El poder del mito (20 page)

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Authors: Joseph Campbell

Tags: #Ensayo, Referencia

M
OYERS
: De modo que los chamanes funcionaron en las sociedades primitivas como lo hacen ahora los artistas. Entonces desempeñaron un papel mucho más importante que el de ser nada más que…

C
AMPBELL
: Los chamanes tuvieron el papel que tradicionalmente se les asigna a los sacerdotes en nuestra sociedad.

M
OYERS
: ¿Los chamanes eran sacerdotes?

C
AMPBELL
: Hay una diferencia importante, me parece, entre un chamán y un sacerdote. Un sacerdote es un funcionario de tipo social. La sociedad adora a ciertas deidades de cierto modo, y el sacerdote es ordenado como un funcionario para realizar ese ritual. La deidad a la que está consagrado es una deidad que ya estaba allí antes de que él apareciera. Pero los poderes del chamán están simbolizados en sus propios familiares, deidades de su propia experiencia personal. Su autoridad procede de una experiencia psicológica, no de una ordenación social.

M
OYERS
: El chamán ha estado en un lugar donde yo no he estado, y me lo explica.

C
AMPBELL
: También, como en el caso de Alce Negro, el chamán puede traducir algunas de sus visiones en actuaciones rituales para su pueblo. Eso significa trasladar la experiencia interior a la vida externa del pueblo mismo.

M
OYERS
: ¿Esto fue el comienzo de la religión?

C
AMPBELL
: Personalmente, creo que así es como empezaron las religiones. Pero es apenas una suposición. En realidad no lo sabemos.

M
OYERS
: Jesús va al desierto, experimenta una transformación psicológica, vuelve y le dice a la gente: «Seguidme». ¿Algo así sucede en estas culturas elementales?

C
AMPBELL
: Sí, según los testimonios que tenemos. En casi todas las culturas cazadoras encontramos un aspecto chamánico.

M
OYERS
: ¿Por qué particularmente entre cazadores?

C
AMPBELL
: Porque son más individualistas. El cazador es un individuo, en el sentido en que no lo es un granjero. Trabajar la tierra y esperar a que la naturaleza te diga cuándo hacerlo es una cosa, pero salir de caza… Cada cacería es distinta de la anterior. Y los cazadores deben prepararse en habilidades individuales que exigen talentos y capacidades muy especiales.

M
OYERS
: ¿Y qué pasó con el chamán en la evolución humana?

C
AMPBELL
: A medida que la vida asentada en aldeas fue adquiriendo importancia, el chamán perdió poder. De hecho, hay una maravillosa serie de historias y mitos de algunos de los indios norteamericanos del sudoeste, navajos y apaches, que eran originariamente cazadores, que descendieron hasta un área donde se había desarrollado la agricultura y pasaron a un sistema agrícola de vida. En sus historias de los orígenes, hallaremos un típico episodio muy divertido en el que los chamanes caen en desgracia, siendo entonces reemplazados por los sacerdotes. Los chamanes dicen algo que ofende al sol, y el sol desaparece, y entonces dicen: «Ay, no puedo hacer volver al sol». Hacen todos sus trucos, y el relato los describe con una crueldad muy cínica y cómica. Pero sus trucos no sirven para que el sol vuelva. A partir de ahí los chamanes quedan reducidos a una sociedad chamán, una especie de sociedad bufonesca. Son magos con un poder especial, pero ahora su poder está subordinado a una sociedad mayor.

M
OYERS
: Hablamos del efecto sobre la mitología de las praderas donde se cazaba, ese espacio claramente circunscrito por el horizonte con la gran cúpula del cielo encima. Pero ¿qué pasa con los que vivían en el denso follaje de la jungla? Ahí no hay cúpula del cielo, ni horizonte, ni sentido de la perspectiva… sólo árboles, árboles, árboles.

C
AMPBELL
: Colin Turnbull cuenta una interesante historia sobre un pigmeo que nunca había estado fuera de la selva, al que llevaron a la cima de una montaña. El pobre hombrecillo estaba aterrorizado. No podía juzgar la perspectiva o la distancia. Pensaba que los animales que veía pastando en la llanura, en la lejanía, estaban cerca, y eran pequeños como hormigas. Se sintió totalmente confundido y volvió corriendo al interior de la selva.

M
OYERS
: La geografía ha hecho mucho por dar forma a nuestra cultura y a nuestra idea de la religión. El dios del desierto no es el dios de las llanuras…

C
AMPBELL
: …ni el dios de la jungla, o mejor los dioses, en plural, de la jungla. Cuando estás en el desierto con un cielo y un mundo, puedes tener una divinidad, pero en la jungla, donde no hay horizonte y nunca ves más allá de diez o doce metros delante de ti, esa idea no existe.

