—Y mientras tanto, ¿qué pasaba con el arca? —preguntó de repente Kammler. Esa era una pregunta que también se hacían muchos de ellos.
—El arca fue estudiada en profundidad tras su exitoso uso en Normandía y Rusia y mantenida en análisis en la Universidad Humboldt en Berlín, pero bajo el control de las SS. Se consideró que ya había cumplido su misión, que fue detener a la coalición aliada en Francia y a los rusos en la frontera de Polonia. Las nuevas armas que habíamos desarrollado nos dieron una superioridad que ningún ejército del mundo en aquel momento era capaz de batir. El momento era tan bueno que a principios de 1945 Suecia y Suiza solicitaron su anexión a la Alianza de la Nueva Europa. En abril, nuestra patria llevó a cabo la Operación Federico el Grande. El Grupo de Ejércitos Sur atacó Ucrania y el Donet. Al mismo tiempo, una fuerza conjunta germano-turca atacó el norte del Cáucaso. Nuestra supremacía aérea era descomunal. Miles de cazas a reacción, bombarderos con forma de ala delta y armas ultramodernas no dejaron de bombardear las industrias soviéticas. Nuestros discos voladores llegaron hasta la base naval de Vladivostok, en el Pacífico, destruyéndola. También las ciudades rusas estaban sufriendo el mismo castigo aéreo que había sufrido nuestra patria hasta hacía poco. En los siguientes cinco meses Moscú, Gorki, Kasan, Simbrisk, Orenburg, Saratov y Ufa quedaron reducidas a escombros. Nuestras tropas se adentraron por el Cáucaso y llegaron hasta el Monte Elbruz, donde ondeó de nuevo la cruz gamada. En el norte una coalición germano-finesa tomó Leningrado, donde se utilizaron por primera vez los cohetes de dos fases A5, con un alcance de casi 4.000 kilómetros, lanzados desde Peenemunde. Uno de ellos portaba una bomba atómica. El impacto fue brutal y la rendición casi inmediata tras cientos de miles de víctimas.
Horst solicitó la palabra, que Kammler le concedió.
—Por lo que entiendo hasta este momento de su explicación, general, el Arca tuvo un papel decisivo en rechazar las dos ofensivas principales y luego fue llevada a la universidad para su análisis, mejora, desarrollo, etc… ¿Se realizaron, en ese futuro alternativo, avances considerables en el arca?
Kammler sonrió.
—Llegaremos a ello,
Haupsturmführer
Bauer. No se preocupe, la historia es larga pero muy interesante. Si lo hacemos bien tenemos un futuro prometedor. Creo que necesitan saber todo esto para entender la importancia de lo que han hecho y lo que todavía pueden hacer —el general siguió con su relato del futuro posible.
—En junio de 1945 Von Ribbentrop, nuestro ministro se Asuntos Exteriores y el secretario de Estado Dulles se vieron en Washington para negociar el Tratado Mutuo de Asistencia. Se acordó que todo el hemisferio Oeste, el Pacífico y Extremo Oriente quedaran bajo control americano. Europa, África y Asia del este quedaban bajo influencia alemana. Ambos países acordaron tratados comerciales y la desmilitarización del Atlántico. Este tratado fue ampliamente debatido en el Congreso de los Estados Unidos. El ala izquierdista del partido demócrata estaba en contra de cualquier negociación. Grupos judíos y sionistas dirigidos por la gran logia masónica Hijos de la Alianza trataron de promover con sus poderosos medios financieros y de comunicación la histeria anti-nazi. La oposición a todos estos movimientos, liderada por Lindbergh, trabajó para que el tratado fuese aprobado. Finalmente, los demócratas del sur apoyaron el tratado. Grupos germanoamericanos que eran pro-Hitler comenzaron a crecer en fuerza y presencia en los Estados Unidos.
Kammler se sirvió agua y bebió. Dejó algunos papeles sobre la mesa y ordenó otros. Continuó.
