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Authors: Michael Crichton

Tags: #Tecno-Thriller

Punto crítico (31 page)

—Cada vez que se produce un incidente a bordo de uno de nuestros aviones, hacemos una investigación exhaustiva para averiguar qué ha ocurrido y por qué. Si el avión tiene algún defecto de diseño, redactamos un boletín de servicio; y si la FAA considera que el cumplimiento de nuestro boletín debe ser obligatorio, dicta una directiva de aeronavegabilidad. Poco después de entrar en servicio el N-22, descubrimos un fallo en los
slats
, y se dictó una directiva de aeronavegabilidad para solucionar el problema. La ley exige que las compañías aéreas nacionales hagan los cambios necesarios en un avión para evitar futuros incidentes.

Regresó con otro papel y se lo entregó a Malone.

—Ésta es una lista completa de los incidentes.

Incidentes debidos a la extensión de slats en el N-22 de Norton Aircraft

  1. 4 de enero de 1992: (ON) Los
    slats
    se extendieron a una velocidad de 0.84 Mach. La palanca de
    slats/flaps
    se movió accidentalmente.
    Como consecuencia de este incidente, se dictó la D/A 44-8
    .
  2. 2 de abril de 1992: (ON) Los
    slats
    se extendieron mientras el avión volaba a 0.81 Mach. Al parecer, una tablilla de notas cayó sobre la palanca de
    slats/flaps
    .
    No se cumplió la D/A 44-8, que habría evitado el incidente
    .
  3. 17 de julio de 1992: (ON) Aunque inicialmente se informó de severas turbulencias, más tarde se comprobó que los
    slats
    se habían extendido como consecuencia de un movimiento accidental de la palanca de
    slats/flaps
    .
    No se cumplió la D/A. 44-8, que habría evitado el incidente
    .
  4. 20 de diciembre de 1992: (ON) Los
    slats
    se extendieron a velocidad de crucero sin que se hubiera movido la palanca de
    slats/flaps
    en la cabina de mando. Se confirmó que el cableado estaba fuera de tolerancia en tres puntos.
    Como consecuencia de este incidente, se dictó la D/A 51-29
    .
  5. 12 de marzo de 1993: (OE) El avión experimentó vibraciones previas a entrada en pérdida a 0.82 Mach. Se descubrió que los
    slats
    se extendieron, y la palanca no estaba en la posición superior y trabada.
    No se cumplió la D/A 51-29, que habría evitado el incidente
    .
  6. 4 de abril de 1993: (OE) El primer oficial apoyó el brazo sobre la palanca de
    slats/flaps
    y la movió hacia abajo, extendiendo los
    slats
    .
    No se cumplió la D/A 44-8, que habría evitado el incidente
    .
  7. 4 de julio de 1993: (OE) El piloto informó de que la palanca de
    slats/flaps
    se movió, extendiendo los
    slats
    . El avión volaba a 0.81 Mach.
    No se cumplió la D/A 44-8, que habría evitado el incidente
    .
  8. 10 de junio de 1994: (OE) Los
    slats
    se extendieron mientras el avión volaba a velocidad de crucero, sin movimiento alguno en la palanca de
    slats/flaps
    .
    No se cumplió la D/A 51-29, que habría evitado el incidente
    .

—Las frases en cursiva —aclaró Marder— son las que Barker omitió deliberadamente en la lista que le entregó. Después del primer incidente de
slats
, la FAA dictó una directiva de aeronavegabilidad para que se cambiaran los mandos de la cabina. Las líneas aéreas tenían un año de plazo para cumplir la directiva. Algunas lo hicieron de inmediato; otras, no. Como podrá comprobar, todos los incidentes siguientes ocurrieron en aviones en los que no se efectuaron los cambios exigidos.

—Bueno, no exactamente…

—Déjeme terminar. En diciembre de 1992 descubrimos un segundo problema. En algunas ocasiones los cables conectados a los
slats
se aflojaban. El personal de mantenimiento no advertía el problema. De modo que redactamos un segundo boletín de servicio y creamos un dispositivo para medir la tensión de los cables con el objetivo de que el personal de mantenimiento pudiera comprobar con mayor facilidad si el cableado estaba en buenas condiciones. Eso bastó. En el mes de diciembre, el problema estaba completamente resuelto.

—Es evidente que no, señor Marder —persistió Malone, señalando la lista—. Ha habido otros incidentes en 1993 y 1994.

—Sólo en compañías aéreas extranjeras —precisó Marder—. ¿Ve las siglas ON y OE? Significan «operador nacional» y «operador extranjero». Las compañías nacionales están obligadas a efectuar los cambios establecidos por la directiva de aeronavegabilidad de la FAA. Pero los operadores extranjeros no están bajo la jurisdicción de la FAA. Y no siempre realizan las correcciones que se les sugiere. A partir de 1992, todos los incidentes se han producido en compañías aéreas que no han hecho las reparaciones correspondientes.

Malone miró la lista.

