El Universo holográfico (41 page)

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Authors: Michael Talbot

Tags: #Autoayuda, Ciencia, Ensayo

Otro rasgo asombrosamente holográfico de las experiencias extracorpóreas es la plasticidad de la forma que se adopta cuando se está fuera del cuerpo. En una EFC, tras separarse del cuerpo físico, uno se encuentra a veces en un cuerpo fantasmagórico que es una réplica exacta del cuerpo biológico. Esto hizo que algunos investigadores del pasado postularan que los seres humanos poseen un «doble fantasmal» no muy distinto del
doppelgänger
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que aparece en la literatura.

Sin embargo, descubrimientos recientes han puesto de manifiesto los problemas que acarrea semejante suposición. Aunque algunas personas han contado que su doble fantasmal estaba desnudo, otras se encontraron en cuerpos completamente vestidos. Esto sugiere que el doble fantasmal no es una réplica permanente de energía del cuerpo biológico, sino más bien una especie de holograma que puede adoptar muchas formas, idea corroborada por el hecho de que el doble fantasmal no es la única forma en la que puede encontrarse una persona durante una EFC. Asimismo, hay muchos relatos de personas que se han percibido como bolas de luz, o nubes informes de energía o hasta sin forma discernible alguna.

Hay indicios incluso de que la forma que una persona adopta durante una EFC es una consecuencia directa de sus creencias y expectativas. Por ejemplo, en su libro de 1961,
The Mystical Life
{xxxii}
, el matemático J.H.M. Whiteman reveló que durante la mayor parte de su vida adulta tenía dos EFC al mes cuando menos y había registrado más de dos mil. Reveló también que siempre sentía que era una mujer atrapada en el cuerpo de un hombre, lo cual hacía que a veces, durante la separación del cuerpo, se encontrara a sí mismo en una forma femenina. Adoptó también otras formas diversas durante sus aventuras EFC, como por ejemplo cuerpos de niños, y llegó a la conclusión de que los factores determinantes de la forma que adoptaba su segundo cuerpo eran las creencias, tanto conscientes como inconscientes.
[14]

Monroe está de acuerdo y afirma que lo que crean las formas fuera del cuerpo son nuestros «hábitos mentales». Como estamos tan acostumbrados a estar en un cuerpo, tendemos a reproducir la misma forma en una EFC. Asimismo, cree que la incomodidad que siente la mayoría de la gente cuando está desnuda es lo que lleva a crearse ropa inconscientemente cuando se adopta una forma humana en una experiencia extracorpórea. Y añade: «Sospecho que el segundo cuerpo se puede modificar y darle la forma que uno desee».
[15]

¿Cuál es nuestra forma verdadera, si es que tenemos alguna, cuando estamos en estado incorpóreo? Monroe ha averiguado que una vez que nos despojamos de todos los disfraces, somos en el fondo un, «patrón de vibraciones [compuesto] por muchas frecuencias que interfieren unas con otras y resuenan».
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Este descubrimiento induce a pensar claramente que está ocurriendo algo holográfico y supone una muestra más de que nosotros —como todas las cosas en un universo holográfico— somos en última instancia un fenómeno de frecuencias que la mente convierte en diversas formas holográficas. También da credibilidad a la conclusión de Hunt de que la consciencia no está dentro del cerebro, sino en un campo holográfico de energía plasmática que impregna y rodea el cuerpo físico.

La forma que adoptamos durante una EFC no es lo único que exhibe una plasticidad holográfica. A pesar de la precisión de las observaciones de viajeros expertos durante sus excursiones sin cuerpo, a algunos investigadores les preocupan desde hace tiempo las inexactitudes mayúsculas que surgen. Por ejemplo, el título del libro perdido de la biblioteca con el que me tropecé durante mi EFC me pareció verde claro mientras estuve en estado incorpóreo. Pero cuando regresé a mi cuerpo físico y recuperé el libro, vi que el título era negro en realidad. Las publicaciones sobre el tema están llenas de relatos de discrepancias similares, como las de viajeros que han descrito con precisión una habitación lejana llena de gente, pero añadiendo una persona de más o colocando un sofá donde en verdad había una mesa.

Según la idea holográfica, una explicación puede ser que los que viajan fuera del cuerpo todavía no han desarrollado plenamente la capacidad de convertir las frecuencias que perciben mientras están en estado incorpóreo en una representación holográfica exacta de la realidad consensuada. En otras palabras: como los que tienen una EFC parecen confiar en unos sentidos completamente nuevos, puede que dichos sentidos titubeen un poco y todavía no dominen el arte de convertir el campo de frecuencias en una construcción mental y aparentemente objetiva de la realidad.

