Authors: Antonio Salas
Allí, y gracias a sus nuevos amigos guerrilleros, Darnott consiguió hacerse con una nueva identidad: Daniel José González Epieyu, con cédula de identidad colombiana 15 206 631. Y, lo que es más importante, entró en contacto con la comunidad árabe de Maicao. Así lo describe Darnott:
«Conocí al hermano Alfonso Peñalver, al hermano chiita libanés Musa Rada. Este fue mi primer maestro en el Islam. Frecuenté la mezquita, leía libros sobre el Islam en la biblioteca, libros de teología suní. El hermano Musa me explicaba la teología Shia (chiita) y me facilitaba revistas
Azakalain
, las cuales me enseñaron relatos sobre los imames, el martirio del imam Husein (la paz de Allah sea con ellos), también contenían escritos de los ulemas (sabios). Un día, el hermano Musa me propuso estudiar el Islam, en el Instituto Islámico Kausar, en Cali, propuesta que acepté con mucho gusto. La Asociación Islámica Shiita de Maicao me pagó los pasajes y viáticos para llegar a Cali, donde según los hermanos ya me esperaban, pues ellos se habían encargado de notificar y arreglar que me recibieran. Me despedí de mi hermano pastor y de su familia y salí rumbo al valle del Cauca.
»En la ciudad de Cali en la urbanización La Ceiba, cerca de la redoma Alfonso López Michelsen, queda el Centro Cultural Islámico Kausar. Me recibió el hermano Rashi. Se trataba de una comunidad musulmana afrodescendiente. El hermano Rashi era uno de sus dirigentes, y la sede era una casa de dos pisos en una vereda. En la esquina de la calle hay una panadería, en el interior de la casa la sala era el salón que servía de mezquita, una cocina, una biblioteca, oficina y una habitación donde oraban las mujeres. El hermano Rashi me saludó islámicamente:
Assalamu aleikum. Wa’alaikun salam
, respondí. Luego posó sus mejillas sobre las mías, como es costumbre en el Islam. A la hora de la oración conocí a los otros hermanos. Mi vida en el Centro Cultural Islámico Kausar no llenó mis expectativas sobre el Islam. Me dediqué a leer libros islámicos y a participar en las oraciones. Las enseñanzas solo eran los viernes en el Yuma. El director era un profesor universitario, el hermano Abdul Karim...».
Darnott regresó a Maicao y se integró en la comunidad árabe, no necesariamente islámica, local. Desde las selvas de Colombia vivió el golpe de Estado contra Chávez de abril de 2002 y el «paro petrolero» de finales de ese año y principios de 2003, aún resentido por lo mal que el gobierno chavista había tratado sus proyectos. Durante los siguientes dos años, Darnott viajó por diferentes ciudades de Colombia, aprovechando la hospitalidad de las mezquitas y de las comunidades islámicas. Y frecuentaba los cibercafés desde donde comenzaba a familiarizarse con el funcionamiento del correo electrónico, los foros de debate, los blogs... Por fin en Bogotá, Darnott descubrió mucho antes que yo que el Islam no es esa unidad doctrinal, genérica y cohesionada que creemos en Occidente. De la misma forma en que el cristianismo está lleno de escuelas, tendencias, sectas, herejías, en muchos casos enfrentados (católicos, protestantes, ortodoxos, anglicanos, coptos, etcétera), lo mismo ocurre en el Islam. Y hasta en una comunidad tan relativamente pequeña como la de Bogotá existían encendidas divisiones. «La comunidad musulmana estaba dividida y enfrentada en varios grupos —declara Darnott—, los más importantes son la Asociación Islámica de Bogotá, que es mayoritariamente oriental, palestinos, libaneses, árabes. La Sociedad Islámica de Bogotá, dirigida por un imam colombiano, el doctor Carlos Sánchez, y un kuwaití. Los asistentes son colombianos, abogados y abogadas. El hermano Sánchez tenía un crédito abierto en el restaurante de la planta baja, donde funciona el Bufete Mezquita. Los participantes tenían autorización para hacer uso de este crédito, en comidas y bebidas. Según él, el financiamiento venía de una fundación islámica oriental. El tercer grupo es el Centro Cultural Islámico de Bogotá, y su director el doctor Julián Zapata, ubicado a pocos metros de la embajada de los Estados Unidos.»
Darnott me aseguró haber sido testigo de cómo funcionarios de la embajada de los Estados Unidos en Bogotá habían reclutado a varios miembros influyentes de la comunidad islámica colombiana para que trabajasen como informadores de los servicios de inteligencia norteamericanos, en su búsqueda incansable de terroristas islamistas. E incluso señala algunos nombres de esos supuestos espías de la CIA en la comunidad árabe de Bogotá, que no voy a reproducir aquí.
