El prestigio (29 page)

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Authors: Christopher Priest

Tags: #Aventuras, Intriga

Sin embargo, todavía queda una pequeña cosa. Cuando comencé este diario lo hice con un sincero deseo infantil de escribir toda mi vida, sin importar cómo pudiera resultar. Ya no puedo recordar en lo que pensaba que me convertiría realmente a los treinta y seis años de mi vida, pero seguramente no me imaginé esto.

Julia y los niños han desaparecido. Cutter ha desaparecido. Gran parte de mis riquezas ha desaparecido. Mi carrera se ha marchitado y ha desaparecido, a causa de la apatía.

Lo he perdido todo.

Pero he ganado a Olivia Svenson.

Escribiré muy poco aquí acerca de Olivia, ya que al repasar nuevamente las páginas anteriores, veo que describía mi amor por Julia con tal entusiasmo, que ahora únicamente puedo retroceder con vergüenza. Soy bastante mayor, y he viajado lo suficientemente lejos en los asuntos del corazón, como para saber que ya no debo confiar más en mis emociones.

Basta con decir que he abandonado a Julia para poder estar con Olivia, después de conocerla y enamorarme de ella este año, durante mi gira estadounidense. Conocí a Olivia en una recepción ofrecida en mi honor en la ciudad de Boston, Massachusetts.

Ella se acercó a mí y me hizo saber de su admiración, como muchas mujeres se habían acercado a mí en el pasado. (Digo esto sin vanidad alguna). Tal vez fue porque estaba tan lejos de casa e, irónicamente, tan sólo sin mi familia, que por una vez no pude resistir tan franca acometida. Olivia, que entonces trabajaba como
danseuse
, se unió a mi grupo. Cuando abandoné Boston se quedó con nosotros, y de allí en adelante viajamos juntos. Más que eso, en el término de una o dos semanas estaba trabajando sobre el escenario conmigo como mi asistente, y ha regresado conmigo a Londres.

A Cutter esto no le importó, y se quedó conmigo durante toda la gira, aunque nos separamos inmediatamente después de regresar.

También, inevitablemente, lo hicimos Julia y yo. A veces, incluso ahora, me quedo acostado, despierto durante la noche maravillándome de la locura de mi sacrificio.

Una vez Julia fue el mundo para mí, y de hecho me ayudó a construir el mundo en el que ahora habito. Mis hijos, mis tres indefensos e inocentes hijos, no son nada menos que víctimas del mismo sacrificio. Todo lo que puedo decir es que mi locura es la locura del amor; Olivia me deja ciego ante cualquier otro sentimiento que no sea pasión por ella.

Por lo tanto, soy incapaz de escribir, incluso en la intimidad de este diario, lo que se dijo, se hizo y se sufrió en aquel momento. Gran parte de lo que se dijo y de lo que se hizo fue de mi parte, mientras que todo lo que se sufrió fue de parte de Julia.

Ahora mantengo a Julia en una casa que es suya, donde para salvar las apariencias vive la vida de una viuda. Tiene a los niños con ella, tiene resueltas todas sus necesidades materiales y la posibilidad de no verme nunca más si eso es lo que quiere. De hecho, si yo fuera visto en su casa, las apariencias se verían traicionadas, así que me he convertido inevitablemente en un hombre muerto. Nunca más puedo encontrarme con los niños en su propia casa, y debo conformarme con las ocasionales excursiones que realizo con ellos. Naturalmente, la culpa de todo este aprieto es únicamente mía.

Julia y yo nos encontramos brevemente en tales ocasiones, y su dulzura innata me destroza el corazón. Pero no hay vuelta atrás. Yo mismo he hecho mi mala cama y ahora sobre ella yazco. Cuando consiga quitar de mi mente a la familia que he perdido, seré un hombre feliz. No espero ninguna sentencia favorable para mí. Sé que he arruinado mi vida.

Siempre he tratado de no lastimar a la gente que me rodea. Incluso en mis encuentros con Borden he evitado causarle dolor o ponerlo en peligro, prefiriendo vengarme, irritándolo o avergonzándolo. Pero ahora me doy cuenta de que soy la causa del más grande de los dolores de las cuatro personas más importantes de mi vida. A riesgo de ser considerado un hipócrita, lo único que puedo asegurar es que nunca más haré algo así.

14 de septiembre de 1893

Mi carrera pugna por llegar a una nueva versión de estabilidad. En la agitación de las semanas posteriores a mi regreso de Estados Unidos, rechacé muchas de las presentaciones que Unwin había contratado mientras yo no estaba. Después de todo, había vuelto de la gira con una considerable suma en mis manos, así que pensé que podría sobrevivir durante algún tiempo sin necesidad de trabajar.

Esta anotación en el diario es para dejar claro, sin embargo, que finalmente siento que soy capaz de salir del agujero de miseria y letargo en el que he caído, y estoy preparado para regresar al escenario. Le he dado instrucciones a Unwin para que me consiga actuaciones, y podré reanudar mi carrera.

