Read Johnny cogió su fusil Online
Authors: Dalton Trumbo
Llevadme a las escuelas a todas las escuelas del mundo. Dejad que los niños vengan a mí ¿es así verdad? Al principio es posible que griten y tengan pesadillas pero se habituarán porque tienen que hacerlo y es mejor que empiecen desde muy jóvenes. Reunidles en torno a mi vitrina y decid ven pequeña ven pequeño venid a echar un vistazo a vuestro papá. Miraos a vosotros mismos porque vosotros seréis así cuando crezcáis y os convirtáis en hombres y mujeres grandes y fuertes. Tenéis la oportunidad de morir por vuestro país. Y podréis no morir podéis regresar así. No todo el mundo muere siendo un niño.
Más cerca por favor. Tú no estás junto a la pizarra ¿qué te ocurre? No llores tontuela ven aquí y mira a este hombre simpático que de muchacho fue soldado. ¿Te acuerdas de él verdad? ¿No recuerdas pequeña llorona cómo agitabas banderas y juntabas papel plateado e invertías tus ahorros en sellos de guerra? Claro que recuerdas tonta. Pues bien éste es el soldado por quien hacías eso.
Venid chicos mirad bien y luego volveremos a recitar nuestros versillos. Nuevos versillos para tiempos nuevos.
Hickory dickory dock
mi papá está loco del
shok
. Humpty dumpty se creía muy sagaz hasta que quedó ciego por el gas. Aserrín aserrán los niños aullarán lisiados por las bombas que caerán. Arrorró mi niño arrorró mi sol que la bomba mata no es un caracol. Ahora me recuesto y duermo en mi hondo refugio antibombas si me matan antes de despertar recuerda es por tu bien amén.
Llevadme a las escuelas a las universidades a las academias a los conventos. Reunid a todas las muchachas las hermosas saludables muchachas. Señaladme y decid chicas éste es vuestro padre. He aquí el muchacho que anoche parecía tan fuerte. He aquí vuestro pequeño el fruto de vuestro amor la esperanza de vuestro futuro. Miradlo muchachas y no le olvidéis. ¿Veis ese tajo rojo con mocos colgando? Esa era su cara muchachas. Vamos muchachas tocadlo no temáis. Inclinaos y besadle. Después tendréis un extraño olor a podrido pero eso no importa porque un amante es un amante y éste es vuestro amante.
Convocad a todos los jóvenes y decidles he aquí vuestro hermano he aquí vuestro mejor amigo es tan joven como vosotros. Se trata de un caso muy interesante jóvenes porque sabemos que allí dentro hay una mente enterrada. Técnicamente esa cosa, es carne viviente igual a aquel tejido que conservamos con vida en el laboratorio el verano pasado. Pero éste es un corte diferente de carne porque también contiene un cerebro. Ahora escuchadme bien jóvenes caballeros. Este cerebro piensa. Tal vez esté pensando en una melodía. Tal vez haya pensado una gran sinfonía íntegramente o una fórmula matemática que podría modificar el mundo o un libro que volvería más bondadosa a la humanidad o el germen de una idea que salvaría del cáncer a cien millones de personas. Este es un problema muy interesante jóvenes porque si este cerebro contuviera dichos secretos ¿cómo haríamos para averiguarlo? En todo caso aquí le tienen respirando y pensando y muerto como un sapo en cloroformo con su estómago abierto para que pueda verse latir su corazón tan quieto tan indefenso y sin embargo vivo. Este es vuestro futuro y vuestro dulce sueño ésta es la cosa que vuestras novias amaban y ésta es la cosa que sus jefes le obligaron a ser. Pensadlo bien jóvenes. Pensadlo mucho jóvenes y luego volveremos al estudio de los bárbaros que saquearon Roma.
Llevadme donde haya parlamentos y asambleas y congresos y cámaras de diputados. Quiero estar allí cuando hablen del honor y la justicia y de salvaguardar la democracia en el mundo y de los catorce puntos y la autodeterminación de los pueblos. Quiero estar allí para recordarles que no tengo lengua para morderme. Pero los estadistas tienen lenguas. Poned mi vitrina sobre la mesa de un orador y cada vez que caiga el martillo dejadme sentir su vibración a través de mi alhajero de cristal. Después que hablen de políticas comerciales y bloqueos y nuevas colonias y viejos rencores. Que discutan la amenaza de la raza amarilla y la carga del hombre blanco y el rumbo del imperio y por qué tendríamos que barrer toda esa basura de Alemania o quien ocupe el lugar de Alemania la próxima vez. Que hablen sobre el mercado sudamericano y por qué tal o cual país intenta desalojarnos y por qué nuestra flota mercante no puede competir y ah qué diablos enviémosles una sólida nota de protesta. Que hablen de municiones y aviones y acorazados y tanques y gases dado que por supuesto los necesitamos no podemos pasarnos sin ellos de lo contrario ¿cómo podríamos garantizar la paz? Que formen bloques y alianzas y pactos de ayuda mutua y garantías de neutralidad. Que redacten artículos y ultimátums y protestas y acusaciones.
