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Authors: Wu Ming Luther Blissett

Tags: #Histórico, Aventuras

Preguntado por los motivos de su presencia en Milán, Miches habló de un encuentro inminente con el gobernador, el duque Ferrante Gonzaga, en relación con la intercesión ante el Emperador para desvincular algunas propiedades de la familia en Flandes.

Negó estar implicado en modo alguno en la difusión de
El beneficio de Cristo
, aunque admitió sus intereses en la impresión, declarando ser socio de los mayores impresores venecianos: Giunti, Manuzio y Giolito. Miches añadió conocer la existencia de
El beneficio de Cristo
, no de su contenido, que no le interesa en absoluto. Además, dijo sentirse asombrado por el interés suscitado por un escrito que circula por Venecia sin ningún tipo de restricción.

Al día siguiente, tras un segundo interrogatorio, cuyas actas no se han conservado, Miches fue puesto en libertad. A mi pregunta sobre el motivo de dicha omisión, fray Anselmo respondió en esa ocasión que no habían aparecido nuevos elementos con respecto al día anterior.

Primeras evidencias: Giovanni Miches es sin duda un tipo listo que hace gala de amigos influyentes. No se hace ostentación de relaciones tan empingorotadas si no se está en condiciones de demostrarlas.

¿Quién es Giovanni Miches?

Fray Anselmo no dice toda la verdad: demasiados titubeos, demasiadas incongruencias.

¿Y por qué no fueron detenidos los compadres de Miches?

¿Por qué no hay un rastro de las actas del segundo interrogatorio?

Hoy he tomado nota. Mañana veré el fundamento que tienen los mal disimulados temores de fray Anselmo.

Milán, 3 de mayo de 1547

En la celda de fray Anselmo. Nadie a la escucha.

Ha bastado menos de lo que pensaba: el nombre de Carafa evoca un ciego temor.

Miches ha pagado.

El fraile se ha puesto a balbucear tan pronto como lo he intimado a que dejara de contar patrañas. Estaba temblando, sentado en el camastro, yo de pie inclinado sobre él. Ha necesitado un rato antes de que comenzara a justificarse.

Se habían informado: Miches conoce realmente al gobernador de Milán. Muchos caballeros tienen negocios con él, dependen de su bolsa, las cosas aquí no son como en Roma, quien manda es el Emperador y a Gonzaga no le gusta que se pongan bajo sospecha a sus amigos. Aquí no es como en Roma, conviene ser cautos.

Se habían informado: un pez gordo, una familia poderosa. Por eso no había detenido a los demás. Banqueros, el Emperador toma dinero prestado de sus arcas. ¿Cómo puedes tener encarcelado a alguien así? La misma guardia del duque habría venido a llevárselo. Por lo que siempre era preferible sacar algo. Algo para el convento. No se trataba de corrupción, es un trabajo difícil, plagado de obstáculos. Aquí no es como en Roma.

Me ha implorado que no informara de ello a Carafa. Un miedo cerval.

Le he dicho que desde hoy trabajará para mí, pasándome toda la información que sea útil.

Me ha dado las gracias, me ha besado la mano.

Alejandro Rojas. Consejero particular del arzobispo de Milán. O el informador español que Carafa ha pegado a su calcañar.

Está avejentado y muy gordo: mérito de la mesa del obispo. Ha confirmado todo y ha añadido otras noticias.

Juan Micas, alias João Miquez, alias Jean Miche, alias Johan Miches, alias Giovanni Miches. De la rica familia sefardita de los Miquez unida a la de los Méndez, banqueros del Emperador.

Un patrimonio considerable y tortuosos recorridos. Siempre en equilibrio entre la gloria y la desventura, pero también capaces siempre de encontrar una vía de salida. La conversión al cristianismo no ha servido para impedir que sus amigos de antaño se transformaran al día siguiente en sus perseguidores. Hábiles y astutos como pocos, su fortuna despierta la codicia de muchos, pero han aprendido a defenderla. Al cabo de algunos años se trasladaron a Venecia, donde emprendieron actividades comerciales varias.