En aquellos tiempos, y a pesar de su estrecha relación con las comunidades árabes, en realidad Teodoro Darnott no se había convertido todavía al Islam. Más bien, y como buen superviviente, utilizaba los recursos y la ayuda de las mezquitas para vivir y viajar. Y en su viaje hacia Hizbullah todavía quedaban dos etapas. La primera le esperaría en Bucaramanga, donde casualmente conoció unas informaciones sobre ecumenismo, y ese intento de diálogo interconfesional llamó su atención. Supongo que buscaba algo a medio camino entre el Islam, una religión que todavía le resultaba extraña, y el cristianismo, con el que se había educado. En Bucaramanga, y de la mano de los misioneros católicos, conoció la teología de la liberación, y la obra de personajes tan extraordinarios como el padre Camilo Torres, cofundador del Ejército de Liberación Nacional (ELN), la segunda guerrilla colombiana más importante después de las FARC. Y por unos meses se distanció del Islam, de la misma forma que se dejaba fascinar por esa corriente de pensamiento en la que sacerdotes cristianos justificaban la lucha armada. Para Darnott, un hombre que se confiesa profundamente religioso, disponer en el catolicismo de una justificación argumentada por personajes como el padre Camilo Torres para legitimar la lucha armada en pro de la liberación indígena era perfecto. Había encontrado su particular «yihad cristiano». En la civilizada Europa, los católicos irlandeses del IRA habían llegado a la conclusión de que, en ciertas circunstancias, las bombas y los fusiles son compatibles con la Biblia mucho antes que Camilo Torres.
Durante los siguientes meses, Darnott estudió a Gustavo Gutiérrez, Leonardo Boff, Pedro Casaldàliga, Manuel Pérez o el mismo Camilo Torres, ideólogos de la teología de la liberación. Y fue dando forma a su particular idea de un «yihad cristiano». De regreso a Maicao, con sus amigos de la comunidad árabe, buscó y buscó hasta encontrar una forma de integrar Islam y teología de la liberación en un solo cuerpo teórico que pudiese utilizar en su lucha revolucionaria por la comunidad indígena, y en la que el subcomandante Marcos continuaba siendo un referente.
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Y claro, el que busca encuentra. Darnott descubrió su particular «... teología islamo-cristiana de la liberación. Esta teología era una mezcla de la liberación de Gustavo Gutiérrez y la teología del imam Jomeini. Y me encontré que esta teología es la misma teología de la liberación, pero en este caso desde el monoteísmo islámico, mucho más completa que la desarrollada por Gustavo Gutiérrez. Esto me afianza en el Islam, y es en este momento cuando comienza mi verdadera conversión al Islam, y lo primero que hice fue cambiar los mensajes y los símbolos en los grupos de autonomía wayuu. Pasó a ser Autonomía Islámica Wayuu, y la comunidad MGLN la dejé con la misma denominación, pero los mensajes y las imágenes que coloqué eran islámicos. Hubo protestas en el grupo de participantes, unos se retiraron y otros ingresaron, hice una promoción de la comunidad hacia grupos y entidades islámicas, e ingresaron un importante número de musulmanes. La comunidad ahora se identificó como revolucionaria islámica y los diálogos trataban sobre teología islámica de la liberación, y colocaba mensajes del ayatolá Jomeini...».
Según Darnott, a principios de 2005 el foro del MGLN,
versus
Hizbul Islam en MSN Groups, tenía 1140 asociados.
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Y aunque los foros fueron clausurados por MSN Groups, aún es posible seguir su rastro en la red a través de las diferentes webs y blogs que realizaron en 2005 y 2006.
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Durante ese año se trataban todo tipo de temas islámicos y revolucionarios en sus
websites
. Hasta que en 2006 todo se le fue de las manos...
Tiempo atrás un nuevo usuario se había dado de alta en los foros de Darnott. Alguien que, según él, demostraba un profundo conocimiento del Islam. Pero esto no demuestra nada más que los escasos conocimientos que tenía Darnott sobre el Corán, ya que incluso a mí me consideraría más tarde un erudito.
«Estuvimos meses intercambiando mensajes vía e-mail —me aseguraría Darnott años después de aquel primer viaje a Venezuela—. Me dijo que le gustaba mi trabajo, que este se podía mejorar si yo me dejaba asesorar. Me confesó que pertenecía a una organización islámica de importancia internacional, y para recibir un apoyo suyo solo tenía que confiar y enviarle información sobre mi persona y mi trabajo. Al principio pensé que podía ser un agente de inteligencia que andaba tratando de ubicarme, luego descarté la idea. Por el contenido de sus mensajes me di cuenta que trataba con un musulmán y me decidí a confiar en él. Le envíe toda la información que me solicitó sobre mi persona, lucha y trabajo, al tiempo se mostró más dispuesto a tratar conmigo en un plano de más confianza. Me dio su verdadero nombre, Mohammed Saleh, hijo de libaneses, trabajaba para el gobierno iraní y era un importante miembro de Hizbullah. Su misión era en Argentina, donde es profesor en la Universidad de La Plata, y también es el secretario general de Hizbul Islam para América Latina. Este es un partido islámico argentino, con presencia en Uruguay y Paraguay. Hizbul Islam es en realidad Hizbullah. Mohammed Saleh me informó que mi nombre fue presentado ante la dirección de Hizbul Islam y fui aprobado para ser representante de esta organización islámica para Venezuela, pero se me pedía eliminar todo el trabajo que hacía en Internet. Imagínense ustedes eliminar un trabajo que cumplía ya cuatro años de inversión económica, de tiempo y de esfuerzo. Yo le pedí más información sobre su organización y que habláramos por vía telefónica, que diera teléfonos de oficina y dirección que yo pudiera comprobar. Me envió una lista de direcciones de oficinas de Hizbullah en Argentina, Uruguay y Paraguay, por medio de hermanos árabes de Maicao.
