El Palestino (103 page)

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Authors: Antonio Salas

En Madrid, muchos de los actores, cantantes, políticos, artistas, escritores y profesionales que en 2003 se habían manifestado contra la guerra de Iraq se echaron a la calle para dar voz a su simpatía con el pueblo palestino. Claro que con la simpatía no se come, ni se cicatrizan las heridas de los miembros mutilados. Al igual que mi querido amigo Yamal, uno de los palestinos de Zaragoza, Ilich Ramírez también era de la opinión de que lo que había que enviar a Palestina era «dinero y armas», no simpatías. Sin embargo, hasta él me reconoció que la reacción internacional era un triunfo para Hamas. En su llamada telefónica del 24 de enero de 2009, intentó animarme a su manera, por lo impresionado que me había notado esas semanas a causa de las masacres en Gaza...

—Aló, Assalamu Alaykum.

—Ualayku Assalam, kaifa halk iaIlich?

—¿Cómo estás? ¿Te pasó la tristeza?

—Bueno, es que si te pones a trabajar, y ves Al Jazeera, y te pones a trabajar en las webs y a subir las fotos de lo que ha pasado...

—Hermano, eso no es nuevo. Esto tiene más de sesenta años... Lo que pasa es que ahora se ve en directo... Coño, yo he visto vainas... he llevado civiles desangrándose y no puede ser... yo sé lo que es... Pero ganamos, ganamos... El pueblo aguantó. La resistencia fue fuerte. Apenas 48 personas de Hamas, combatientes, murieron. Tú sabes que ellos no mienten en eso, porque esta gente son mártires, van al cielo...

Sin embargo, cuando cada madrugada yo subía a diferentes webs de organizaciones no gubernamentales propalestinas las imágenes de Al Jazeera o las fotografías de los cuerpos de niños sin piernas, sin brazos, con todo el cuerpo quemado por sabe Dios qué clase de bombas experimentales, no me sentía ganador. Ese mismo 24 de enero, Ilich Ramírez me adelantó, en exclusiva, otra primicia que unos días más tarde sería recogida por toda la prensa internacional:

—Voy a escribir una carta a Obama.

—¡A Obama! —respondí sorprendido. El nuevo presidente de los Estados Unidos acababa de jurar el cargo solo unos días antes.

—Sí, te voy a decir por qué. Él cerró Guantánamo y después piensa cerrar todas las cárceles secretas de la CIA en el mundo. Ahora hay un camarada suizo que está perdido. Lo raptaron en un ferry entre... Italia y Grecia. Fue una operación de la OTAN, ¿eh? Estaban americanos, franceses y de todo. Lo sacaron del camarote y lo desaparecieron. Y el capitán al año ha hecho declaraciones y lo han encontrado muerto al capitán... Entonces estamos buscando al señor este, al camarada Bruno Breguet. Es suizo, él es suizo. Pasó diez años preso en Israel, del 70 al 80. Y después pasó casi cuatro años preso en Francia. Cayó con mi ex mujer. Estuvo arrestado aquí en París en el 82... En todo caso... Me llegaron informaciones así... y vainas, que el tipo había muerto... en una base americana en el sur de Hungría...

Al mencionar Hungría, supuse que me ordenaría que pidiese a Eduardo Rózsa alguna gestión en su país, ya que Rózsa me confirmó que conocía al de saparecido, pero esa orden no llegó. Y, como me había adelantado, cinco días más tarde Ramírez escribió una carta al presidente Obama solicitando el cuerpo de su camarada secuestrado por la CIA, y me envió una copia de dicha carta para que la incluyera en su página web.
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Unos días después toda la prensa internacional se hacía eco de la carta que Carlos el Chacal había escrito a Obama.

En esos días, más bien en aquellas madrugadas, arañaba algunos minutos a las escasas horas de sueño para montar el número de
Los Papeles de Bolívar
que dedicaría a Eduardo Rózsa. En cuanto le mandé la maqueta, antes de imprimirla y fotocopiarla, me respondió entusiasmado. No solo porque dedicase un número de
Los Papeles de Bolívar
a su trayectoria, sino porque había dedicado otro número a su admirado camarada y hermano musulmán Ilich Ramírez:

De: Eduardo Rózsa Flores

Asunto: Re: Postas de Ilich para ti

Para: M A

Assalamu Alaykum

Querido Hermano y camarada,

gracias por el envio, ya pensaba que a lo mejor nunca iba a ser publicado. Ha sido una grata sorpresa ver que han sacado todo el cuadernillo con la entrevista y me siento más orgulloso aun de saber, que el numero anterior estuvo dedicado a mi querido y respetado Ilich, a quien por cierto, te pido le transmitas mis saludos acompanados de un gran abrazo.

En un proximo mail te enviare la direccion postal de mi hermana, quien vive en Bolivia, para solicitarte le envien una cantida razonable del material, para que ella se lo haga llegar a nuestros hermanos de la comunidad islamica en esa.

Un gran abrazo. Massalama

Por cierto, en mi blog, he puesto traducido ese material referente a la carta del comandante Carlos a Obama, sobre la suerte de Bruno.

