El Palestino (9 page)

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Authors: Antonio Salas

Perseguido por las policías de media Europa, el Chacal reaparece gloriosamente el 21 de diciembre de 1976, cuando al frente de un comando internacional asaltó la sede de la OPEP en Viena y tomó 62 rehenes, entre los que se encontraban casi todos los ministros del petróleo pertenecientes a dicha organización. Y todo eso ante las cámaras de la televisión internacional. Tres personas fallecieron en el asalto, pero Carlos consiguió que las autoridades austríacas cediesen a todas sus demandas, emitiendo por radio un comunicado del FPLP y facilitando un autobús y un avión al comando liderado por Ilich. El Chacal se convirtió en el terrorista más famoso del mundo cuando consiguió abandonar el edificio de la OPEP y el país, con todo su comando y 42 rehenes. A partir de ese día, su nombre se hizo leyenda. Y todas las policías y servicios secretos del mundo le siguieron la pista durante dieciocho años, sin conseguir atraparlo.

Durante casi dos décadas, el nombre de Carlos el Chacal aparecía en los titulares de la prensa internacional con cierta frecuencia. Se le atribuyen docenas de atentados terroristas en todo el mundo, y relaciones directas con los gobiernos de diferentes países árabes y comunistas. Era el hombre más buscado del planeta hasta la aparición de Ben Laden; sobre su vida se han escrito docenas y docenas de libros, y se han rodado media docena de películas, más o menos fantásticas. Dejando de lado la ficción, y para comprender cómo pensaba el Chacal en aquella época, yo sugiero la histórica entrevista que Ilich Ramírez concedió al periodista sirio Assem Al-Jundi, en Beirut, en 1979, y que fue publicada en el diario
Al Watan Al Arabi
. Un documento periodístico comparable a la entrevista que Taysyr Aluny hizo a Ben Laden unas semanas después del 11-S. Tres años más tarde, presuntamente, Chacal atentó contra dicho diario y asesinó a una persona.

Ilich Ramírez vuelve a ser noticia de primera página el 15 de agosto de 1994, cuando un comando del servicio secreto francés consigue capturarlo en Jartum, capital de Sudán, donde Ilich vivía refugiado desde hacía más de un año. Los sudaneses habían accedido a entregar al famoso Chacal a cambio del favor francés.

Su juicio fue seguido por toda la prensa internacional. Carlos no reconocía al tribunal y exigía que se le tratase en consonancia con su rango militar de general revolucionario. Incluso se mantuvo en huelga de hambre y de sed más de veinte días durante el juicio para protestar por su situación. Pero nada de eso impresionó al tribunal, que en diciembre de 1997 lo condenó a cadena perpetua por el homicidio de dos agentes policiales franceses y su ex camarada libanés en la rue Toullier de París. Ilich nunca negó esos hechos. Simplemente elude la pregunta diciendo que «el Estado francés es quien tiene que probar que yo lo hice, y no lo probó». Además, Ilich Ramírez aún tiene pendientes cinco causas más en Francia: un atentado con granada en el local Le Drugstore de París el 15 de septiembre de 1974; la explosión de una bomba en el tren de alta velocidad
Le Capitole
que viajaba de París a Toulouse, el 29 de marzo de 1982; la explosión de un coche-bomba en la rue Marbeuf de París, el 22 de abril de 1982; la explosión de una bomba en el tren de alta velocidad que se dirigía de Marsella a París, a la altura de la población de Tain l’Hermitage, el 31 de diciembre de 1983; la explosión de una bomba en el tren de alta velocidad que iba de París a Marsella, ocurrida en la estación ferroviaria de SaintCharles en Marsella, el mismo 31 de diciembre de 1983... Así como otras muchas en otros países. En total se le considera responsable de más de ochenta muertes en diferentes atentados. Converso al Islam, es uno de los principales defensores de Ben Laden y de Al Qaida en el mundo.

Es más que comprensible que el nombre de Ilich Ramírez Sánchez,
Carlos
, se pronunciase en varias ocasiones durante aquel curso de terrorismo organizado por el Ministerio de Defensa en Jaca. Tanto en labios de su paisano, el teniente coronel Pascualino Angiolillo Fernández, como en boca de otros de los expertos en terrorismo participantes.

Ese día nació mi obsesión por Ilich Ramírez. En los meses sucesivos conseguí adquirir casi todos los libros publicados en el mundo sobre él. No solo en español, sino también en inglés, francés, alemán, etcétera. Recopilé todas las películas de ficción y documentales inspirados en Carlos, y me empollé hasta el último detalle sobre su biografía. Fue una revelación. Si yo necesitaba crearme un perfil de terrorista musulmán con origen latino, qué mejor fuente de inspiración, qué mejor modelo para mi yo musulmán que Ilich Ramírez. Juro que en ese instante no podía ni soñar con que tres años más tarde mi relación con Ilich sería directa y continuada. Y el Chacal, sin saberlo, se convertiría en la viga maestra, en el principal soporte de esta infiltración en el terrorismo internacional.

