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Authors: Felipe Botaya

Tags: #Bélico, Histórico

Kronos. La puerta del tiempo (40 page)

Los trabajadores se encontraron frente a la pared tapiada de un antiguo paso subterráneo en el Château de Vaumicel.

—Otro túnel más —dijo Henry, el más joven de los cuatro—. ¿Lo abrimos?

Gerard, el viejo capataz, lo tuvo claro:

—No toquéis nada, ya sabes cómo se enfada la familia —señaló hacia arriba— cada vez que husmeamos por aquí abajo. Nuestro trabajo es reparar la conducción del agua y ya nada más.

El capataz sabía que mirar por allí solo podía traer problemas, como cuando él tapió ese paso poco después de la guerra y lo que allí había. El castillo había quedado casi en ruinas, y había sido un trabajo de reconstrucción muy duro. Todos habían perdido algo o a alguien y lo mejor era olvidarlo. No se lo comentó a nadie. Siempre creyó que había sido una buena decisión. Iba a jubilarse pronto, para qué meterse en líos. Ya habían pasado demasiadas cosas en el Château de Vaumicel.

XIV. El final de la Campana

Este proyecto ultrasecreto solo pudo tener un final digno de su misterio. El
SS Gruppenführer
y Teniente General de la Policía Jakob Sporrenberg, que desde el 28 de junio de 1944 comandaba el grupo de seguridad del Gauleiter de la Baja Silesia, Karl Hanke, estuvo involucrado en el proyecto de la Campana y su seguridad. Sporrenberg fue capturado por las tropas británicas, pero fue entregado a los polacos, ya que había sido un alto oficial de las SS en Polonia. Si los británicos hubiesen tenido la más remota idea de quién era aquel oficial SS y sus implicaciones, no lo hubiesen entregado a los polacos con tanta facilidad. Aunque no todo, una buena parte de lo que se sabe hoy de la Campana procede de él y de su testificación ante un tribunal polaco.

Sporrenberg era un oficial veterano de la policía SS que estaba en Polonia y al que se le encomendó ayudar al general Kammler en todo lo que pudiese necesitar para sus desarrollos. Para tener una idea sobre quién era Sporrenberg, diremos que era un oficial al mismo nivel que Ernst Kaltenbrunner, el austríaco que sustituyó a Heydrich tras su asesinato en junio de 1942, como máximo responsable de la seguridad del Reich. Sporrenberg fue nombrado comandante del
Waffen SS
VI Korps bajo las órdenes del
Obergruppenführer SS
Walter Krüger. El hecho de que Sporrenberg tuviese que ver con Kammler y fuese asignado para garantizar el comando especial de evacuación de todo el equipo del general y su material indica lo importantes que eran ese comando y el plan de evacuación aprobado por el mismo Martin Bormann, y lo muy secretos que eran ese plan y ese comando.

Sporrenberg fue juzgado y condenado a muerte el 6 de diciembre de 1952, pero no antes de que hubiese testificado en secreto ante la corte polaca. Su confesión, según lo que se sabe, sigue siendo material clasificado y tenía que ver con su papel en la Baja Silesia para la evacuación de tecnología de alto nivel, documentos, personal y su participación en el asesinato de 62 científicos y ayudantes de laboratorio que estaban involucrados en un proyecto ultra-secreto de las SS en una mina cerca de Ludwigsdorf, una población en las colinas al sudeste de Waldenburg y cerca de la frontera con Checoeslovaquia. Una frase que se sabe que utilizó Sporrenberg durante su interrogatorio fue «compresión del vortex», lo que lo relaciona con trabajos sobre la gravedad y su manipulación.

El hecho fue que en abril de 1945, cuando la Campana fue evacuada de su laboratorio subterráneo secreto en la Baja Silesia, justo antes de la ocupación por parte del Ejército Rojo, las tropas SS de Sporrenberg ejecutaron al personal técnico que estaba involucrado en la investigación, desarrollo y aplicación de este extraordinario ingenio. Fue una orden terrible lanzada por el general Kammler, pero que podía tener su sentido en aquellas circunstancias y ante el peligro de que esa tecnología y sus científicos cayesen en manos comunistas y el desarrollo continuase en el «paraíso del proletariado».

A las órdenes de Bormann y Kammler, y respondiendo ante el Gauleiter Hanke, la labor adicional de Sporrenberg fue disponer de una «vía norte» de evacuación hacia Noruega, que se mantuvo en poder alemán hasta el final de la guerra. Un avión Ju 390 de seis motores, según testigos, bien camuflado y con los colores azul y amarillo de Suecia, era el último que estaba operativo en ese momento y pertenecía al KG 200. Estaba en esos días en Praga y voló desde dicha ciudad hasta Ludwigsdorf, con casi total seguridad al aeropuerto de Opeln, hoy, Opole, en Polonia, y cargó todo este material. Luego voló hasta la base aérea de Bodo, en Noruega. Tras esta parada, y después de despegar, el avión, el general Kammler y la Campana sencillamente desaparecieron…

Los alemanes habían previsto otros planes de evacuación ante la ofensiva soviética. Por ejemplo, la NKVD rusa en Polonia supo que el
SS-Obersturmbanführer
Otto Neumann, que estaba a cargo de un comando en Breslau, era el responsable de todas las vías de escape hacia el sur y, concretamente a España y Sudamérica. Neumann nunca fue capturado, pero se sospecha que huyó a Rhodesia, donde parece que se le vio años después de finalizada la guerra.

