Rama Revelada (50 page)

Read Rama Revelada Online

Authors: Arthur C. Clarke & Gentry Lee

Tags: #Ciencia ficción

Nicole interrumpió.

—Oigan, ustedes dos, todo esto es muy interesante, pero tenemos algunos asuntos más urgentes. Debemos diseñar un plan de acción que carezca de escollos ocultos… Richard, si no te gusta el plan de Archie, ¿qué sugieres?

Richard reflexionó varios segundos antes de hablar.

—Estoy convencido de que Nakamura comprometió a Nuevo Edén en esta operación contra las octoarañas por muchas razones, una de las cuales es impedir la crítica a los fracasos internos de su gobierno. No creo que se lo disuada del curso de acción que tomó, a menos que los ciudadanos estén en contra de la guerra por mayoría abrumadora y, lamento decirlo, no creo que eso ocurra, salvo que los colonos se convenzan de que la guerra va a ser un desastre.

—¿Así que crees que van a ser necesarias amenazas? —preguntó Nicole.

—Como mínimo. Lo que sería perfecto sería una demostración de poderío militar por parte de las octoarañas —sugirió Richard.

—Temo que eso es imposible —objetó Archie—, dadas las actuales circunstancias, por lo menos.

—¿Por qué? —preguntó Richard—. La Optimizadora Principal habló con confianza respecto de ganar cualquier guerra que se pudiera producir. Si ustedes atacaran y destruyeran por completo ese campamento…

—Ahora eres

quien no
nos
entiende —dijo Archie—; como la guerra, o cualquier conflicto que pueda redundar en muertes deliberadas, es una manera para nada óptima para resolver disputas, nuestra colonia tiene reglamentos muy estrictos que rigen las acciones hostiles concertadas. En nuestra sociedad se han incorporado controles que, de manera absoluta, convierten la guerra en la ultimísima solución que se pueda aplicar… No tenemos ejército en pie ni acopio de armamentos, por ejemplo… y hay otras restricciones también. Todos los optimizadores que tomen parte en la decisión de declarar una guerra, así como todas las octoarañas que intervengan en un conflicto armado, son exterminados de inmediato después de la guerra.

—¿Quéee? —exclamó Richard, sin poder creer a su traductor—. Eso no es posible.

—Sí lo es —replicó Archie—. Como podrán imaginar, estos factores disuaden en forma importante nuestra participación en hostilidades que no sean de índole defensiva. La Optimizadora Principal sabe que firmó su propia sentencia de muerte hace dos semanas, cuando autorizó el comienzo de los preparativos para la guerra. Las ochenta octoarañas que en estos momentos viven y trabajan en el Dominio de Guerra van a ser exterminadas cuando se concluya esta guerra o haya pasado, por declaración oficial, la amenaza de la guerra… Yo mismo, ya que fui parte de las discusiones que se celebraron hoy, seré colocado en las listas de exterminación, si se declara la guerra.

Richard y Nicole se habían quedado sin palabras.

—Para una octoaraña, la única justificación posible de una guerra —prosiguió Archie— es una amenaza inconfundible a la supervivencia misma de la colonia. Una vez que la amenaza se identifica y admite como tal, nuestra especie experimenta una metamorfosis y lleva adelante la guerra, sin misericordia, hasta que, o bien se aniquila la amenaza, o bien nuestra colonia es destruida… Hace generaciones, algunos optimizadores muy sabios se dieron cuenta de que aquellos individuos de la especie que se dedicaban a matar, y a planear cómo matar, quedaban tan alterados en su faz psicológica que se convertían en un serio perjuicio para el funcionamiento de una colonia pacífica. Ese fue el motivo por que se promulgaron los codicilos de exterminación.

Richard y Nicole permanecieron en silencio, aun después que Archie hubiera terminado de hablar. Por fin, Richard le pidió que saliera de la sala, de modo de poder conversar en privado con su esposa, pero prontamente recordó los ubicuos cuadroides.

—Nicole, querida —dijo finalmente—, no creo que el plan de Archie sea del todo correcto, y por varios motivos. En principio, soy yo el que debe ir con él, en vez de ti…

Cuando Nicole empezaba a interrumpirlo, Richard hizo un ademán con las manos para que permaneciera en silencio.