Aqui va el link

Magyar vonatkozás Carlos levelében!!!

Ilich Ramírez Carlos levelet irt Barack Obamának

http://eduardorozsaflores.blogspot.com/2009/03/ilich-ramirez-carlos-levelet-irt-barack.html

En aquellos días convulsos en que se celebraban manifestaciones propalestinas en todo el mundo y la antipatía hacia Israel alcanzaba niveles nunca vistos anteriormente, la noticia del asalto a la sinagoga Tiferet Israel de Caracas no extrañó a nadie. El 21 y 22 de enero un grupo de motorizados, probablemente pertenecientes a la organización que presidía mi camarada Arquímedes Franco hasta que fue asesinado, hizo pintadas en el muro exterior de la sinagoga, insultando a los judíos por la reciente masacre de Gaza. Unos días después, un grupo de quince personas, fuertemente armado, sometió a los vigilantes del templo y permaneció dentro del recinto durante varias horas. En ese tiempo arrasaron la nave, profanaron la sagrada Torá, realizaron pintadas en las paredes con símbolos como el número 666 o la imagen del diablo, proclamando «Fuera, muerte a todos» o «Israel maldito, muere». No sé por qué razón no me extraña nada que todas las miradas se dirigiesen a los irresponsables grupos bolivarianos del 23 de Enero. Una vez más, la opinión pública internacional responsabilizaba a Hugo Chávez del asalto a la sinagoga, como si él mismo hubiese llevado a su espalda la escalera para saltar el muro que rodea el edificio...

Mientras la comunidad judía internacional y los medios antichavistas aprovechaban el ataque como nueva arma política, la policía bolivariana intentaba descubrir a los responsables. Pocos días después, el mismo presidente Hugo Chávez comparecía en VTV para comunicar la detención de siete policías y cuatro civiles, acusados del asalto a la sinagoga. Uno de ellos, el que comandó el ataque, era un ex funcionario policial que había trabajado como escolta del rabino de Caracas. «Hay once personas detenidas y nada tiene que ver el gobierno con esto. Hubo voceros de la oposición y algún canal de televisión que de inmediato apuntaron al gobierno: “Ese es Chávez el culpable”. Bueno, resulta que ya hay once personas detenidas y no tiene nada que ver el gobierno con esto», declaró Chávez. Pero como es comprensible, la oposición no podía perder esa baza tan pronto, y mientras se convocaban manifestaciones de la comunidad judía venezolana en las calles de Caracas y otras ciudades del país, la propaganda antichavista volvió a rescatar las historias sobre las supuestas alianzas de Chávez con el yihadismo terrorista. Y de nuevo la célula de Al Qaida en Isla Margarita, la supuesta presencia de Ben Laden en el país y los terroristas de Hizbullah-Venezuela volvieron a los titulares internacionales.
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Titulares que Teodoro Darnott, el líder de Hizbullah-Venezuela, pudo seguir desde el Helicoide de la DISIP en Caracas, donde permanecía encerrado a la espera de que se juzgase su caso en el Tribunal de Apelación unas semanas después, en su última esperanza por recurrir la sentencia condenatoria a diez años de cárcel, emitida contra él y contra José Miguel Rojas Espinoza el 19 de enero anterior. Y, aprovechando que había recibido un «generoso» permiso carcelario para acceder a Internet unas horas a la semana, volvió a contactar conmigo.

Hizbullah-Venezuela: teocracia
on line

Cuando retomé contacto con Darnott, en febrero de 2009, me encontré a un hombre radicalizado en su delirio místico. A pesar de no hablar ni una palabra de árabe, estudiaba el Corán, en español, con devoción. Incluso impartía algunas charlas a los compañeros de presidio que querían escucharle, intentando compartir su delirante proyecto de transformar Venezuela en una teocracia islámica. Supongo que tuve mucha suerte de que no hubiese contactado con otros hermanos musulmanes familiarizados con el Corán mucho más cualificados que yo, porque Darnott había leído algunos de mis artículos sobre cuestiones místicas y religiosas en el Islam, la figura del profeta Isa, los milagros del profeta Muhammad, las profecías del Último Día o el martirio en el yihad, y me tomó por el experto en teología islámica que no soy. Durante semanas tuvimos un intercambio de e-mails muy fluido, y finalmente decidió hacerme depositario de sus memorias, que había comenzado a redactar en prisión. El fundador de HizbullahVenezuela había decidido que yo era la persona más cualificada para recibir su legado. Me pidió que las leyese y le diese mi opinión. Que hiciese las correcciones que creyese oportunas. Y además me confió que, para su sorpresa, se había convertido en un yihadista famoso internacionalmente gracias a su detención.