Para celebrar esta decisión, Olivia y yo fuimos esta tarde al local del diseñador de vestuario teatral, donde ella escogió, y donde se le tomaron las medidas, para el nuevo traje que utilizará en el escenario.

1 de diciembre de 1893

En mi cuaderno de compromisos tengo un espectáculo de Navidad de treinta minutos en un orfanato. Aparte de eso, mi cuaderno está vacío. 1894 se acerca amenazador, ayuno de trabajo. Desde finales de septiembre he ganado solamente 18 libras y 18 chelines.

Hesketh Unwin habla de una campaña de difamación en mi contra. Me advierte que haga caso omiso de ella, porque el éxito de mi gira por Estados Unidos es bien conocido y fácilmente podría provocar celos.

Estoy preocupado a causa de esta noticia. ¿Estará Borden detrás de esto?

Olivia y yo hemos estado discutiendo un posible regreso al espiritismo, para mantener el cuerpo y el alma unidos, pero hasta ahora únicamente pienso en ello como un último y desesperado recurso.

Mientras tanto, lleno mis días con prácticas y ensayos. Un mago nunca practica demasiado, porque cada instante utilizado mejorará su actuación. Por lo tanto, trabajo sin descanso en mi taller, generalmente solo, pero a veces con Olivia, y ensayo hasta hartarme de los preparativos. A pesar de que mis habilidades de prestidigitador mejoran, a veces, en mis momentos más oscuros, me pregunto para qué sigo ensayando.

¡Al menos los huérfanos verán un maravilloso entretenimiento!

14 de diciembre de 1893

Nos han encargado actuaciones para enero y febrero. No son números muy importantes, pero han contribuido a mejorar nuestros ánimos.

20 de diciembre de 1893

Se han concertado más actuaciones para enero, una de ellas, tengo que declararlo, ¡quedó vacante por un tal
Professeur de la Magie
! Me alegra apoderarme de sus guineas.

23 de diciembre de 1893

¡Una feliz Navidad! Se me ha ocurrido una idea muy divertida, que me apresuraré a anotar antes de cambiar de opinión. (Una vez comprometida con el papel y la pluma, ¡mis acciones se pondrán en marcha!). Unwin me ha enviado el contrato para mi actuación del 19 de enero en el Teatro Princess Royal de Streatham, que resultó ser una representación incumplida de Borden. Estaba leyendo el contrato (¡los contratos han sido últimamente tan pocos y tan espaciados entre sí que tranquilamente podría haber firmado cualquier cosa!) cuando mi mirada se detuvo fijamente en una de las cláusulas que estaba casi al final. Contenía una provisión de financiamiento bastante común en caso de que una actuación sustituyera a otra; decía que mi número debería poseer el mismo nivel de excelencia que la actuación que estaba siendo reemplazada.

Mi primera reacción fue soltar un resoplido sardónico. La idea de que yo debería estar a la altura de Borden era realmente irónica. Luego lo pensé mejor. Si yo iba a reemplazar a Borden, ¿por qué no podría realizar una réplica de la actuación que ya no volverían a ver? En pocas palabras, ¿por qué no realizaba por fin el truco de Borden para él?

Estoy tan entusiasmado con la idea que he estado todo el día corriendo desde una punta hasta la otra de Londres, tratando de encontrar a alguien que actúe como mi doble. Éste no es el momento más indicado del año para buscar todos los actores desempleados a los que generalmente uno puede encontrar en cualquier bar público de la zona Oeste de Londres, están trabajando en las numerosas pantomimas y espectáculos de Navidad por toda la ciudad.

Tengo poco más de tres semanas para prepararme. ¡Mañana comenzaré a construir las cajas!

1894-1899

4 de enero de 1894

Faltan dos semanas, ¡y por fin tengo a mi hombre! Su nombre es Gerald William Root, un actor que recita poesía declamatoria, realiza monólogos… y, según todo el mundo, es un asiduo borracho y camorrista. El señor Root está sin embargo desesperado por ganar dinero, y he conseguido hacerle prometer que mientras trabaje conmigo únicamente probará las bebidas alcohólicas después de cada representación. Está ansioso por complacerme, y el dinero que incluso yo estoy en condiciones de ofrecerle es tan generoso, comparado con las cantidades a las que está habituado, que creo poder comprar su confianza.

Es de la misma estatura que yo, y su actitud y su figura generales son parecidas a las mías. Es un poco más robusto que yo, pero o bien perderá esos pliegues de carne extras, o yo deberé utilizar relleno. No es importante. El color de su piel es un poco más claro que el mío, pero una vez más éste es otro asunto de poca importancia que puede ser resuelto con maquillaje teatral. A pesar de que sus ojos son de un azul impuro, mientras que los míos son del color generalmente descrito como de almendra, la diferencia no se nota, y una vez más podemos utilizar maquillaje teatral para dirigir la atención del público hacia otro lado.

Ninguno de los detalles es importante. El problema de su forma de caminar es potencialmente más delicado, ya que es claramente más relajada que la mía, con zancadas más largas, y provoca que sus pies se vayan ligeramente hacia afuera.