—Ahora, óyeme bien —dijo—, en todo el transcurso de nuestro matrimonio, en especial desde que salimos de El Nodo, siempre fuiste la que estuvo en la vanguardia, brindando tu tiempo y tu energía en pro de la familia, o de la colonia… Ahora es mi turno… En esta circunstancia en particular estoy convencido de que soy también yo el más apto para la tarea propuesta. Me va a resultar más fácil asustar a nuestros congéneres inventando imágenes de apocalípticos ataques infligidos por las octoarañas…

—Pero tú no hablas bien su idioma —protestó Nicole—. Sin tu traductor…

—Ya pensé en eso, y creo que Ellie y Nikki deben venir con Archie y conmigo. Primero, con una niña entre nosotros, la probabilidad de que nos mate la fuerza de avanzada se reduce en magnitud significativa. Segundo, Ellie habla con total fluidez el idioma octoarácnido y me puede respaldar si mi traductor no es asequible o resulta inadecuado. Tercero, y ésta puede ser la razón más importante, el único delito que a Nakamura y sus esbirros les es posible atribuir a las octoarañas es el secuestro de Ellie. Si ella aparece, sana y salva y elogiando al enemigo alienígena, entonces el esfuerzo de guerra se verá socavado.

Nicole frunció el entrecejo.

—No me gusta la idea de que Nikki vaya con ustedes… Es demasiado peligrosa. Nunca me perdonaría si algo le sucediera a esa niña…

—Y yo tampoco me lo perdonaría —dijo Richard—, pero no creo que Ellie vaya sin ella… Nicole, no hay planes
buenos
… Nos vemos forzados a elegir la opción menos desagradable.

Durante un breve intervalo en la conversación, Archie habló con colores.

—Todos los razonamientos de Richard son excelentes —le dijo a Nicole—, y existe un motivo más por el que podría ser mejor que permanezcas aquí, en la Ciudad Esmeralda. El resto de los seres humanos que se quedan va a necesitar de tu capacidad de liderazgo durante los difíciles días que se avecinan.

La mente de Nicole corría como una flecha. No se sentía preparada para que Richard se ofreciera como voluntario.

—¿Me estás diciendo, Archie —inquirió—, que
respaldas
las sugerencias de Richard, incluyendo el llevar con ustedes a Ellie y Nikki?

—Sí —contestó la octoaraña.

—Pero, Richard —arguyó entonces Nicole, volviéndose hacia su marido—, sabemos cuánto odias lo que llamas “politiquería inmunda”. ¿Estás seguro de que meditaste esto bien?

Richard asintió con una leve inclinación de cabeza. Nicole se encogió de hombros.

—Muy bien, entonces. Hablaremos con Ellie. Si ella está de acuerdo, contamos con un plan.

La Optimizadora Principal opinó que la propuesta corregida tenía alguna posibilidad de éxito, pero se sintió obligada a recordarles a todos que, sobre la base del análisis octoarácnido, todavía seguía existiendo una elevada probabilidad de que mataran tanto a Richard como a Archie. El corazón de Nicole dio un vuelco cuando tradujo el recordatorio de la dirigente de las octoarañas. La Optimizadora Principal no le estaba diciendo nada que ella ya no supiera, sin embargo, su concentración en el planeamiento y las discusiones era tal, que todavía no se había enfrentado con alguno de los posibles resultados de las decisiones que estaban tomando.

Nicole dijo muy poco mientras todos los principales intervinientes coincidían en un horario base. Cuando oyó a Richard decir que Archie y él, con Ellie y Nikki o sin ellas, iban a partir de la Ciudad Esmeralda un tert después del amanecer del día siguiente, se estremeció.

Mañana
, pasó como un relámpago por su mente,
mañana nuestra vida volverá a cambiar
.

En el transporte se mantuvo en silencio durante el viaje de regreso a su zona. Mientras Richard y Archie conversaban sobre muchos temas diferentes, Nicole trataba de combatir el miedo que crecía dentro de ella. Una voz interior, voz a la que no oía desde hacía años, le estaba diciendo que, después de mañana, no volvería a ver a Richard.