—A mediados de julio, y con ayuda técnica alemana tras el tratado aprobado, Estados Unidos realizó su primera prueba atómica en Alamogordo. Los americanos se sorprendieron no solo de nuestra tecnología, sino de los muchos secretos que conocíamos de su proyecto. El presidente Dewey estaba de acuerdo en lanzar dos bombas, que Alemania le suministró, sobre Japón. La primera cayó sobre Hiroshima el 6 de agosto y la segunda sobre Nagasaki, tres días después. Alemania dio soporte absoluto a este bombardeo ya que consideraba que su antiguo socio, Japón, no había atacado a Rusia por la espalda y ello había causado la muerte de cientos de miles de soldados alemanes en las interminables estepas soviéticas sin comprometer a las tropas rusas en aquellas latitudes. Japón fue consciente de este posicionamiento alemán, pero acató la situación con resignación, ya que así había sido.
Todos se miraron entre sí, ya que jamás habían pensado en la responsabilidad de Japón en no haber abierto un segundo frente contra los rusos.
—…El emperador japonés presentó la rendición incondicional de Japón y renunció a su trono. Poco después se suicidó. Las tropas americanas comenzaron a ocupar el país. MacArthur fue nombrado Gobernador Militar de Japón y al mismo tiempo, Dewey abandonó el apoyo a las Naciones Unidas que su gabinete y él mismo consideraban una creación sionista para el control mundial. Ordenó su desmantelación inmediata, ya que sus objetivos iban contra el nuevo orden. Los grandes banqueros y financieros mundiales se quejaron inmediatamente por el atrevimiento del presidente, ya que la ONU era una herramienta básica para conseguir sus objetivos. Dewey no escuchó las quejas y consideró que el sistema bancario americano tendría que cambiar mucho en los siguientes años. Recibió el espaldarazo del congreso a su extraordinaria medida. La Alianza del Pacífico fue firmada por Estados Unidos, Australia y Nueva Zelanda el 29 de Agosto de 1945. Muchas de las islas británicas habían sido ocupadas por Estados Unidos durante la guerra. Inglaterra accedió a traspasar esas islas a los americanos como parte del tratado firmado entre Alemania y los Estados Unidos. Las tropas americanas ocuparon todo Corea. Hubo muchas disputas fronterizas e incidentes armados entre los americanos y los chinos comunistas, que tenían una presencia muy fuerte en Manchuria. El presidente Dewey se reunió con Chang-Kai-Chek en Hawai el 13 de septiembre. Dewey prometió armar y dar apoyo al gobierno de la China Nacionalista y les animó a atacar a los comunistas en el norte de China —Kammler señalaba estos puntos geográficos en el mapamundi—. Al mismo tiempo, Moscú cayó en nuestras manos. La explosión atómica sobre Leningrado aceleró el proceso de rendición soviética. Stalin y su gobierno huyeron a Siberia. Como ya he dicho, nuestros cohetes y las alas volantes Horten llevaron el terror y la destrucción a lo que iba quedando del Ejército Rojo y a las ciudades al este del Volga y más allá de los Urales. El general Georgi Zhukov encabezó una revuelta militar contra Stalin, asesinándolo junto a Beria, Kaganovich, Molotov y otros gerifaltes comunistas. Zhukov formó una nueva República Federal Rusa y abrió conversaciones con nuestro gobierno el 20 de septiembre. Se acordó que todas las tropas rusas restantes debían retirarse al este de los Urales.