Pero antes de votar antes de que den una orden para que todos los hombrecitos comiencen a matarse entre sí que el tío más importante de la asamblea dé un pequeño golpe en mi vitrina señalándome y diga señores éste es el único tema presentado ante esta cámara y la cuestión es saber si ustedes están a favor o en contra de esto. Y si están en contra que se pongan en pie como hombres y voten. Y si están a favor que los cuelguen los destripen y los descuarticen y los paseen en procesión por las calles cortados en pequeños trozos y que les arrojen en los campos donde ningún animal doméstico pueda tocarles y que sus restos se pudran allí y que sobre ellos no vuelva a crecer el césped.
Llévenme a sus iglesias a sus imponente descollantes catedrales que deben ser reconstruidas cada cincuenta años porque la guerra las destruye. Llévenme en mi vitrina de cristal a las naves donde han recibido su confirmación tantos reyes y sacerdotes y novias y niños para besar una astilla de madera de una verdadera cruz a la que fue clavado el cuerpo de un hombre que tuvo la suerte de morir. Colóquenme muy alto en sus altares e invoquen a Dios para que mire hacia abajo hacia sus hijos asesinos sus bienamados hijos. Desparramen el incienso que no puedo oler. Viertan el vino sacramental que no puedo probar. Acallen el sonido de las plegarias que no puedo oír. Repitan los viejos viejos santos ademanes que no puedo hacer sin brazos ni piernas. Coreen las aleluyas que no puedo cantar. En voz muy alta y potente canten todas las aleluyas para mí porque yo conozco la verdad y ustedes no idiotas. Idiotas idiotas idiotas…
Sintió la vibración de los pasos pesados que abandonaban la habitación. El hombre que había venido y le había interrogado y que él no podía imaginar cuánto tiempo le había estado escuchando se había marchado. Nuevamente estaba solo con la enfermera. Le habían dejado solo con sus incertidumbres.
Empezó a desconfiar. De la misma forma que siempre había sospechado errores en su cálculo del tiempo ahora sentía que su carne se estremecía con pequeñas y salvajes ondas de terror. Estaba tan ansioso por hablar que quizá había transmitido un mensaje sin sentido. Tal vez no había recordado bien el código y sus palabras habían surgido como un torbellino de letras carentes de significado. Sus pensamientos se habían agolpado tan tumultuosamente en su cabeza que quizá no los había expresado en orden clara y racionalmente. Tal vez otras diez mil probabilidades se habían interpuesto entre él y el mensaje que intentaba transmitir mientras por dentro se desangraba. O quizás el hombre sólo se había marchado para consultar con sus superiores y pronto volvería con una respuesta.
Era eso. Oh Dios por favor tiene que ser eso estaba seguro de ello. El hombre pronto regresaría con una respuesta. Lo único que debía hacer era reposar. Estaba muy cansado. Le parecía estar inmerso en una especie de sueño en coma como un hombre que ha agotado todas sus emociones en una salvaje borrachera y después se siente enfermo y nauseabundo y seguro de lo peor había cabeceado semanas y meses tal vez años no lo sabia porque los golpes con la cabeza habían ocupado el lugar del tiempo y en ello había invertido todas sus energías todas sus esperanzas y toda su vida.
Se puso rígido.
Las vibraciones se aproximaban. El hombre volvía con una respuesta. Gran Dios misericordioso gracias he aquí mi respuesta he aquí mi respuesta. He aquí mi triunfo mi retorno de los muertos he aquí la vida vibrando contra el piso cantando en los resortes de la cama cantando como todos los ángeles del cielo.
Un dedo comenzó a repiquetear contra su frente.
.-- .... .- -
W H A T
-.-- --- ..-
Y O U
.- ... -.-
A S K
.. ...
I S
.- --. .- .. -. ... -
A G A I N S T
.-. . --. ..- .-.. .- - .. --- -. ...
R E G U L A T I O N S
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W H O
.- .-. .
A R E
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Y O U
(Lo que usted pide va contra el reglamento ¿Quién es usted?)
El repiqueteo sobre su frente seguía pero él ya no le prestaba atención. En su mente todo se volvió súbitamente vacío hueco completamente inmóvil. Fue sólo un momento v luego empezó a pensar el mensaje para asegurarse que no había error que significaba exactamente lo que decía. Y supo que era así.
Casi pudo oír el gemido de dolor Que brotó de su corazón. Era un agudo terrible dolor personal el tipo de dolor que surge cuando alguien a quien no se le ha hecho daño alguno se vuelve contra ti y dice adiós adiós para siempre sin razón alguna para hacerlo sin razón alguna.
El no les había hecho nada. El no tenía la culpa de las molestias que causaba y sin embargo ellos cerraban la cortina volvían a introducirle en el útero no nos moleste no vuelva a la vida los muertos deben seguir muertos y con usted ya hemos terminado.
¿Pero por qué?