El mérito no es de Darnott. La prensa de la oposición y sus aliados europeos y norteamericanos se habían ocupado de convertir a aquel pobre hombre y a su reducido grupo de incautos seguidores en una peligrosa banda terrorista internacional subvencionada por el todopoderoso Hizbullah auténtico de Hassan Nasrallah y por el mismísimo Hugo Chávez. Y cuando se le ocurrió la estupidez de preparar un artefacto explosivo, sin metralla, para hacerlo estallar ante la embajada norteamericana en Caracas, atrajo la atención mediática que tanto ansía su vanidad y le dio a la oposición el argumento final para considerarlo un terrorista islamista sanguinario. A las autoridades venezolanas no les quedó más alternativa que darle un escarmiento ejemplar: diez años de cárcel por terrorismo islamista. La primera condena de ese tipo en Venezuela. A mi juicio desproporcionada, porque Darnott, sin quererlo, se había convertido en una moneda política. Utilizado por la oposición para «demostrar» la colaboración de Chávez con los terroristas islamistas, y utilizado por Chávez para demostrar con qué mano dura podía tratar a esos terroristas.

Y aquel pobre diablo, que soñaba con un país regido por la sharia desde las selvas guajiras del Zulia, que no hablaba árabe y cuyo ejército de muyahidín se limitaba a un puñado de indígenas conversos y a unos
frikis
cibernautas, fue transformado por la prensa en un mártir del yihad, que había intentado poner una «bomba» en la embajada yanqui. Así que Darnott comenzó a recibir en su correo electrónico y en su Facebook felicitaciones entusiastas de todo el mundo. Sin proponérselo, había atraído hacia sí la atención de auténticos yihadistas. Incluso auténticos terroristas que se encontraban en Iraq, Afganistán, Pakistán, Marruecos, Indonesia, Palestina, etcétera, a los que había llegado la noticia, se creyeron que una filial del admirado Hizbullah libanés había tratado de dar una lección a los infieles opresores yanquis en Venezuela, el país liderado por ese hombre santo que es Hugo Chávez, «el amigo de todos los árabes». Y ahora, su jeque, el sheikh Teodoro Darnott, sufría las consecuencias de su heroísmo en prisión.

Si yo, que solo soy un aficionado, me di cuenta del enorme potencial que tenía esa situación desde el punto de vista de la inteligencia antiterrorista, la DISIP también lo hizo. Por eso permitía que Darnott continuase accediendo a su correo electrónico y contactando con terroristas de todo el mundo... como yo. De esa forma la inteligencia venezolana tenía acceso a una información fantástica sin mover a un solo agente ni invertir un solo bolívar. Terroristas de todo el mundo se ocupaban de enviar sus correos electrónicos, sus webs y sus direcciones IP al mismísimo edificio central de la DISIP en el Helicoide de Caracas. Sería estúpido para la inteligencia bolivariana perder esa baza. Y también sería estúpido que la perdiese yo. Sabía que en cuanto se ratificase su condena, Darnott sería trasladado a un centro penitenciario, sin acceso a ordenador, para cumplir la pena. Así que no tenía mucho tiempo.

Me ofrecí a construirle un
website
similar al de Ilich Ramírez, con la posibilidad de traducir sus textos al inglés, francés o árabe automáticamente, con la posibilidad de leer o escuchar el Corán, con sus fotos y todos sus escritos y reflexiones unidos, por primera vez, en una web oficial del movimiento teocrático que representaba. Y así nació
www.teocraciavenezuela.blogspot.com
, la nueva página oficial de Hizbullah-Venezuela. Lo bueno es que todo lo que llegase a Darnott a través de esa página pasaría por mí... Espero que el hermano Darnott sepa disculparme por no haber sido del todo sincero, a pesar de que mi intención es honesta. Pero también sé que con toda probabilidad Darnott no habría colaborado voluntariamente conmigo, creyéndome algún agente de la CIA o del MOSSAD. Además, si la inteligencia venezolana hubiese interceptado mi confesión a Darnott, todo se habría ido al garete.

Con el control de la web de Hizbullah-Venezuela, se me ocurrió la feliz idea de incluir en su portada uno de los versos del libro
47 versos sufís
, de Eduardo Rózsa, consciente de su gran vanidad. Y, como era previsible, Rózsa me agradeció el improvisado «homenaje»...

Desde Estambul, mis nuevos hermanos del Frente Islámico del Gran Oriente, con quienes me había puesto en contacto Ilich Ramírez, seguían con atención el nuevo
website
islamista venezolano. Y nuestro intercambio de información fluía adecuadamente. En la revista
Baran
se harían eco en varias ocasiones de mi trabajo. Sobre todo después de enviar a su director, Fazil Duygun, alguno de mis supuestamente eruditos libros sobre islamismo.

El Chacal: una obra de arte en Barcelona

El 4 de febrero de 2009, según me informaba mi querido amigo el doctor Mahmoud Sehwail, tendría la oportunidad de estrechar de nuevo su mano, y esta vez en España. El Seminario por la Paz y la Fundación Zaragoza 2008 habían organizado un ciclo de conferencias en conmemoración del bicentenario del asedio de Zaragoza, bajo el título «Ciudades sitiadas: la población como rehén de guerra», y una de las conferencias estaría dedicada a Palestina. Con magnífico criterio, la organización había preparado una charla conjunta que sería presentada por el doctor Sehwail, palestino, y por Gila Svirsky, escritora israelí y presidenta de B’Tselem: Centro Israelí de Información sobre Derechos Humanos en los Territorios Ocupados.

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