profunda de la vagina. A medida que tu compañero aprenda a penetrarte superficial y profundamente en distintas direcciones (lo que llamamos penetración con giro), podrá estimular estos puntos y otros que te son propios.

La mayoría de las mujeres son capaces de rotar la pelvis cuando están encima y dirigir el pene de sus compañeros hacia sus puntos más sensibles. Como comentamos en el capítulo 5, la posición con la mujer encima tiene muchas ventajas, y no sólo para la mujer, ya que a muchos hombres les es más fácil aprender a ser multiorgásmicos cuando están debajo. Pero también tiene sus desventajas: el ángulo de penetración en esta posición puede hacer que el pene parezca hasta dos o tres centímetros más corto que en otras posiciones, y a tu compañero le costará más mantener la erección durante mucho tiempo porque la gravedad tiende a hacer que el pene se vacíe de sangre. Muchas mujeres no se dan cuenta de que cuando están debajo pueden rotar la pelvis activamente, especialmente el sacro, para guiar el pene de su compañero a los lugares más sensibles. Cuando ambos hayáis aprendido a balancear y girar la pelvis, podréis hacer un baile verdaderamente sensual. (Para más información sobre las posiciones sexuales, ver la sección «Posiciones placenteras y saludables», en el capítulo 5.)

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