Estúpidos Hombres Blancos (19 page)

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Authors: Michael Moore

Tags: #Ensayo

4.Lávese las manos.
A ver si nos enteramos: algunos de nuestros hábitos son tan vomitivos que me maravilla que las mujeres se dignen respirar el mismo aire que nosotros. Si fuéramos capaces de regenerarnos, suscitaríamos mayor empatía y reforzaríamos el compañerismo. Para empezar, ¿por qué no dejamos las manos quietas? Las manos no están hechas para hurgarse las narices, rascarse el ano o recolocarse el paquete. No fueron concebidas para que arrancáramos aquel artículo del periódico antes de que ella pudiese leerlo ni para quitarnos un resto de pollo al curry de entre los dientes o para reventarnos un grano ante el espejo del ascensor. Cuando se siente en el metro o autobús, mantenga las piernas juntas para no ocupar tres plazas. Y lleve calzoncillos limpios.

5. Aprenda a manejar el váter.
Pensaba que ya habíamos superado este capítulo, pero las pruebas que apreciamos en aeropuertos, estaciones de tren y restaurantes de toda la nación claman al cielo: no nos hemos enterado. Aquí tiene algunas sugerencias:

• Primero, levante la tapa y déjela en posición vertical. Haga lo propio con el asiento oval de debajo. Está diseñado para quedarse en dicha posición de tal modo que usted pueda usar ambas manos. Como quien conduce un coche. ¿Verdad que no querría que el coche se saliera de la carretera? Bien, pues su esposa piensa lo mismo al ver un charco de orina en el baño.

• Apunte, sostenga, proceda con la micción, guárdeselo.

• Con una mano, devuelva el asiento oval y la tapa a su posición original. No está de más que la operación se lleve a cabo en silencio.

• Tire de la cadena según lo exija el modelo. (Esta operación no es opcional, ni siquiera en los baños públicos.) Si la taza no se limpia debidamente a la primera, no abandone la escena hasta que quede como una patena.

• Lávese las manos. Séqueselas con la toalla o el secador de manos y no con su camisa. Si la toalla es de papel, arrójela a la papelera; si es de tela, repóngala en el toallero (se trata de una barra de metal o plástico que por lo general sobresale de una pared próxima al lavabo). Si se encuentra en su propia casa, lave la toalla al menos una vez por semana.

6. Lávese cada día.
Echarse algo de agua en la cara por la mañana no equivale a lavarse, como tampoco haberse rociado con Heineken en la fiesta de anoche. Entre en la bañera, regule a su gusto la temperatura del agua y póngase debajo del chorro. Tome jabón y una esponja y restriegue todo su cuerpo. No pase la pastilla de jabón por sus cavidades corporales para dejarlas inmaculadas. Alguien más usa esa pastilla para lavarse la cara. Enjuáguese. Cuando termine, abandone la ducha y séquese procurando no encharcarlo todo a su paso.

7.Baje el tono de voz y trate de escuchar.
Funciona así: cuando alguien habla, preste atención a lo que dice. Mírelo y no interrumpa. Cuando haya terminado, trate de no decir nada inmediatamente. Asimile los estimulantes conceptos, sentimientos e ideas que le acaban de comunicar. Igual llega a alguna conclusión brillante, se apropia de dichas ideas y acaba saltando a la fama.

8. Hágase un examen del oído.
Sí lo dicho anteriormente no le da resultado, puede que no acabe de estar bien físicamente. Mayo es el Mes Nacional de la Salud y el Habla, y muchos hospitales realizan chequeos gratuitos del oído. Además, algunos centros ofrecen revisiones periódicas, también gratuitas, a lo largo del año. También existen tests on-line que ayudan a determinar si necesita acudir a una consulta profesional.

9. Sea consciente de que las mujeres saben de qué vamos.
Corte el rollo de hombre sensible. Ya conocen la treta. No intente convencer a nadie de que usted es «feminista». No puede; usted juega en el otro equipo. Sería como ver a un miembro del Klu Klux Klan canturrear el «He tenido un sueño» de Martin Luther King Jr. Usted es un espécimen del sexo que siempre ganará más dinero y tendrá todas las puertas abiertas. Pero eso no significa que no pueda hacer nada para mejorar las cosas. La mejor manera de ayudar a las mujeres consiste en encauzar a sus compañeros masculinos por el buen camino. Allí es donde reside la verdadera lucha: en tratar de iluminar el bloque de hormigón que tenemos por cabeza.

Ayude a terminar con las diferencias salariales entre sexos examinando su propia nómina. Asegúrese de que las mujeres que hacen el mismo trabajo que usted cobren lo mismo. Participe en el Día de la Paga Igualitaria, que suele celebrarse a principios de abril para festejar los casos que responden a esa realidad. Contacte con [email protected] para mayor información.

