Authors: Antonio Salas
Además de mis encuentros personales con el supuesto líder de la célula de Al Zarqaui en España, siempre grabados por mi cámara oculta, Abu Sufian y yo mantuvimos una activa relación vía Internet y mensajes sms durante mis viajes. Y me resulta muy difícil explicar su forma de entender la ocupación de Iraq, al menos cuando yo lo conocí, sin crearle un perjuicio con sus hermanos musulmanes. Así que me limitaré a decir que, al menos tras su salida de prisión, Abu Sufian no encajaba aparentemente en la psicología de un yihadista. Todo lo contrario. Sin embargo, las informaciones policiales, las escuchas y los expedientes del caso parecían demostrar que Abu Sufian había sido una influencia definitiva para que varios aspirantes a muyahid, como el mismo Andrey Misura, se hubiesen unido a la resistencia iraquí. De hecho, tras su llegada a Málaga en 2005, en plena efervescencia de la indignación del mundo árabe por las noticias que llegaban de la ocupación iraquí, Abu Sufian no tardó en conseguir atraer la atención de muchos hermanos que frecuentaban la mezquita de La Unión. Muy diferente a los cientos de subsaharianos o magrebíes, con menos recursos económicos y formación académica, que llegan a Europa ilegalmente buscando un futuro mejor, Abu Sufian tenía pasaporte británico, clase, formación y mucha experiencia viajera. Según me dijo, cuando le expliqué que yo era venezolano: «Yo aún no conozco Venezuela, pero conozco Brasil, Uruguay, Bolivia, Argentina, Chile...».
Sin embargo, no habían sido sus viajes por América Latina los que habían preocupado a la inteligencia española (ni a la israelí o la británica), sino sus contactos en Oriente Medio. Según me explicó, cuando fue detenido en diciembre de 2005, en el coche que lo trasladó de Málaga a Madrid iba escoltado por una agente del MI6 (el servicio secreto británico) y un agente del MOSSAD.
—[El israelí...] me decía: «Yo ya estuve en Jordania detrás de ti...». Pero Muhammad, yo estuve con mi hermano tres días, allí, y le decía: «¿Estuviste con nosotros?». Él decía: «Tú estabas tal día, con un tío tomando zumo de naranja» y zas, zas me pegaba... Yo estaba esposado y le decía: «Si eres hombre, suéltame»...
Al llegar a Madrid, siempre según su relato, la policía española se hizo cargo de su custodia. Pero, mientras estaba en la comisaría, apareció un fotógrafo de prensa que los habría fotografiado a todos a cara descubierta. Según Abu Sufian, él había sido el único en negarse, tapándose la cara cada vez que el reportero intentaba inmortalizar su rostro. Sabía que antes de que existiese ninguna sentencia, su cara impresa en la prensa acusándolo de terrorista destruiría su imagen y su presunción de inocencia. Pero a mí aquella historia del fotógrafo en la comisaría me sonaba muy extraña. Al menos hasta que, rastreando la hemeroteca, me encontré varios artículos publicados en esa época sobre la detención de Abu Sufian, en los que, ciertamente, aparecían los rostros de todos los todavía sospechosos, la mayoría ni siquiera procesados posteriormente, que en el acto serían etiquetados en sus respectivas comunidades como «terroristas».
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No es extraño que la mayoría de aquellos detenidos por terrorismo tuviesen que soportar que sus coches fuesen destrozados, sus familias insultadas, sus viviendas cubiertas de pintadas ofensivas... Es lógico. Solo había pasado un año y medio del 11-M y todos estábamos muy sensibilizados con el tema. Y si a alguien lo detienen por terrorismo islamista... por algo será, ¿no?
Suponiendo que Abu Sufian no me mintiese en lo del MOSSAD —como no mentía en lo del fotógrafo—, e informaciones posteriores me sugieren que no lo hizo, ¿qué pinta un agente israelí en una operación del CNI y la policía española?
A pesar de que Abu Sufian me aseguró que Oussama «está mal, no está bien de su cabeza, ya estaba mal antes de la prisión, pero ahora está peor», y que Andrey «... él nunca fue a Chechenia. A Azerbaiyán sí, a Irán sí, pero a Chechenia jamás...», esa no era la opinión de los investigadores. Para ellos estaba acreditado que en el momento de la detención Andrey Misura se encontraba en busca y captura por varios servicios secretos europeos, y además estaba preparado para acudir a Iraq como muyahid... Pero el destino del joven musulmán bielorruso, considerado «un terrorista potencialmente peligrosísimo» por la inteligencia española, no estaba en Iraq, ni en Chechenia, ni en ningún lado...
No fue fácil seguirle la pista. El joven Andrey se movía mucho. Durante meses, me consta, se movió por toda España, reuniéndose con diferentes imames y utilizando la hospitalidad de las mezquitas en Baleares, Galicia, León, Catalunya, etcétera. El rumor, que me llegó a través de fuentes policiales, es que Andrey Misura y Abu Sufian habían hecho contactos con la Iglesia de los mormones en Málaga. Algunos investigadores especulaban con la hipótesis de que los supuestos yihadistas pudiesen planear utilizar la cobertura de la Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días, mormones, para viajar a Salt Lake City, centro neurálgico de la Iglesia mormona en el estado de Utah, y desde allí poder moverse libremente por los Estados Unidos. Y evidentemente a los servicios de información les inquietaba esa conjetura... Aunque no dejaba de ser pura especulación.
