Unos quince años antes de la expedición, Ferdinand Ossendowsky publicó las aventuras que había corrido en Asia durante una expedición suya que duró varios años. En su libro
Bestias, Hombres y Dioses
se hacía referencia al Rey del Mundo, asegurando que emisarios suyos tienen contactos habituales con el Dalai Lama.
La leyenda del Rey del Mundo es posiblemente la más importante de las leyendas tibetanas: este vive en Shamballah, capital del reino subterráneo de Agartha, desde donde controla los designios de los hombres de la superficie. La mítica ciudad de Shamballah se encontraría bajo el Himalaya, en un lugar cuya entrada está escondida y que nadie que no haya sido invitado puede encontrar. También existirían numerosas entradas alternativas al reino de Agartha en otras partes del mundo, como el suroeste de Norteamérica, la costa chilena del cono sur… La tradición del Rey del Mundo está muy viva en oriente, tanto que ciudadanos tibetanos cuentan cómo numerosas expediciones del gobierno chino han ido sucesivamente explorando el territorio en busca de la entrada al mítico reino subterráneo. También hay cierto número de textos budistas que supuestamente dan instrucciones detalladas, pero previamente camufladas, de cómo llegar hasta Shamballah.
La expedición fue considerada como un éxito dentro de las altas esferas nazis. El director de la expedición, el miembro de las SS Schaeffer, trajo a su vuelta un pergamino de singular valor que fue colocado en el búnker donde el Führer hacía meditación. Este pergamino, según los indicios de los que se dispone, sería un documento en el que el Dalai Lama reconocería la causa nazi y legitimaría a Hitler como jefe de la raza aria pero, también según las mismas fuentes, el documento no habría resultado ser más que una jugada diplomática que consiguió evitar el peligro de un posible intento de conquista del Tíbet por parte de los nazis.
Otra de las consecuencias de la expedición fue el aumento en número e importancia de la comunidad budista en Alemania. Muchos de los monjes budistas que llegaron a Alemania fueron miembros de las SS y, hasta que cayeron en desgracia por el Führer cuando la guerra estaba prácticamente perdida, tuvieron gran importancia dentro de las decisiones de la Ahnenerbe y del propio partido nazi. Y entre todos los monjes tibetanos que llegaron a Alemania en el período de entreguerras, destacó un lama de guantes verdes que, según la leyenda, sería un embajador del Rey del Mundo; este lama de guantes verdes habría estado presente en todo momento al lado del Führer observando sus acciones y comentándoselas periódicamente al Rey del Mundo en una especie de evaluación de sus condiciones como líder de la raza aria.
—Yo también conozco la Ahnenerbe —dijo Emil—. Estoy con el general Kammler por mediación de ellos, ya que fui seleccionado para trabajar en su
Kammlerstab
u Oficina Técnica de Desarrollos Secretos. Mi aspecto y mis ascendientes de casi 300 años no dejaron lugar a dudas. Y, evidentemente, mi formación. Soy el único historiador y arqueólogo en el Kammlerstab. Todos los demás son físicos, ingenieros aeronáuticos, científicos nucleares, especialistas en cohetes y una larga lista de especialidades. Yo soy alguien aparte de todo ese conglomerado técnico.
Horst afirmó con la cabeza, mirando a sus hombres y a Emil.
—No tengo dudas de que tu especialidad está relacionada con la misión que hemos de llevar a cabo.
—Yo también lo creo, ya que no he participado directamente en ningún otro proyecto del general Kammler y sí que llevo bastante tiempo sumergido en temas bíblicos y del Arca en particular. Casi podría hacer un nuevo doctorado… —bromeó Emil.
Georg tenía ya previsto qué era lo que podrían necesitar para su traslado a la Etiopía de hacía 1.000 años. En realidad era un viaje muy
corto
en comparación con los que habían hecho hasta entonces. En varios papeles sobre los que estaba trabajando, Georg habló para todos.
