Estúpidos Hombres Blancos (10 page)

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Authors: Michael Moore

Tags: #Ensayo

Me alegro por todos ellos, pero una duda me reconcome por dentro: ¿y si hubiera hecho lo mismo por cientos de escritores, montadores, productores y cineastas negros en mis proyectos de todos estos años? ¿Dónde se encontrarían hoy? No me cabe duda de que estarían aportando su talento a cientos de programas o películas y haciendo oír sus voces. Por el bien de todos.

Cuanto más pienso en ello, más me convenzo de que los empleados blancos pueden ser un engorro. Ahora mismo, el blanco que tengo en el despacho contiguo al mío está escuchando un CD de los Eagles. Hay que echarlo. Y también pueden ser un hatajo de vagos, especialmente los que crecieron con mucho dinero y fueron a las mejores universidades. Son los que derraman porquerías por la moqueta y dejan el mobiliario rayado. Su sentimiento de privilegio, impreso en su código genético, les dice que siempre hay alguien (¿un negro?) que recogerá todo. Otro empleado acaba de entrar porque quiere pedirme que le dé el viernes libre «para ir a Hamptons». Claro, y ya que estás en ello, ¿por qué no te tomas el resto de tu vida libre?

Así que fuera todos. De ahora en adelante, no más blancos.

Supongo que algún departamento gubernamental deseará hacerme una visita al respecto, ya que me está prohibido negar empleo a una raza entera. No me importa. ¡Adelante! Y mejor no mandéis un blanco porque lo pondré a repartir hamburguesas y a limpiar letrinas. Así que si eres afroamericano y quieres trabajar en este mundo ya estás en él pero no has podido salir del mostrador de recepción, te aliento a que me mandes tu currículum y una nota de presentación.

Nuestro recepcionista blanco estará encantado de atender a cualquier pregunta.

2. Si tienes un negocio, paga un salario digno, facilita un servicio de guardería y asegúrate de que tus empleados tengan seguro médico.

Este consejo de supervivencia es para quienes se consideran conservadores y son entusiastas confesos del sistema capitalista. Si el conservadurismo consiste en la pretensión de ser el número 1, tengo una idea simple, pero radical, que le garantizará más beneficios, una fuerza de trabajo más productiva y ningún problema laboral.

Los ciudadanos negros de este país son, con indiferencia, los pobres. No obstante, si ellos no hicieran todo el trabajo duro, la sociedad blanca quedaría paralizada. ¿Quiere que trabajen más y que le ayuden a ganar más dinero? Esto es lo que debe hacer:

Asegúrese de pagarles lo suficiente para que puedan costearse su propia casa, medio de transporte, vacaciones y educación para sus hijos.

¿Cómo puede ser que pagando más a los empleados, éstos me resulten más rentables?

Funciona así: cuanto más paga a sus trabajadores, más gastan ellos. Recuerde que no sólo son sus trabajadores, sino también sus consumidores. Cuanto más dinero gasten en sus productos, más beneficios obtendrá usted. Además, cuando los empleados disponen de suficiente dinero como para no preocuparse constantemente por caer en la miseria, suelen concentrarse más en su trabajo y ser más productivos. Al tener menos problemas y menos estrés, pierden menos tiempo durante la jornada laboral y, por tanto, le resultan más rentables. Págueles suficiente como para que se puedan permitir un coche decente, y no llegarán tarde al trabajo. Si saben que serán capaces de procurar una mejor vida a sus hijos no sólo tendrán una actitud más positiva, sino también esperanza y un incentivo para dar lo mejor de sí en el trabajo, visto que cuanto mejor vaya la empresa, mejor estarán ellos.

Naturalmente, si la suya es como la mayor parte de las compañías actuales, que anuncian un número récord de despidos después de haber presentado una cifra récord de beneficios, entonces ya habrá minado la confianza de los empleados que le quedan, y éstos se enfrentarán a sus obligaciones en estado de constante paranoia. La productividad caerá, arrastrando las ventas consigo, y usted acabará sufriendo. Pregunte en Firestone: la Ford ha alegado que la empresa de neumáticos despidió a sus trabajadores sindicados de toda la vida para reemplazarlos por esquiroles sin formación que acabaron produciendo miles de neumáticos defectuosos. Doscientos tres clientes muertos después, Firestone está en la cuerda floja.

Abra una guardería para empleados que tengan niños de entre dos y cinco años.

Ya imagino su reacción inmediata: «De ningún modo voy a permitir la invasión de una manada de mocosos: esto es un centro de trabajo». Ya lo entiendo. Los críos pueden distraer mucho, especialmente cuando está usted tratando de cerrar un acuerdo con un banco alemán y aparece la pequeña La Toya arrastrando a Kasheeem del pelo como si fuera un animal de peluche.

