Estúpidos Hombres Blancos (4 page)

Read Estúpidos Hombres Blancos Online

Authors: Michael Moore

Tags: #Ensayo

Después de apretar el acelerador, la Mentira Americana corrió a refugiarse en la caseta acorazada construida enfrente de la Casa Blanca. Buena parte de la familia Bush y de los invitados ya había abandonado el lugar para guarecerse. Aun así, George se quedó allí, saludando orgulloso a las bandas de música con sus instrumentos inutilizados por el aguacero y el prolongado desfile de carrozas empapadas y deshechas. De vez en cuando pasaba un descapotable en cuyo interior viajaba, calada hasta los huesos, alguna de las celebridades que Bush había convencido para que lo honraran con su presencia: Kelsey Grammer, Drew Carey, Chuck Norris. Al final del desfile, hasta sus padres habían desertado para ponerse a cubierto y Bush permanecía solo en la caseta, como una sopa. Era una visión patética: el pobre niño rico segundón que reclama su premio sin que nadie lo anime.

Pero más tristes todavía estábamos los 154 millones de personas que no habíamos votado por él. En un país de 200 millones de votantes, resulta que éramos mayoría.

Y sin embargo, ¿qué otra cosa iba a pensar George en esos momentos sino «todo esto me la suda»? Ya había mogollón de manos contratadas para instalarse en la Casa Blanca y mover los hilos de su presidente marioneta. Los viejos amiguetes de papá regresaban a Washington para echar una mano, y Georgie no tenía más que ponerse cómodo y presentarse como alguien con capacidad para delegar. Los titiriteros habían tomado las riendas y el negocio de gobernar el mundo podía fácilmente dejarse en sus manos.

¿Y quiénes eran estos intachables pilares patrióticos de la junta Bush? Representan a las humildes y generosas filas de la América empresarial y aparecen ennumerados más abajo, para facilitar su identificación a las fuerzas de Naciones Unidas y de la OTAN cuando lleguen a apresarlos para restaurar el orden y la democracia. Miles de ciudadanos agradecidos abarrotarán las plazas y avenidas para jalearlos a su llegada.

A título personal, yo me contentaría con un juicio múltiple emitido por televisión y con su deportación inmediata a una auténtica república bananera. ¡Díos bendiga a Estados Unidos de América!

QUIÉN ES QUIÉN EN EL GOLPE

Presidente en funciones «Vicepresidente»: Dick Cheney

Todavía no estoy seguro de dónde viene la parte «compasiva» del «conservadurismo compasivo», pero sé dónde reside el conservadurismo. Durante seis mandatos, Dick Cheney fue congresista por el estado de Wyoming y su actuación lo situó entre los más conservadores de los 435 miembros del Congreso. Cheney votó contra la enmienda por la igualdad de derechos, contra la financiación del programa Head Start de asistencia infantil, contra una resolución de la Cámara que instaba a Sudáfrica a excarcelar a Nelson Mandela y contra la cobertura médica del aborto incluso en casos de violación o incesto. Y sus hazañas no acaban aquí. Cheney ha dejado su impronta en todas las recientes administraciones republicanas, incluida la de Richard Nixon, durante la cual fue asesor adjunto de la Casa Blanca a las órdenes de Don Rummy Rumsfeld. Luego, sustituyó a Rumsfeld como jefe de gabinete del presidente Ford. Durante la legislatura de George Bush I, Cheney fue secretario de Defensa y embarcó al país en dos de las mayores campañas militares de la historia reciente: la invasión de Panamá y la guerra del Golfo. Entre los dos regímenes Bush, Cheney fue director general de Halliburton Industries, una empresa petrolera que tenía tratos con gobiernos represivos corno los de Birmanla e Irak. Durante la campaña de 2000, él mismo negó que Halliburton mantuviese relación comercial alguna con Saddam Hussein. Más tarde, en junio de 2001, el
Washington Post
reveló que dos filiales de Halliburton estaban haciendo negocios con Irak. ¿Pueden imaginarse la hecatombe que habría sobrevenido si los republicanos hubieran averiguado algo parecido acerca de Clinton o Gore? Por otra parte, Alaska no es el único sitio donde Cheney ha sugerido que se practiquen prospecciones. Halliburton cuenta con un sustancioso contrato para la implantación de plataformas petrolíferas en el litoral del golfo de México. Cuando lo postularon para la vicepresidencia, Cheney puso reparos para desprenderse de sus acciones en Halliburton. Supongo que intuía que los buenos tiempos estaban por llegar.