—Creo que nosotros cinco, más 10 soldados SS de absoluta fidelidad, debemos ser el grupo total para el traslado. He estado consultado la base de datos y creo que estaremos de acuerdo con que de nuevo Skorzeny nos proporcione los hombres adecuados para la misión. Son los mejores.
Horst ojeó una hoja con membrete oficial que le pasó Georg.
—Creo que nos parece bien a todos, pero deberán estar aquí lo antes posible. Deberán pasar las pruebas médicas necesarias de aptitud física y psicológica.
Ninguno de ellos tuvo dudas de que el
Obersturmbanführer
Otto Skorzeny podía facilitarles los mejores comandos del mundo. Skorzeny se había labrado una reputación fuera de toda duda.
Otto Skorzeny nació el 12 de junio de 1908 en Viena. Después de su examen final, estudió ingeniería de construcción en la Universidad Técnica de Viena y se convirtió en ingeniero en 1931. En este período fue políticamente educado en el compañerismo en un cuerpo de estudiantes y para la lucha por la unión de Alemania y Austria. En 1932 se convirtió en miembro del partido nacionalsocialista, que estaba prohibido en Austria. Cuando Austria, Ostmark, fue anexionada al Reich a través del Anchluss en marzo de 1938, Skorzeny se convirtió en un miembro de las SS. Desde septiembre de 1939, Skorzeny fue instruido en la Leibstandarte SS Adolf Hitler en Berlín. Tomó parte en la campaña del Oeste en el Regimiento Germania, precursora de la división Das Reich y, el 30 de enero de 1941, fue promovido a
SS-Untersturmführer
. Después de marchar a Serbia con las tropas alemanas en abril de 1941, tomó parte en la campaña en el Este en las filas de la División SS Das Reich. Fue condecorado con la Cruz de Hierro y combatió al Este de Kiev contra formaciones soviéticas rodeadas. Después de esto, avanzó con su división hacia Moscú.
En abril de 1943, una nueva tarea le fue encomendada. Para el curso especial de instrucción en Oranienburg de las
Waffen-SS
se necesitaba un nuevo jefe, quien al mismo tiempo tenía que crear en Friedrichsthal, cerca de Oranienburg, una escuela para instruir a agentes para realizar operaciones tras las líneas enemigas. Skorzeny aceptó ambas misiones y fue destacado como un
SS-Obersturmbanführer
de la reserva al Amt IV,
SD-Ausland
(servicio de inteligencia exterior) de la Reichssicherheitshauptamt (RSHA) (Oficina de Seguridad del Reich). Junto con su ayudante, el
SS-Obersturmbanführer
Karl Radl, reclutó soldados para la nueva unidad y estudió minuciosamente todos los informes sobre entrenamiento y funcionamiento de los comandos. Algunas tareas de estos eran el entrenamiento de infantería e ingenieros, el lanzamiento de granadas, artillería ligera y blindados, la instrucción para conducir motocicletas, coches, lanchas y locomotoras, así como ejercicios deportivos e hípicos. Pronto, una importante misión tendría que ser llevada a cabo.
El 25 de julio de 1943, Benito Mussolini fue, como resultado de una conspiración urdida por funcionarios de alto rango del Partido Fascista, depuesto, arrestado y llevado a un lugar desconocido. Skorzeny recibió la orden, junto con otros cinco oficiales, de presentarse en el
Führerhauptquartier
(Cuartel General del Führer). El Führer lo escogió para una misión de la cual había hablado con él confidencialmente. Hitler estaba convencido de que Italia, bajo un gobierno nombrado por el rey, acabaría pronto la guerra y extraditaría al Duce a los Aliados. La misión de Skorzeny era descubrir dónde estaba detenido Mussolini y liberarle. La operación tendría que ser preparada y llevada a cabo en el más completo secreto.
