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Authors: Larry Niven

El protector (28 page)

—Bien.

—Seguro. A menos que tengan suficiente exactitud para impactar la nave. Bueno, veremos.

Los láseres llegaron en dos rayos de quemante luz verde, y el Protector estaba ciego a popa ahora. Parte de la piel de la nave hirvió enloquecidamente. Bajo la piel había una superficie reflectante.

—Eso no nos lastimará a menos que consigan acercarse mucho más —dijo Brennan.

Pero se preocupaba por los misiles. Comenzó a esquivar al azar, y la vida se volvió incómoda mientras Brennan jugaba con la aceleración del Protector. Un cúmulo de pequeñas masas se aproximó a ellos. Brennan abrió mucho la constricción del campo, y asistieron a las explosiones en relativo confort, aunque algunas de ellas sacudieron la nave.

Roy miró casi sin miedo. Lo molestaba el creciente sentimiento de que Brennan y los Pak estaban jugando un elaborado juego cuyas reglas sólo ellos entendían perfectamente: un juego como las guerras espaciales jugadas por programadores de computadoras. Brennan había sabido que destruiría las primeras naves, que los otros luego arruinarían su dispositivo, que al igualar cursos para un duelo adecuado ellos deberían frenar, y estarían muy lejos para atraparlo para el momento en que descubrieran la estrella de neutrones adelante…

A un día de la estrella de neutrones, uno de los verdes rayos de guerra se apagó.

—Finalmente la vieron —dijo Brennan—. Se alinean para el paso. De otro modo, podrían separarse y ser arrojados en direcciones divergentes.

—Están horriblemente cerca —dijo Roy. Lo estaban, en un sentido relativo: a cuatro horas luz detrás del Protector, más cerca que Plutón de Sol—. Y no puedes esquivar mucho, ¿verdad? Eso te arruinaría el curso hacia la estrella.

—Déjame hacer algo —murmuró Brennan, y Roy se calló expectante.

El impulso bajó a medio ge. El Protector giró a la izquierda, y la barquilla del sistema de vida giró extrañamente al final de su cable.

Entonces Brennan apagó el campo impulsor completamente.

—Hay un poco de envoltura gaseosa —explicó—. Ahora no me molestes por un rato.

El Protector estaba en caída libre. Era un pato sentado frente a las escopetas.

Ocho horas después llegaron los misiles. Los exploradores debían haberlos disparado tan pronto como vieron apagarse el chisporroteo del campo impulsor del Protector. Brennan los esquivó, usando los motores secundarios. Los misiles que arrojó a su vez a los exploradores no tuvieron efecto aparente: la infernal luz verde del navío delantero continuó bañando al Protector.

—Ha cortado su campo impulsor —dijo Brennan súbitamente—. Deberá apagar su láser también, cuando se quede sin acumuladores —miró a Roy por primera vez en horas—. Duerme un poco; estás medio muerto ahora. ¿Cómo estarás cuando rodeemos la estrella?

—Completamente muerto —suspiró Roy—. Despiértame si nos golpean, ¿de acuerdo? Detestaría perderme algo.

Brennan no contestó.

A tres horas de distancia, la estrella de neutrones era aún invisible ante ellos. Brennan dijo:

—¿Listo?

—Listo.

Roy flotaba con el traje puesto, sujeto por una mano al borde de la puerta de la escotilla. Aún había cansancio en sus ojos. Sus sueños habían sido temibles.

—Ve.

Roy fue. Por la escotilla pasaba apenas un hombre; ya estaba trabajando cuando Brennan pasó a través de ella. Brennan había esperado a que las secciones estuvieran tan cerca como fuera posible para reducir la exposición de Roy a la radiación de la delgada capa de gas de la estrella de neutrones, y para minimizar el tiempo de que los Pak disponían para destruir a un hombre desprotegido.

Desamarraron el cable que los unía a la sección de impulsor, y luego tiraron de él para acercarla, enrollándolo mientras venía. Era grueso y pesado. Lo guardaron en su alojamiento a proa de la sección de impulsor. Hicieron lo mismo con el cable que remolcaba la barquilla de armas. Roy aprovechó sus nuevos músculos de dos gravedades, con la adrenalina fluyendo en su sangre. Estaba bien advertido de la radiación que llovía sobre su cuerpo.

Esto era la guerra…, pero algo faltaba. Él no podía odiar a los Pak. No los entendía lo bastante bien. Si Brennan los hubiera odiado, él podría haber secundado ese odio; pero tampoco lo hacía. No importaba que lo llamara guerra; lo que estaban jugando era más bien un póker con apuestas grandes.

Ahora las tres secciones principales del Protector flotaban juntas. Roy abordó apresuradamente la nave de carga del Cinturón por primera vez en años. Apenas tomó su lugar ante los controles, la luz verde del láser Pak inundó la cabina. Bajó rápidamente la pantalla solar.

Brennan llegó a través de la esclusa, gritando:

—¡Los engañé! Si hubieran disparado una hora y media antes, nos habrían cocinado.

