El prestigio

Read El prestigio Online

Authors: Christopher Priest

Tags: #Aventuras, Intriga

 

El prestigio
es la historia de una rivalidad que va más allá de los límites físicos y temporales. Alfred Borden y Rupert Angier son dos ilusionistas de finales del siglo XIX y cuya relación se sustenta en una profunda rivalidad. Si uno presenta un truco, el otro lo supera tan pronto como puede. Movidos por su afán de liderazgo, se verán envueltos en una lucha que llevará su magia mucho más allá del escenario y convertirá sus trucos y su genialidad en un arma verdaderamente letal. Su enfrentamiento se convierte en una carrera frenética que perpetuará la hostilidad entre ambos hasta nuestros días.

La novela fue galardonada con Premio
James Tait Black Memorial
(categoría ficción) en 1995 y el
World Fantasy Award
. Fue llevada al cine en 2006 en una exitosa película dirigida por Christopher Nolan (presentada en castellano como
El truco final
).

Christopher Priest

El prestigio

ePUB v1.1

LeoLuegoExisto
19.07.12

Título original:
The Prestige

© Christopher Priest, 1995

Traducción: Franca Borsani, 2007

Editor original: LeoLuegoExisto (v1.0, v1.1)

ePub base v2.0

Para Elizabeth y Simon

Agradecimientos

El autor desea agradecer la ayuda otorgada por la
Author's Foundation
.

Desea dar las gracias también a John Wade, David Langford, Leigh Kennedy y a los miembros de
alt.magic.

PRIMERA PARTE
Andrew Westley
1

Comenzó en un tren, atravesando Inglaterra hacia el norte, a pesar de que pronto descubriría que la historia había comenzado realmente hacía más de cien años.

En aquel momento no sabía nada; estaba trabajando en el reportaje de un incidente en una secta religiosa. Sobre mi regazo yacía el abultado sobre que había recibido de mi padre esa mañana, todavía sin abrir, porque cuando papá llamó para decírmelo, mi mente estaba en otra parte. El portazo de la puerta de una habitación, mi novia dejándome.

—Sí, papá —le había dicho, mientras Zelda pasaba como un tornado con una caja llena de mis discos compactos—. Échala en el correo, y le daré un vistazo.

Después de leer la edición matutina del
Chronicle
, comprar un bocadillo y una taza de café instantáneo del carrito de los refrigerios, abrí el sobre de papá. Un libro en rústica de gran tamaño se deslizó fuera, con una nota suelta dentro y un sobre usado doblado por la mitad.

La nota decía: «Querido Andy, aquí está el libro del que te hablé. Creo que lo envió la misma mujer que me telefoneó. Me preguntó si sabía dónde estabas. Envío también el sobre en el que llegó el libro. El sello está un poco borroso, pero tal vez puedas descifrarlo. A tu madre le gustaría saber cuándo vendrás de nuevo a quedarte con nosotros. ¿Qué tal el fin de semana que viene? Con amor, Papá».

Por fin recordé algo de la llamada de mi padre. Me había dicho que el libro había llegado y que la mujer que lo había enviado parecía ser algún pariente lejano, porque había estado hablando de mi familia. Debí haberle prestado más atención.

Sin embargo, aquí estaba el libro. Se llamaba
Métodos secretos de magia
, y el autor era un tal Alfred Borden. Parecía uno de esos libros de instrucciones para trucos de cartas, juegos de manos, trucos con guantes de seda y ese tipo de cosas. Lo único que me interesó a primera vista fue que, a pesar de ser un libro de reciente publicación, el texto en sí parecía ser un facsímil de una edición mucho más antigua: la tipografía, las ilustraciones, los encabezamientos de capítulo y la trabajada caligrafía sugerían esto.

