El azar de la mujer rubia (17 page)

«Señoras y caballeros, esto es lo que sucedió en un país llamado España o algo así, en un lugar de sol y moscas. Les voy a contar la historia de un joven aventurero que conmovió los cimientos de la patria. Yo soy ciego, como ustedes pueden ver, pero miren, miren las imágenes que señala la punta de mi bastón. En este primer cuadro hay una guerra entre hermanos; en el siguiente se ven niños muertos de hambre; aquí está la madre de nuestro héroe en una mecedora rezando el rosario; aquí su padre huyendo de la justicia; aquí el conocido tirano que mandaba fusilar mientras desayunaba churros con chocolate; aquí unas beatas arrodilladas ante un cura en un Miércoles de Ceniza; aquí una criada y un soldado follando en el portal de la casa del señorito; aquí un coche utilitario de donde salen un matrimonio, siete hijos y una abuela; aquí el tirano pescando sardinas con un destructor de la armada; aquí el príncipe de maniobras militares en un cuartel con un bocadillo de chorizo en la mano; aquí la gente tomando gambas con gabardina en el bar de la plaza al salir de misa un domingo; aquí nuestro héroe enarbolando una bandera de Acción Católica; aquí el príncipe que es nombrado sucesor del tirano e invitado por él a matar marranos; aquí cuando nuestro héroe se encuentra con la mujer rubia; aquí las mazmorras de la cárcel llenas de rojos; aquí los estudiantes de la universidad arrojando tazas de retrete sobre los caballos de la policía armada; aquí el tirano a punto de estirar la pata; aquí su entierro en el panteón del Valle de los Caídos; aquí el príncipe que se convierte en rey; aquí la mujer rubia que juega al bridge con el rey y nuestro héroe con las cartas marcadas; aquí nuestro héroe que hace juego de manos en el Congreso de los Diputados; aquí un guardia civil con bigote que trata de poner a la patria bajo su tricornio; aquí nuestro héroe que se rebela; aquí sus amigos le apuñalan por la espalda; aquí nuestro héroe se pierde en el bosque.

»Señoras y caballeros, esto es lo que le sucedió a nuestro héroe en el bosque. Caminando con la memoria perdida se encontró con un pelotón de fusilamiento y sin otra orden que la que daba el destino fue pasado por las armas, pero de ellas salió indemne y siguió caminando. Un día divisó una claridad. Esa claridad era la de una fogata. La rodeaban guerreros de tez amarilla y ojos oblicuos. No lo reconocieron, pero le dieron acogida. Como esencialmente estaba dispuesto a todo, participó en batallas en una geografía del todo ignorada por él. Era un político: no le importaban las causas y estaba listo a morir. Pasaron los años, él se había olvidado de todo y llegó un día en que se pagó a la tropa y entre las monedas había una que lo inquietó. La retuvo en la palma de la mano y dijo: “Eres un hombre viejo; ésta es la medalla que hice acuñar para la victoria de la libertad cuando yo era Adolfo Suárez”. El héroe recobró en ese momento su pasado y volvió a ser un mercenario tártaro o chino o lo que fuere.»

Las novelas crean realidades en sí mismas, con su propia dinámica, y no hay mayor deleite para un lector que el de creerse los episodios narrados en un libro. En esta historia he creado un juego literario entre la realidad y la ficción cuyas reglas, no me cabe duda, serán comprendidas y aceptadas por cualquier lector agudo.

Manuel Vicent,
escritor y periodista valenciano, ha publicado en Alfaguara novelas como Tranvía a la Malvarrosa (1994), Jardín de Villa Valeria (1996) —ambas recogidas junto con Contra Paraíso en el volumen Otros días, otros juegos (2002)—, Pascua y naranjas (1966), Son de Mar (Premio Alfaguara 1999), La novia de Matisse (2000), Cuerpos sucesivos (2003), Verás el cielo abierto (2005), León de ojos verdes (2008) y Aguirre, el magnífico (2011). También es autor de la antología Los mejores relatos (1997) y de las colecciones de artículos Nadie muere la víspera (2004), Las horas paganas (1998), Viajes, fábulas y otras travesías (2006), Póquer de ases (2009) y Mitologías (2012).