Johnny cogió su fusil (25 page)

Read Johnny cogió su fusil Online

Authors: Dalton Trumbo

En pura y terrible desesperación acalló la voz y alejó la visión. Aún no. Aún no. No había acabado. Les hablaría seguiría cabeceando. Los músculos de su cuerpo se convertían en agua pero seguía cabeceando. No les permitiría clausurar la tapa de su ataúd. Gritaría y arañaría y pelearía como lo haría cualquier hombre a quien le entierran vivo. En su último momento de conciencia en su último momento de vida seguiría peleando seguiría cabeceando. Seguiría golpeando con la cabeza todo el tiempo cabecearía cuando estuviese dormido cabecearía dopado cabecearía cuando sufriera cabecearía siempre. Podían no responder podían ignorarle pero por lo menos nunca podrían olvidar mientras él viviera que allí había un hombre hablándoles hablándoles sin detenerse.

Su cabeceo se volvió cada vez más lento y la visión se fue desplazando hacia él. El la rechazaba y volvía a avanzar. La voz de la mujer surgía y se desvanecía, como un eco arrastrado por el viento. Pero él seguía cabeceando.

¿Por qué cabeceaba? ¿Por qué? ¿Por qué?

¿Por qué no le querían? ¿Por qué clausuraban la tapa de su ataúd? ¿Por qué no le dejaban hablar? ¿Por qué no permitían que le viesen? ¿Por qué no querían su libertad? Hacía ya cinco o seis años que le habían borrado de la faz de la tierra. La guerra debía haber terminado. Ninguna guerra puede perdurar tanto ninguna guerra podía exterminar a tanta gente porque no había tanta gente para matar. Si la guerra había terminado todos los muertos estarían enterrados y liberados todos los prisioneros. ¿Por qué no le liberaban también a él? ¿Por qué a menos que le dieran por muerto? ¿Y si era así por qué no le mataban por qué no ponían fin a su sufrimiento? ¿Por qué estaba prisionero? No había cometido delito alguno. ¿Qué derecho tenían a retenerle? ¿Qué razón tenían para ser tan desalmados con él?

¿Por qué? ¿Por qué? ¿Por qué?

Y luego súbitamente comprendió. Se vio a sí mismo como una nueva clase de Cristo como un hombre que lleva dentro de sí las semillas de un nuevo orden de cosas. Era el nuevo mesías de los campos de batalla que le decía a la gente mirad cómo soy así seréis vosotros. Porque él había visto el futuro lo había experimentado y ahora lo estaba viviendo. Había visto los aviones volando en el cielo había visto los cielos del futuro colmados de aviones de negros aviones y ahora veía el horror abajo. Vio un mundo de amantes separados para siempre de sueños no cumplidos de planes nunca realizados. Vio un mundo de padres muertos y hermanos mutilados de hijos clamando enloquecidos. Vio un mundo de madres sin brazos estrechando contra sus pechos niños sin cabeza tratando de gritar su dolor con gargantas cancerosas por el gas. Vio ciudades hambrientas negras frías e inmóviles dado que lo único que se movía o hacía ruido en ese terrible mundo muerto eran los aviones que oscurecían el cielo y a lo lejos contra el horizonte el trueno de los enormes cañones y las bocanadas de humo que surgían de la tierra estéril y atormentada cuando estallaban los proyectiles.

Así era lo había comprendido les había transmitido su secreto y al rechazarlo ellos le habían confiado el suyo.

Él era el futuro era una imagen perfecta del futuro y ellos temían que alguien se diera cuenta de cómo sería el futuro. Ya estaban planeando y calculando el futuro y veían la guerra en algún momento de ese futuro. Para llevar a cabo esa guerra necesitaban hombres y si los hombres veían el futuro se negarían a pelear. Ellos encubrían el futuro convirtiéndolo en un inaccesible y mortal secreto. Sabían que si todos los pobres diablos los hombrecitos veían el futuro empezarían a hacer preguntas. Harían preguntas y encontrarían las respuestas y a aquellos que les impulsaban a pelear les dirían mentirosos ladrones hijos de puta no pelearemos porque no queremos morir queremos vivir nosotros somos el mundo somos el futuro y no permitiremos que nos masacren digan lo que digan vuestras consignas digan lo que digan vuestros discursos. Recordadlo nosotros nosotros nosotros somos el mundo nosotros somos quienes lo ponemos en marcha hacemos el pan y la ropa y las armas somos el eje de la rueda y los rayos y la rueda misma sin nosotros vosotros seríais hambrientos y desnudos gusanos y nosotros no queremos morir. Somos inmortales somos el germen de la vida somos la masa humilde despreciable y fea somos la gente maravillosa del mundo y estamos hartos de todo esto estamos agotados y le pondremos fin para siempre eternamente porque vivimos y no queremos ser destruidos.