¿Es ésta, quizás, alguna reacción peculiar de mi parte?
, se preguntó con tono crítico.
¿Me está resultando difícil permitir que Richard sea el héroe?

La intensidad de la premonición aumentó, a pesar de sus intentos por combatirla. Recordaba una noche terrible, muchos, muchos años atrás, cuando se encontraba en su dormitorio de la casita de Chilly-Mazarin. Se había despertado, gritando, de una violenta y muy gráfica pesadilla.

«Mamita está muerta», gritó entonces la niña de diez años.

Su padre trataba de consolarla explicándole que su madre simplemente había salido de viaje, para visitar a su familia en la Costa de Marfil. El telegrama que anunciaba su muerte llegó a la casa siete horas después.

—Si no tienen armas acumuladas ni soldados adiestrados —estaba diciendo Richard—, ¿cómo diablos se pueden preparar para la guerra con la rapidez suficiente como para defenderse?

—No puedo decirte eso —contestó Archie—, pero créeme, sé con seguridad que un conflicto en estos momentos, entre nuestras dos especies, podría redundar en la aniquilación de la civilización humana en Rama.

Nicole no podía aquietar su alma atormentada. No importaba cuántas veces se dijera a sí misma que su reacción era exagerada, el miedo premonitorio no desaparecía. Extendió el brazo y tomó la mano de Richard. Él entrelazó sus dedos con los de ella y continuó su conversación con Archie.

Nicole lo contempló resueltamente.

Estoy orgullosa de ti. Richard
, pensó,
pero también estoy asustada…
Sintió las lágrimas que empezaban a asomarle en los ojos
…y todavía no estoy preparada para decir adiós.

Era muy tarde cuando Nicole fue a acostarse. Había despertado a Ellie con suavidad, sin perturbar a Nikki y los mellizos Watanabe, que estaban durmiendo en la casa de los Wakefield para que Patrick y Nai pudieran tener su noche de bodas a solas. Ellie, claro está, hizo muchas preguntas. Richard y Nicole le explicaron el plan, incluyendo todo lo de importancia que esa misma noche, más temprano, supieron por Archie y la Optimizadora Principal. Ellie expresó su temor, pero finalmente estuvo de acuerdo en que ella y Nikki acompañaran a Richard y Archie al día siguiente.

Nicole no pudo caer en un sueño profundo. Después de revolverse y cambiar de posición durante una hora, empezó una secuencia de ensueños breves, caóticos. En el último, otra vez tenía siete años y estaba de vuelta en la Costa de Marfil, en mitad de la ceremonia poro. Estaba semidesnuda, en el agua, con la hembra de león rondando por el perímetro del estanque. La pequeña Nicole tomó una profunda bocanada de aire y se sumergió en el agua. Cuando salió a la superficie, Richard estaba parado en la orilla, allí donde había estado la hembra. Al principio fue un Richard joven que le sonreía, pero, mientras Nicole lo miraba, envejeció con rapidez y se transformó en el mismo Richard que en ese momento estaba al lado de ella en la cama. Nicole oyó en su oído la voz de Omeh. «Mira cuidadosamente, Ronata», dijo la voz, «y recuerda…»

Nicole despertó. Richard estaba durmiendo apaciblemente. Ella se sentó en la cama y dio un solo golpecito en la pared. Una solitaria luciérnaga apareció en el vano de la puerta, arrojando algo de luz en el dormitorio. Nicole contempló con fijeza a su marido. Miró su cabello y barba, grises por la edad, y los recordó cuando eran negros. Rememoró con ternura el ardor y el humor de Richard durante el galanteo en Nueva York. La cara se le torció en una mueca, hizo una profunda inspiración y se besó el índice. Después lo apoyó sobre los labios de Richard. Él no se agitó. Permaneció sentada en silencio durante varios minutos más, estudiando cada rasgo del rostro de su marido. Suaves lágrimas le fluyeron por las mejillas y cayeron desde su mentón sobre las sábanas.

—Te amo, Richard —dijo.