—Pensé que ya habrían usado toda su potencia almacenada.

—No, eso habría sido estúpido; pero igual deben tener muy poca. Pensaron que yo esperaría hasta el último segundo antes de soltar las naves. ¡Todavía no saben qué es lo que soy! —estaba exultante—. Y tampoco saben que tengo tu ayuda. Todo está bien; tenemos cerca de una hora antes de que debamos salir. Mantenla alineada.

Roy usó los chorros de actitud para poner la nave del Cinturón cuarta en la línea, por detrás de la barquilla de armas del Protector. Se sentía agradable estar manejando controles, estar haciendo algo constructivo en la guerra de Brennan. Tras los filtros solares, los componentes del Protector resplandecían verdes como el infierno. Ya estaban apartándose a la deriva, sujetos por las tirantes mareas de la masa de adelante.

—¿Ya has puesto nombre a esa estrella?

—No —dijo Brennan.

—Tú la descubriste. Tienes el derecho.

—La llamaré Estrella de Phssthpok, entonces. Tú eres testigo. Pienso que le debemos eso, al menos.

NOMBRE: Estrella de Phssthpok. Luego renombrada BVS-1, por el Instituto del Conocimiento de Jinx.

CLASIFICACIÓN: Estrella de neutrones.

MASA: 1,3 veces la del sol.

COMPOSICIÓN: 17,6 kilómetros de diámetro de neutronio, cubierto por 800 metros de materia colapsada, cubiertas por cuatro metros de materia normal.

GRAVEDAD DE SUPERFICIE: 1,7x10
11
 g (estándar de la Tierra)

COMENTARIOS: Es la primera estrella de neutrones sin rotación que fue descubierta. Son atípicas comparadas con los púlsares, pero las estrellas del tipo BVS son más difíciles de descubrir que los púlsares. BVS-1 debe haber comenzado su vida como un púlsar, con una cubierta de gas radiante, hace cien o mil millones de años; luego transfirió su rotación a la cubierta de gas, disipándola en el proceso.

Íbamos a pasar por la Estrella de Phssthpok malditamente rápido.

Las cuatro secciones del Protector caían separadamente. De todas formas, el cable Pak no habría podido mantenido juntas. Para peor, el efecto de marea hubiera puesto las secciones en línea con el centro de masa de la estrella, y las cuatro con sus cables rotos hubieran emergido en órbitas salvajemente distintas.

De este otro modo, la nave de carga de Roy —capaz de maniobrar por sí sola— podía ser usada para enlazar las otras secciones después del perihelio. Pero él y Brennan no podían quedarse allí durante el giro. La cabina estaba a proa, muy lejos del centro de masa de la nave.

Roy lo sabía ya intelectualmente, pero antes de que dejaran la nave podía sentirlo en sus huesos.

Allá adelante, las secciones del Protector eran tres puntos verdes que se alejaban, antes de que el láser Pak que las iluminaba finalmente se apagara. Entonces se volvieron invisibles. Y la estrella de neutrones era un apagado punto rojo al frente. Roy sintió sus mareas tirándolo hacia ella, contra la red de sujeción.

—Ahora —dijo Brennan.

Roy soltó la red. Se paró en el plástico claro de la portilla de proa, luego trepó por la pared. Las ranuras habían sido hechas para trepar en la otra dirección. Maniobrar a través de la esclusa era dificultoso ya ahora; dentro de pocos minutos sería imposible. Más minutos, y las mareas lo hubieran triturado contra la portilla de proa como un insecto bajo un taco.

El casco era liso, sin agarraderas. No podía esperar allí. Se colgó del borde de la escotilla, luego se dejó caer.

La nave se alejaba de él ahora. Vio una pequeña figura humanoide acurrucada en la escotilla. Luego cuatro pequeños destellos. Brennan tenía uno de los rifles de alta velocidad. ¿Le estaba disparando a los Pak?

Roy podía sentir las mareas ahora, el susurro de un tirón dentro de su cuerpo. Sus pies giraron, orientándose hacia el punto rojo de adelante.

Brennan había saltado detrás de él. Estaba usando un jet de mochila.

El tirón adentro era más fuerte. Manos gentiles, tirando de su cabeza y pies, trataban de partirlo en dos. El punto rojo se amarilleaba, era más brillante, viniendo a él como una feroz bola de boliche.

Pensó acerca de lo que había visto por toda una hora. Brennan lo había intimidado hasta ese punto. Lo pensó hacia delante y hacia atrás, y entonces le dijo a Brennan que estaba loco.

Estaban unidos por tres metros de línea. La línea estaba tensa, aunque ahora la estrella de neutrones era un diminuto punto rojo tras ellos. Y Brennan aún tenía el arma.

—No dudo de tu opinión profesional —dijo Brennan—, pero ¿qué síntoma fue el que te dio la pista?

—Esa arma. ¿Por qué le disparaste a la nave Pak?

—Quería que naufragara.

—Pero no podías acertarle, porque estabas apuntándole directamente. Te vi. La gravedad de la estrella debe haber arrastrado las balas fuera de curso.