También puede unirse al esfuerzo para presionar al Congreso con el fin de que apruebe dos decretos relativos a la paga igualitaria. El decreto de la paga justa permitiría a las mujeres entablar un pleito basándose en el principio de un mismo sueldo para un mismo trabajo y permitiría también a los empleados de una misma empresa demandarla en caso de que estuviera pagando salarios diferentes para labores iguales y que requieren la misma formación. El decreto para una nómina justa cubriría los daños y perjuicios mayores en este mismo ámbito y serviría para proteger a los empleados que divulguen información salarial.

Para terminar, únase a un sindicato u organice uno. Los datos señalan que una mujer sindicada de treinta años que gana unos 30.000 dólares al año llega a perder 650.133 dólares a lo largo de su vida a causa de la desigualdad salarial; en caso de no estar sindicada, la pérdida aumenta hasta los 870.327 dólares. Si convence a los otros colegas de que se sindiquen, mejorará notablemente la vida de sus compañeras y la suya propia.

COMO PUEDEN SOBREVIVIR LAS MUJERES SIN LOS HOMBRES

1.Visite un banco de esperma o una agencia de adopción.
En la mayor parte de las comunidades existen centros de este estilo para mujeres que desearían tener hijos y ahorrarse al padre. Es bueno (y más fácil para los padres) que los niños tengan padre y madre, pero todo lo que se nos ha dicho acerca de los daños sufridos por los hijos criados por madres solteras es una de las grandes mentiras de nuestra cultura. En el libro
The Culture of Fear (La cultura del miedo. (N. del T)
, Barry Glassner señala que «en general, las personas criadas por madres solteras alcanzan un nivel de ingresos y de educación básicamente igual al de quienes fueron educados por ambos padres». Las investigaciones al respecto demuestran que como grupo, los hijos de madres solteras se las arreglan emocionalmente mejor que los hijos de matrimonios conflictivos o de familias en las que el padre está ausente o abusa de sus hijos.

2.Sepa dónde comprar una escalerilla.
Hay muchas marcas, tamaños y estilos a buen precio. Pruebe en el lkea o en la Bauhaus.

3.Cuando nada funciona, practique el amor propio
. Cualquier periódico le brindará información abundante sobre centros telefónicos o de Internet que pueden echarle una mano (por así decirlo) en la búsqueda del placer solitario.

COMO ENGAÑAR A LA NATURALEZA PARA QUE HAGA MAS HOMBRES

• Una empresa de Virginia ha desarrollado un método que le permite elegir el sexo de su bebe. El instituto genético y de fertilización in vitro, de Virginia, utiliza un proceso que separa el cromosoma masculino del femenino, lo que hace posible que los padres determinen el sexo de su hijo antes de concebirlo. Sea extremadamente simpático con su mujer antes de acudir a esta clinica, porque la decisión definitiva de lo que va a llevar en su cuerpo es suya. ¡Y luche por destinar más fondos federales a esta gente de Virginia!

• Cuide su esperma, Deje de abusar de sí mismo diariamente. Esa práctica debilita la calidad y reduce su cantidad.

• Antes de tener relaciones sexuales, piense en cosas varoniles. Vuelva a repetir mentalmente aquella fantástica jugada. Piense que usted jamás habría fallado ese penalti en aquella memorable final y escuche a la multitud del estadio rugir de entusiasmo con su magnífico gol de la victoria.

• Conciba a sus hijos mientras sea aún muy joven. Un estudio reciente revela que los padres de mayor edad tiene más posibilidades de engendrar niñas que niños.

LISTA IDEAL DE PRESIDENTAS, SEGÚN MIKE

- Presidenta Cynthia McKinney (el mejor miembro del congreso hoy por hoy).

- Presidenta Hillary Clinton (sólo si me invita a pasar la noche en la Casa Blanca).

- Presidenta Oprah (las conversaciones con el doctor Phil al calor del hogar nos salvarían a todos).

- Presidenta Katrina Vaden Heuvel (directora de the Nation)

- Presidenta Sherri Lansing (dirige los estudios Paramount; me dio un papel en una peli ¿hace falta añadir algo más?)

- Presidenta Carolina Kennedy (sólo porque sería lo correcto)

- Presidenta Bella Abzug (aunque muerta, lo haría mejor que Junior)

- Presidenta Leigh Taylor-Young (la primera mujer que vi desnuda, en la película
La perversa
, protagonizada por Ryan O’Neal. Verás: éramos unos seis tíos como de dieciséis años, y no habíamos colado en el cine Sout Dort y.. Bueno, da igual).

Cap 8. SOMOS LOS MEJORES

El titular no podía ser más claro: «Todos los países menos Estados Unidos firman el Protocolo de Kyoto contra el calentamiento global.»

Nada nuevo: el mundo entero nos execra.

Todos están encantados de odiarnos, pero ¿quién puede reprochárselo? Nosotros mismos nos despreciamos. ¿Cómo si no puede explicarse que llamemos «presidente» a George W? En los viejos tiempos, ya habrían clavado su cabeza como adorno en un puente sobre el río Potomac. Ahora, sin embargo, el mierda anda pavoneándose por ahí como autoproclamado «líder electo», mientras al resto se nos pone cara de tontos y el mundo entero se ríe de nosotros.

