El Universo holográfico (48 page)

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Authors: Michael Talbot

Tags: #Autoayuda, Ciencia, Ensayo

No hay
mucho
más que decir sobre las civilizaciones de esos terrenos sutiles, salvo que las personas que tienen el privilegio de visitarlos mencionan por lo general que ven muchas ciudades enormes, de una belleza celestial. Las descripciones de esas metrópolis misteriosas realizadas por quienes tienen experiencias cercanas a la muerte, los adeptos al yoga y los chamanes que utilizan
ayahuasca
, muestran todas ellas una coherencia extraordinaria. Los sufíes del siglo XII estaban tan familiarizados con ellas que hasta dieron nombre a varias.

La característica más señalada de dichas ciudades es su luminosidad deslumbrante. Se dice a menudo que sus edificios son extraños y de una belleza sublime y que no existen palabras que puedan transmitir su grandeza, ni describir las demás características de esas dimensiones implicadas. Al describir una de esas ciudades, Swedenborg decía que era un sitio, «de un diseño arquitectónico sorprendente, tan bello que se diría que es la casa y la fuente del arte mismo».
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Con frecuencia, la gente que visita esas ciudades cuenta asimismo que tienen una cantidad inusual de escuelas y otros edificios asociados con la búsqueda del conocimiento. La mayoría de los sujetos de las investigaciones de Whitton recordaban que, mientras estaban en el estado entre vidas, habían pasado algún tiempo al menos trabajando duramente en grandes salas dedicadas a la enseñanza, equipadas con bibliotecas y en salas de conferencias.
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Muchas personas que han tenido ECM dicen igualmente que durante las mismas les mostraron «escuelas», «bibliotecas» e «instituciones de enseñanza superior».
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Y se pueden encontrar referencias a grandes ciudades dedicadas al aprendizaje y alcanzables sólo mediante el viaje a «las profundidades escondidas de la mente», incluso en textos tibetanos del siglo XI. Edwin Bernbaum, un especialista en lengua sánscrita de la Universidad de California de Berkeley, cree que una de esas leyendas tibetanas sirvió de inspiración a la novela
Horizontes perdidos
, de James Hilton, en la cual el escritor creaba la comunidad ficticia de Shangri-La.
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El único problema es que esas descripciones no significan demasiado en un terreno imaginal. Uno no puede saber con seguridad si las espectaculares estructuras arquitectónicas que encuentran los que tienen ECM son realidades o fantasmas alegóricos solamente. Por ejemplo, tanto Moody como Ring han contado casos de individuos que afirmaron que los edificios de enseñanza superior que visitaron no sólo estaban dedicados al conocimiento, sino que eran lugares de conocimiento en sí mismos literalmente.
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Esa curiosa elección de palabras sugiere que las visitas a esos edificios pueden ser en realidad encuentros con algo tan ajeno al entendimiento humano —quizá una nube viviente y dinámica de conocimiento puro, o aquello en lo que se convierte la información, como dice la doctora Pert, cuando se ha
transformado en otra esfera
—, que el único modo en que la mente puede procesarlo es convertirlo en un holograma de un edificio o de una biblioteca.

Lo mismo puede afirmarse de los seres que se encuentran en las dimensiones sutiles. Nunca podremos saber qué son realmente sólo por las apariencias. Por ejemplo, George Russell, un vidente irlandés muy conocido de finales del siglo XIX que además viajaba fuera del cuerpo con extraordinaria pericia, se encontró con muchos «seres de luz» durante lo que él llamaba «viajes al mundo interior». Una vez le pidieron en una entrevista que describiera el aspecto que tenían esos seres y él declaró: «Recuerdo con mucha claridad al primero que vi y la apariencia que tenía; al principio, hubo un resplandor de luz y luego vi que procedía del corazón de una figura alta, cuyo cuerpo parecía configurado por un aire medio transparente u opalescente; un fuego eléctrico y radiante, cuyo centro parecía ser el corazón, le corría por todo el cuerpo. Alrededor de la cabeza y del pelo ondulante y luminoso que tenía por todo el cuerpo a modo de trenzas vivas de oro, aparecían auras llameantes en forma de alas. La luz parecía surgir del propio ser y se extendía hacia fuera en todas direcciones. La sensación que me dejó tras la visión era de una ligereza y de una alegría extraordinarias, o de éxtasis».
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Por otra parte, Monroe afirma que después de estar un rato en presencia de una de esas entidades no físicas, ésta se libra de su apariencia y él no percibe nada, aunque continúa sintiendo «la radiación que es la entidad».
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Podemos preguntar de nuevo: el ser de luz que uno encuentra cuando viaja a las dimensiones interiores, ¿es una realidad o sólo un fantasma alegórico? La respuesta, naturalmente, es que es un poco ambas cosas, porque, en un universo holográfico,
todas
las apariencias son ilusiones, una especie de imágenes holográficas que se forman por la interacción de la consciencia presente, pero ilusiones basadas, como dice Pribram, en
algo
que está ahí. Éstos son los dilemas a los que nos enfrentamos en un universo que se nos presenta en forma explicada pero cuyo origen está siempre en algo inefable, en lo implicado.

