«El nacimiento de Lawson fue el acontecimiento más importante de toda la historia de la humanidad», comenta inmodestamente Lawson. Este acontecimiento se produce en Londres en 1869. Trasladado junto con los padres a Detroit, a la edad de cuatro años el estudioso se enfrenta a su primer y fundamental descubrimiento científico: es decir, descubre que siempre es posible hacer salir por la ventana el polvo de la habitación, sirviéndose únicamente del aire de los pulmones; cuando, en cambio, se utiliza la reabsorción, el polvo vuelve a la habitación. Deduce así del fenómeno una primera intuición de los dos principios elementales que regulan el movimiento del universo: Reabsorción y Presión.
Escapado de casa, practica muchos oficios y a los diecinueve años se convierte en jugador profesional de béisbol. En 1904 publica una novela, señalada por un crítico con el título de la Peor Novela del Mundo. En su autobiografía, Lawson revela, en cambio, que su primera producción es la mejor novela jamás concebida por una mente humana. La novela narra, sin eludir repeticiones ni confusión, cómo consiguió el autor sacarse de encima el vicio de fumar; ha sido traducida al alemán, al francés y al japonés.
Acabada la novela, Lawson se dedica a la aviación y funda la Lawson Aircraft Corporation (fue él, en efecto, quien acuñó el vocablo
aircraft,
literalmente nave aérea, que hoy es sinónimo de avión en inglés). En 1919 inventa, proyecta y construye el primer avión para pasajeros. En 1921, uno de sus aparatos se desploma; Lawson se retira de la industria aérea para dedicarse a la sociología, creando la Fundación Bienhechora de la Humanidad, con sede en Detroit.
De repente se hace rico y famoso, gracias a un nuevo culto económico que ha inventado: la Sociedad del Crédito Directo. Como ilustración de este sistema de crédito directo, Lawson hace imprimir dos volúmenes, el primero en 1931, el segundo en 1937. El autor propugna la abolición del capital y la supresión del interés: estas dos únicas medidas bastarán para liberar el mundo de la tiranía del dinero y de los especuladores. La revista del movimiento, titulada «El bienhechor», no tardó en alcanzar una tirada oficiosa de siete millones de ejemplares; por su parte, la Sociedad del Crédito Directo atrae decenas de miles de afiliados; en sus reuniones visten uniformes y boinas blancas y un fajín rojo en bandolera.
El 1 de octubre de 1933 Lawson habla durante dos horas seguidas delante de 16.000 personas en el Estadio Olimpia de Detroit. Al cierre de la manifestación, todos los reunidos cantan a coro un himno compuesto para la ocasión en el que cada una de las estrofas termina con el estribillo:
Alfred William Lawson
es el máximo don
que Dios ha dado al hombre.
En 1942, ya riquísimo, con setenta y tres años, Lawson compra la Universidad de Les Moines, enorme complejo escolar clausurado desde 1929, para instalar en él la Universidad de Lawsonomía. Los únicos textos de estudio admitidos en la nueva universidad son los escritos por el rector magnífico. Los profesores de Lawsonomía se titulan Sabios, y los Sabios máximos, Generales. Los cursos son gratuitos; la universidad saca gran parte de sus fondos de la venta de material de desechos de guerra. Dado que el rector siente un odio especial hacia los cigarrillos y el humo en general, hace derribar la chimenea de la instalación de calefacción: el humo será después trasladado a distancia y hecho desaparecer mediante conducciones y galerías subterráneas.
A los estudiantes no se les permite comer carne; están obligados además a ingerir, junto con la ensalada cotidiana, una cierta cantidad de hierba del prado. Deben dormir desnudos y al despertarse están obligados a sumergir la cabeza en el agua fría. Dentro del recinto de la universidad están prohibidos los besos, por temor a los microbios. Este ascetismo monástico aparece compensado parcialmente por la iconoclastia de los estudios.
Por definición del propio Lawson, se denomina Lawsonomía «El estudio de la Vida y de todo lo que se refiere a la Vida». El estudiante de Lawsonomía debe renunciar a todas las ciencias oficialmente reconocidas, consideradas frívolas y falsas. «Los principios fundamentales de la física permanecieron ignorados hasta que no fueron descubiertos por Lawson», explica Lawson.
Para comenzar, la energía no existe. El universo está formado de sustancias de mayor o menor densidad, las cuales se mueven según los dos principios lawsonianos ya mencionados: Reabsorción y Presión. Sobre estos principios se basa la Ley de la Penetrabilidad, eficazmente complementada por el importante tercer principio del Movimiento en Zigzag y Remolino, que determina el movimiento de cada molécula. Para estudiar estos movimientos inmensamente complicados, Lawson propone la creación ab initio de una Matemática suprema, totalmente nueva.