Guerra en Rama
1

Informe Número 319

Hora de Trasmisión: 156 307 872 574.2009

Hora desde Alerta en Primera Fase: 111.9766

Referencias: Nodo 23-419

Espacionave 947

Viajeros espaciales 47249 (A & B) 32806 2666

Durante el último intervalo, la estructura y el orden de las comunidades de viajeros espaciales en el interior de la espacionave continuaron desintegrándose. A pesar de las advertencias de las octoarañas (viajero espacial N° 2666) y de sus loables intentos por evitar un vasto conflicto con los seres humanos (N° 32806), ahora es todavía más probable que nunca que una desastrosa guerra entre las dos especies, que sólo dejaría unos pocos sobrevivientes, pueda tener lugar en el curso de los siguientes intervalos. Por consiguiente, la situación reúne todas las condiciones previas esenciales para que se lleve a cabo una intercesión de fase dos.

A la actividad intercesionaria previa se la declaró fracasada, debido, de manera primordial, a que la más agresiva de las dos especies, la de los seres humanos, es fundamentalmente insensible a toda la gama de técnicas intercesionarias sutiles. Sólo unos pocos seres humanos respondieron a los muchos intentos por alterarles el comportamiento hostil, y ésos no pudieron detener el genocidio de los avianos y los sésiles (N° 47249 A & B), perpetrado por sus dirigentes.

Los seres humanos están organizados según la manera rígida y jerárquica que se observa con frecuencia en las especies que están en la etapa evolutiva anterior a la del viaje por el espacio. Siguen siendo dominados por una dirigencia cuya atención se concentra en la retención del poder para sí. El bienestar de la comunidad humana, y hasta su misma supervivencia, se subordinan, en la función objetiva implícita de los dirigentes humanos actuales, a la continuación de un sistema político que concede a esos dirigentes una autoridad absoluta. En consecuencia, existe una probabilidad sumamente reducida de que la amenaza de la extensión del conflicto entre los seres humanos y las octoarañas se pueda evitar mediante apelaciones a la lógica.

Un pequeño conjunto de seres humanos, que comprende casi toda la familia que habitó en El Nodo durante más de un año, sigue residiendo en la principal ciudad octoarácnida. La interacción de esos humanos con sus anfitriones demostró que a las dos especies les es posible vivir juntas en armonía. Hace poco, una delegación combinada de esos humanos y una octoaraña decidió emprender un esfuerzo concertado, para evitar una guerra interespecies en gran escala, consistente en establecer contacto directo con los dirigentes de la colonia humana. Sin embargo, la probabilidad de que esta delegación tenga éxito es muy baja.

Hasta ahora, las octoarañas no efectuaron actividad alguna que fuera patentemente hostil. De todos modos, empezaron el proceso de aprontarse para una guerra contra los seres humanos. Aunque sólo van a luchar si deciden que la supervivencia de su comunidad está en peligro, las avanzadas aptitudes biológicas de las octoarañas determinan una inevitable conclusión para el resultado de una guerra semejante.

Lo que no es seguro es cómo van a reaccionar los seres humanos una vez que el conflicto aumente de magnitud y experimenten un fuerte índice de bajas. Es posible que la guerra pueda terminar pronto y que, con el tiempo, las dos comunidades sobrevivientes otra vez puedan alcanzar un estado de cuasi equilibrio. Sobre la base de los datos disponibles que provienen de la observación de los seres humanos, empero, existe una probabilidad, que no es trivial, de que esta especie prosiga la batalla hasta que la mayor parte de los individuos, o todos ellos, perezca. Un resultado de esa índole destruiría todos los vestigios de una, por lo menos, de las dos especies viajeras por el espacio que quedan en la espacionave. Para evitar un resultado tan desfavorable para el proyecto, se recomienda tomar en cuenta la realización de una intercesión de fase dos.

Other books

The Switch by Sandra Brown
Playing Hard To Get by Grace Octavia
THEM (Book 0): Invasion by Massey, M.D.
Mulan by Disney, Little Golden Books
Thank You Notes by Fallon, Jimmy, the Writers of Late Night
Malia Martin by The Duke's Return