Pero hay otra distracción más grande que tener en cuenta: si sus empleados pasan la jornada laboral preocupados por sus niños no rendirán al máximo de sus posibilidades. Por lo general, a los padres les importan más sus niños que su trabajo. Es la naturaleza humana. ¿Y los padres o madres solteros? Están solos en este mundo. Cuando alguien se ve obligado a abandonar el trabajo recoger a su niño enfermo de casa de la canguro o necesita irse en cuanto dan las cinco porque la guardería penaliza a los que llegan tarde, esta gente no tiene más remedio que dejar lo que está haciendo a medias. Imagine que sus trabajadores no tuvieran que preocuparse de sus hijos, y se concentraran al cien por cien en hacerle ganar dinero; que no tuvieran que faltar al trabajo sólo porque la canguro falló a última hora y que pudieran dedicarse en cuerpo y alma a su negocio.

Una guardería en el lugar de trabajo no resulta muy costosa, y en su mayoría, los padres estarían dispuestos a compartir los gastos y será para ellos una mayor tranquilidad respecto a su progenie. Piense en lo relajados que estarían sabiendo que sus hijos están allí mismo, sanos y salvos. Trabajarían como posesos.

Y todo esto se traduciría en una sola cosa: más pasta para usted.

Proporcione un seguro médico a todos y dé a los empleados los días de baja por enfermedad que les correspondan.

¿Hay necesidad de explicarlo? ¿Cuánta eficacia se sacrifica cada año a causa de los empleados que van a trabajar enfermos porque no pueden permitirse ir al médico o evitan hacerlo hasta están al borde del colapso? Al sentirse sin otra salida, acuden con sus virus al trabajo e infectan a todos a su paso. Resulta mucho más rentable pagar el seguro médico de sus trabajadores, de modo que puedan recuperarse antes y ponerse a currar a todo tren en beneficio de usted. Una fuerza de trabajo sana es una fuerza de trabajo productiva. Con un seguro médico, el empleado se toma una tarde para ver al médico, conocer el diagnóstico y conseguir una receta, más un par de días de convalecencia en cama y... ¡listo! Vuelve al trabajo de inmediato, en lugar de tener que arrastrarse durante una o dos semanas hecho un guiñapo.

La buena noticia respecto de lo dicho es que todo ello redunda en su propio beneficio: no se trata de convertirse en un izquierdista de gran corazón. Preserve celosamente su condición de codicioso reaccionario, no me importa. Si eso significa que va a mejorar sensiblemente la vida de millones de afroamericanos que trabajan duramente por una paga indigna, sin prestaciones ni seguridad social, bastará para que estemos todos más contentos.

3. No compre un arma de fuego.

¿Qué sentido tiene guardar un arma en casa? Si es para ir de caza, basta con mantener el rifle o escopeta descargado y guardado en el desván hasta que empiece la temporada.

En caso de que piense comprar un arma para su protección, déjeme proporcionarle algunos datos estadísticos. Las probabilidades de que un miembro de su familia muera por una herida de bala se multiplican por 22 si tiene un arma de fuego en casa.

La idea de que contar con un arma es el único modo de asegurarse protección es un mito. Menos de 1 de cada 4 crímenes violentos se cometen cuando la víctima está en casa. Sólo el 2 % de los disparos que se efectúan durante un robo mientras el propietario del arma está en casa y alcanzan al intruso. En el 98 % de los casos restantes, los residentes hieren accidentalmente a un familiar o a sí mismos, o bien los ladrones les arrebatan el arma y la dirigen contra ellos.

A pesar de todo, hay unos 250 millones de armas en nuestros hogares.

Los blancos adquieren —y por tanto introducen en la sociedad— la mayor parte de las armas de fuego que se venden en Estados Unidos. Cada año se efectúan unos 500.000 robos de armas de fuego, casi todos en casa de los mismos blancos residentes en los suburbios residenciales. Y la gran mayoría de esas armas aparecen en barrios conflictivos, vendidas a bajo precio o intercambiadas por bienes o servicios ilegales.

Estas armas han causado una gran cantidad de muertes y sufrimiento entre los afroamericanos. Las heridas por arma de fuego son la primera causa de muerte entre los jóvenes negros. Los negros de entre 15 y 24 años de edad tienen seis veces más probabilidad de morir acribillados que los blancos de la misma edad.

Ninguna empresa de armas es propiedad de afroamericanos. Si viaja por una ciudad donde viven los afroamericanos no verá armerías. La mayoría de los afroamericanos no puede permitirse pagar los cientos e incluso miles de dólares que cuesta un arma de marca Glock, Beretta, Luger, Colt o Smith & Wesson. Ningún negro posee aviones que aterricen en el país cargados con armas de contrabando. Todo esto lo hacen los blancos. Pero antes o después, miles de estas armas adquiridas legalmente van a parar a manos de gente desesperada que vive en la pobreza. Introducir armas en un entorno tan frágil —que no hemos hecho nada por mejorar— es un paso mortal.