Podemos animarnos por el hecho de que las imágenes holográficas que construye la mente en el reino del más allá parecen tener al menos alguna relación con ese algo que está ahí. Cuando encontramos una nube incorpórea de conocimiento puro, la convertimos en una escuela o en una biblioteca. Cuando una persona se encuentra con una mujer con la que ha tenido una relación de amor/odio, la ve mitad rosa, mitad cobra, un símbolo que transmite todavía la quintaesencia de su carácter, y cuando los que viajan a los terrenos más sutiles se encuentran con consciencias no físicas y solícitas, las ven como seres luminosos y angelicales.

En cuanto a la identidad última de esos seres, podemos inferir de su conducta que son mayores y muy sabios y que tienen una conexión profunda y amorosa con la especie humana; más allá de eso, la cuestión de si son dioses, ángeles, almas de seres humanos que han terminado de reencarnarse o algo que trasciende completamente la comprensión humana, permanece sin respuesta. Seguir especulando más allá sería presuntuoso porque, además de abordar una cuestión que no se ha podido resolver en mil años de historia de la humanidad, supondría asimismo desoír la advertencia de Sri Aurobindo contra la transformación de interpretaciones espirituales en interpretaciones religiosas. Cuando la ciencia reúna pruebas, la respuesta se esclarecerá, con toda seguridad, pero hasta entonces sigue sin zanjarse la cuestión de qué y quiénes son esos seres.

El universo omnijetivo

El más allá no es el único sitio donde podemos encontrarnos con apariciones semejantes a hologramas, fabricadas por nuestras creencias. Al parecer, también podemos tener esa experiencia alguna vez incluso en el plano en que existimos nosotros. El filósofo Michael Grosso, por ejemplo, cree que las apariciones milagrosas de la Virgen María pueden ser proyecciones de tipo holográfico creadas por las creencias colectivas de la raza humana. Una visión «mariana» de sabor especialmente holográfico es la famosa aparición de la Virgen de Knock, Irlanda, en 1879. En aquella ocasión, catorce personas vieron a tres figuras, misteriosamente estáticas y brillantes, de pie en un prado cerca de la iglesia local; representaban a María, José y san Juan Evangelista (identificado porque se parecía mucho a una estatua del santo que había en un pueblo cercano). Aquellas figuras luminosas y brillantes eran tan reales que cuando los testigos se acercaron, pudieron leer incluso el título del libro que sostenía san Juan. Pero cuando una de las tres mujeres presentes intentó abrazar a la Virgen, sus brazos se cerraron en el vacío. «Las figuras se me aparecían tan completas, tan llenas de vida… que no comprendí lo que pasaba y me extrañó que mis manos no pudiesen tocar lo que era tan evidente y claro para mi vista», escribió después la mujer.
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Otra visión mariana impresionantemente holográfica es la aparición igualmente famosa de la Virgen en Zeitun, Egipto. Las visiones empezaron en 1968, cuando dos mecánicos musulmanes vieron una aparición luminosa de María sobre una moldura de la cúpula central de una iglesia copta, en un suburbio pobre de El Cairo. Durante los tres años siguientes, aparecían semanalmente imágenes brillantes y tridimensionales de María, José y del Niño Jesús sobre la iglesia y a veces se quedaban flotando en el aire durante seis horas.

A diferencia de las figuras de Knock, las apariciones de Zeitun se movían y saludaban con la mano a las masas de gente que se congregaban regularmente para verlas. Sin embargo, también tenían muchos aspectos holográficos. Un fogonazo brillante de luz precedía siempre a su aparición. Así como los hologramas cambian el modo de frecuencia y se enfocan lentamente, también las figuras eran amorfas al principio y poco a poco adquirían forma humana. A menudo acompañaban las figuras unas palomas «hechas de pura luz» que se cernían sobre la multitud a gran distancia pero que nunca batían las alas. Lo más revelador fue que, después de tres años de manifestaciones y cuando comenzaba a desvanecerse el interés por el fenómeno, las figuras de Zeitun se desvanecieron también, haciéndose cada vez más confusas hasta convertirse en poco más que nubes de niebla luminosa, en las últimas apariciones. Sin embargo, cuando estaban en pleno apogeo, las vieron centenares de miles de testigos y fueron profusamente fotografiadas. «He entrevistado a varias de aquellas personas y, cuando los oyes hablar de lo que vieron, no te puedes librar de la sensación de que están describiendo un tipo de proyección holográfica», dice Grosso.
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En
The Final Choice
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, un libro que induce a la reflexión, Grosso afirma que, después de estudiar los datos, está convencido de que las visiones no son apariciones de la figura histórica de María, sino proyecciones holográficas creadas por el inconsciente colectivo. Es interesante señalar que no todas las apariciones de María son silenciosas. Algunas hablan, como las de Fátima y Lourdes, y su mensaje, invariablemente, avisa de la inminencia de un suceso apocalíptico si los mortales no enmiendan su comportamiento. Grosso lo interpreta como prueba de la perturbación profunda que muestra el inconsciente colectivo de la humanidad a raíz del violento impacto que la ciencia moderna ha causado en la vida humana y en la tierra desde un punto de vista ecológico. Nuestros sueños colectivos nos están advirtiendo en esencia de que seguramente nos estamos destruyendo a nosotros mismos.