No entendí por qué debía interesarme aquel libro. Lo único que me era familiar era el nombre del autor: Borden era el apellido con el que nací, pero cuando me adoptaron, lo cambiaron por el de mis padres adoptivos. Mi nombre completo y legal ahora es Andrew Westley, y a pesar de que siempre supe que era adoptado, crecí pensando en Duncan y Jillian Westley como papá y mamá, los quise como padres, y me comporté como su hijo. Todo esto todavía es cierto. No siento nada por mis padres biológicos. No siento curiosidad sobre ellos o sobre por qué me dieron en adopción, y no deseo para nada buscarlos ahora que soy un adulto. Todo aquello pertenece a un pasado lejano, y ellos siempre me han sido indiferentes.

Existe, sin embargo, una cuestión relativa a mi pasado que roza la obsesión.

Estoy seguro, o para ser más preciso casi seguro, de que soy uno de un par de gemelos idénticos, y de que mi hermano y yo fuimos separados en el momento de la adopción. No tengo idea de cuál fue la razón, ni de dónde puede estar mi hermano, pero siempre asumí que él fue adoptado al mismo tiempo que yo. Comencé a sospechar de su existencia justo cuando entraba en la adolescencia. Encontré por casualidad un párrafo en un libro, una historia de aventuras, que describía la forma en que muchos gemelos están unidos por un lazo inexplicable, un contacto aparentemente psíquico. Incluso estando separados por miles de kilómetros o viviendo en diferentes países, los gemelos comparten sentimientos de dolor, sorpresa, felicidad, depresión, de un gemelo al otro y viceversa. Leer esto fue uno de esos momentos en la vida en que de pronto muchas cosas cobran sentido.

Toda mi vida, desde que puedo recordar, he tenido la sensación de que
alguien más
compartía mi vida. De pequeño, con nada más que mi propia experiencia, no le daba mucha importancia y asumía que los demás tenían la misma sensación. Al ir creciendo, y al darme cuenta de que a ninguno de mis amigos le pasaba lo mismo, se convirtió en un misterio. Por lo tanto, leer aquel libro fue un gran alivio, ya que parecía explicarlo todo. Tenía un hermano gemelo en alguna parte.

En cierto sentido, la relación de comunicación es vaga, una sensación de ser cuidado, incluso protegido, pero a veces es mucho más específica. La sensación general es de un constante respaldo, mientras que los «mensajes» más directos llegan sólo ocasionalmente, y son precisos, a pesar de que la comunicación en sí es invariablemente no verbal.

Una o dos veces, al estar ebrio, por ejemplo, sentí que en mi interior crecía la preocupación de mi hermano, el miedo de que algo malo me sucediera. En una de estas ocasiones, cuando me iba de una fiesta tarde por la noche y a punto de conducir el coche hasta mi casa, la ola de preocupación que me invadió fue tan intensa que me recuperé en pocos instantes: ¡estaba sobrio! Intenté decírselo a los amigos con quienes estaba, pero únicamente hicieron bromas al respecto. Aun así, esa noche conduje el coche hasta mi casa inexplicablemente sobrio.

De la misma manera, algunas veces sentía el dolor de mi hermano, o su miedo, o percibía las amenazas a las que estaba expuesto, y era capaz de «mandarle» sentimientos de calma, solidaridad o autoconfianza. Es un mecanismo psíquico que puedo utilizar sin entenderlo. Nadie que yo sepa lo ha explicado satisfactoriamente jamás, a pesar de ser común y estar bien documentado.

En mi caso hay, sin embargo, un misterio extra.

No sólo que nunca he podido localizar a mi hermano, sino que según los archivos nunca tuve ningún hermano, y menos un gemelo. Tengo recuerdos intermitentes de mi vida antes de la adopción, aunque por aquel entonces solamente tenía tres años, y no puedo recordar a mi hermano en absoluto. Papá y mamá no sabían nada; me dijeron que cuando me adoptaron nunca se habló de que yo tuviera un hermano.

Como adoptado tienes ciertos derechos legales. El más importante es ser protegido de tus padres biológicos: ellos no pueden contactar contigo a través de ningún medio legal. Otro derecho consiste en preguntar, al ser adulto, acerca de algunas de las circunstancias relativas a tu adopción. Es posible averiguar los nombres de tus padres biológicos, por ejemplo, y la dirección del juzgado en donde se realizó la adopción, y por lo tanto, el lugar en que se encuentran, y pueden examinarse archivos relevantes.

