Fragmentos de una enseñanza desconocida (66 page)

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Authors: P. D. Ouspensky

Tags: #Autoayuda, #Esoterismo, #Psicología

G. no regresó hasta comienzos de febrero 1917. Desde las primeras reuniones, nos descubrió un aspecto enteramente nuevo de todo lo que había hablado hasta entonces.

—Hasta aquí, dijo, hemos considerado la tabla de hidrógenos como una tabla de densidades de vibraciones y de densidades de materia, en proporción inversa una a otra. Debemos ahora comprender que la densidad de vibraciones y la densidad de materia expresan muchas otras propiedades de la materia. Por ejemplo, hasta ahora no hemos dicho nada todavía de la inteligencia o de la conciencia de la materia. Sin embargo, la velocidad de vibraciones de una materia muestra su grado de inteligencia. Recuerden que no hay nada inanimado ni muerto en la naturaleza. Cada cosa es viviente, inteligente y consciente a su manera; pero esta conciencia y esta inteligencia se expresan de modos diferentes sobre los diversos niveles de ser, es decir sobre diferentes escalas. Deben comprender de una vez por todas, que nada está muerto, hay simplemente diversos grados de animación y diversas escalas.

"La tabla de hidrógenos, que sirve para determinar la densidad de materia y la velocidad de vibraciones, sirve al mismo tiempo para determinar los grados de inteligencia y de conciencia, puesto que el grado de conciencia corresponde al grado de densidad o de velocidad de vibraciones. Esto significa que cuanto más densa es la
materia,
es tanto menos consciente y tanto menos inteligente. Y cuanto más densas son las
vibraciones,
tanto más consciente y tanto más inteligente es la materia.

"La materia está realmente muerta sólo cuando ya no hay vibraciones. Pero en las condiciones ordinarias de la vida en la superficie de la tierra, la
materia muerta
no nos concierne. La ciencia misma no la puede obtener. Toda la materia que conocemos es viviente, y, a su manera, es inteligente.

"Al determinar el grado de densidad de la materia, por este mismo hecho la tabla de hidrógenos determina su grado de inteligencia. Esto quiere decir que al hacer comparaciones entre las materias que ocupan diferentes lugares en la tabla de hidrógenos, determinamos no solamente su densidad sino también su inteligencia. Y no sólo podemos decir cuántas veces tal o cual hidrógeno es más denso o más ligero que otro, sino también cuántas veces un hidrógeno es más inteligente que otro.

"Para determinar con la ayuda de «la tabla de hidrógenos» las diferentes propiedades de las cosas y de las criaturas vivientes, constituidas por numerosos hidrógenos, se parte del principio de que en toda criatura viviente y en toda cosa, hay un hidrógeno definido que es su centro de gravedad; es por así decirlo, el «hidrógeno promedio» de todos los hidrógenos que constituyen la criatura o la cosa dada. Para encontrar este «hidrógeno promedio», hay que conocer primeramente el nivel de ser de la criatura en cuestión. El nivel de ser está determinado por el número de pisos de su máquina. Hasta ahora sólo hemos hablado del hombre, y hemos tomado al hombre como una estructura de tres pisos. No podemos hablar al mismo tiempo de los animales y del hombre, porque los animales difieren radicalmente del hombre. Los animales superiores que conocemos sólo tienen dos pisos; los animales inferiores sólo uno."

G. hizo un dibujo.

"El hombre está compuesto de tres pisos.

"El carnero tiene dos pisos.

"El gusano no tiene sino un piso.

"Al mismo tiempo, los pisos inferior e intermedio del hombre equivalen de algún modo a los del carnero; su piso inferior, tomado aisladamente, corresponde al del gusano. Se puede decir entonces que el hombre está hecho de un hombre, de un carnero y de un gusano; y que el carnero está constituido de un carnero y de un gusano. El hombre es una criatura compleja; su nivel de ser está determinado por el nivel de ser de las criaturas que lo componen. El carnero y el gusano desempeñan en el hombre un papel más o menos importante. Así el gusano desempeña el papel principal en el hombre Nº 1; en el hombre Nº 2, es el carnero, y en el hombre Nº 3, el hombre. Pero estas definiciones no valen sino para los casos individuales. En general, el «hombre» está determinado por el centro de gravedad del piso intermedio.

"El centro de gravedad del piso intermedio del hombre es hidrógeno 96. La inteligencia de hidrógeno 96 determina la inteligencia promedio del «hombre», es decir del cuerpo físico del hombre. El centro de gravedad del cuerpo astral será hidrógeno 48. El centro de gravedad del tercer cuerpo, hidrógeno 24. El centro de gravedad del cuarto cuerpo, hidrógeno 12.