—Bien, piensa en eso. Si estoy realmente fuera de mi juicio, estará justificado que tomes el mando.

—No necesariamente; a veces un loco es mejor que un estúpido. De lo que estoy asustado es de que eso de disparar a las naves Pak pueda tener algún sentido. Todo lo demás que has hecho tiene sentido, tarde o temprano. Si eso de dispararles también tiene sentido, voy a renunciar.

Brennan buscaba la nave de carga con unos binoculares.

—No hagas eso. Trátalo como una adivinanza. Si no estoy loco, ¿por qué le disparé a la nave Pak?

—Maldición. La velocidad de salida de las balas no es ni siquiera lo bastante buena… ¿Cuanto tiempo tengo?

—Dos horas y quince minutos.

—O-o-oh.

Estaban de nuevo a bordo del aislado sistema de vida del Protector para entonces, mirando las pantallas de visión y —en el caso de Brennan— un montón de instrumentos más. El segundo equipo Pak caía hacia el sol en miniatura separado en cuatro secciones: una sección de impulsor como un hacha de dos filos, luego una sección de sistema de vida con forma de pastillero, luego un espacio de varios cientos de kilómetros, luego una sección de impulsor mucho mayor y otro pastillero.

La primera caja de píldoras estaba pasando el perihelio cuando la estrella de neutrones destelló. Un momento antes, el telescopio la había mostrado como un débil globo rojo. Ahora se veía una pequeña estrella blanquiazul en su superficie. La mancha blanca se agrandaba, debilitándose; se dispersaba por la superficie sin mostrar ninguna clase de nube. Los instrumentos de Brennan comenzaron a murmurar y cambiar.

—Eso debería matarlos —dijo Brennan con satisfacción—. Esos pilotos Pak probablemente no estaban muy saludables de todos modos; deben haber recibido cierta dosis de radiación luego de treinta y un mil años luz viajando atrás de un estatorreactor Bussard.

—Presumo que eso era una bala.

—Sí, una bala con cubierta de acero. Y nos estábamos moviendo contra la rotación de la estrella. La frené lo bastante para que el campo magnético pudiera atraparla y frenarla aún más, y seguirla frenando hasta que golpeara la superficie de la estrella. Había ciertas incertidumbres, lo confieso; no estaba seguro de cuándo golpearía.

—Buen truco, Capitán.

—La nave posterior probablemente lo ha descubierto también, pero no hay nada que pueda hacer acerca de ello.

Ahora el destello era un resplandor color limón sobre un costado de la Estrella de Phssthpok. Súbitamente, otro punto blanco brilló a su lado.

—Aún si lo hubieran imaginado de antemano, no podían saber que yo tenía las armas. Y sólo hay un curso por el que pueden seguirme. Para ellos es simple: o he arrojado algo, o no lo he hecho. Vamos a ver qué hace el último par. Armemos de nuevo el Protector; pienso que ésa de adelante debe ser la sección de impulsor.

—Correcto.

Trabajaron por horas; el Protector estaba sumamente disperso por el cielo. Roy trabajó con los hombros encogidos, siempre esperando una mortal luz verde, pero ésta nunca llegó. El segundo par de exploradores Pak también estaba muerto.

A mitad de camino se detuvieron, para mirar eventos que habían pasado toda una hora antes: el tercer par de exploradores Pak reconectaba sus naves con una prisa frenética, y luego usaba sus preciosas reservas de combustible para acelerar alejándose de la estrella.

—Eso imaginé que harían —gruñó Brennan—. Ellos no sabían qué clase de arma de velocidad variable tengo, y no pueden arriesgarse a morir ahora: son los últimos. Y eso que han hecho ahora los pone en un curso que los alejará mucho del nuestro. Los adelantaremos en el viaje a Hogar al menos por seis meses.

Roy Truesdale tenía treinta y nueve años cuando rodeó con Brennan la Estrella de Phssthpok. Tenía cuarenta y tres cuando frenaron por debajo de la velocidad de reactor en las afueras del sistema de Epsilon Indi.

Hubo momentos en esos cuatro años en que Roy pensó volverse loco.

Extrañaba a las mujeres. No era porque Alice Jordan estuviera fuera de alcance; él extrañaba a todas las mujeres, a las docenas que había amado y los cientos que había conocido ligeramente y los miles de millones que no conocía. Extrañaba a su madre y a su hermana y a sus tías y sus antecesoras a lo largo de todo el camino hasta su abuela Estela.

Extrañaba a las mujeres y a los hombres y a los niños y la gente vieja; gente para pelear, para hablar, odiar, amar. Pasó una noche entera gritando por toda la gente de la Tierra, cuidándose de que Brennan no lo oyera; gritando no por lo que la flota Pak pudiera hacerle a ellos, sino sólo porque ellos no estaban allí o él no estaba allá.

Pasó largos períodos en su cuarto con la puerta trabada. Brennan había colocado la traba, y aunque podría haberla forzado en segundos, o abierto la puerta con una sola patada, tenía un efecto psicológico y Roy estaba agradecido por ello.

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