El no había hecho daño a nadie. Había tratado de molestarles lo menos posible. Sin duda era una carga pero no lo había sido deliberadamente. No era un ladrón ni un borracho ni un mentiroso ni un asesino. Era un hombre un tío ni peor ni mejor que cualquier otro. Era sencillamente un tío que había tenido que ir a la guerra que estaba muy malherido y que ahora intentaba salir de su prisión para sentir el aire fresco y frío sobre su piel sentir el calor y el movimiento de la gente a su alrededor. Era cuanto quería. Y a él que no había hecho daño a nadie le decían buenas noches adiós quédese donde está no nos cause más molestias usted está más allá de la vida más allá de la muerte inclusive más allá de la esperanza usted ha desaparecido se ha acabado para siempre buenas noches y adiós.
En un instante terrible lo vio todo. Sólo querían olvidarle. Les pesaba sobre su conciencia de modo que le habían abandonado renegaban de él. Ellos eran las únicas personas en el mundo que podían ayudarle. Eran su último tribunal de apelaciones. Podía enfurecerse y bramar y rugir contra su veredicto pero no le servía de nada. Ellos habían decidido. Nada podía cambiarles. Estaba completamente a su merced y ellos no tenían piedad. No había esperanzas para él. Lo mejor sería enfrentarse directamente con la verdad.
Cada momento de su vida desde que había despertado a la oscuridad la mudez y el terror cada momento de esa vida lo había concentrado en la esperanza de llegar a ellos algún día algún año. Y ahora lo había logrado. Había llegado a ellos y ellos le rechazaban. Antes hasta en sus momentos más terribles había existido una vaga esperanza que le sostenía. Le había evitado convertirse en un loco delirante había brillado como una luminosidad distante hacia la cual se había ido aproximando sin detenerse nunca. Ahora había desaparecido la luminosidad y no quedaba nada. No había motivo para que siguiera engañándose. Esta gente no le quería. Oscuridad abandono silencio soledad horror eterno horror ésta sería su vida de ahora en adelante sin un solo rayo de esperanza para aliviar sus sufrimientos. Eran su futuro. Para eso le había engendrado su madre. Maldita sea maldito el mundo maldita la luz del sol maldito sea Dios maldito sea toda cosa decente sobre la tierra. Que Dios les maldiga y les torture como le torturaban a él. Que Dios les suma en la oscuridad en el silencio y la sordera y la indefensión y el horror y el miedo el gran miedo imponente y terrible que le acompañaba ahora la desolación y la soledad que le acompañarían para siempre.
No.
No no no.
No les permitiría hacerlo.
No era posible que un ser humano le hiciera esto a otro. Nadie podía ser tan cruel. No comprendían que eso era todo cuanto tenía. No se había explicado bien. Ahora no podía renunciar debía seguir y seguir hasta que comprendieran porque eran buena gente eran gente bondadosa que sólo necesitaba comprender.
Empezó a cabecear nuevamente.
Empezó a cabecear nuevamente y a decirles suplicarles entrecortadamente humildemente que por favor quería salir. Quería sentir el aire el aire puro y fresco fuera del hospital. Por favor comprendan. Quería sentir a la gente de su especie libre y feliz. En realidad ése era el único motivo. Olvídense de la exhibición en la vitrina era sólo una forma de juntar dinero y facilitarles las cosas. Nada más. Se sentía solo. Eso era todo. Simplemente se sentía solo. No había ningún otro motivo que alegar. No podía hacer más que intentar decirles que dentro de su piel esa piel que cubría su cuerpo había tanto horror tanta soledad que bien podían permitirle hacer algo tan insignificante como gozar de esa libertad por la que podía pagar.
Mientras cabeceaba sintió la mano de la enfermera sobre su frente acariciándole tranquilizándole. Pensó me gustaría verle la cara. Debe tener una hermosa cara porque tiene manos muy hermosas. Después en el muñón izquierdo sintió un frío húmedo. El hombre que había deletreado la respuesta le pasaba un algodón con alcohol. Oh Dios pensó ya sé qué quiere decir eso no lo hagan por favor. Sintió el agudo fatal pinchazo de la aguja. Nuevamente le inyectaban anestesia.
Oh Dios pensó ni siquiera me permiten hablar. Ni siquiera me escucharán más. Lo único que quieren es volverme loco para que cuando transmita mis mensajes puedan decir está loco no le hagan caso pobre tío se ha vuelto loco. Eso es lo que tratan de hacer Dios me están volviendo loco y he peleado tanto he sido tan fuerte que la única forma que tienen de hacerlo es drogándome.
Sintió que se hundía se hundía allí donde ellos querían arrojarle. Sintió el escozor de su piel y empezó a ver la visión. Vio la arena amarilla y las ondas de calor que despedía. Arriba de las ondas de calor vio a Cristo en su túnica flotante y su corona de espinas manando sangre. Vio a Cristo temblando por el calor del desierto proveniente de Tucson. Y a lo lejos en la distancia oyó la voz de una mujer gimiendo hijo mío mi pequeño hijo mío…