M
OYERS
: ¿De modo que proyectan su idea de Dios en el mundo?

C
AMPBELL
: Sí, por supuesto.

M
OYERS
: Su geografía da forma a su imagen de la divinidad, y después la proyectan y la llaman Dios.

C
AMPBELL
: Sí. La idea de dios siempre está culturalmente condicionada, siempre. Y aun cuando un misionero aporta lo que él piensa que es Dios, su dios, ese dios se transforma adaptándose a lo que la gente puede considerar como divinidad.

Hay una divertida historia sobre un misionero inglés en Hawai, al que fue a visitar una sacerdotisa de la diosa Pele. Ahora bien, una sacerdotisa de Pele es, en cierto sentido, una encarnación menor de la misma Pele. Así que el misionero estaba realmente hablando con la diosa. Le dijo: «He venido a traerle un mensaje de Dios». Y la sacerdotisa dijo: «Ah, ése es su dios; Pele es el mío».

M
OYERS
: La idea: «No tendrás otros dioses más que yo», ¿es una idea puramente hebraica?

C
AMPBELL
: No la he encontrado en ninguna otra parte.

M
OYERS
: ¿Por qué este dios único?

C
AMPBELL
: Es algo que no comprendo. Comprendo el énfasis que se pone en la divinidad social local, en gente que está viviendo en un desierto. Tu compromiso entero es con la sociedad que te está protegiendo. La sociedad es siempre patriarcal. La naturaleza es siempre matrilineal.

M
OYERS
: ¿Piensas que las religiones de diosas emergieron porque, en la domesticación de la raza humana, las mujeres jugaron un papel dominante en las actividades agrícolas de esas primeras sociedades?

C
AMPBELL
: No hay duda alguna sobre ello. En ese momento, las mujeres se convierten en los miembros más importantes de la sociedad en cuanto a poder mágico.

M
OYERS
: Había sido el hombre cazador…

C
AMPBELL
: Sí, y ahora el poder pasa a la mujer. Como su magia es la de dar a luz y alimentar, lo mismo que hace la tierra, su magia da base a la magia de la tierra. En la tradición primitiva, la mujer es la primera cultivadora. Sólo después, cuando se inventa el arado en los sistemas de cultura avanzada, el hombre pasa a primer plano en la agricultura. Y después la simulación del coito, con el arado abriendo la tierra, se vuelve una figura mítica dominante.

M
OYERS
: De ahí los diferentes enfoques del mito, que tú has llamado «el camino de los poderes animales», «el camino de la tierra sembrada», «el camino de las luces celestes» y «el camino del hombre».

C
AMPBELL
: Esto tiene que ver con el sistema simbólico a través del cual la condicion humana normal del tiempo se simboliza, organiza y toma conocimiento de sí misma.

M
OYERS
: ¿Y qué es lo que valora?

C
AMPBELL
: Los valores serán resultado de las condiciones que gobiernan la vida. Por ejemplo, el cazador siempre se dirige hacia el animal. Su vida depende de la relación que tenga con los animales. Su mitología se desarrolla hacia el exterior. Pero la mitología agrícola, que tiene que ver con el cultivo de la planta, la siembra, la muerte de la semilla, por así decirlo, y la aparición de la planta nueva, se dirige más hacia dentro. Entre los cazadores fueron los animales los que inspiraron la mitología. Cuando un hombre quería obtener poder y conocimiento, se internaba en la selva, oraba y ayunaba, y entonces venía el animal a enseñarle.

Entre los agricultores, el maestro es el mundo vegetal. El mundo de las plantas es idéntico en sus secuencias a la vida del hombre. De modo que ya ves, ahí hay una relación interior.

M
OYERS
: ¿Qué pasó con la imaginación mítica cuando los seres humanos pasaron de la caza de animales a la siembra de semillas?

C
AMPBELL
: Hay una transformación dramática y completa, no sólo de los mitos sino de la mentalidad misma, creo. Un animal es una entidad total, está dentro de una piel. Cuando matas a ese animal, está muerto, es su fin. En el mundo vegetal, en cambio, no existe el individuo completamente contenido en sí mismo. Cortas una planta, y nace otro retoño. La poda es beneficiosa para la planta. Todo está en constante proceso de ser.