Los bombardeos a Gaza traerían cola, al menos durante unas semanas. Aunque Israel está bastante acostumbrado ya a las críticas internacionales, y si bien en la guerra convencional contra los palestinos se había visto obligado a pactar una tregua —por el reciente nombramiento de Barack Obama—, no ocurría lo mismo con las operaciones psicológicas y la propaganda. Tel Aviv arrancó motores. Además de las escasas manifestaciones en apoyo a la política israelí en el conflicto —que se habían dejado ver en algunas capitales, como Madrid—, artículos, reportajes y documentales de televisión pretendían demostrar que no existen tales abusos israelíes sobre los palestinos, sino que son los mismos palestinos quienes se masacran entre sí. El más célebre de esos documentales se titula
Pallywood
.
Producido por el historiador estadounidense Richard Landes, cuatro años antes,
Pallywood
pretende realizar una revisión crítica sobre las imágenes más famosas del sufrimiento palestino, desde la segunda intifada hasta la actualidad. Landes asegura que, analizando los vídeos originales de supuestos abusos o masacres israelíes en Gaza o Cisjordania grabados por diferentes periodistas internacionales y que han dado la vuelta al mundo en los informativos de todas las cadenas, estos resultan ser un fraude. Landes no tiene reparo en someter a revisionismo casos tan famosos como el de Muhamed Al Durah, asesinado a tiros el 30 de septiembre de 2000, en Netzarim, cuando él y su padre quedaron atrapados en un fuego cruzado entre palestinos e israelíes. Las imágenes de Jamal intentando cubrir a su hijo con su propio cuerpo mientras suplicaba a los tiradores que no disparasen dieron la vuelta al mundo. Padre e hijo murieron acribillados ante las cámaras de televisión. Landes afirma que dichas imágenes son un montaje, y que Muhamed Al Durah y su padre murieron tiroteados por los propios palestinos...
Con dudosa sensibilidad, en España el documental
Pallywood
fue emitido por Libertad Digital Televisión, en su espacio Documentalia, presentado por Fernando Díaz Villanueva. Y decidió hacerlo el domingo 1 de marzo de 2009, cuando las heridas de los recientes bombardeos israelíes en Gaza aún sangraban frescas y recientes.
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Me pregunto si Richard Landes también considerará que las imágenes aportadas por la israelí Gila Svirsky y su fundación son propaganda antijudía...
Supongo que las lágrimas de rabia e indignación que derramó alguno de mis hermanos palestinos al ver ese documental y sentirse acusados de falsear sus propias desgracias son muy similares a las lágrimas e indignación de las familias y víctimas de los norteamericanos muertos en las Torres Gemelas, acusados por los defensores de la conspiración de haber sido los verdaderos artífices del 11-S para justificar el robo del petróleo iraquí. O las de los españoles asesinados en los trenes de Madrid, acusados por otros defensores de otra teoría de la conspiración de haber cometido la masacre del 11-M para ganar unas elecciones. O las de los supervivientes judíos del Holocausto, acusados por los nazis de haberse inventado ese calvario...
Pero en el otro extremo de la política, intuyo también las lágrimas de las viudas y huérfanos de las FARC, de las familias de tantos secuestrados que llevan años encadenados a una choza húmeda en las selvas de Colombia, al ver cómo en marzo de 2009 mis entusiastas camaradas de la Coordinadora Simón Bolívar celebraban un homenaje a Manuel Marulanda, el máximo líder de las FARC, en el primer aniversario de su muerte. La CSB, más consecuente con su ideología que con la diplomacia internacional, había erigido un monumento a Tirofijo en pleno barrio 23 de Enero. Obviamente, el debate sobre si los grupos bolivarianos apoyan a las FARC, como a ETA, Hizbullah o Hamas, es improcedente. No hay nada que debatir.
Y mientras la izquierda chavista homenajeaba a las FARC y la derecha española ejercía el revisionismo histórico con el drama palestino, desde el Helicoide de la DISIP en Caracas, el sheikh de Hizbullah-Venezuela, Teodoro Darnott, emitió un comunicado solidarizándose con el pueblo de Gaza y condenando la ocupación israelí. Y una vez redactado me lo envió para que lo subiese a su web oficial. Se acercaba el momento en que el Tribunal de la Corte de Apelaciones ratificase o no su condena a diez años de cárcel, y Darnott anunció una huelga de hambre.