Además, a los sentidos que no son físicos les estorban las limitaciones que les imponen nuestras certezas autolimitativas. Varias personas expertas en EFC han observado que, en cuanto empiezan a sentirse cómodas en su segundo cuerpo, descubren que pueden «ver» en todas las direcciones al mismo tiempo sin girar la cabeza. En otras palabras: aunque ver en todas direcciones parece ser algo normal en el estado incorpóreo, estaban tan acostumbradas a creer que sólo podían ver con los ojos —aun estando en un holograma no físico de su cuerpo—, que eso les impedía en un principio darse cuenta de que poseían una visión de 360 grados.

Hay pruebas de que hasta los sentidos físicos son víctimas de esa censura. Pese a nuestra convicción inquebrantable de que vemos con los ojos, sigue habiendo noticias de personas que poseen «visión sin ojos» o la habilidad de ver con otra parte del cuerpo. Recientemente, David Eisenberg, investigador de tratamientos clínicos de la Escuela de Medicina de Harvard, publicó un informe sobre dos hermanas chinas de Pekín en edad escolar que pueden «ver» con la piel de las axilas lo bastante bien como para leer notas e identificar colores.
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En Italia, el neurólogo Cesare Lombroso estudió a una chica ciega que podía ver con la punta de la nariz y el lóbulo de la oreja izquierda.
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En la década de 1960, la prestigiosa Academia Soviética de Ciencias investigó a una campesina rusa llamada Rosa Kuleshova, que podía ver fotografías y leer periódicos con las puntas de los dedos y se pronunció confirmando la autenticidad de sus habilidades. Los soviéticos descartaron significativamente la posibilidad de que la mujer sólo estuviera detectando la cantidad variable de calor almacenado que emana de forma natural de los distintos colores; Kuleshova podía leer un periódico en blanco y negro
incluso cuando estaba cubierto con una hoja de cristal térmico
.
[19]
Llegó a ser tan famosa por sus habilidades, que la revista
Life
acabó publicando un artículo sobre ella.
[20]

En resumen, hay datos que demuestran que tampoco nosotros nos limitamos a ver sólo con los ojos físicos. Ése es, naturalmente, el mensaje implícito en la capacidad de Tom, el amigo de mi padre, para leer la inscripción del reloj incluso estando escudado tras el estómago de su hija, así como en el fenómeno de la visión remota. Uno no puede evitar preguntarse si la visión sin ojos no es sólo una prueba más de que la realidad es verdaderamente
maya
o ilusión y que el cuerpo físico y la perfección aparente de su fisiología son una construcción holográfica de la percepción, al igual que nuestro segundo cuerpo. Quizá estamos tan profundamente habituados a creer que sólo podemos ver con los ojos que nos hemos alejado de nuestra variedad completa de capacidades perceptivas incluso en lo físico.

Otro aspecto holográfico de las experiencias extracorpóreas es la imprecisión de la división entre el pasado y el futuro que se produce a veces. Osis y Mitchell, por ejemplo, descubrieron que cuando el doctor Alex Tanous, un psíquico famoso de Maine y un experto viajero fuera del cuerpo, llegó volando e intentó describir los objetos que habían puesto encima de una mesa, tenía tendencia a describir artículos que pusieron ahí ¡varios días
después
!
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Esto implica que el terreno en el que entramos durante una EFC es uno de los niveles sutiles de realidad de que habla Bohm, un dominio más próximo a lo implicado, y por tanto más cerca del nivel de realidad, en donde deja de existir la división entre pasado, presente y futuro. Dicho de otro modo: parece que la mente de Tanous, en vez de sintonizar con las frecuencias en que está codificado el presente, sintonizaba inadvertidamente con las frecuencias que contenían información sobre el futuro y las convertía en un holograma de la realidad.

