Monstruos y mareas (27 page)

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Authors: Marcus Sedgwick

Tags: #Infantil y juvenil

La presencia de

fantasmas en el castillo

de Otramano nunca ha

sido demostrada, pero

todo el mundo dice que

los ruidos procedentes

del Ala Sur se oyen cada

vez con más frecuencia.

F
ue como un milagro. A lo mejor lo era de verdad. Y lo que sucedió a continuación demostraba que yo había colocado las piezas del puzzle en el orden correcto.

En cuando el monstruo se hubo volatilizado, el castillo decidió por lo visto que todo se había arreglado y dejó que se abrieran de golpe sus puertas. Las ventanas también se desatrancaron y abrieron de par en par, y el nivel del agua empezó a descender rápidamente.

—¡No tan deprisa! —gritó Pantalín de golpe.

Y entonces hizo una cosa rarísima. Se abalanzó hacia la puerta, la abrió de un tirón y, saltando por encima de la otra mitad de la fiera, que había quedado empotrada en la madera, se arrojó a las aguas de aquella marea descendente.

Entonces entendimos lo que pretendía, porque él, como todos los que estaban en el laboratorio —excepto yo—, estaba cubierto de porquería de pies a cabeza.

—¡La bañera más grande del mundo! —gritaba—. ¡No os la perdáis! ¡Alguien acaba de quitar el tapón!

El agua ya había bajado hasta el cuarto piso y todo el mundo se zambulló tras él y se puso a nadar, dándose un buen baño y lavándose la ropa al mismo tiempo.

Todos salvo Colegui. Aunque estaba rebozado de baba roja, se negó a bañarse. O mejor dicho, se negó hasta que Silvestre lo agarró del cuello y lo arrastró al agua.

—Venga, Colegui —le dijo—. Que a nadie le gusta un mono pringoso.

Las palabras más certeras que se han pronunciado jamás.

Así pues, las aguas se fueron retirando y, aunque dejaron el castillo húmedo y medio embarrado, se llevaron también todos los temores que el monstruo había desatado.

La gente se reía y daba gritos para que la mirasen nadando estilo espalda por el comedor. Hasta que, por fin, el agua salió del castillo y hasta de las bodegas para siempre.

Todo el mundo se reunió alrededor de Pantalín para felicitarlo por sus artilugios y por su genial ocurrencia.

—Ah, sí —declaró—. El trabajo del científico es solitario a veces, pero sufrimos siempre en beneficio del prójimo. Y sin embargo, no todo el mérito es mío. —Si yo hubiese tenido orejas, las habría alzado en ese momento para aguzar el oído—. Porque, en efecto, he contado con ayuda y hay alguien más a quien debemos darle las gracias.

—¡Sí, sí! —gritaron todos.

—Sí —dijo Pantalín—. ¡Fermín! ¡Da un paso al frente, muchacho!

Levanté el vuelo, dispuesto a enfurruñarme, pero entonces vi en la puerta a Solsticio, que me sonreía y extendía el brazo. Con cierta torpeza, me posé encima y empecé a recorrerlo muy tieso, para demostrarle que no estaba de buenas. Ella se echó a reír. Me sonrió otra vez y yo sentí que mi mal humor se disipaba un poco.

—No te preocupes, Edgar —susurró—. Yo nunca olvidaré quién nos ha salvado de verdad.

Dicho lo cual, besó la mismísima punta de mi pico. Y yo sonreí por dentro con una secreta sonrisa de cuervo.

Posdata

Quizá se te ha ocurrido preguntarte,

cosa que no se le ocurrió a nadie durante

la Gran Marea de Otramano, qué pasó

con la niñera Cachivaches durante aquellos

días tan remojados. Pues lo cierto es que la habían

dejado en cama con gripe, y sólo cuando bajaron

las aguas se acordaron de ir a ver cómo estaba.

Lamento comunicar que se encontraba

perfectamente y que dijo, en plan gruñón,

que ella no había notado que su habitación

estuviera llena de agua. Una afirmación

que ha hecho que todo el mundo se pregunte

—un poco más todavía— a qué especie

pertenecerá esa niñera.

MARCUS SEDGWICK, nació en 1968 en Kent, Reino Unido. Aparte de su exitosa carrera como autor de libros juveniles, también ilustra alguno de ellos y es músico.

Ganador de la Medalla Carnegie y el Branford Boase Award. Finalista de los premios Edgar Allan Poe, Independent Reading Association, Portsmouth Book, Guardian Children’s Fiction y Blue Peter Book.

http://www.marcussedgwick.com/

http://www.ravenmysteries.co.uk/

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