"Si ustedes recuerdan el diagrama de los cuatro cuerpos del hombre, que indicaba los hidrógenos promedios del piso superior, les será más fácil comprender lo que digo ahora."

G. dibujó este diagrama.

48

24

12

6

96

48

24

12

192

96

48

24

Fig.57

"El centro de gravedad del piso superior es un hidrógeno de sólo un grado más alto que el centro de gravedad del piso intermedio. Y el centro de gravedad del piso intermedio es un hidrógeno de sólo un grado más alto que el del piso inferior.

"Pero como ya lo he dicho, para determinar el nivel de ser por medio de la tabla de hidrógenos, generalmente se toma el piso intermedio.

"Partiendo de allí, se pueden resolver problemas tales como éste:

"Supongamos, por ejemplo, que Jesucristo sea un hombre Nº 8. ¿Cuántas veces será Jesucristo más inteligente que una mesa?

"Una mesa no tiene pisos. Se sitúa entre hidrógeno 1536 e hidrógeno 3072, según la tercera gradación de la tabla de hidrógenos. El hombre Nº 8 es hidrógeno 6. Este hidrógeno es el centro de gravedad del piso intermedio del hombre Nº 8. Si podemos calcular cuántas veces más inteligente es hidrógeno 6 que hidrógeno 1536, sabremos cuántas veces más inteligente es un hombre Nº 8 que una mesa. Pero con relación a esto, debemos recordar que la «inteligencia» se determina no por la densidad de la materia, sino por la frecuencia o la densidad de vibraciones. La densidad de vibraciones no progresa como en las octavas de hidrógenos al doblar cada vez su número, sino según una progresión totalmente diferente, mucho más rápida que la primera. Si conocen el coeficiente exacto de esta progresión, pueden resolver el problema. Quería solamente mostrar que por raro que esto parezca, puede ser resuelto.

"Con respecto a esto, es esencial determinar los principios de clasificación y de definición de los seres vivientes desde un punto de vista cósmico, desde el punto de vista de su existencia cósmica. Según la ciencia ordinaria, la clasificación se establece conforme a los rasgos exteriores, los huesos, los dientes, o las funciones —los mamíferos, los vertebrados, los roedores, etc. Según la
ciencia exacta,
la clasificación se establece conforme a los rasgos cósmicos. En realidad, hay rasgos determinantes que permiten establecer con la mayor exactitud la clase y la especie a la que pertenece toda criatura viviente, es decir su propio sitio en el universo, así como su relación con otras criaturas.

"Estos rasgos son los rasgos del ser. El nivel cósmico del ser de toda criatura viviente está determinado:

"Ante todo por lo que come,

"En segundo lugar, por lo que respira,

"En tercer lugar, por el ambiente en que vive.

"Estos son los tres rasgos cósmicos de su ser.

"Tomen por ejemplo al hombre. Se alimenta de hidrógeno 768, respira hidrógeno 192, y vive en hidrógeno 192. No hay otros seres como él sobre nuestro planeta, aunque hay seres que le son superiores. Un animal tal como un perro
puede
alimentarse de hidrógeno 768, pero también puede alimentarse de un hidrógeno muy inferior, no 768 sino muy cerca a 1536, alimento no asimilable para el hombre. Una abeja se alimenta de un hidrógeno muy superior a 768, superior aún a 384, pero vive en su colmena en una atmósfera donde el hombre no podría vivir. Desde un punto de vista exterior, el hombre es un animal, pero de un orden diferente a todos los otros animales.

"Tomemos otro ejemplo —un gusano de harina. Se alimenta de harina, un hidrógeno mucho más grosero que el hidrógeno 768, porque este gusano puede vivir igualmente de harina podrida. Digamos que ésta es también 1536. Este gusano respira hidrógeno 192, y vive en hidrógeno 1536.

"Un pez se alimenta de hidrógeno 1536, vive en hidrógeno 384, y respira hidrógeno 192.

"Un árbol se alimenta de hidrógeno 1536, respira solamente en parte hidrógeno 192, en parte hidrógeno 96, y vive en parte en hidrógeno 192, y en parte en hidrógeno 3072 (el suelo).