Judíos conversos. Banqueros sin prejuicios. Conocidos en las cortes de media Europa.

¿Qué interés pueden tener en difundir
El beneficio de Cristo
? ¿Simples negocios? Cabe dudarlo.

¿Aliados secretos de los espirituales? Comprobar.

Con toda seguridad cuentan con los medios y los contactos para difundir el libro como si fuera una mancha de aceite.

Otras consideraciones: la máquina que Carafa construye día a día está lejos aún de ser perfecta. No todos los hombres son de fiar. Milán y Venecia no son Roma. Cada estado tiene su propio amo y señor, cada amo y señor establece los límites aceptables de la corrupción.

Carafa deberá tenerlo en cuenta.

Milán, 4 de mayo de 1547

Ya puedo irme de aquí. Fray Anselmo y los demás pusilánimes saldrán disparados a cada petición mía. Los desplazamientos de los Miquez y de sus socios por estas regiones no pasarán inadvertidos. Recoger cualquier detalle que sea útil. Los tengo cogidos a todos por las pelotas.

Carta enviada a Bolonia, al Concilio ecuménico, desde la ciudad ducal de Ferrara, dirigida a Gianpietro Carafa y fechada el 13 de junio de 1547.

Al ilustrísimo y reverendísimo cardenal Giovanni Pietro Carafa, en Bolonia.

Señor mío meritísimo:

No me he decidido a comunicar a Vuestra Señoría los resultados de mi investigación hasta este momento por lo obligado que era obtener los elementos necesarios para poder trazar el cuadro en su conjunto.

Y debería añadir que no obstante no es posible hablar aún con certeza absoluta de todo cuanto me apresuro a exponer, ya que las personas con las que tenemos que vérnoslas son muy astutas y previsoras.

Pero voy enseguida a los hechos. Después de haber viajado entre Milán, Venecia y Ferrara y haber establecido contacto con los inquisidores de estas ciudades gracias a las credenciales que me ofreciera V.S., he llegado a recoger los indicios suficientes como para poder afirmar que la inexplicable difusión en toda la península de
El beneficio de Cristo
es imputable a una de las familias judías más importantes de Europa, cuyos integrantes, convertidos a la religión verdadera, son conocidos en la corte imperial como Mendesi, por el nombre del difunto Francisco Méndez, banquero español, íntimo del Emperador, consorte de doña Beatriz de Luna. Esta última debe ser considerada la matriarca de la familia, residente todavía en la actualidad en Venecia, interesada desde siempre en la impresión y en la literatura en general, aparte de en los negocios y el comercio. Conjuntamente con sus sobrinos, se dedica a financiar no solo la mayor parte de las publicaciones de tema judío, sino también a autores cristianos, profundizando en su propia doble religión.

La familia no es extensa: dona Beatriz tiene una hija, Reyna, y una hermana, una tal Brianda de Luna, viuda nada menos que del hermano de Francisco Méndez, Diego, y a su vez, madre de una joven en edad de merecer, Gracia la Chica.

Los hombres de la familia son los hijos de un difunto hermano: Giovanni (al que los venecianos conocen como Zuan) y Bernardo Miquez. Para un total de no más de seis miembros, cuatro son mujeres.

A pesar de ello, los negocios que los Mendesi mantienen con los más importantes armadores y mercaderes venecianos son increíbles.

Su riqueza debe de ser enorme y sus intereses llegan a implicar a algunas de las familias patricias más antiguas de Venecia.

Pero lo que más interesará a Vuestra Señoría es sin duda el intenso comercio de libros que tiene a ellos como mecenas, socios de los impresores y no responsables últimos de la difusión. Sobre esta última actividad en particular he indagado durante la estancia veneciana del último mes y los descubrimientos han sido bastante interesantes, hasta el punto de conducirme aquí, a Ferrara, tras la pista del libro prohibido.

Pero conviene que vaya por partes.

Llegué a Venecia con débiles indicios respecto a la implicación de João Miquez en la difusión de
El beneficio
.