De modo que si usted es blanco y le gustaría reducir la causa principal de muerte entre los jóvenes negros, ésta es la solución: no compre un arma. No guarde pistolas en casa ni en el coche. De este modo habrá menos posibilidades de que se las roben y vendan en barrios negros pobres. Viva usted donde viva, es seguro de que el índice de criminalidad está más bajo que nunca. Relájese, reclínese en su asiento y goce de la vida que un sistema injusto le ha regalado. Si está realmente preocupado por seguridad, compre un perro. A los chicos malos no les gusta lidiar con bestias enloquecidas de afilados colmillos.

No necesita un arma.

4. Olvide toda «preocupación» izquierdista por los negros.

De verdad. Los negros saben de qué va: saben que decimos y hacemos cosas para aparentar que se ha progresado. Ven nuestros esfuerzos por demostrar que no tenemos prejuicios. Olvídelo. No ha habido un progreso real. Seguimos siendo unos intolerantes y ellos lo saben.

Corte el rollo acerca de sus «amigos negros». Usted no tiene amigos negros. Un amigo es alguien que viene a cenar con regularidad, alguien con quien uno va de vacaciones, alguien a quien se invita a una fiesta de boda, alguien con quien se va a la iglesia los domingos, alguien con quien se habla a menudo para compartir los secretos más íntimos. Hablo de ese tipo de amigo.

Sus «amigos» negros saben que cuando usted sale de viaje es tan probable que deje a su hijo a su cuidado en su barrio como que les invite a viajar con usted.

He tenido la desgracia de escuchar a pobres pazguatos quejarse por tonterías como que «en la serie
Friends
no salen negros». Me gusta que no haya amigos negros en esa serie, porque en la vida real los chicos como ésos no tienen amigos negros. Se trata de una serie creíble y honesta.

Así que vamos a olvidarnos del sonsonete de que negros y blancos no son más que un parche más del tapiz multicultural que llamamos Estados Unidos. Nosotros vivimos en nuestro universo y ellos en el suyo. Y, nos guste o no, éste es el mundo al que nos hemos acomodado. Dicha realidad no sería tan grave si su mundo existiera en un plano social y financiero paralelo al nuestro. Si así fuera, podríamos mezclarnos como nos apeteciera, de igual a igual, tal como hacemos con otros blancos. Por ejemplo, yo no ardo en deseos de salir de fiesta con republicanos. Y no pasa nada, pues van a estar estupendamente sin mí, y mi decisión de no juntarme con ellos no afecta a su calidad de vida (de hecho, probablemente, la mejora).

¿No es mejor renunciar a la ilusión de que estamos juntos en el mismo barco? ¿No sería mejor desenmascarar las falsas esperanzas que damos a los afroamericanos y dejar de engañarnos a nosotros mismos? La próxima vez que hable con uno de sus «amigos negros», en lugar de contarle cómo flipó con el último disco de Jay-Z, ¿por qué no le pasa el brazo por el hombro y le dice: «Te quiero, hermano, ya lo sabes, así que te voy a contar un secretito que tenemos los blancos: tu gente no llegará jamás a estar tan bien como nosotros. Y si te crees que trabajando duro y esforzándote por encajar en mi mundo vas a conseguir una plaza en el consejo de administración, vas listo. El puesto reservado para los negros ya está ocupado. ¿Quieres progreso e igualdad? Vete a Suecia.»

Cuanto antes empecemos a hablar de este modo, más sincera será la sociedad en que vivimos.

5. Mírese en el espejo.

Si usted es blanco y realmente quiere ayudar a cambiar las cosas, ¿por qué no empieza por usted mismo? Pase algún rato con sus amigos blancos hablando acerca de lo que pueden hacer para que el mundo sea un poco mejor tanto para los blancos como para los negros. La próxima vez que oiga a alguien hacer un comentario racista, póngalo a caldo. Deje de quejarse de la discriminación positiva. Ningún negro va a arruinar su vida por acceder al empleo que usted «merecía». La puerta siempre estará abierta para usted. Su único deber es dejarla abierta para aquellos que no cuentan con ese privilegio por el simple hecho de no ser blancos.

6. No se case con una persona blanca.

Si usted es blanco y no le gusta ninguna de las ideas mencionadas o considera que son poco prácticas, entonces existe un método infalible para ayudar a crear un mundo sin distinciones cromáticas: cásese con alguien de raza negra y tenga hijos. El hecho de que negros y blancos hagan el amor juntos —en lugar de la clásica jodienda de blancos contra negros— dará como resultado un país de un solo color (los hispanos y asiáticos también pueden jugar). ¿Quién es el padre? ¡Todos ellos!

Y cuando seamos todos del mismo color, no tendremos por qué odiarnos ni por qué discutir, salvo para decidir a quién le toca pringar en el mostrador de recepción.

CONSEJOS DE SUPERVIVENCIA PARA NEGROS

1. Negro al volante.

• Si desea evitar convertirse en una diana fácil para las identificaciones raciales de la policía, coloque una muñeca blanca hinchable de tamaño natural en el asiento de atrás, Los polis pensarán que es usted un chófer y le dejaran en paz.

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