Misterio de los anónimos (19 page)

—Saque sus cosas fuera, señora Luna —le dijo—. Tiene que venir conmigo. Goon, quiero que usted venga también. Pero cuando haya terminado mi trabajo aquí, a eso de las cuatro de esta tarde, señora Hilton, quisiera que los niños viniesen a Nuttina, adonde iré entonces, y merendaremos en un gran hotel que hay allí. ¡Me gustaría charlar un rato con los Cinco Pesquisidores y... el perro, otra vez!

—¡Ooooh! —exclamó Bets, encantada.

—Guau —ladró «Buster», contento.

—¡Oh, «gracias»! —dijeron los otros.

La señora Luna se marchó llorando. El inspector estrechó la mano de la señora Hilton y se dirigió a su coche.

—¡Hasta la tarde! —dijo a los niños.

La señora Hilton fue a ver si la señora Luna hacía lo que le habían ordenado, y los niños siguieron al inspector hasta su gran coche negro. El señor Goon había quedado en el salón mirando tristemente la alfombra. Estaba a solas con sus pensamientos.

¡No... no estaba solo! «Buster» estaba también allí contemplando a su enemigo con ojos brillantes. Allí no había nadie que dijera: ¡Ven aquí, «Buster»! ¡Qué oportunidad!

Con un ladrido de alegría se arrojó sobre los tobillos del señor Goon tirando de sus pantalones azules. El señor Goon se puso en pie alarmado.

—¡Lárgate! —gritaba—. ¡Largo de aquí! ¡Deja en paz mis pantalones! Voy a dar parte. ¡Lárgate!

Los niños oyeron sus gritos y rieron al escuchar aquellas frases tan familiares.

—Pobre Ahuyentador —dijo Bets—. Siempre está en apuros. Fatty, ve a salvarle.

Y Fatty fue a ayudarle. El señor Goon salió con el ceño fruncido, tratando de ver si sus pantalones habían sufrido algún daño. «Buster» se debatía en brazos de Fatty.

—Suba mientras esté a salvo, señor Goon —dijo el inspector abriendo la portezuela del coche—. Ah, aquí está la señora Luna. Al otro lado, por favor, señora Luna. Adiós... niños... y gracias una vez más por vuestra ayuda. ¡Estoy muy satisfecho de los Cinco Pesquisidores... y el perro!

—¡Oh... supongo que debemos dar las gracias al señor Goon por todas esas pistas! — dijo Fatty guiñando un ojo a los otros, y todos a una abrieron la boca para decir, cantando:

—«¡Gracias, señor Goon!»

¿Y cuál fue la contestación del señor Goon? Exactamente la que vosotros esperabais.

—«¡Bah!»

F I N

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