Fiscal general: John Ashcroft

El hombre encargado de supervisar nuestro sistema judicial se ha opuesto sistemáticamente a la legalización del aborto, incluso en casos de violación o incesto; está en contra de suministrar protección contra la discriminación laboral a los homosexuales; votó a favor de limitar el proceso de apelaciones en casos de pena de muerte (y, como gobernador, dio el visto bueno a siete ejecuciones); ha sido un firme defensor de la más descabellada legislación antidroga. Quizás estos antecedentes nos ayuden a entender por qué perdió su candidatura al Senado contra un difunto
[4]
. Sus esfuerzos, sin embargo, fueron profusamente recompensados por AT&T, Rent-a-Car y Monsanto. La compañía farmacéutica Schering-Plough contribuyó con 50.000 dólares, posiblemente en agradecimiento por haber presentado el proyecto de ley que pretendía extender la patente de la compañía sobre el fármaco contra la alergia Claritin. A la postre, la ley no fue aprobada. Todos esos fondos procedentes de la industria farmacéutica quizás expliquen por qué Ashcroft votó contra la inclusión de medicamentos que sólo se expenden con receta en el programa de asistencia médica para la tercera edad. Otro contribuyente a su campaña, Microsoft, le entregó a Ashcroft 10.000 dólares a través de su comité de recaudación de fondos asociado con el Comité Nacional de Senadores Republicanos. Afortunadamente para ellos, perdió y hoy puede dedicarse plenamente al Departamento de Justicia, es decir, cruzarse de brazos mientras el gigante informático, nuevamente exonerado del fallo judicial que habría partido la compañía en dos, campea a sus anchas bajo su mirada benévola. En lo tocante al control de armas, Ashcroft se encuentra a la derecha (sí es que eso es posible) de la Asociación Nacional del Rifle. Su primera ley a favor de esta industria como fiscal general establecía que al cabo de veinticuatro horas de la compra y revisión de datos, todas las fichas sobre el perfil de los compradores de armas serían destruidas por el Departamento de Justicia (dejando al gobierno sin la menor información acerca de quién tiene un arma o qué tipo de arma tiene).

Secretario del Tesoro: Paul O'Neill

Este abanderado de la abolición de los impuestos que gravan a las grandes empresas ejerció como presidente y director general de Alcoa, el mayor fabricante de aluminio del mundo (y uno de los mayores contaminantes de Texas) antes de unirse a la administración Bush. Aunque Alcoa ya no cuenta con su propio Comité de Acción Política, ejerce como grupo de presión a través del bufete de abogados Vinson & Elkins. Este bufete, el tercer mayor contribuyente a la campaña de Bush, descubrió un resquicio legal en las normas de protección medioambiental del estado de Texas, lo que permitió a Alcoa emitir 60.000 toneladas anuales de dióxido de azufre. Alcoa también ha contribuido generosamente a las arcas de O'Neill. Éste vendió recientemente su participación en la misma —que constituía una parte sustanciosa de sus 62 millones de dólares en activos—, pero lo hizo renuente y de mala gana, no sin antes asistir desde su puesto al incremento de su valor en un 30%. Como Secretario del Tesoro, O'Neill ha dicho que la Seguridad Social y la asistencia comunitaria para la tercera edad no son necesarias. Quizá sea el motivo por el que recibe una pensión anual de Alcoa de 926.000 dólares.