Un golpe sonoro sobre el mapa donde estaban situados los Urales indicó la ferocidad y el placer con que el general Kammler describía aquella situación totalmente diferente a la que estaban viviendo en esos momentos, en su realidad actual. Siguió:
—El 23 de junio de 1946, los Chinos Nacionalistas atacaron a los Comunistas encabezados por Mao Tse Tung, que dominaban Manchuria y zonas del norte de China, sometiendo a sus poblaciones al terror comunista. Con la ayuda americana y el soporte que ya llegaba de Alemania, la ofensiva nacionalista fue un éxito. MacArthur, desde Japón, pidió más ayuda para los nacionalistas y sugirió el envío de tropas americanas desde Corea a Manchuria. Nuestro general Von Manstein llegó a China como consultor militar del ejército nacionalista. Chang Kai-Chek estuvo encantado con la ayuda alemana y se hizo buen amigo de Von Manstein. MacArthur acusó a Dewey de estar perdiendo China en favor de Alemania. Los chinos comunistas huyeron hacia la frontera de Siberia y Mongolia en julio de 1947. Zukov, presidente de Rusia, se reunió con Chang Kai-Chek y acordaron trabajar juntos contra el comunismo. Zukov se comprometió a cortar la
cabeza comunista
que había causado la destrucción de la Madre Rusia. La federación ruso-siberiana atacó a los comunistas en Siberia, mientras que las tropas nacionalistas chinas invadieron y ocuparon Mongolia. El 2 de septiembre, Chiang Kai-Chek declaró la creación de la Gran China y la recuperación de la China Imperial. También en ese mes tropas chinas y grupos especiales SS invadieron Indochina, en donde los franceses luchaban contra los comunistas vietnamitas. El éxito coronó nuestra operación de ayuda. En los Estados Unidos Henry Wallace, junto a otros demócratas izquierdistas y grupos judíos, pidieron que su país declarase la guerra a Alemania y lanzase una bomba atómica sobre Berlín. Pero el pueblo americano estaba harto de la guerra y quería que todo volviese a la normalidad. El 16 de septiembre, la izquierda americana organizó manifestaciones denunciando la presencia de nazis en su gobierno. También lamentaban la caída de la Unión Soviética y acusaron de ello a una conspiración nazi-USA. Grupos germano-americanos, aislacionistas, nacionalistas americanos y los segregacionistas del sur, contraatacaron con manifestaciones de signo contrario. En enero de 1946, el almirante E. Kimmel, antiguo comandante en jefe de la Flota del Pacífico en 1941, y el teniente general Walter Short, comandante en jefe de las fuerzas de tierra en Hawai, solicitaron, con el soporte de los senadores Lindbergh y Arthur Vandenberg, una completa investigación del bombardeo japonés contra Pearl Harbor. Se consideraban víctimas de una conjura desde lo más alto del gobierno. El Congreso nombró un comité de análisis de la situación previa y los acontecimientos hasta el ataque a Pearl Harbor. El presidente Dewey permitió el acceso a las comunicaciones secretas de Roosevelt desde su despacho oval. La exhaustiva investigación concluyó que existían pruebas sólidas e incontestables de que Roosevelt y los miembros de su gabinete estaban involucrados en una conspiración desde 1939 hasta 1941, cuyo objetivo era llevar a su país a la guerra contra Alemania. También se reveló con rotundidad que Roosevelt maniobró deliberadamente contra Japón en actividades, bloqueos y boicoteos encubiertos que llevaron a dicho país a atacar Pearl Harbor, tras su fracaso en tratar de hacer que Alemania declarase la guerra a los Estados Unidos atacando a nuestros submarinos en el Atlántico norte en 1941. ¡Aquello fue un ultraje para los americanos! Cordell Hull, Henry Morgenthau, Bernard Baruch y otros miembros de la administración Roosevelt fueron interrogados en profundidad en el Congreso. Después de tres meses de investigación, fueron declarados culpables de traición más de cincuenta personas del antiguo gabinete, incluyendo al general Marshall y a Eisenhower. Muchas voces clamaban que una buena parte de ellos eran judíos. El almirante Kimmel y el general Walter C. Short fueron declarados inocentes de cualquier cargo y restituidos en sus puestos con todos los honores. Habían sido víctimas de una conjura Las manifestaciones públicas estallaron en todo el país y muchas de ellas fueron violentas y anti-judías. Asustado por las proporciones de las protestas y la violencia derivada, el científico atómico Enrico Fermi acusó al doctor Oppenheimer y a otros científicos que trabajaban en el Proyecto Manhattan de espiar y de pasar secretos atómicos a la Unión Soviética antes de su desplome. Tras esta acusación, el comité del Congreso se centró en el Proyecto Manhattan y descubrió que muchos científicos eran culpables de espionaje para los comunistas. El doctor Oppenheimer y una docena de técnicos fueron acusados de traición. Incluso Einstein cayó bajo sospecha. Los pro-nazis y grupos blancos nacionalistas explotaron el hecho de que todos los científicos traidores eran de origen judío. Durante todo 1946 una gran campaña anti-judía se llevó a cabo por todo Estados Unidos. El director del FBI, J. Edgar Hoover, anunció que habían descubierto que el congresista Dickstein, de Nueva York, había sido pagado por la Unión Soviética durante los últimos diez años. El hecho de que Dickstein era judío y uno de los creadores del Comité de Actividades Anti-Americanas, encargado de investigar las actividades fascistas en América en los años 30, hizo que el fuego anti-judío se incrementase…
Kammler se detuvo un momento y miró a su público.