—¿De modo que ustedes permiten que las compañías mantengan en funcionamiento aviones defectuosos conociendo el peligro que ello supone? Sencillamente se lavan las manos y esperan a ver qué pasa. ¿Es así?

Marder respiró hondo y contuvo el aliento. Casey pensó que iba a estallar, pero no lo hizo.

—Señorita Malone, nosotros fabricamos aviones, no los pilotamos. Si
Air Indonesia
o
Pakistani Air
no cumplen con las directivas de aeronavegabilidad, no podemos obligarlos a hacerlo.

—Muy bien. Si ustedes se limitan a fabricar aviones, hablemos de lo bien que lo hacen —dijo Malone—. Según esta lista, ¿cuántos cambios han hecho en los
slats
? ¿Ocho?

No entiende nada, pensó Casey. No sabe escuchar. No se entera de lo que le dicen.

—No. Dos —corrigió Marder.

—Pero aquí hay ocho incidentes. Estará de acuerdo en que…

—Sí —dijo Marder con exasperación—, pero no estamos hablando del número de incidentes, sino del número de directivas de aeronavegabilidad, y sólo hay dos. —Comenzaba a enfadarse y tenía la cara encendida.

—Ya veo —dijo Malone—. Así que la Norton cometió dos errores en el diseño de los
slats
de este avión.

—Hay dos correcciones.

—Dos correcciones a dos errores del diseño original —apostilló Malone—. Y eso sólo en lo referente a los
slats
. Aún no hemos llegado a los
flaps
, el timón de dirección, los tanques de combustible y el resto del avión. Tenemos dos correcciones sólo en este pequeño sistema. ¿No probaron el aparato antes de venderlo a sus confiados clientes?

—Por supuesto que sí —afirmó Marder con los dientes apretados—. Pero tiene que entender…

—Lo que entiendo —lo interrumpió Malone— es que muchas personas han muerto a causa de su diseño defectuoso, señor Marder. Ese avión es una trampa mortal. Y a usted parece traerle sin cuidado.

—¡Maldita sea! —gritó Marder, levantando los brazos y saltando de la silla. Comenzó a pasearse a grandes zancadas por la habitación—. ¡No puedo creer lo que estoy oyendo!

Había sido demasiado fácil, pensó Jennifer. Demasiado fácil. El histriónico estallido de Marder le resultaba sospechoso. Durante la entrevista se había formado una idea diferente de aquel tipo. No era el subdirector de un colegio. Era mucho más listo. Lo comprendió al mirarlo a los ojos. La mayoría de la gente hacía movimientos involuntarios con los ojos cuando se les hacía una pregunta. Miraban hacia arriba, hacia abajo o hacia los lados. Pero la mirada de Marder era estable, tranquila. Era dueño de sí. Y sospechaba que también ahora era dueño de sí, que sólo fingía haber perdido la calma. ¿Por qué?

A Jennifer no le importaba. Desde el principio, su objetivo había sido sacarlos de quicio, conseguir que se preocuparan lo suficiente para concederle una entrevista con el presidente de la compañía. Jennifer quería que Marty Reardon entrevistara al presidente.

Era crucial para el programa. Si
Newsline
hacía acusaciones graves contra el N-22, y la compañía respondía a través de un ejecutivo de segunda o un agente de prensa, le estropearían el reportaje. Pero si podía poner al presidente delante de la cámara, la noticia adquiriría mayor credibilidad.

Quería al presidente.

Y las perspectivas eran buenas.

—Explícaselo tú, Casey —dijo Marder.

Casey se había quedado atónita ante el estallido de Marder. John era célebre por su mal carácter, pero tener una pataleta delante de un periodista era un error táctico de proporciones mayúsculas. Y de pronto, sentado tras su escritorio con la cara encendida y la respiración agitada, le dijo:

—Explícaselo tú, Casey.

Casey se volvió para mirar a Malone.

—Señorita Malone —comenzó—, todos nosotros estamos comprometidos con la seguridad aérea. —Esperaba justificar con eso el arrebato de Marder—. Nos tomamos muy en serio la seguridad de nuestros productos, y el N-22 tiene un excelente historial a ese respecto. Y si algo sale mal con uno de nuestros aviones…

—Algo
salió mal
—afirmó Malone, mirándola a los ojos.

—Sí —dijo Casey—. Y en estos momentos estamos investigando el incidente. Formo parte del equipo encargado de la investigación y le aseguro que estamos trabajando contrarreloj para averiguar qué sucedió.

—Es decir, ¿por qué se extendieron los
slats
? Ya deberían saberlo. Ha pasado muchas veces.

—En este punto… —empezó Casey.

—Escuche —la interrumpió Marder—, no fueron los malditos
slats
. Frederick Barker es un jodido alcohólico y un embustero a sueldo que trabaja para un abogado corrupto. Nadie con tres dedos de frente lo escuchará.

Casey se mordió los labios. No podía contradecir a Marder delante de una periodista, pero…

—Si no fueron los
slats
… —dijo Malone.