La única persona que consideraba en condiciones de darme alguna información útil era Bernardino Bindoni, el primer impresor de
El beneficio de Cristo
. Bindoni es un pequeño impresor rencoroso con los más grandes colosos como Giunti o Manucio, mezquino y, en definitiva, reticente y poco dado a hablar del asunto; asunto al que se ha referido siempre en pasado, las pocas veces que se le ha escapado alguna alusión.

Pero al abandonar desilusionado su establecimiento tuvo la osadía de aconsejarme que si estaba interesado precisamente en adquirir una partida de
El beneficio de Cristo
debía dirigirme a los Judíos.

Ha sido más que una confirmación.

El impresor judío Daniele Bomberg me ha mandado, al final, a uno de sus colegas, Usque de Ferrara.

Y aquí estoy en los territorios del duque Hércules II de Este. Si tuviera que imprimir un libro declarado herético por el Concilio es este indudablemente el lugar que elegiría. Aquí donde la Inquisición tiene las manos atadas por el duque, hombre sanguíneo y que no admite ninguna injerencia de Roma. Ferrara, a medio camino entre Venecia y Bolonia, entre la Serenísima y el Estado Pontificio, pequeña marca independiente con fácil salida al mar.

Ha sido un trabajo lento, de espera, pero que ha valido la pena. Las barcas fluviales descienden por el brazo del Po desde Ferrara hasta la costa, donde embarcan la carga en naves mercantes que se dirigen al sur. Hay nuevas razones para considerar que los Usque adoptan el mismo medio para hacer llegar las partidas de libros a las naves venecianas que hacen escala un par de millas litoral adentro. Así se explicaría la difusión de
El beneficio
a lo largo del Adriático, a través de las naves equipadas por los Mendesi en Venecia, mandadas lejos de las costas ferraresas para añadir los libros a su carga normal, y que se dirigen a continuación al sur, circunnavegando la península.

Y sin embargo todo esto no desvela aún nada. Puesto que, señor mío meritísimo, lo que se escapa aún es el porqué, por qué una rica familia sefardita está interesada en difundir un libro cristiano.

Para favorecer a los adversarios de Vuestra Señoría, para ayudar al cardenal Polo y a los espirituales. Esta es la respuesta probable. Para hacer que sea cada vez más difícil aislar y golpear a los promotores del libelo herético, como es intención de Vuestra Señoría.

Pude darme cuenta en Venecia de las sutiles estrategias de supervivencia adoptadas por estos ricos judíos. Los Mendesi sostienen su propia fortuna sobre un bien calibrado equilibrio de poder, intercambios de favores, participaciones comerciales, fajos de billetes. Esta es la manera como han conseguido hasta ahora escapar siempre a las persecuciones. Gente como ellos saldría perdiéndolo todo con un aumento del poder de la Congregación del Santo Oficio, con el triunfo de la intransigencia. Con toda probabilidad esperan que sean gentes como Reginaldo Polo las que acaben imponiéndose a los guardianes de la ortodoxia, o bien hombres de letras moderados y tolerantes, hoy dispuestos a dialogar y a pactar con los luteranos, mañana tal vez con los judíos.

En Venecia esta gente es bastante poderosa, no hasta el punto de ser intocables, pero sin duda es difícil llegar hasta ellos con los medios normales. Los judíos en general son un componente esencial de la vida de dicha ciudad, formando a tal punto parte de ella que sin los judíos Venecia correría el riesgo de hundirse. Tal como Vuestra Señoría sabe perfectamente, el orden de la Serenísima se sostiene sobre un delicado encaje de competencias y poderes, de política y comercio, en el que es poco menos que imposible encontrar una fisura. Atacar a una familia como los Mendesi significaría tocar un nervio vivo de Venecia, con todas las consecuencias del caso.

Por el momento me mantendré en Ferrara a la espera de una respuesta de Vuestra Señoría y tratando de recoger posteriores elementos sobre el desarrollo del asunto de
El beneficio
.

Beso las manos de Vuestra Señoría y me encomiendo a su gracia,

De Ferrara, el día 13 de junio de 1547, el fiel observador de Vuestra Señoría,

Q.

Carta enviada a Bolonia desde la ciudad de Viterbo, dirigida a Gianpietro Carafa, fechada el 20 de septiembre de 1547.