"Si proseguimos con estas definiciones, veremos que este plan tan simple a primera vista, permite las más sutiles distinciones entre las clases de seres vivientes, sobre todo si recordamos que los hidrógenos tomados como octavas, tal como lo hemos hecho, son conceptos muy amplios. Por ejemplo, hemos dicho que un Perro, un pez y un gusano de harina se alimentan por igual de hidrógeno 1536, entendiendo por esto substancias de origen orgánico que no son comestibles para el hombre. Ahora, si nos damos cuenta de que estas substancias pueden a su vez dividirse en clases definidas, veremos la posibilidad de definiciones muy precisas. Es exactamente lo mismo para el aire y para el ambiente.

"Estos rasgos cósmicos del ser están en relación inmediata con la definición de la inteligencia según la tabla de hidrógenos.

"La inteligencia de una
materia
se determina por la criatura a la cual puede servir de alimento. Por ejemplo, ¿qué es más inteligente desde este punto de vista, una papa cocida, o una papa cruda? Una papa cruda, que puede servir de alimento a los cerdos, no puede alimentar al hombre. Una papa cocida es entonces más inteligente que una papa cruda.

"Si estos principios de clasificación y de definición se entienden adecuadamente, una multitud de cosas se volverán claras y comprensibles. Ningún ser viviente tiene libertad para poder cambiar a voluntad ni su alimento ni el aire que respira, ni el ambiente en que vive. Para cada ser, el orden cósmico determina su alimento, su aire y su ambiente.

"Cuando hablamos de las octavas de nutrición en la fábrica de tres pisos, vimos que todos los hidrógenos sutiles que se requieren para el trabajo, el crecimiento y la evolución del organismo, se elaboran a partir de tres clases de alimento: el
alimento
en el sentido habitual de la palabra, el comer y el beber; el
aire
que respiramos, y por último, las
impresiones
. Supongamos ahora que pudiéramos mejorar la calidad del alimento y del aire, y alimentarnos digamos de hidrógeno 384 en lugar de 768, y respirar hidrógeno 96 en lugar de 192. ¡Cuánto más simple y fácil sería la elaboración de materias sutiles en el organismo! Así es, pero hay aquí una imposibilidad radical. El organismo está adaptado para transformar precisamente
estas
materias groseras en materias sutiles; si le dieran materias sutiles en lugar de materias groseras, no sería capaz de transformarlas, y moriría rápidamente.

"No se pueden cambiar ni el aire, ni el alimento. Pero las impresiones, o mejor dicho, la calidad de las impresiones posibles para el hombre, no depende de ninguna ley cósmica. El hombre no puede mejorar su alimento, no puede mejorar el aire.
Mejorar
en este caso sería de hecho
empeorar las cosas.
Por ejemplo, hidrógeno 96 en lugar de 192 sería un gas enrarecido o un gas incandescente, irrespirable para el hombre; el
fuego
es un hidrógeno 96. Lo mismo ocurre con el alimento. Hidrógeno 384 es el agua. Si el hombre pudiese mejorar su alimento, es decir volverlo más sutil, debería alimentarse de agua y respirar fuego. Es evidente que esto es imposible. Pero aunque no pueda mejorar ni su alimento ni el aire, el hombre puede mejorar sus impresiones hasta un muy alto grado, e introducir así hidrógenos sutiles en su organismo. Es justamente en esto en lo que se basa la posibilidad de su evolución. El hombre no está en ninguna forma obligado a nutrirse de las sombrías impresiones de hidrógeno 48, puede, tener las impresiones de hidrógeno 24 y 12, de hidrógeno 6 y hasta de hidrógeno 3. Esto cambia todo el cuadro, y un hombre que extrae de los hidrógenos sutiles el alimento del piso superior de su máquina, se diferenciará por cierto de un hombre que se alimenta de hidrógenos groseros o inferiores."

En las siguientes conversaciones, G. continuó todavía con el tema de la clasificación de los seres de acuerdo a sus rasgos cósmicos.

—Hay otro sistema de clasificación que también merece ser comprendido, dijo él. Se trata de una clasificación según una relación totalmente diferente de octavas. La primera, establecida según el alimento, el aire y el medio ambiente, se relacionaba claramente a los «seres vivientes» tal como los conocemos, incluyendo las plantas, es decir a los individuos. La otra, de la que hablaré ahora, nos lleva más allá de los límites de lo que llamamos «seres vivientes». Nos lleva a la vez muy por encima y muy por debajo de los seres vivientes; ya no se trata de individuos, sino de clases, en el sentido más amplio. Antes que nada, esta clasificación enseña que nada procede a saltos en la naturaleza. En la naturaleza, todo está interrelacionado y todo vive. El diagrama de esta clasificación se llama «Diagrama de Todas las Cosas Vivientes».

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