Al Qaida en Venezuela

Partiendo de la base de que el terrorista más famoso y más buscado de la historia antes de Ben Laden era un venezolano y musulmán, no me pareció ningún disparate la idea de que Venezuela se hubiese convertido en el refugio de los terroristas internacionales. Algo parecido a lo que ocurrió con Argentina y los nazis después de la Segunda Guerra Mundial. O al menos eso sugerían en Jaca algunos de los mejores expertos españoles en terrorismo. Y yo les creí.

Y por si me quedase alguna duda, ese mismo mes de octubre de 2005, la confirmación llegaba desde los Estados Unidos. El portal de Internet
www. ruedalo.org
, abiertamente opositor en Venezuela, así como el portal
www.youtube.com
y varias páginas web antichavistas se hacían eco de una escalofriante entrevista emitida solo tres días antes de que comenzase el curso de Jaca. Fue en el programa
A mano limpia
, del Canal 41 de América TV que dirige y presenta desde Miami el periodista Óscar Haza. Haza presentaba a bombo y platillo una entrevista exclusiva con Johann Peña, ex comisario de la Dirección General Sectorial de los Servicios de Inteligencia y Prevención de Venezuela (DISIP). Haza daba paso a su invitado en el plató de Canal 41 resaltando la trascendencia internacional de aquella entrevista, ya que habían «hecho falta meses de trabajo, por parte de los productores del programa, para convencer al ex comisario del servicio secreto venezolano de que hiciese estas revelaciones», y que las hiciese en
A mano limpia
. Lo que Johann Peña dijo, con la credibilidad que se le supone a un jefe de un servicio de información, no era ninguna broma. Exponiendo una fotografía de archivo, que los profanos creímos que había sido tomada en Venezuela recientemente, Peña identificó al hombre de la foto como Mustafá Setmarian Nasar, asegurando que se trataba del cerebro de los atentados del 11-M, y que se encontraba oculto en Venezuela, protegido por Hugo Chávez. Se puede decir más alto, pero no más claro:

—¿Quién es este señor? —pregunta Óscar Haza, mostrando a cámara una foto de Setmarian.

—Mustafá Nasar es un miembro activo de Al Qaida —explica Peña con voz serena y reposada—. Fue el encargado de coordinar las acciones, las explosiones terroristas en España.

—¿Las del 11 de marzo?

—Las del 11 de marzo —reafirma el ex agente de la DISIP, que añade—: Él está casado con una española, y ya está en Venezuela, bajo la protección del gobierno de Chávez...

Al Haj Muhammad Nasar, alias
Mustafá Setmarian Nasar
, alias
Omar Abdelkrim
, alias
Abu Musab al Suri
, no es un terrorista cualquiera. Nacido en Alepo (Siria), en 1958, su apellido es de origen egipcio. Según declaró en enero de 1999 en una entrevista publicada en el periódico kuwaití
La Opinión General
: «En 1981 fui con los Hermanos Musulmanes a Bagdad para hacer un curso de entrenamiento militar. El Ejército Popular Iraquí me instruyó y me enseñó estrategia bélica e ingeniería de explosivos... También estuve en Jordania para otros cursos militares. El régimen jordano nos permitió abrir un instituto en Ammán para entrenamientos militares». Después se estableció un tiempo en Francia.

En 1985 llegó a Granada (España), y en octubre de 1987 adquirió la nacionalidad española al casarse con Elena Moreno, a la que conoció en la Escuela Oficial de Idiomas y con la que tuvo tres hijos: a uno de ellos lo llamó Osama, en homenaje al líder de Al Qaida. Según las informaciones policiales, entre 1985 y 1994 vivió y trabajó en España, considerándose que desde 1988 era el emir de los miembros sirios de Al Qaida... a pesar de que esta organización todavía no existía como tal. En Granada primero y en Madrid después, Mustafá Setmarian siempre fue un gran propagandista del yihad. En la mezquita de Abu Bakr, por ejemplo, en el barrio madrileño de Tetuán, Setmarian solía distribuir su libro:
Yihad en Siria
, mientras intentaba reclutar simpatizantes para su concepción bélica del Islam.

Tras salir de España, Setmarian y su familia se establecen en Londres, donde se convirtió en el director de la revista yihadista
Al Ansar
, porque siempre dijo que la información y la propaganda eran armas tan útiles como las bombas. Y el periodista Setmarian llegó a colaborar en Gran Bretaña con las cadenas televisivas BBC y CNN en reportajes sobre Ben Laden y los muyahidín, que después fueron proyectados en más de doscientos canales. Más tarde viajó a Afganistán para colaborar en la lucha contra los soviéticos y terminó comandando uno de los campos de entrenamiento de la resistencia afgana en Al Guraba, campo por el que llegaron a pasar más de cuarenta mil muyahidín, procedentes de todo el mundo. Su pista se había perdido en Kabul en 2001, tras el 11-S, y los Estados Unidos habían puesto una recompensa de cinco millones de dólares sobre su cabeza. Así que no era baladí que un responsable de la inteligencia venezolana afirmase conocer su paradero. ¿Cobraría Peña la millonaria recompensa?
6

Con voz firme, el ex comisario de la DISIP afirmaba tener «parcialmente ubicado» en esos mismos momentos el paradero de uno de los hombres de confianza de Ben Laden, y uno de los terroristas más buscados del mundo: «Él está ahorita en el estado Bolívar, bajo la protección de un ciudadano de alto cargo en Venezuela, el presidente de Alcázar... Carlos Lanz Rodríguez». Johann Peña contradecía a todas las fuentes de inteligencia norteamericana y española, que situaban a Setmarian en Asia, aunque yo terminaría viajando a Siria tras su pista. Pero Peña insistía en que Setmarian había vivido en Isla Margarita, protegido por la comunidad árabe de la isla venezolana más famosa, y en esos instantes, septiembre de 2005, se encontraba protegido por el gobierno de Chávez en el estado Bolívar.