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Se confirmó que Mohammed Saleh es profesor de la Universidad de La Plata. También fue confirmado que la organización que me aprobó en sus filas es Hizbullah. El hermano Mohammed Saleh me llamó en varias oportunidades a Maicao, al numero telefónico 72518... ubicado en la calle 11 número 27..., barrio El Carmen, esto se puede comprobar solicitando la relación de llamadas recibidas en este teléfono, durante los últimos seis meses del 2006. Aparte de las comunicaciones telefónicas con el dirigente de Hizbullah, también están las comunicaciones vía e-mail entre los correos electrónicos [email protected] y enlacemilitarmgln@ hotmail.com. En uno de sus e-mail Mohammed Saleh me ofreció un lote de armas que tenía Hizbullah en Ciudad del Este, Paraguay. Me pidió que hiciera contacto con las FARC-EP para que me ayudaran a trasladar las armas; unos cuatrocientos fusiles AK-47, lanzagranadas y municiones...».
Finalmente, siempre según el testimonio personal —y creo que sincero— de Teodoro Darnott:
«El acuerdo que hicimos fue el de convertir al MGLN en una célula de Hizbullah, y para esto tenía yo que reclutar musulmanes. La primera reunión de Mohammed Saleh con mi persona sería para el 8 de octubre del 2006. Para este momento Hizbullah-Venezuela ya tenía que contar con un grupo organizado. El grupo Hizbullah-Venezuela estaría a las órdenes del consejo de la organización en los países de América y el resto del mundo, este sería un acontecimiento histórico, pero no me reveló de qué se trataba. Me dijo que es la forma como ellos trabajan. No querían publicidad sino anonimato, es lo que querían de mí con este acuerdo. Procedí a reclutar a Juan Carlos Parodi, el cual hizo su trabajo en el equipo como sheikh de Hizbullah-Venezuela; Liliana Bula Epieyu, secretaria de Hizbullah para La Guajira; Yaiza Marrugo, planes y proyectos; Vicente Bocanegra de Oro, comisión de ideología islámica. El equipo acordó contra mi voluntad incluir al doctor Juventino Martínez, a pesar de que les advertí que se trataba de un agente del Departamento de Estado norteamericano. El doctor Juventino entró en el grupo y estableció comunicación directa con Mohammed Saleh, lo mismo Yaiza Marrugo, y todos quedamos conformes que estábamos trabajando para Hizbullah. También recluté a Felipe González, un wayuu que trabaja para la Secretaría de Cultura de Maicao.
»Este donó un terreno para fabricar la primera mezquita de Hizbullah en La Guajira, a Pedro Luis Herrera Caballero, el cual nos manejaría la parte militar. Este tiene experiencia como combatiente y contaba con un buen número de muchachos entrenados en el conflicto colombiano. Conversé con el hermano Ramiro López y este me cedió una casita de barro en el barrio indígena Nazaret, allí comencé mi trabajo de difusión del Islam, ya como representante de Hizbullah. Este ranchito lo acondicioné y le coloqué en la parte de afuera “Mezquita Wayuu”, y a la inauguración asistieron el sheikh de la asociación islámica de Maicao y la directiva de la asociación, como es testigo el hermano Ramiro López, pues muchos miembros de su iglesia asistieron a la inauguración. Al hermano Ramiro se le puede ubicar en el barrio Vincula Palacio, en la iglesia wayuu o en el barrio Maicaito, cerca de las casitas de cartón. En esta mezquita se reunía un grupo de niños y niñas wayuu, a quienes enseñaba las oraciones islámicas, y a adultos wayuu a quienes les compartía sobre el Islam. Una de las participantes fue la hermana wayuu Luz Marina Pushaina, a quien encargué de organizar el grupo wayuu. Esta es la esposa de Julián González, y vive en el mismo barrio Nazaret, frente al comedor popular, cerca del ranchito donde funcionó la mezquita. Una de mis colaboradoras fue la psicóloga social Elizabeth Gómez Arboleda, ella se encargaba del programa infantil. Mientras todo esto ocurría, continué las actividades islámicas por Internet. El hermano Yahia Gabriel Jiménez mantuvo contacto con nosotros desde Bogotá. Entró en una de nuestras comunidades de MSM, específicamente en Autonomía Islámica Wayuu. También viajó con su esposa hasta Maicao y estuvo de visita en la mezquita wayuu, donde tomó fotos y nos trasmitió un mensaje y una enseñanza sobre el Islam. Al hermano José Gabriel Jiménez lo puse al tanto de mi ingreso a Hizbullah.