Si vosotros queréis hacer una guerra si hay armas con qué apuntar si hay balas con qué disparar si hay hombres que deben morir no seremos nosotros. No seremos nosotros los que cultivamos el trigo y lo convertimos en alimento los que hacemos la ropa y el papel y las casas y los azulejos y las centrales eléctricas y extendemos los largos y plañideros cables de alta tensión nosotros los que perforamos los pozos de petróleo crudo en decenas de diferentes partes los que hacemos las bombillas de luz las máquinas de coser las palas y automóviles y aviones y tanques y armas ah no no seremos nosotros los que moriremos. Seréis vosotros.

Seréis vosotros vosotros que nos empujáis a combatir que nos incitáis unos contra otros vosotros que pretendéis que un zapatero mate a otro zapatero que un hombre que trabaja mate a otro hombre que trabaja que un ser humano que sólo quiere vivir mate a otro ser humano que sólo quiere vivir. Recordadlo. Recordadlo vosotros que planeáis la guerra. Recordadlo vosotros los patriotas vosotros los feroces vosotros los propagandistas del odio vosotros los inventores de consignas. Recordad esto como lo único a recordar en vuestras vidas.

Somos hombres de paz somos hombres de trabajo y no queremos pelear. Pero si vosotros destruís nuestra paz si nos quitáis nuestro trabajo si intentáis enfrentarnos unos contra otros nosotros sabremos qué hacer. Si nos decís que debemos salvaguardar la democracia os tomaremos la palabra. Usaremos los fusiles que vosotros nos imponéis los usaremos para defender nuestras vidas y la amenaza que se cierne sobre ellas que no está en el otro lado de una tierra de nadie que ha sido establecida sin nuestro consentimiento sino que está dentro de nuestras fronteras aquí y ahora la hemos visto y la conocemos.

Poned los fusiles en nuestras manos y los usaremos. Proponed las consignas que nosotros las convertiremos en realidades. Entonad los himnos de batalla y nosotros los recogeremos allí donde vosotros abandonéis. No uno ni diez ni diez mil ni un millón ni diez millones ni cien millones sino mil millones dos mil millones de nosotros los pueblos del mundo nos apropiaremos de las consignas de los himnos de los fusiles y los usaremos para vivir. No os equivoquéis nosotros viviremos. Viviremos y caminaremos y hablaremos y comeremos y cantaremos y reiremos y sentiremos y amaremos y criaremos a nuestros hijos en tranquilidad y honestamente en paz. Vosotros programad las guerras. Vosotros amos de los hombres programad las guerras y señalad el camino. Nosotros apuntaremos con el fusil.

NOTAS

[1]
El derecho a leer. (N. del T.)

[2]
P. Blanshard se refiere al libro como “Johnny coge tu fusil”. (N. del T.)

[3]
Uno de los libros de Lewis Carroll se refiere al
bohunk
como a un ser fantástico. (N. del T.)

[4]
De una canción popular americana. (N. del T.)

[5]
DAR:
Daughters of the American Revolution
(Hijas de la Revolución Americana), liga tradicionalista patriótica. (N. del T.)

[6]
Juego de palabras con el verbo
To lie
(infinitivo) y su pretérito lay poner, colocar, tender, echarse, descansar, acostarse, etc. Juego de palabras con
who y whom,
pronombre nominativo y acusativo respectivamente. (N. del T.)

[7]
Solían llamar así a los ingleses por el uso que se le daba a la lima o al limón dulce en la Marina Británica (N. del T.)

[8]
Soldado norteamericano (N. del T.)

[9]
Soldado Inglés. (N. del T.)

[10]
Soldado francés. (N. del T.)

Other books

Altered by Jennifer Rush
Shatter Me by Anna Howard
Half-Blood Blues by Edugyan, Esi
Not to Disturb by Muriel Spark
Deadly Petard by Roderic Jeffries
Summer House by Nancy Thayer
Midnight Masquerade by Andrews, Sunny
Untamed by Kate Allenton
Beauty and the Greek by Kim Lawrence