Al cumplir los dieciocho, ansioso por saber lo que fuera acerca de mi hermano, seguí estos pasos. La agencia de adopción me envió al Juzgado Comarcal de Ealing, donde se encontraban los papeles, y aquí descubrí que había sido dado en adopción por mi padre, cuyo nombre era Clive Alexander Borden. El nombre de mi madre era Diana Ruth Borden (Ellington de soltera), pero ella había muerto poco después de que yo naciera. Supuse que la adopción se produjo debido a su muerte, pero de hecho yo no fui adoptado hasta dos años después de que ella muriera, período durante el cual mi padre me crió solo. Mi propio nombre real era Nicholas Julius Borden. No había nada sobre ningún otro niño, adoptado o no.

Luego revisé los archivos de St. Catherine House, en Londres, pero éstos confirmaron que era el único hijo de los Borden.

A pesar de esto, los contactos psíquicos con mi gemelo siguieron produciéndose, y han continuado desde entonces.

El libro había sido publicado en Estados Unidos por
Dover Publications
, y era una pieza atractiva y bien hecha. La pintura de la portada mostraba a un mago profesional vestido de etiqueta apuntando sus manos expresivamente hacia una caja de madera, de la cual emergía una joven dama. Ella lucía una sonrisa deslumbrante y un traje probablemente demasiado atrevido para la época.

Bajo el nombre del autor estaba impreso: «Edición y comentarios por Lord Colderdale». Al pie de la portada, en grandes letras blancas, había una nota publicitaria: «El famoso
Libro de los secretos
, protegido por juramento». Una nota más larga y mucho más descriptiva en la contraportada lo detallaba minuciosamente:

Publicado originalmente en 1905 en Londres como una edición estrictamente limitada, este libro se vendía únicamente a los magos profesionales dispuestos a hacer un juramento de confidencialidad acerca de sus contenidos. Las copias de la primera edición son ahora sumamente raras, y prácticamente imposibles de conseguir para el público en general.

Disponible por primera vez, esta nueva edición es totalmente completa y contiene todas las ilustraciones originales, así como las notas y textos complementarios proporcionados por el conde británico de Colderdale, un reconocido
amateur
de la magia contemporáneo.

El autor es Alfred Borden, inventor del legendario truco «El nuevo hombre transportado». Borden, cuyo nombre artístico era
Le Professeur de la Magie
, fue el mejor ilusionista profesional en la primera década de este siglo. Apoyado en sus primeros años por John Henry Anderson, y protegido de Nevil Maskelyne, Borden fue contemporáneo de Houdini, David Devant, Chung Ling Soo y Buatier de Kolta.

Residía en Londres, Inglaterra, pero a menudo hacía giras por Estados Unidos y Europa.

A pesar de no ser estrictamente un manual de instrucciones, este libro, con su amplio conocimiento de métodos de magia, ofrecerá, tanto a lectores legos como a profesionales, sorprendentes conocimientos acerca de la mente de uno de los más grandes magos que jamás haya existido.

Fue sorprendente descubrir que uno de mis ancestros había sido mago, pero yo no tenía ningún interés especial en el tema. Además, da la casualidad de que encuentro tediosos algunos trucos de magia; los trucos de cartas especialmente, pero muchos otros también. Los trucos que a veces se ven en la televisión son impresionantes, pero nunca he sentido curiosidad sobre cómo se logran, de hecho, los efectos. Recuerdo que alguna vez oí a alguien decir que el problema de la magia era que cuanto más protegía un mago sus secretos, más banales resultaban ser.

Other books

Rotten to the Core by Kelleher, Casey
A Taste of Sin by Fiona Zedde
Metal Fatigue by Sean Williams
Fallen by Stacy Claflin
Stone Spring by Stephen Baxter
RodeHard by lauren Fraser