Es triste, pues no hace tanto tiempo disfrutábamos de un periodo de cierto prestigio internacional. Mediamos con éxito en el primer tratado de paz de Irlanda del Norte. Conseguimos que las facciones beligerantes de Israel y los territorios ocupados se sentaran a charlar (y por vez primera se concedieron tierras a los palestinos). Reconocimos finalmente la existencia de Vietnam (aunque todavía no nos hemos decidido a pedir perdón por haber liquidado a tres millones de vietnamitas: Alemania dejó el listón muy alto en su momento, y nos quedamos cortos en varios millones). La presión estadounidense sobre Suráfrica forzó la liberación de Nelson Mandela, encaminó al país hacia la democracia y permitió que el propio Mandela fuera elegido presidente.

Finalmente, devolvimos al pequeño Elián a Cuba con su padre y, por primera vez en mucho tiempo, evitamos que una banda de fanáticos radicados en Miami dictara nuestra política exterior en este hemisferio.

A los ojos del mundo las cosas pintaban bien para el Tío Sam..., hasta que ese mendrugo, que no había cruzado el charco en su vida, se puso al timón en el 1.600 de la avenida Pennsylvania. Durante sus primeros cuatro meses en el cargo, así es como se comportó George W Bush con el resto del mundo:

• Incumplió nuestro acuerdo con la Comunidad Europea para reducir las emisiones de dióxido de carbono.

• Declaró una nueva guerra fría, esta vez con China, al abatir uno de sus aviones, provocando la muerte del piloto.

• Permitió que se desmoronara el proceso de paz en Oriente Próximo, dando lugar a una de las peores carnicerías a las que hemos asistido entre israelíes y palestinos.

• Reanudó la guerra fría con Rusia al violar los tratados de misiles antibalísticos de la década de los setenta.

• Amenazó con reducir unilateralmente nuestra presencia en la ex Yugoslavia, lo que desembocó en el resurgimiento de conflictos violentos entre grupos étnicos de la región.

• Desafió los acuerdos sobre derechos humanos de la ONU, ocasionando la salida de Estados Unidos de la Comisión de Derechos Humanos de dicho organismo.

• Al igual que había hecho papi, bombardeó a civiles en Irak.

• Intensificó la narcoguerra en Sudamérica. De paso, Estados Unidos ayudó a los colombianos a derribar un avión repleto de misioneros estadounidenses. Entre otros, murieron una mujer del estado de Michigan y su hija.

• Cortó cualquier hilo de esperanza de reducir tensiones con Corea del Norte, garantizando no sólo la hambruna masiva del país, sino que el cinemaníaco Kim Jong Il se quedara con todos los vídeos que había alquilado en Blockbuster.

• Se enajenó las simpatías de prácticamente todo el mundo al anunciar la prosecución del demencial sistema de defensa conocido como «Star Wars».

Todo ello en menos de 120 días, compaginándolo además con sus ímprobos esfuerzos por dinamitar la política interior, tal como hemos visto. Los que pensábamos que Junior era un inútil hemos quedado impresionados con su capacidad inventiva.

Ahora, el mundo vuelve a odiarnos. Se trata de una situación familiar, pero no deja de ser una pena. Por una vez, resultaba agradable que los extranjeros nos vieran como buena gente. La simpatía de Clinton permitió que pasaran inadvertidas muchas lacras de su administración: el incremento del trabajo infantil a cuenta de nuestras multinacionales en el tercer mundo, el vertido de productos tóxicos en países pobres y la exportación de películas cada vez peores.

De hecho, Clinton hizo muchas cosas al estilo de Bush, pero sabía disimular. Era un tipo encantador y perfectamente dotado para enmascarar su vertiente sórdida. Durante años presentó una imagen tan buena que los ciudadanos de este país podíamos viajar por el mundo sin temor a linchamientos espontáneos por parte de los lugareños.

Ahora, gracias a una política exterior de camionero, resulta mucho más difícil justificar el hecho de que nosotros, el 4 % más arrogante de la población mundial, acaparemos la cuarta parte de su riqueza. Si no andamos con ojo, todos esos extranjeros demacrados y arribistas van a empezar a pensar que tienen derecho a teléfonos móviles y licuadoras. Y el cúmulo de desconfiados que abundan en países oprimidos quizá se entere de que los tres hombres más ricos de Estados Unidos poseen más activos que los sesenta países más pobres del mundo juntos.

¿Y si a la ingente población de Asia, África y Latinoamérica se le pasase por la cabeza la idea de que los mil millones de personas que carecen de agua potable deberían tenerla? ¿Se imagina usted lo que eso costaría? ¡Por lo menos un 25 % de lo que nos costará el programa Star Wars!

¿Qué pasaría si el 30 % de la población mundial que sigue sin electricidad decidiese que le apetece enroscar una bombilla para ponerse a leer un libro? ¡Huy, qué miedo!

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