La totalidad del mundo está regulada por la Reabsorción y la Presión. La luz penetra en el ojo por reabsorción, al igual que el sonido en la oreja. La fuerza de gravedad no es más que la reabsorción de la Tierra. A la luz de las leyes lawsonianas todos los problemas de la física se resuelven por sí solos. También en el campo de la fisiología: el aire penetra por reabsorción en los pulmones, la comida en el estómago, y por reabsorción la sangre corre por los miembros. Nuestras excreciones, en cambio, se deben a la presión. El torbellino vital subsiste en tanto que la reabsorción y la presión interior se equilibran; apenas se rompe ese equilibrio, el torbellino desaparece y sobreviene la muerte.
También la Tierra obedece a los dos principios. A través del éter circula otro elemento aún más sutil, el Léseter, o sea el éter de Lawson. La diferencia de presión entre el éter y el léseter provoca una gran reabsorción, que va a dar a un agujero en los alrededores del Polo Norte; un largo conducto atraviesa la Tierra, de uno a otro Polo, y de este tubo surgen las arterias que dan vida a todas las partes del planeta, junto con las venas que expulsan los materiales de desecho del organismo Tierra. El Polo Sur es el ano del globo, por donde son eliminados los gases de salida, por simple presión.
También, el sexo, tanto en los hombres como en las bestias, está regulado por la reabsorción y la presión; la reabsorción es la hembra, la presión la hace el macho. La fuerza magnética no es más que una forma degradada de atracción sexual. En el cerebro hay unas criaturas pequeñísimas llamadas Menorg (de «mente-organizadora»), a las que corresponde la tarea de dirigir las operaciones mentales. Sólo para mover un brazo, se deben poner en acción millones de Menorg, dirigidos todos ellos por un pequeño Jefe Menorg. En el cerebro también existen los Desorg, o sea los desorganizadores, que infectan las células y se encargan de destruir todo aquello que los Menorg construyen.
Como el rector Lawson se negaba a pagar los impuestos, Hacienda le obligó en 1954 a subastar su universidad, la cual fue comprada por 250.000 dólares y dedicada después a supermercado.
El inventor, en el sentido moderno del vocablo, es una invención del siglo XIX; como casi todas las cosas del siglo XIX, alcanzó su perfección en el XX. El inventor de profesión es un hombre —muy rara vez mujer— entregado a la ideación y realización de aparatos que sorprenden por su inutilidad; las Oficinas de Patentes ofrecen ejemplos memorables de ello, entre los cuales un dispositivo para sacarse automáticamente el sombrero, sin mover la mano, cuando pasa una señora. De todos estos fantasiosos, tal vez el más fecundo y el más inservible, fue Jesús Pica Planas, natural de Las Palmas de Gran Canaria.
Frente a un mar siempre benévolo, bajo un cielo preocupantemente idéntico a sí mismo de enero a diciembre, de espaldas al aburrimiento de una ciudad que ve pasar el mundo, sin poderlo tocar, Pica Planas diseñaba; pocas veces, en efecto, sus artefactos alcanzaron el estadio material. Entre 1922 y 1954 (año de su muerte), bastante cerca de la impresentable iglesita en la que oró Colón antes de partir hacia América, en su patio con claveles y azulejos, entre grandes gatos y cochinillas, el inventor inventó:
Un sistema completo de pantógrafos prensiles, semovientes, para ayudar al sacerdote a celebrar la misa él solo.
Una trampa para ratones con célula fotoeléctrica y guillotina, a colocar delante del agujero.
Un piano de vapor, semejante en todo a una pianola, accionado por un pequeño compresor de petróleo instalado en el lugar de los pedales.
Un reloj de viento, tipo molino, apto para faros, alta montaña y otros lugares inhóspitos.
Una estufa que funciona a base de basuras, desechos, papel viejo y restos de comida.
Una bicicleta con las ruedas ligeramente elípticas para imitar agradablemente el paso del caballo.
Una especie de embudo articulado para plantar rábanos con notable ahorro de tiempo.
Una campana de tela encerada, plegable, con un agujero en la cabeza, para desnudarse en la playa sin ser visto.
Un dispositivo eléctrico con timbre para avisar cuando el grifo está mal cerrado.
Una lavadora de pedales, superada a continuación por la lavadora de madera.
Un plato especial con hendiduras para comer espárragos.
Una cartera con cadena y candado, antihurto.
Un tubo-regadera con chorro de agua continuo para mojar persianas y celosías a fines de refrigeración.
Un calzoncillo elástico hermético para perras en celo. Un nuevo tipo de pinzas de madera, para recoger los cables de alta tensión caídos o en peligro de caer.
