El sueño más dulce (69 page)

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Authors: Doris Lessing

A última hora, antes de que sus invitados se marcharan, Johnny levantaba su vaso y proponía un brindis: «Por El.»

Y con tierna admiración brindaban por quien posiblemente había sido el asesino más cruel de todos los tiempos.

Dicen que varias décadas después de la muerte de Napoleón los viejos soldados se reunían en tabernas y bares, y que secretamente, en la intimidad de sus cabañas, alzaban las copas para beber por
El Otro
: eran los pocos supervivientes de la Grand Armée (cuyas heroicas hazañas no consiguieron más que la destrucción de una generación), hombres tullidos y enfermos que habían sobrevivido a indescriptibles sufrimientos. ¿Y qué? Lo que cuenta es siempre el Sueño.

Johnny recibía a menudo otra visita, la de Celia, que bajaba de la mano de Marusha, Bertha o Chantal y corría hacia él:

—Pobrecillo Johnny.

—¡Es tu abuelo! ¡No puedes llamarlo así!

La angelical criatura no hacía caso, acariciaba la calva del viejo reformado, la besaba y cantaba su tonadilla:

—Mi pequeño abuelito, mi pobrecillo Johnny.

La conjunción de Colin y Sophie había producido un ser extraordinario: todo el mundo lo notaba.

Los niños mayores, William, Listo y Zebedee, jugaban con Celia delicadamente, casi con humildad, como si fuera un privilegio, un favor que ella les hacía.

A veces Rupert, Frances, Colin, William, Listo, Zebedee —y con frecuencia también Sophie— estaban sentados a la mesa, prolongando la cena indefinidamente, y la pequeña entraba corriendo, huyendo de la cama. Quería estar cerca de ellos, pero que no la levantasen, la tocasen ni la sentasen en un regazo. Estaba profundamente absorta en su juego, hablando para sí en tono confidencial, con voces que habían llegado a reconocer:

—Celia está aquí, sí, está aquí, ésta es Celia, y ésta es mi Frances, y ahí está mi Listo... —La pequeña con su diminuto vestido de colores, chachareando sola o dirigiéndose a un trozo de tela, una flor o un juguete que para ella representaba a una persona, un personaje o un amigo imaginario..., era tan absolutamente hermosa que los hacía callar y contemplarla embelesados, maravillados—. Y ahí está mi William... —Tendió la mano para tocarlo, para asegurarse de que estaba allí, pero no lo miraba a él sino a una flor, o tal vez un juguete—. Y mi Zebedee... —Colin, el torpe y corpulento hombretón, tan pesado y basto al lado de ella, se puso en pie y la miró desde arriba—. Y aquí está mi Colin, sí, mi papá...

Con lágrimas en los ojos, Colin se inclinó como haciéndole una reverencia desde el fondo de su alma, tendió las manos y gimió:

—Ay, Frances, ay, Sophie, ¿alguna vez habéis visto algo más...?

Sin embargo, la niña, que no quería que la alzaran en brazos, empezó a girar como un trompo, cantando para sí y sólo para sí:

—Sí, mi Colin, sí, mi Sophie, sí, y allí está mi pobrecillo Johnny...

Notas

*
Matabele es un territorio del Sur de Zimbabwe que Sudáfrica trató de anexionarse en su momento.

Bosman es un apellido muy común en Sudáfrica, además del de uno de los escritores mas populares del país, Hernan Charles Bosnan (1905-1951).
(N. del Ed.)

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