—Como verán, los americanos fueron descubriendo por la vía dura a qué tipo de raza parásita tenían en el gobierno y adónde había esta llevado a su país. Nunca fueron americanos, como no fueron jamás alemanes y siempre conspiraron para sacar provecho a su favor con nuestro sacrificio. Son como una seta venenosa. El 9 de agosto de 1946, Dewey pidió calma a su pueblo. Aseguró que identificaría y detendría a todos los traidores que hubiese en el ejército y en la administración. También anunció una ampliación de los poderes del FBI. El FBI se puso en marcha investigando todas las áreas de poder, incluso empresarial. Al poco, Hoover advirtió que había evidencias de una conspiración judío-comunista. Los judíos y los izquierdistas se sintieron ultrajados y denominaron a Dewey el Hitler americano y a Hoover como el equivalente americano de Himmler.
Los presentes no pudieron contener la risa ante esta comparación pueril. Kammler también rió, pero continuó:
—En mayo de 1946, el Führer anunció su plan de reconstrucción de Alemania ya que la guerra había terminado definitivamente. Hitler separó a Speer del área económica y de producción y le nombró responsable de la reconstrucción de las ciudades. En los siguientes cinco años, el pueblo alemán realizó un milagro. A pesar de que una buena parte de las ciudades quedaron arrasadas, Hitler agradeció la labor aérea, ya que eso ayudó a reconstruir las ciudades siguiendo un nuevo estilo arquitectónico. Se construyeron grandes monumentos, especialmente en Berlín. Una nueva Berlín fue apareciendo a los ojos de todo el mundo. La cúpula que dominaba la ciudad era siete veces más grande que la de San Pedro en Roma. Un arco triunfal dejó empequeñecido el de Napoleón en París. Se estudió el posible cambio de nombre de Berlín, por Germania. Los rascacielos de Hamburgo comenzaron a rivalizar con los de Nueva York. Múnich fue impulsada como capital de la cultura alemana, instituyéndose a nivel mundial el llamado Día de la Cultura Alemana y el rechazo a todo arte degenerado y afeminado. También se reconstruyó la ciudad de nuestro Führer, Linz, junto al Danubio. Sobre 1952 Alemania ya había reparado todos los daños producidos por la guerra. Una impresionante red de autopistas llegaba casi hasta el Volga. Todo un nuevo sistema ferroviario se puso en marcha. Los campos petrolíferos del Cáucaso y de Oriente Medio volvieron a trabajar a pleno rendimiento. La tecnología de los cohetes, del átomo y de una nueva física limpia revolucionaron la forma de entender el desarrollo. El diseño de aviones, submarinos, tanques y automóviles fue espectacular. Speer convenció al Führer para la construcción de grandes aeropuertos en Alemania y países de la Alianza. También le convenció para desarrollar un avión de pasajeros con motores jet. El proyecto fue dado a Messerchsmitt, Heinkel y Junkers, con el objetivo de ver cuál presentaba el proyecto más moderno.