Al ilustrísimo y reverendísimo Giovanni Pietro Carafa.

Muy honorable señor mío:

La noticia del asesinato del hijo del Papa, Pier Luigi, duque de Parma y Piacenza, ha llegado hasta aquí, despertando en el servidor de Vuestra Señoría todo tipo de tristes presagios.

Creo, en efecto, que son fundados los rumores que atribuyen a Gonzaga dicho crimen. Por lo demás no es difícil incluir este homicidio en el complejo cuadro de acontecimientos que van tomando forma; si se piensa que Ferrante Gonzaga gobierna Milán en nombre del Emperador y que desde hace tiempo tiene miras expansionistas sobre Piacenza, no es difícil colegir qué sucio cambalache ha tenido lugar: la eliminación de Pier Luigi Farnesio favorece a Gonzaga tanto como a Carlos V, puesto que ello supone una intimidación gravísima a Su Santidad Paulo III.

Creo que se trata de la advertencia imperial en respuesta a las débiles señales de alianza que Su Santidad ha lanzado al nuevo rey francés.

Pero Carlos no tiene ninguna intención de dejar pasar la ocasión favorable que el destino le brinda: en un solo año han muerto dos de sus más antiguos adversarios, el cismático Enrique VIII de Inglaterra y el belicoso Francisco I de Francia. A esto se añade la victoria obtenida por el ejército imperial sobre la Liga de Smalkalda en Mühlberg: los príncipes protestantes han acusado el duro golpe y esto viene a reforzar no poco al Emperador.

Así pues, no hay que asombrarse de que también en Italia el Habsburgo vuelva al ataque. Lo que no pudo mediante la diplomacia en el Concilio de Trento, podría obtenerlo colocando en el solio pontificio a su candidato papal, a ese Reginaldo Polo al que Vuestra Señoría prefiere ver apartado de Italia de una vez por todas.

Hoy más que nunca es preciso actuar con la debida cautela, a fin de evitar que el daño se vuelva irreparable.

Y ahora voy a referir, en efecto, los más recientes avances relativos a la tarea que V.S. me asignara.

Gracias a las referencias proporcionadas por Vuestra Señoría estoy en contacto epistolar con las autoridades policiales y los inquisidores de algunas grandes ciudades de la península. Por lo que he podido comprobar, el radio de acción de los distribuidores de
El beneficio de Cristo
está ampliándose: hace diez días fueron encontrados doscientos ejemplares del libelo en Nápoles. Este es el más importante de los seis secuestros que han tenido lugar hasta ahora. En dos de ellos, con objeto de encubrir el transporte de los libros, se aparentaba estar haciendo negocios de la rica familia sefardita de los Mendesi, de cuya implicación en la operación podemos ahora estar más que seguros.

He obtenido de las autoridades locales una primera lista de nombres de personas que creo que es mejor vigilar a distancia.

Simone Infante, en el reino de Nápoles; Alfredo Bonatti, para los ducados de Mantua, Módena y Parma; Pietro Perna, en el ducado de Milán; Nicolò Brandani, en Toscana; Francesco Strozzi y Girolamo Donzellini en Venecia.

Se trata de un proveedor de la corte de Nápoles, de un cortesano que goza del favor del duque de Mantua, de un vendedor ambulante que intercambia libros con los exiliados basilenses, de un miembro del gremio de la lana de Florencia y de dos literatos escapados de Roma.

Estas personas nos revelan mucho acerca de la aceptación que puede tener en Italia
El beneficio
. Se trata de personajes cultos, próximos a las cortes de sus señores y susceptibles de servir de vehículo de ideas entre la nobleza y los miembros de las clases mercantil y artesanal. Peces chicos que, sin embargo, pueden volverse peligrosos con el paso del tiempo.

Mi consejo es que, si no es posible procesar a los poderosos Mendesi, podría ser conveniente comenzar por los últimos eslabones de la cadena para hacer sentir en el cogote de los sefarditas el aliento del Santo Oficio.

No me queda sino decir que espero órdenes de Vuestra Señoría, encomendándome a vuestra gracia.

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