Olivia se ha hecho cargo del problema, y cree que puede entrenarlo a tiempo. Como cualquier actor sabe, uno transmite más acerca de un personaje con su forma de caminar o con su porte que con cualquier número de características faciales, acentos o gestos. Si mi doble camina de una forma diferente a la mía cuando se encuentra sobre el escenario, no lo confundirán conmigo. Es así de sencillo.

Root, totalmente informado acerca del engaño en el que está involucrado, dice que entiende el problema. Intenta quitarles importancia a mis preocupaciones sobre este tema haciendo alardes de su reputación profesional, pero a mí eso no me importa para nada. Siempre y cuando esa noche sea confundido conmigo, se habrá ganado su dinero.

Quedan quince días para ensayar.

6 de enero de 1894

Root realiza todos los movimientos que yo le indico cuando ensayamos, pero no puedo evitar sentir que no disfruta de la
ilusión
. Los actores interpretan su papel, pero el público está al tanto del engaño a lo largo de toda la actuación; saben que detrás de la apariencia del príncipe Hamlet hay un hombre que simplemente representa un papel. ¡Mi público debe abandonar el teatro perplejo por lo que ha visto! ¡Deben tanto creer como dudar de la evidencia que le ofrecen sus ojos!

10 de enero de 1894

Le he dado el día de mañana libre al señor Root, para poder pensar. ¡No lo hace bien, no lo hace bien en absoluto! Olivia también piensa que todo es un error, y me recomienda encarecidamente que excluya el truco de Borden de mi actuación.

Pero Root es un desastre.

12 de enero de 1894

¡Root es una maravilla! Los dos necesitábamos tiempo para pensar. Me dijo que pasó el día con amigos, pero sospecho por el olor que tenía que pasó el tiempo con una botella pegada a los labios.

¡No importa! Sus movimientos son los correctos, su tiempo es casi el correcto, y tan pronto como nos vistamos con trajes idénticos, el engaño será lo suficientemente bueno como para funcionar.

Mañana voy con Root y Olivia a Streatham, donde inspeccionaremos el escenario y realizaremos los últimos preparativos.

18 de enero de 1894

Estoy inconmensurablemente nervioso por la actuación de mañana, a pesar de que Root y yo la hemos ensayado hasta hartarnos de ella. La perfección tiene un riesgo; si mañana realizo el truco de Borden, y lo mejoro, lo cual haré, la noticia tardará solamente días en llegarle.

En estas tranquilas horas alrededor de la medianoche, con Olivia en la cama, la casa en silencio y mis pensamientos rondándome por la cabeza, sé que aún queda una terrible verdad a la que no me he enfrentado. Y es que Borden sabrá instantáneamente cómo he conseguido llevar a cabo el truco, pero yo todavía no sé el suyo.

20 de enero de 1894

¡Fue un triunfo! ¡Los aplausos resonaron hasta en las vigas del techo! Hoy, en su última edición, el
Morning Post
me describe como «probablemente el mejor ilusionista contemporáneo de Gran Bretaña». (Allí hay dos pequeñas calificaciones sin las que podría vivir alegremente, ¡pero será suficiente para hacerle perder la calma al señor Borden!).

Es dulce. ¡Pero también tiene un lado agrio que no había previsto! ¿Cómo pude no haber pensado en esto? Al finalizar el truco, en el clímax de mi número, me veo forzado a acurrucarme ignominiosamente en los paneles de mi caja ingeniosamente derrumbados. Mientras los aplausos invaden el salón, es el borracho de Root el que sale a zancadas para colocarse debajo de la luz de los focos. Es él quien recibe la ovación, quien coge la mano de Olivia con la suya, quien hace reverencias y saluda con la mano y tira besos, quien saluda al director de la orquesta y a la alta burguesía que se encuentra en los palcos, quien se quita el sombrero y hace una reverencia y otra y otra más…

Y tan sólo me queda esperar que la oscuridad invada el escenario cuando se baja el telón, para poder escapar.

Esto tendrá que cambiar. Tenemos que arreglarlo todo como para que sea
yo
quien emerja de la caja inesperada, por lo tanto, el cambio con Root deberá realizarse antes de que comience el truco. Tendré que pensar en una forma para hacerlo.

21 de enero de 1894

La noticia de ayer en el
Post
ha causado impacto, y ya hoy mi agente ha recibido varias preguntas y tres reservas firmes para mi actuación. Cada una de ellas exige mi milagroso cambio ilusorio.

He recompensado a Root con una pequeña paga extra.

30 de junio de 1895

Los acontecimientos sucedidos hace dos años parecen ya una pesadilla que comienza a desvanecerse. Regreso a este diario a mitad del año simplemente para dejar registrado que estoy una vez más en equilibrio estable. Olivia y yo coexistimos armoniosamente, y a pesar de que nunca podrá ser el estímulo impulsor que una vez fue Julia, su silencioso apoyo se ha convertido en el baluarte sobre el cual construyo mi vida y mi carrera.

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