Otra idea asociada con las selvas tropicales es que de la putrefacción viene la vida. He visto maravillosos bosques de pinos californianos con inmensos tocones de enormes árboles cortados décadas atrás. Y de ellos salen esos brillantes hijuelos que son parte de la misma planta. Si cortas un miembro de una planta, le crece otro. Arranca un miembro de un animal, y salvo que sea cierta clase de lagarto, no volverá a crecerle.

Por eso en las culturas selváticas o agrícolas hay un sentido de la muerte que de algún modo no es muerte, una muerte que es necesaria para que la vida se renueve. Y el individuo no es del todo un individuo, es la rama de una planta. Jesús usa esta imagen cuando dice: «Yo soy la viña, y vosotros las ramas». La imagen de la viña es totalmente distinta de la de animales separados. En una cultura agrícola, se practica el cultivo de una planta que será comida.

M
OYERS
: ¿Qué historias ha inspirado esta experiencia del agricultor?

C
AMPBELL
: El tema de las plantas comestibles que crecen del cuerpo desmembrado y enterrado de una deidad sacrificada o un personaje ancestral aparece en todo el mundo, pero particularmente en las culturas del Pacífico.

Estas historias sobre plantas penetran en realidad en lo que normalmente consideramos áreas de caza en toda América. La cultura norteamericana es un ejemplo muy claro de la interacción de culturas cazadoras y exclusivamente agrícolas. Los indios eran principalmente cazadores, pero también cultivaban maíz. Una historia algonquina sobre el origen del maíz habla de un niño que tiene una visión. En esta visión ve a un hombre joven que viene a él con plumas verdes en la cabeza y lo invita a ejercitarse en una lucha. Gana, y vuelve al otro día y otra vez gana, y así siempre. Pero un día el joven le dice al niño que la próxima vez él debe matarlo y enterrarlo y cuidar el sitio donde lo haya enterrado. El niño hace lo que le ordenan, y mata y entierra al hermoso joven. A su debido tiempo, el niño vuelve al sitio y ve el maíz que ha crecido sobre el lugar donde el joven fue enterrado, o plantado, podría decirse.

Ahora bien, este niño ha estado preocupado por su padre, que era cazador pero viejo. El niño se había estado preguntando si no habría otro medio, además de la caza, de conseguir comida. La visión responde a esta preocupación. Y al final del cuento el niño le dice al padre: «Ya no necesitamos salir de caza». Debió de ser un momento muy importante para estos pueblos.

M
OYERS
: Pero la idea es que el hombre emplumado en la visión tiene que morir y ser enterrado antes de que la planta pueda crecer de los restos de su cuerpo. ¿Esa historia se repite en otras culturas agrícolas?

C
AMPBELL
: Sí. Un duplicado de esta historia tiene lugar en la Polinesia, por ejemplo. Hay una niña a la que le gusta bañarse en determinado estanque. Una gran anguila también nada en ese mismo estanque, y día tras día, roza el muslo de ella cuando está bañándose. Pero un buen día la anguila se transforma en un joven y se hace su amante por un momento. Después él se va y vuelve, y se vuelve a ir y otra vez vuelve. Pero un día cuando viene, le dice, lo mismo que el hombre emplumado en la historia algonquina: «Ahora, la próxima vez que venga a visitarte, debes matarme, cortarme la cabeza y enterrarla». Ella lo hace, y de su cabeza enterrada crece un cocotero. Y cuando tomas un coco, ves que tiene el tamaño de una cabeza. Puedes ver ojos y los pequeños nódulos que simulan la cabeza. Si hemos de creer lo que nos dice la mayoría de nuestros antropólogos, no hay conexión entre las culturas del Pacífico y las de América Central, de donde proceden nuestros mitos agrícolas.

M
OYERS
: De modo que tenemos la misma historia naciendo de culturas no relacionadas entre sí. ¿Qué significa esto?

C
AMPBELL
: Es una de las cosas más asombrosas de estos mitos. He estado trabajando con este material toda mi vida, y sigo perplejo por lo perfecto de las repeticiones. Es casi como un reflejo, en otro medio, de la misma cosa, de la misma historia. En lugar de cereal, o maíz, es un cocotero.

M
OYERS
: Lo increíble para mí de estas historias de las culturas agrícolas es que por primera vez hay gente que surge del vientre de la tierra. La imagen del vientre materno reaparece una y otra y otra vez en estas historias.

C
AMPBELL
: Es especialmente notable en las leyendas del sudoeste norteamericano, donde surgieron los primeros hombres de la tierra. Salieron del agujero de emergencia, y eso se convirtió en el lugar sagrado, el eje central del mundo. Está asociado con una determinada montaña.

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