Yelmos de hierro (42 page)

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Authors: Douglas Niles

—Y ahora —añadió Hal— han creado una hermandad de un salvajismo sin igual, con una sed de sangre insaciable.
¿Para qué necesitan tantos corazones?

Poshtli les habló de las visiones que había tenido.

—La Piedra del Sol me mostró una mujer de Maztica y un hombre de otro mundo. Si podía encontrarlos, encontraros a vosotros, y llevaros a Nexal, quizá se podría evitar la destrucción de la ciudad.

»Tu conocimiento de la naturaleza de los elfos oscuros tal vez sea la razón de mi búsqueda. ¿Querréis venir conmigo a la ciudad que es el corazón del Mundo Verdadero ?

De pronto, Halloran tuvo la sensación de ser ingrávido, al descubrir que disponía de una libertad que no había imaginado jamás. La Legión Dorada había quedado atrás, formaba parte de su vida anterior. La legión se había puesto en su contra, así que no había motivos para el remordimiento. Ahora vivía en un mundo nuevo, un mundo lleno de maravillas y secretos desconocidos. Y él, mejor que nadie en este mundo, estaba en situación de ver estas maravillas, descubrir sus secretos.

Erixitl lo cogió de las manos y lo miró a la cara. La luz de la luna se reflejó en sus ojos como una brillante y cálida cascada, y Halloran se sintió más feliz que nunca.

—Yo iré contigo —dijo la joven—, allí adonde quieras ir. Pero Nexal es el lugar que siempre he deseado conocer.

Halloran ya lo había decidido, y las palabras de Erix le infundieron nuevos ánimos. Se sentía orgulloso e invencible, entusiasmado con su triunfo. Tenía una buena espada, un buen caballo y un libro de hechizos; varios frascos de pócimas mágicas, y además dos compañeros leales: una mujer que había demostrado ser una amiga auténtica y algo más, y un hombre valiente y experto, que había arriesgado y casi perdido su vida para ayudarlos.

Juntos irían a la ciudad de oro.

De la crónica de Coton:

Solo en Nexal, espero la llegada del destino.

Los dioses se elevaban sobre Maztica, atentos a los cambios que comienzan a destrozar la tierra. Zaltec enfurece, mientras los jóvenes Tezca y Azul observan y tiemblan.

El dios de los extranjeros, llamado Helm el Vigilante, es la nueva fuerza en el Mundo Verdadero, una presencia poderosa e intimidadora que asusta a los dioses jóvenes y amenaza los propios fundamentos de la vida.

Zaltec no teme a Helm, pero su cólera aumenta ante la impudicia de los seguidores de Helm. Quieren prohibir la ofrenda de corazones al dios de la guerra, y esto es algo que no puede permitir. Así que los Muy Ancianos se reúnen en la Gran Cueva, y los sumos sacerdotes de Zaltec preparan su magia. El poder de la Mano Viperina, que ostenta Hoxitl, será utilizado para unir a las ciudades y naciones de Maztica en la guerra contra los extranjeros.

El retorno del
cuatl
trae a mi pecho el fuego de la esperanza, porque la serpiente siempre ha sido el heraldo del Plumífero. Pero los templos de Qotal continúan vacíos, y sus mudos sacerdotes consultan augurios y visiones, sin ninguna promesa de alegría.

El dios verdadero no regresa.

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