—No fueron los
slats
—repitió Marder con firmeza—. En las próximas veinticuatro horas presentaremos un informe preliminar que demostrará concluyentemente que lo que digo es cierto.

¿Qué?
, pensó Casey. ¿De qué hablaba? No estaban preparando ningún informe preliminar.

—Vaya —dijo Malone en voz baja.

—Así es —repuso Marder—. Casey Singleton es el enlace con la prensa de la Comisión de Estudio de Incidentes. Nos pondremos en contacto con usted, señorita Malone.

Malone pareció darse cuenta de que Marder daba por concluida la entrevista y dijo:

—Pero todavía tenemos que tratar otros asuntos, señor Marder. La explosión de un motor en el aeropuerto de Miami, por ejemplo. Y la oposición del sindicato a la venta a China…

—Oh,
vamos
—dijo Marder.

—Dada la seriedad de las acusaciones contra la Norton —prosiguió Malone—, creo que debería considerar nuestra oferta de darle una oportunidad de responder al presidente, el señor Edgarton.

—Eso no será posible —replicó Marder.

—Es por su propio bien —aseguró Malone—. Si nos vemos obligados a decir que el presidente se niega a hablar con nosotros, parecerá…

—Mire —dijo Marder—, dejémonos de tonterías. Sin el incidente de TransPacific, ustedes no tienen noticia. Y mañana mismo presentaremos un informe preliminar de lo ocurrido en el avión de TransPacific. Le notificaremos la hora. Eso es todo por el momento. Muchas gracias por su visita, señorita Malone.

La entrevista había terminado.

12:43 H
ADMINISTRACIÓN DE LA NORTON

—No entiendo a esa mujer —dijo Marder cuando Malone se hubo marchado—. No le preocupan los hechos. No le preocupa la FAA. No le preocupa saber cómo hacemos nuestros aviones. Lo único que quiere es atacarnos. ¿Acaso trabaja para Airbus? Me gustaría averiguarlo.

—John —dijo Casey—, con respecto a ese informe preliminar…

—Olvídalo —respondió Marder con sequedad—. Yo me ocuparé de eso. Tú vuelve a tu trabajo. Yo iré a la décima planta, buscaré algunos datos, arreglaré algunos asuntos. Hablaremos más tarde.

—Pero, John —insistió Casey—, le has dicho que no fueron los
slats
.

—Eso es asunto mío —dijo Marder—. Tú sigue con tu trabajo.

Cuando Casey se hubo marchado, Marder llamó a Edgarton.

—Mi vuelo sale dentro de una hora —anunció Edgarton—. Voy a Hong Kong a presentar personalmente mis condolencias a los familiares de las víctimas. También hablaré con la tripulación.

—Buena idea, Hal —dijo Marder.

—¿Qué tal ha ido la entrevista con la prensa?

—Bueno, tal como suponía,
Newsline
está preparando un reportaje extremadamente crítico sobre el N-22.

—¿Puedes detenerlos?

—Por supuesto. No te quepa duda —aseguró Marder.

—¿Cómo?

—Presentaremos un informe preliminar asegurando que el incidente no se debió a un fallo de
slats
. Diremos que se debió a una cubierta falsificada de los inversores de empuje.

—¿Había una cubierta falsificada en los inversores de empuje?

—Sí, pero no causó el accidente.

—Bien —convino Edgarton—. Una pieza defectuosa es una buena excusa. Sobre todo porque no es problema de la Norton.

—Exactamente —dijo Marder.

—¿Y la chica va a decir eso?

—Sí —respondió Marder.

—Será mejor que lo haga —dijo Edgarton—. Porque esos capullos podrían enredarla.

—Reardon —informó Marder—. Hablará con Marty Reardon.

—Como se llame. ¿Sabe lo que tiene que decir?

—Sí.

—¿Le has dado instrucciones?

—Sí. Y las repasaré con ella más tarde.

—De acuerdo —dijo Edgarton—. También quiero que vea a la asesora de imagen para los medios de comunicación.

—No sé, Hal. ¿De verdad piensas que es…?

—Sí —lo interrumpió Edgarton—. Y tú deberías estar de acuerdo. Singleton debe estar bien preparada para la entrevista.

—De acuerdo —accedió Marder.

—Sólo recuerda una cosa —dijo Edgarton—. Si metes la pata en este asunto, puedes ir preparando tu propio entierro.

Y colgó.

13:04 H
FUERA DE LA ADMINISTRACIÓN DE LA NORTON

Una vez fuera del edificio de administración, Jennifer Malone subió a su coche, más descorazonada de lo que estaba dispuesta a admitir. Sabía que era poco probable que la compañía le permitiera entrevistar al presidente. Le preocupaba que designaran a esa tal Singleton como portavoz de la empresa, y tenía el presentimiento de que así sería.

Eso cambiaría el tono emocional del reportaje. Al público le encantaba ver a los poderosos y arrogantes empresarios recibir su merecido. Una mujer inteligente y seria no produciría el mismo efecto. ¿Acaso la gente de la Norton era lo bastante lista para adivinarlo?

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