Otros están de acuerdo en que la fe en la Virgen es la fuerza generadora por la cual cobran vida tales proyecciones. Rogo, por ejemplo, señala que en 1925, cuando se estaba construyendo la iglesia copta que se convertiría en escenario de las apariciones de Zeitun, el filántropo responsable de su construcción tuvo un sueño en el que la Virgen le dijo que se aparecería en la iglesia en cuanto estuviera terminada. Si bien la Virgen no se apareció en el tiempo prescrito, la profecía era muy conocida en la comunidad. Así pues, según Rogo, «
existía una tradición que se remontaba a cuarenta años atrás, según la cual algún día iba a tener lugar en la iglesia la visita de la Virgen
. Tales preocupaciones pudieron haber dado lugar a una “fijación” de la imagen de la Virgen dentro de la propia iglesia, quizá por la creación de un “pozo” cada vez mayor de energía psíquica impulsada por los pensamientos de los vecinos de Zeitun. Este “pozo” de energía debió de cargarse hasta tal extremo, que en 1968 la imagen de la Virgen María irrumpió en la realidad física».
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En otros escritos anteriores, también yo he dado una explicación similar a las visiones marianas.
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Hay indicios de que algunos ovnis pueden ser asimismo un fenómeno holográfico de algún tipo. Cuando a finales de los años cuarenta, la gente empezó a decir que había visto lo que parecía un aparato espacial de otro planeta, una serie de investigadores que estudiaron los informes con la suficiente profundidad como para ver que había que tomar en serio algunos de ellos por lo menos, dieron por hecho que eran exactamente lo que parecían ser, es decir, avistamientos fugaces de aparatos guiados inteligentemente procedentes de civilizaciones más avanzadas y probablemente extraterrestres. No obstante, cuando los encuentros con los ovnis se convirtieron en un fenómeno muy difundido, en especial los que implicaban contacto con sus ocupantes, y a medida que se iban acumulando datos, para algunos investigadores estaba cada vez más claro que los llamados aparatos espaciales
no
eran de origen extraterrestre.

Entre las características que indican que no se trataba de un fenómeno extraterrestre se pueden mencionar las siguientes: en primer lugar, hay demasiadas visiones; se han documentado literalmente miles de encuentros con platillos volantes y con sus ocupantes, tantos que difícilmente podríamos creer que todos son visitantes reales de otros planetas. En segundo lugar, los ocupantes de los ovnis con frecuencia no poseen los rasgos que uno esperaría encontrar en una forma de vida verdaderamente extraterrestre; se les describe demasiadas veces como humanoides que respiran nuestro aire, no muestran miedo a contraer virus terrestres, están bien adaptados a la gravedad de la Tierra y a las emisiones electromagnéticas del Sol, reflejan emociones reconocibles en el rostro y hablan nuestro idioma —todos ellos rasgos posibles pero improbables en visitantes alienígenas auténticos.

En tercer lugar, no se comportan como visitantes extraterrestres. En vez de hacer el aterrizaje proverbial en el césped de la Casa Blanca, se aparecen a granjeros y a motoristas que se han quedado tirados con la moto embarrancada. Persiguen a los aviones pero no atacan. Se pasean por todo el cielo permitiendo que les vean docenas o hasta centenares de testigos, pero no muestran interés en establecer un contacto formal. Y muchas veces, cuando contactan con personas, su conducta se nos antoja ilógica. Por ejemplo, uno de los contactos que más se cuenta es el que entraña algún tipo de reconocimiento médico. No obstante, se puede sostener con toda seguridad que una civilización que posee la capacidad tecnológica suficiente como para viajar por extensiones casi incomprensibles del espacio exterior, debería tener los medios científicos necesarios para obtener información sin establecer contacto físico alguno o, por lo menos, sin tener que raptar a las numerosas personas que parecen ser víctimas legítimas de ese fenómeno misterioso.

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