Después de realizar consultas con el general de los cazadores-paracaidistas, Kurt Student, Skorzeny dio a Berlín, desde el
Führerhauptquartier
, sus instrucciones para la formación de un
Einsatzgruppe
. Antes de que despuntara el día, casi cuarenta hombres tenían que ser equipados con uniformes tropicales, ropas civiles, armas, explosivos, receptores de radio, paracaídas y cartillas militares nuevas con vistas a ocultar la presencia de miembros de las
Waffen SS
en Italia. Gracias al encargado de policía destacado en la Embajada alemana en Roma,
SS-Sturmführer
Herbert Kappler, todos los cambios del lugar donde Mussolini estaba confinado fueron descubiertos. Uno de los sitios donde Mussolini había estado detenido era la fortaleza costera de Maddalena, al norte de Cerdeña. Skorzeny hizo preparativos para liberar a Mussolini a través de un ataque por sorpresa de soldados, que tendrían que ser llevados a la isla en lanchas y neutralizar a los guardias italianos. La operación que estaba preparada para realizarse el 28 de agosto de 1943, sin embargo, tuvo que ser cancelada porque, aparentemente, el nuevo gobierno italiano descubrió la planeada operación y, consecuentemente, trasladó a Mussolini en el último momento. Después, se descubrió que el jefe de la
Abwehr
, el Almirante Canaris, que fue un traidor a Alemania, había puesto en peligro toda la operación.
Afortunadamente, el nuevo lugar donde Mussolini era mantenido en prisión fue pronto localizado. Se trataba del Hotel Deportivo sobre el Gran Sasso en las montañas de los Abruzzos, a casi 2.000 metros de altura. El 8 de septiembre de 1943, Skorzeny y Radl volaron sobre el área y tomaron fotografías del Gran Sasso. Poco después, el desarme total del ejército italiano por las tropas alemanas fue llevado a cabo. A causa de la capitulación italiana podía esperarse la extradición de Mussolini a los Aliados, una vez intentaran liberarle. Un ataque sobre el hotel era solo posible con paracaidistas en planeadores. Al poco tiempo, se ordenó que doce de tales aviones fueran llevados desde el Sur de Francia a Italia. Los aparatos podían transportar nueve hombres más el piloto. Skorzeny escogió un prado cerca del hotel como sitio de aterrizaje. Al mismo tiempo, un batallón de paracaidistas tenía que ocupar la estación del teleférico en el valle que conducía hacia el hotel. Karl Radl tuvo la idea de llevarse al General de carabineros Soleti, quien conocía a los guardias, para que les acompañara y diera orden de no disparar contra los soldados alemanes.
El 12 de septiembre la operación daría comienzo. El General Kurt Student llevó a sus 17 hombres, tomados prestados de la
Waffen SS
, y 90 paracaidistas, al aeropuerto de Pratica di Mare. Una vez encima del área de aterrizaje, Skorzeny se dio cuenta, sin embargo, de que la superficie de la pradera era en realidad una pista de esquí y estaba inclinada. Por lo tanto no era posible aterrizar allí. Skorzeny ordenó al piloto que aterrizara en picado tan cerca del hotel como fuera posible. Su planeador se detuvo a solo 15 metros del edificio. Skorzeny, los hombres de su aparato y el General de Carabineros Soleti se dirigieron hacia al hotel tan rápidamente como pudieron. Karl Radl, quien aterrizó con su planeador justo detrás de Skorzeny, describió este momento intenso en su libro
Befreier fallen vom Himmel
(Liberadores llegados del cielo).