Estas declaraciones no pasaron desapercibidas, y en octubre ya se habían reproducido en medio mundo. En España, la prestigiosa agencia Europa Press se hacía eco de la entrevista a Johann Peña en Canal 41, emitiendo una nota el 17 de octubre, que fue reproducida por varios medios españoles. Hasta
El Confidencial
, una de las fuentes más consultadas por los periodistas hispanoparlantes, se hizo eco extensamente de la revelación del ex DISIP, ese mismo día. Otros medios traducían la noticia al inglés, portugués, etcétera. Y a mí me puso en la pista venezolana.

No fue difícil encontrar información que apuntaba a Venezuela como el principal refugio de terroristas yihadistas internacionales. Y me refiero a información oficial. El general James T. Hill, jefe del USSOUTHCOM (Comando Sur), todopoderosa sección de la inteligencia norteamericana dedicada a América Latina, emitió informes en los que se afirmaban cosas tan contundentes como que en Isla Margarita existían campos de entrenamiento de Al Qaida; que la comunidad de comerciantes libaneses de Porlamar financiaba grupos terroristas en Oriente Medio; e incluso que Ben Laden podía encontrarse escondido en Venezuela. Y James Hill no era ningún pazguato. Veterano de la guerra del Vietnam (en la 101a División Aerotransportada), el general Hill poseía una espectacular hoja de servicios, en la que se incluían varias medallas y menciones como el Corazón Púrpura, la Medalla al Servicio Distinguido, una estrella de plata, una estrella de bronce al valor... Y en la sección correspondiente al Hemisferio Occidental del informe anual sobre terrorismo internacional titulado «Tendencias del Terrorismo Mundial en 2003», del Departamento de Estado de los Estados Unidos, publicado en abril de 2004, Hill expresaba su preocupación por «operativos radicales islámicos en Venezuela, especialmente en Isla Margarita».

A pesar de que el informe citaba fuentes periodísticas, lo cual me asombró, exponía casos concretos y documentados: «En febrero de 2003, un ciudadano venezolano consiguió viajar a bordo de un avión desde Venezuela a Londres con una granada en su equipaje facturado, pero todavía no está claro cuál era su intención». Dejemos de lado lo absurdo de sugerir un atentado terrorista con una granada que se lleva en el equipaje facturado y no en poder del supuesto terrorista. Lo cierto es que el general James Hill, en una conferencia pronunciada en Nueva York, el 24 de febrero de 2004, dos meses antes de la publicación del informe anual sobre terrorismo, ya había insistido en la existencia de terroristas yihadistas en la triple frontera entre Brasil, Argentina y Paraguay, y en Isla Margarita. Así que, si el general Hill sugería que en Isla Margarita (Porlamar) había campos de entrenamiento de Al Qaida, habría que irse a Isla Margarita...

A medida que seguía más y más pistas en ese sentido, me encontraba más y más información que reafirmaba las acusaciones de Johann Peña y de James Hill. Todo apuntaba a que Venezuela era el mejor lugar para seguir la pista del terrorismo yihadista. Y lo mejor es que allí no iba a tener problemas con el idioma, así que parecía evidente que tendría que continuar mi investigación al otro lado del Atlántico. Si hubiese sabido en aquel momento cómo funcionaban las operaciones psicológicas de la inteligencia norteamericana, las campañas de desinformación y propaganda y la prensa política, probablemente me habría ahorrado muchísimo tiempo y muchísimo dinero. Y, sobre todo, no me habría puesto en el punto de mira de un grupo armado venezolano, que llegaría a preparar mi secuestro en el aeropuerto internacional de Maiquetía.

El Decapitador golpea en Jordania

Mientras preparaba mi primer viaje a Venezuela, reuní muchísima información en Internet que apuntaba a Chávez como un simpatizante del terrorismo internacional, y a Venezuela como el refugio de todo tipo de terroristas. No solo de Al Qaida, sino de ETA, el IRA, Hamas, Hizbullah, etcétera. En el caso de estos últimos, y desde marzo de ese año 2005, funcionaba en Internet un foro de debate y una red de páginas web moderadas por una organización que se autodenominaba, sin ningún pudor, Hizbullah-Venezuela, liderada por el jeque comandante Teodoro Darnott, que en septiembre de 2005 precisamente evidenciaba en su lista de correo en Internet ciertas rivalidades internas por el mando.

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