Una toalla de playa con calefacción a manivela, provista de un molinillo de arena de alta fricción producida manualmente; el calor es transportado del molinillo a la toalla mediante una red de tubos de goma.
Una vela en forma de espiral, para honrar las imágenes sagradas, con eje horizontal movido por un mecanismo de relojería, duración asegurada 42 horas.
Un arma química secreta, consistente en una potente cerbatana con finas flechas provistas de ampollitas de ácido cianhídrico.
Una caja de cigarrillos con un botón, que hace salir uno cada vez, encendido.
Un silenciador total para aviones, basado en el principio de la manta acolchada.
Una pistola que dispara flores artificiales de tela o de papel, para Carnaval.
Un teléfono múltiple, para conversaciones amistosas o chistosas entre hasta cinco personas.
Un reloj eléctrico conectado a un aparato que cada cuarto de hora desprende una chispa a fin de prevenir explosiones ruinosas en caso de fuga de gas (el estallido integral es sustituido de ese modo por treinta o cuarenta pequeños estallidos sin consecuencias).
Un sistema de timbres de entrada selectiva, para distinguir si la persona que llama es un visitante importante, una persona sin importancia, un inoportuno o el cartero.
Un bastón de paseo con cuentapasos: cada vez que se apoya el bastón en el suelo salta el contador inserto en el puño ornamental.
Un par de zapatos cuentapasos, ídem.
Un desplumador automático de gallinas a vapor, regulable también para pavos.
Un calendario perpetuo, esférico, rotatorio, de un metro y medio de diámetro.
Una mesa de escritorio de doce rellanos dispuestos en forma de anfiteatro.
Un asador de petróleo, madera y serrín, superado a continuación por el asador tipo noria movido por cuatro tortugas.
Un aparato para rizarse el pelo con la plancha.
Un par de gafas con espejuelos laterales retrovisores para descubrir si alguien nos sigue, sin volver la cabeza.
Un barajador automático de naipes.
Una pequeña rotativa tipográfica movida por uno o más columpios coaxiales ocupados por niños.
Una piscina en forma de anilla, con desniveles y esclusas regulables, para la cría de salmones en casa.
Una bomba de agua freática para hotel conectada a la puerta giratoria de entrada, movida por los huéspedes sin ningún gasto.
Un coche-automóvil tipo pompas fúnebres con toldos y adornas blancos o azul celeste para llevar de paseo bajo el cristal a los enfermos del hospital o bien a los locos del manicomio local por la calle principal de Las Palmas y lugares panorámicos semejantes.
Un binóculo polarizado para eclipses de sol.
Un servicio de correo neumático submarino entre Las Palmas y Santa Cruz de Tenerife.
Un mecanismo antihurto que suelta sobre el ladrón un violento chorro de pintura verde indeleble extremadamente maloliente.
Una mesa de comedor con aletas o salientes para apoyar los codos.
Un pequeño pararrayos individual para cabezas de ganado que pastan.
Una red de boyas de profundidad con alarmas automáticas para anunciar el paso de bancos de sardinas.
Un fuelle de forja para situar en la orilla del mar sobre pilastras, accionado por las olas por medio de un flotador de cobre forjado (alrededor de un metro de diámetro) o bien de goma.
Un tintero compuesto de tintas de cinco colores: rojo, verde, amarillo, azul, violeta, para llenar pergaminos artísticos o cartas escritas en todos los colores.
Una sierra sin fin recíproca de frío regulada por rueda de viento Halladay.
Una muela con disco de carborundum de alta velocidad, a colocar en el interior de las cajas de caudales para cortar las manos a los ladrones.
Una argamasa económica o malta de huesos de carnero, caballo, cordero, gallina o pescado de desecho para el pavimentado de las calles.
Un nuevo tipo de botella con dos tapones, uno arriba y otro abajo, para facilitar el secado.
Un tranvía accionado par turbina de vapor.
Un código cifrado militar acoplado al sorteo semanal de la Lotería.
Un nuevo tipo de peluca de paseo, que en lugar de pegarse a la cabeza se pega al borde del sombrero, con fines ornamentales o galantes.
Un ascensor de seguridad con puertas a los cuatro lados, regulador manual de posición y conducción por cremallera, bloqueable mediante cuñas o barras oportunas desde el interior, en caso de ruptura de la soga.
Un dentífrico de ruda contra el vicio de fumar.
Un aparato cose-botones de emergencia, a base de pequeñas grapas de metal inoxidable.
Una taza de retrete para todas las edades, con prensa hidráulica y palanca manual para bajar y subir el asiento a la altura adecuada.
Un sistema de globo de pesca en superficie con red de arrastre.
Una trampa antirruidos para gatos enamorados, forrada internamente de amianto y corcho.