Secretaría de Agricultura: Ann Veneman

Como tantos otros miembros del gabinete Bush, la Secretaría de Agricultura Ann Veneman cuenta con una larga carrera profesional en las administraciones republicanas. Trabajó para Ronald Reagan y para Papi Bush y, luego, fue Directora del Departamento de Agricultura y Alimentación de California a las órdenes del gobernador Pete Wilson. En dicho estado, puso en práctica políticas que han ayudado a grandes corporaciones agrícolas a exprimir a los pequeños propietarios (por ejemplo, hoy día sólo cuatro empresas producen el 80% de la carne de vacuna en Estados Unidos). Veneman, uno de los miembros más modestos del gabinete (su fortuna apenas asciende a unos 680.000 dólares), consiguió unos ingresos extra incorporándose a la junta directiva de Calgene, la primera compañía que ha comercializado alimentos manipulados genéticamente. Calgene fue adquirida por Monsanto, la mayor empresa de biotecnología del país, que, a su vez, pasó a manos de Pharmacia. La multinacional Monsanto, que donó 12.000 dólares a la campaña presidencial de Bush, está tratando de impedir que se apruebe la legislación que obligaría a identificar mediante etiquetas los ingredientes biotecnológicos de los alimentos. Veneman ha trabajado también para el Consejo de Política Internacional sobre Agricultura, Alimentación y Comercio, un grupo subvencionado por gigantes de la alimentación como Nestlé y Archer Damels Midland.

Secretario de Comercio: Don Evans

Antes de incorporarse a la administración Bush, Evans fue presidente y director general de Tom Brown Inc., compañía de gas y petróleo valorada en 1.200 millones de dólares. Además, formó parte del consejo de administración de TMBR/Sharp Drilling. Como director de finanzas de la campaña de Bush, estableció un récord de recaudación de fondos al conseguir 190 millones de dólares. La Administración Oceánica y Atmosférica Nacional también se encuentra bajo el control de este magnate del petróleo.

Secretario de Defensa: Don Rumsfeld

Don Rumsfeld es un halcón de la vieja guardia republicana. Fue asesor de Richard Nixon en la Casa Blanca, donde trabajó junto a Dick Cheney. Mientras servía como Secretario de Defensa del presidente Richard Ford y, luego, como jefe de gabinete de la misma administración, Rumsfeld fue el artífice de la invalidación del tratado de desarme SALT II que habían firmado EEUU y la Unión Soviética. Se ha opuesto tajantemente a cualquier tipo de control armamentístico y en su toma de posesión tildó el tratado ABM de «agua pasada». Defensor desde el primer momento del plan de defensa conocido como «Guerra de las Galaxias», Rumsfeld supervisó en 1998 una comisión encargada de calibrar la amenaza que podían representar para Estados Unidos los misiles balísticos en manos de estados «terroristas». Conocido por su alarmismo temerario, Rummy afirmó que dicha amenaza se dejaría sentir en un plazo de cinco años (la mitad del tiempo calculado por la CIA). Cuando se aburrió de bombas y misiles, ocupó el puesto de director general de la empresa farmacéutica G. D. Searle (que ahora pertenece a Pharmacia) y de General Instrument (ahora, propiedad de Motorola). Antes de incorporarse a la administración Bush fue miembro de varias juntas de administración, entre ellas las de Kellogg's, Sears, Allstate y Tribune Company (que edita el
Chicago Tribune, Los Angeles Times
y posee una cadena de emisoras de televisión, incluido el canal 11 de Nueva York).