En la aplicación del Plan Sur se estima que el puente aéreo alemán, establecido con el sur de Europa llegó a transportar más de 10.000 toneladas de equipo técnico de alto nivel y documentación, durante los últimos meses de la guerra, a través del escuadrón secreto KG 200 de la Luftwaffe. También este Plan Sur disponía de otra ruta opcional de escape, aunque más compleja y arriesgada, a través de los puertos en el norte del Mar Adriático que seguían en poder alemán y utilizando
U-boots
en misiones muy difíciles, salvando el control aliado en el Mediterráneo y el Atlántico.

Todo esto nos lleva a preguntas lógicas, demoledoras e inquietantes que no han sido respondidas por ahora. ¿Por qué la testificación ante un tribunal por parte del
SS Gruppenführer
y Teniente General de la Policía Jakob Sporrenberg está todavía clasificada ante la opinión pública? ¿Qué pudo decir ante el tribunal polaco que hoy, más de sesenta años después, puede ser peligroso, sorprendente o improcedente? ¿Qué tipo de tecnología conoció Sporrenberg que no puede ser explicada ante los medios de comunicación actuales? ¿Pueden cambiar algunos principios de la Historia tal como está escrita oficialmente? ¿Qué supo Sporrenberg del destino del general Krammler y de la Campana? ¿Por qué el general George Patton se desvió tanto de su ruta de penetración en Alemania y se dirigió a Checoslovaquia a toda marcha? ¿Qué debía capturar antes de que cayese en manos soviéticas? ¿Quién le ordenó ir hacia allí y por qué? ¿Qué esperaban encontrar en Bohemia y Moravia? ¿Por qué Patton murió en un extraño y oportuno accidente de coche a finales de 1945? Las preguntas pueden seguir indefinidamente…

Aunque lentamente, la apertura de muchos archivos secretos de Rusia, Estados Unidos, Inglaterra, Polonia y Alemania tras la caída del muro y del comunismo está permitiendo entrar, poco a poco, en una historia muy diferente y fascinante a la que nos tenía acostumbrados la versión oficial. De todas maneras, todavía millones de documentos se hallan bajo el epígrafe «clasificado» o «alto secreto» en los países arriba mencionados. En muchos casos se ha superado el número de años que dicta la ley para su apertura pública, sin embargo no se ha cumplido dicha ley por parte de los gobiernos implicados y siguen en secreto. ¿Por qué?

Si seguimos con las preguntas, ahora pasamos a otro personaje muy famoso: ¿Por qué los documentos del doctor Gerlach están aún clasificados y no es posible acceder a ellos? ¿Qué explican sobre la Campana? ¿Hasta dónde llegó la tecnología alemana? ¿Qué tipo de física diferente fue desarrollada? ¿En qué fue aplicada? ¿En qué puede afectar esta documentación en pleno siglo XXI?

Si fue una cruzada contra el mal debemos conocerlo en profundidad para que no se repita. De lo contrario, siempre existirá la duda de la honradez de muchas actuaciones, personajes y propaganda aliada vertida contra Alemania. Tenemos derecho a dudar.

— FIN —

Anexo
Trilobites

Los trilobites fueron criaturas marinas invertebradas cuyos fósiles datan de entre 600 y 225 millones de años. Su aspecto era como el de una pequeña langosta y podían tener cierto parentesco con los crustáceos, las arañas y los cangrejos de herradura. Todavía hoy se trata de definir este punto. Es uno de los fósiles más populares y se hallaba prácticamente en toda la Tierra. Como es fácil imaginar, su número debió de ser considerable.

Las huellas que pisaron trilobites

Durante el verano de 1968, William J. Meister, coleccionista aficionado a los fósiles de trilobites, partió en dos trozos un bloque de pizarra en Antelope Springs, Utah. Lo que halló rompió sus esquemas. Dentro del bloque había, perfectamente definida, una huella de calzado humano fosilizada. Lo más sorprendente es que esa huella acababa de pisar dos pequeños trilobites que también se hallaban fosilizados con ella. La huella indicaba que se trataba del pie derecho, y el tacón sobresalía un octavo de pulgada sobre la suela.

El 4 de julio de 1968, Meister llevó al doctor Clarence Coombs, del Columbus Union College de Tacoma, Maryland, y al geólogo Maurice Carlisle, de la Universidad de Colorado, en Boulder, al lugar del hallazgo. Carlisle estuvo cavando y comprobando la zona durante varias horas y determinó, junto al doctor Coombs, que toda el área había estado en la superficie en algún período histórico. Por ello, también dictaminó que los fósiles que allí había eran genuinos. Según estimó eran del período Cámbrico o, lo que es lo mismo, de algún momento entre los 590 a los 505 millones de años de antigüedad. ¿Quién convivió con los trilobites en aquellos remotos tiempos? ¿Pudo ser una misión en el tiempo?

Un martillo demasiado antiguo

En 1936 el matrimonio formado por Max Hahn y su esposa caminaba por Reed Creek, cerca de London, Texas. Reed Creek se halla en el llamado Edwards Plateau y está formado por rocas del Cretácico. Es una zona de fósiles muy conocida. El matrimonio observó una protuberancia en la roca. Lograron extraer de ella este piolet/martillo incrustado en la roca cuya composición es 96% hierro, 2,6% clorina y 0,74% sulfuro. No hay carbón en él. El interior del metal es muy puro y sin burbujas. Las pruebas de densidad han demostrado que es de una calidad excepcional.

Se conjetura que pertenece al período Cretácico. Se calcula que tiene sobre 300 millones de años, y puede verse en el Creation Evidence Museum de Texas, USA. ¿Quién puso dejar un martillo tipo piolet en aquella época? ¿Qué uso le daba?

Una huella de mano en
El periodo cretácico

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