Deduzco que los funcionarios de la DISIP, que sin duda revisaban el correo electrónico de Darnott, realmente eran fieles a Chávez. De lo contrario ya se habría filtrado a algún medio de la oposición que el líder de la «sucursal» venezolana de Hizbullah compartía algo más que la nacionalidad con Ilich Ramírez, el terrorista más famoso del siglo
XX
. No es difícil imaginar el jugo que podrían sacar los enemigos de Chávez a la filtración de que Darnott y Carlos el Chacal tenían el mismo
webmaster
... un palestino llamado Muhammad Abdallah, relacionado con la mayoría de las organizaciones terroristas de América Latina y del mundo árabe...
Ese mes de marzo de 2009, otro regalo que me hacía la divina providencia: América Latina y los países árabes estarían más cerca que nunca, porque justo ese mes se celebraría en Qatar la II Cumbre del Sur-Países Árabes (ASPA). Además de Hugo Chávez, el ecuatoriano Evo Morales, la argentina Cristina Fernández de Kirchner, el brasileño Lula da Silva o el paraguayo Fernando Lugo, entre otros, se reunieron con los presidentes árabes Muammar Al Gaddafi (Libia), Bashar Al Assad (Siria), Mahmud Abbas (Palestina) u Omar Al Bashir (Sudán), bajo el auspicio del «emir rojo» de Qatar. Y como es lógico la cadena qatarí, con más razón que nunca, dedicaría muchas horas al evento. Hugo Chávez se convertiría en la estrella indiscutible del encuentro. Y tanto en las emisiones en directo de Al Jazeera como en las fotos de la prensa árabe o latina que daban cobertura a la cumbre, no me costó trabajo reconocer al entrañable Raimundo Kabchi, siempre al lado de Chávez, haciéndole de traductor y asesor de confianza en sus reuniones privadas con los presidentes árabes.
En realidad esa cobertura, por lo que a mí respecta, comenzó unos días antes. El 20 de marzo, Dima Khatib entrevistó a Hugo Chávez: una larga y profunda entrevista, que fue emitida simultáneamente por Al Jazeera y por VTV. Entre 60 y 70 millones de árabes, televidentes habituales de la cadena qatarí en veintiún países, tuvieron la oportunidad de escuchar al líder bolivariano. Yo, como siempre, me ocupé de grabar la entrevista en VTV en castellano, y también la versión árabe de Al Jazeera, y para mi sorpresa, como siempre sin previo aviso, en medio de la entrevista de mi admirada Dima Khatib, Chávez mencionó su anécdota con Ilich Ramírez: «... en el año 2000. Estábamos convocando entonces la cumbre de la OPEP, y desde entonces claro, yo comencé a leer y a enterarme de las posiciones de país de la OPEP; de los países del golfo Pérsico, de Irán, los países africanos como Libia, Argelia, Nigeria... Estudiar la posición de cada uno porque nosotros llegamos dispuestos a contribuir a que la OPEP resucitara. Y lo logramos. Gracias a Dios y a la colaboración de todos... Iraq... Y entonces aquella gira... aquella gira... Diez años después uno puede pensar que fue una gira espeluznante. Como me lo dijo en un papelito, que me hizo llegar por esos días Carlos Ilich,
el Chacal
, que está preso en París... Un papelito que alguien metió en mi saco, no supe cómo, en una reunión en París, una noche, regresando de esa gira. Una noche de mucha gente, en la casa de América Latina. Cuando llego al hotel y veo que tengo un papel aquí. Una carta de Ilich. Él es venezolano como tú sabes. Y entonces recuerdo que me dice: “Me preocupan sus giras espeluznantes”. Hombre, llegamos hasta Bagdad, a hablar con Saddam, con Gaddafi, con todos, todos...».
Evidentemente, Ilich Ramírez se interesó mucho por esa entrevista a Hugo Chávez y por la mención que había hecho el presidente a su «carta». Me pidió que le enviase una copia en DVD a la prisión con la versión en español emitida por VTV y la emitida por Al Jazeera en árabe. Después extraje el fragmento en el que Chávez menciona su anécdota con el Chacal, para subirlo a la web oficial de Carlos, pero solo pude hacerlo en la versión original emitida por VTV. En la traducción al árabe, emitida por Al Jazeera, habían omitido esa parte por razones que desconozco.
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En la II Cumbre de ASPA, entre otras cosas, se alcanzó un compromiso de apoyar al presidente de Sudán, Bashir, contra quien la Corte Penal Internacional había emitido una orden de captura el 4 de marzo anterior, por presuntos crímenes contra la humanidad en Darfur, a raíz de una solicitud del fiscal argentino Luis Moreno Ocampo. Para mi sorpresa, y a pesar de que Bashir había sido quien lo había entregado a los servicios secretos franceses, Ilich Ramírez elogiaba la decisión de ASPA de oponerse a la orden de la Corte Penal Internacional... aunque eso no significaba, en absoluto, que hubiese olvidado la traición de Bashir. Este es un fragmento de esa grabación.
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—Sabes que fue la cumbre de países hispanos y árabes...
—El presidente estuvo bien a la hora de apoyar al Sudán... Esa famosa justicia internacional es la cuestión más inmunda que hay, y Venezuela es signataria fundadora de esa vaina, en Roma. Los traidores que están metidos allí, esos, los escuálidos de mierda vestidos de rojo. Traidores...