Hay otro hecho que pone de relieve que la percepción de la habitación por parte de Tanous era un fenómeno holográfico y no meramente una visión precognitiva acaecida sólo en su cabeza. El día programado para llevar a cabo su EFC, Osis pidió a la psíquica Christine Whiting de Nueva York que permaneciera alerta en la habitación y que intentara describir a cualquier proyector que «viera» que aparecía por allí. Ella, pese a ignorar quién iba a entrar volando o cuándo, vio aparecer claramente a Tanous cuando hizo su visita incorpórea, y dijo que llevaba pantalones marrones de pana y una camisa blanca de algodón, la ropa que vestía el doctor Tanous en Maine en el momento del intento.
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Esporádicamente, Harary ha hecho también algún viaje fuera del cuerpo al futuro y está de acuerdo en que son experiencias cualitativamente distintas de las experiencias precognitivas. Según él, «las EFC a tiempos y espacios futuros difieren de los sueños precognitivos habituales en que yo estoy “fuera” inequívocamente y me muevo por una zona negra y oscura que desemboca en una escena futura iluminada». En sus visitas sin cuerpo al futuro, algunas veces ha llegado a ver incluso la silueta de su persona futura en la escena. Y eso no es todo. Cuando los hechos que ha presenciado ocurren finalmente, Harary
puede sentir junto a él, en la escena real, a su ser incorpóreo viajero del tiempo
. Esa misteriosa sensación para él es como «encontrarme conmigo mismo “detrás” de mí; es como si tuviera dos seres», una experiencia que seguramente debe de dejar en ridículo a las experiencias normales de
déjà vu
.
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También hay antecedentes de viajes sin cuerpo al pasado. El autor teatral sueco August Strindberg, que viajaba a menudo fuera del cuerpo, describe uno de esos viajes en su obra
Legends
. El hecho ocurrió cuando Strindberg estaba en una bodega, intentando persuadir a un joven amigo de que no dejara su carrera militar. Para reforzar su argumentación, Strindberg evocó un incidente que había tenido lugar una tarde en la taberna en el que ambos habían participado. Cuando el escritor se disponía a describirlo, de repente «perdió la consciencia» y se encontró en la taberna en cuestión reviviendo lo ocurrido. La experiencia duró un momento tan sólo y después regresó abruptamente a su cuerpo y al presente.
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También puede argumentarse que las visiones retrocognitivas que examinamos en el capítulo anterior en las que los clarividentes sentían que estaban presentes realmente en las escenas históricas que describían y que incluso «flotaban» sobre ellas, son también un tipo de proyecciones sin cuerpo en el pasado.

De hecho, cuando se lee la voluminosa literatura sobre el fenómeno extracorpóreo que hay ahora disponible, uno se sorprende repetidamente por la semejanza de las descripciones de las EFC con las características que hoy hemos llegado a asociar con el universo holográfico. Además de describir el estado incorpóreo como un sitio en el que ya no existen el tiempo y el espacio propiamente dichos, un lugar donde el pensamiento se puede transformar en formas holográficas y la consciencia es en última instancia un patrón de vibraciones o frecuencias, Monroe señala que durante una EFC parece que la percepción no se basa tanto en un «reflejo de ondas lumínicas» como en «una impresión de radiación», observación que sugiere una vez más que cuando se entra en el ámbito de las experiencias sin cuerpo, se empieza a entrar en el dominio de frecuencias de Pribram.
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Otros viajeros fuera del cuerpo se han referido también a la apariencia de campo de frecuencias que tiene el segundo estado. Por ejemplo, Marcel Louis Forhan, un francés que tiene ese tipo de experiencias y que ha escrito bajo el apodo de «Yram», dedica gran parte de su libro,
Practical Astral Proyection
, a intentar describir la apariencia de ondas y propiedades aparentemente electromagnéticas del ámbito extracorpóreo. Y otros han comentado el sentido de unidad cósmica que se experimenta en tal estado y lo resumen como la sensación de que «todo es todo» y de que «yo soy eso».
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Por holográfica que sea una experiencia fuera del cuerpo, es sólo la punta del iceberg cuando se llega a una experiencia más directa del plano de frecuencias de la realidad. Si bien sólo un sector de la humanidad tiene este tipo de experiencias, hay una circunstancia en la que todos tenemos un contacto íntimo con el dominio de frecuencias, y es cuando viajamos a ese país por descubrir de cuya lóbrega frontera no regresa viajero alguno.
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Con el debido respeto a Shakespeare, el problema es que algunos viajeros sí regresan. Y las historias que cuentan están llenas de detalles que nos huelen a holográfico una vez más.

La experiencia cercana a la muerte

Hoy en día, casi todo el mundo ha oído hablar de las experiencias cercanas a la muerte (ECM); es un episodio en el que una persona que ha sido declarada clínicamente «muerta», resucita y cuenta que ha abandonado el cuerpo físico y visitado lo que parecía ser el reino del más allá. En la cultura occidental, las ECM adquirieron notoriedad en 1975, cuando el psiquiatra y doctor en Filosofía Raymond A. Moody, Jr. publicó una investigación sobre el tema en un libro con gran éxito de ventas titulado
Vida después de la vida
. Posteriormente, Elisabeth Kubler-Ross reveló que había dirigido una investigación similar al mismo tiempo y que había duplicado los descubrimientos de Moody. En efecto, a medida que el fenómeno empezó a ser documentado por un grupo de investigadores cada vez más numeroso, quedaba claro que, además de estar increíblemente extendido —una encuesta Gallup de 1981 descubrió que 8 millones de americanos adultos (uno de cada veinte aproximadamente) habían experimentado una ECM— proporcionaba las pruebas más convincentes hasta la fecha de la supervivencia después de la muerte.

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