Secretario de Energía: Spencer Abraham

Como senador de Michigan, Abraham demostró un talante antiecológico que la Liga de los Votantes para la Preservación Medio Ambiente le concedió una nota de 0. Se opuso a la investigación sobre energías renovables, quiso revocar el impuesto sobre la gasolina y se le ocurrió que las prospecciones petrolíferas en Alaska eran una buena idea. Puede que ése sea el motivo por el que en el año 2000 votó por la desaparición del departamento que ahora dirige. Abraham recibió de la industria automovilística más dinero que ningún otro candidato: 700.000 dólares. Uno de sus mayores contribuyentes fue DaimlerChrysler, que forma parte de la Coalition for Vehicle Choice, una asociación privada que se opone a las normas para el ahorro energético. Este año, DaimlerChrysler tiene previsto introducir un vehículo deportivo utilitario de gran tamaño con un consumo de un litro por cinco kilómetros. No es nada nuevo: en su período de senador, Abraham también votó contra el incremento de los requisitos de ahorro energético aplicables a los deportivos utilitarios.

Secretario de Salud y Servicios Sociales: Tommy Thompson

El hombre que va a desempeñar un papel esencial en los tratos con la industria tabacalera no debería tener grandes problemas en desenvolverse con plena objetividad. Después de todo, el hecho de que Thompson trabajara en el consejo asesor del Fondo Legal de Washington, defendiendo a quienes promovían el consumo de tabaco o de que recibiera en contribución para su campaña como gobernador unos 72.000 dólares de Phillip Morris, empresa que le pagó varios viajes al extranjero para que promoviera el libre comercio, no parece motivo suficiente para pensar que éste no obrará de manera imparcial. Lástima que vendiera recientemente sus acciones de Phlillip Morris por una cifra de entre 15.000 y 50.000 dólares, pues parece que estos años van a ser la edad de oro de la nicotina. También serán buenos tiempos para los fabricantes de perchas de metal
[5]
. Tommy T. milita en el movimiento autodenominado «provida», por lo que se ha dedicado a obstaculizar el derecho al aborto. Como gobernador de Wisconsin obligaba a las mujeres a procurarse asesoramiento psicológico y a esperar tres días antes de someterse a una operación.

Secretaria de Interior: Gale Norton

Gale Norton sigue las huellas de su mentor y predecesor, James Watt. Inició su carrera en la abogacía en la Mountain States Legal Foundation, un
think tank
conservador centrado en el medio ambiente, financiado por las compañías petroleras y fundado por Watt. En estrecha colaboración con este grupo, Norton ayudó al Estado de Alaska a desafiar una ley sobre pesca del Departamento de Interior. Ha llegado a declarar inconstitucional la Ley de Especies en Peligro de Extinción y ha puesto en duda la validez de la Ley para la Protección del Medio Ambiente. Como abogada del bufete Brownstein, Hyatt & Farber, Norton representó a Delta Petroleum y defendió los intereses de NL Industries, empresa contra la que se habían interpuesto varias demandas por intoxicación infantil causada por la pintura con plomo. También fue Directora Nacional de la Coalición de Abogados Republicanos para el Medio Ambiente, asociación financiada por la Ford y por la petrolera BP Amoco.

Secretaria de Trabajo: Elaine Chao

Chao ha dedicado gran parte de su vida laboral al sector no lucrativo, con United Way y Peace Corps, pero también ha formado parte de los consejos de administración de Dole Food, Clorox y de la compañía de suministros médicos C. R. Bard (que, la década de los noventa, se declaró culpable de fabricar catéteres defectuosos y de practicar experimentos ilegales con los mismos), así como del coloso Hospital Corporation of America (HCA). También ha estado en la junta de Northwest Airlines. Esta casada con el senador republicano por Kentuckv Mitch McConell.

Other books

A Hire Love by Candice Dow
Arrowland by Paul Kane
Planet Lolita by Charles Foran
Shelf Ice by Aaron Stander
Double Take by Abby Bardi
Loose Ends by Reid, Terri
All Things Christmas by E. G. Lewis
Street Soldiers by L. Divine