Tras la liberación del Duce y durante los meses siguientes, Skorzeny estuvo muy ocupado con el refuerzo de sus comandos y el desarrollo de nuevas armas para sus operaciones. Su unidad especial fue transformada en el Jagdverband Mitte con cinco batallones, un batallón de instrucción y otras unidades. Por casualidad tuvo que cumplir otra inesperada misión el 20 de julio de 1944. En este día, el Coronel Stauffenberg intentó asesinar a Adolf Hitler y a otros funcionarios haciendo explotar una bomba durante una reunión sobre la situación militar en el
Führerhauptquartier
en Rastenburg. Después de la eliminación del Führer, las tropas de reserva tendrían que tomar el poder. Sin embargo, el intento fracasó y Adolf Hitler resultó solo herido levemente. El 20 de julio de 1944, Skorzeny acababa de llegar por tren desde Berlín a Viena cuando descubrió que las tropas, ya puestas en estado de alerta por los conspiradores, estaban avanzando sobre Berlín. Skorzeny, junto con una compañía de soldados, marchó sobre los cuarteles del mando de las tropas de reserva, donde oficiales del ejército habían ya arrestado a los conspiradores y fusilado a algunos de ellos. Mientras, el comandante de las tropas de reserva había sido liberado y relevado del mando. Skorzeny, por consiguiente, pidió a los oficiales que continuaran con sus tareas mientras él se hacia cargo del funcionamiento de las unidades militares en cuanto al armamento, el suministro y las reservas.
En septiembre de 1944, Skorzeny recibió nuevas órdenes del Führer. El regente húngaro Horthy había entrado en contacto tanto con los aliados occidentales como con los soviéticos y preparaba la capitulación de su país. La misión de Skorzeny era impedir esto. Concentró sus unidades en los alrededores de Viena, tras haber completado su equipamiento con nuevo material y vehículos, y se dirigió a Budapest como un civil. Durante cinco semanas se informó él mismo sobre las circunstancias locales. Parece ser que, como plenipotenciario de Horthy, su hijo Niklas había entrado en contacto con los soviéticos a través del líder partisano yugoslavo Tito. Un par de horas después, la radio húngara proclamó que Horthy había logrado un acuerdo de armisticio con los soviéticos. Entonces Skorzeny ordenó la ocupación del castillo de Budapest, donde Horthy, como regente, tenía su sede, en la mañana del 16 de octubre de 1944. Alrededor de la medianoche algunas de sus tropas rodearon la montaña sobre la que el castillo estaba situado.
El resto fue reunido en una columna en marcha por Skorzeny; este quiso dar la impresión de que su avance hacia el castillo era parte de una medida de acuerdo. El plan tuvo éxito. Las armas húngaras permanecieron silenciosas y el general húngaro capituló. Al día siguiente el Ejército húngaro prestó juramente al nuevo Gobierno que continuó la lucha contra los soviéticos a lado de Alemania. Un considerable peligro para las tropas alemanas había sido evitado gracias a Skorzeny y sus hombres. Cuando Skorzeny describió la operación de Budapest al Führer, este último le dijo: «Lo ha hecho muy bien, mi querido Skorzeny. Le asciendo a
SS-Obersturmbanführer
con fecha del 16 de octubre de 1944 y le condecoro con la Cruz Alemana de Oro». Luego le informó a Skorzeny sobre su siguiente misión.
En el oeste, el avance de las tropas inglesas y americanas había sido detenido en la frontera. El Führer planeó una nueva ofensiva que comenzaría en el área entre Aachen y Luxemburgo, luego seguiría a través de las Ardenas hasta la costa del Canal de la Mancha con vistas a destruir las fuerzas enemigas al Norte de la línea Bastogne-Bruselas-Antwerp así como a impedir el uso del puerto de Antwerp a los Aliados. La misión de Skorzeny era tomar los puentes del Mosa entre Lieja y Namur, con soldados vestidos con uniformes ingleses y americanos, e impedir que fueran volados. Además de esto, pequeñas unidades de comando con uniforme enemigo, tras las líneas enemigas, darían órdenes falsas, cortarían comunicaciones, conducirían a las tropas aliadas por caminos equivocados y causarían la confusión en sus filas. Esta operación fue realmente efectiva y creó la confusión e histeria de sabotaje tras las líneas americanas.