Fragmentos de una enseñanza desconocida (17 page)

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Authors: P. D. Ouspensky

Tags: #Autoayuda, #Esoterismo, #Psicología

"En los mundos del cuarto orden, actúan las tres fuerzas del mundo del segundo orden, las seis fuerzas del mundo del tercer orden, y tres fuerzas de su propio orden, o sea doce fuerzas en conjunto. Tomemos uno de estos mundos y designémoslo con el número 12 (3 más 6, más 3). Estos mundos sujetos a un mayor número de leyes están todavía más alejados de la voluntad única del Absoluto, y son aún más mecánicos. Los mundos creados dentro de estos mundos estarán gobernados por 24 fuerzas (3 más 6, más 12, más 3). A su vez, los mundos creados dentro de estos nuevos mundos estarán gobernados por 48 fuerzas. El número 48 está constituido de la siguiente manera: 3 fuerzas del mundo más cercano al Absoluto, 6 fuerzas del mundo consecutivo, 12 fuerzas del siguiente, 24 más del que sigue, y tres de su propio orden (3 más 6, más 12, más 24, más 3) o sea, cuarenta y ocho en total. Los mundos creados dentro de los mundos 48 estarán gobernados por 96 fuerzas (3 más 6, más 12, más 24, más 48, más 3). Los mundos del orden siguiente, si es que hay más, estarán gobernados por 192 fuerzas, y así sucesivamente.

"Si tomamos uno de los numerosos mundos creados dentro del Absoluto, o sea del mundo 3, éste representará la totalidad de los mundos estelares análogos a nuestra Vía Láctea. Si tomamos uno de los mundos creados dentro de este mundo 3, o sea el mundo 6, éste será la acumulación de estrellas que llamamos la Vía Láctea. El mundo 12 será uno de los soles que componen la Vía Láctea —nuestro Sol. El mundo 24 será el mundo planetario, es decir: todos los planetas del sistema solar. El mundo 48 será la Tierra. El mundo 96 será la Luna. Si la Luna tuviera un satélite, éste sería el mundo 192 y así sucesivamente.

"La cadena de los mundos cuyos eslabones son el Absoluto, Todos-los-mundos, Todos-los-soles, nuestro Sol, Todos-los-planetas, la Tierra, y la Luna, forma el «rayo de creación» en el cual nos encontramos. El rayo de creación es para nosotros el «mundo» en el sentido más amplio de este término. Pero, naturalmente, el rayo de creación no es el «mundo» sino para nosotros, ya que el Absoluto da nacimiento a una cantidad indefinida de mundos diferentes, cada uno de los cuales emite un nuevo rayo de creación. Además, cada uno de estos mundos contiene a su vez una cantidad de mundos que representan una nueva refracción del rayo, y aquí una vez más escogemos solamente uno; nuestra Vía Láctea. La Vía Láctea está formada por una cantidad de soles, pero entre ellos no escogemos sino un sol, aquel que está más cerca de nosotros y del cual dependemos inmediatamente, nuestro Sol, en el cual vivimos, nos movemos, y tenemos nuestro ser. Cada uno de los otros soles representa otra refracción del rayo, pero no podemos estudiar estos rayos de la misma manera que estudiamos el nuestro, el rayo en el que estamos situados. Además, dentro del sistema solar, el mundo planetario está más cerca de nosotros que el mismo sol, y dentro del mundo planetario, el mundo más cercano a nosotros es la tierra, el planeta sobre el cual vivimos. No necesitamos estudiar los otros planetas de la misma manera que estudiamos la tierra; basta que los consideremos todos juntos, es decir, sobre una escala notablemente más pequeña que la que usamos para la tierra.

"El número de fuerzas en cada mundo, 1, 3, 6, 12, etc., indica el número de leyes a las cuales está sujeto el mundo dado.

"Cuanto menos leyes hay en un mundo dado, más cerca estará éste de la voluntad del Absoluto; mientras más leyes hay en un mundo dado, tanto mayor es su mecanicidad, tanto más lejos está de la voluntad del Absoluto. Vivimos en un mundo sujeto a cuarenta y ocho órdenes de leyes, es decir muy lejos de la voluntad del Absoluto, en un rincón muy remoto y muy sombrío del universo.

"De este modo, el rayo de creación nos ayuda a determinar y a comprender nuestro lugar en el mundo. Pero, como ustedes ven, todavía no hemos contestado a las preguntas sobre las influencias. Para poder comprender la diferencia entre las influencias de los diversos mundos, deberíamos primero profundizar la Ley de Tres. Luego deberíamos estudiar otra ley fundamental —la Ley de Siete o la Ley de Octava."

Capítulo
cinco

Exposición sobre la "mecánica del universo". El rayo de creación y su crecimiento a partir del Absoluto. Una contradicción en las teorías científicas. La luna como terminación del rayo de creación. La voluntad del Absoluto. La idea de milagro. Nuestro lugar en el mundo. La luna se nutre de la vida orgánica. La influencia de la luna. Cómo liberarnos de ella. Diferencias de "materialidad" de los diferentes mundos. El mundo como mundo de "vibraciones". Las vibraciones se retardan en función de su distancia del Absoluto. Siete clases de materia. Los cuatro cuerpos del hombre, y su relación con los diferentes mundos. ¿Dónde está la tierra? Las tres fuerzas y las propiedades cósmicas de la materia. Los átomos de las substancias complejas. Definición de la materia según las fuerzas que se manifiestan a través de ella. "Carbono", "Oxígeno", "Nitrógeno" e "Hidrógeno". Las tres fuerzas y las cuatro materias. ¿Es o no inmortal el hombre? ¿Qué significa inmortalidad? Un hombre que posee el cuarto cuerpo. La historia del seminarista y de la omnipotencia de Dios. Conversaciones sobre la luna. La luna comparada a las pesas de un reloj. Conversación sobre un lenguaje universal. Explicación de la Última Cena.

"Consideremos el universo tridimensional. Tomémoslo como un mundo de
materia y de fuerza
, en el sentido más simple y más elemental de estas palabras. Más adelante hablaremos de las dimensiones de orden superior, las nuevas teorías sobre la materia, el espacio y el tiempo, y de las otras categorías del conocimiento del mundo que la ciencia ignora. Ahora tenemos que representarnos el universo bajo la forma esquemática del rayo de creación desde el Absoluto hasta la Luna.

"El «rayo de creación» aparece a primera vista como un esquema muy elemental del universo, pero en realidad, al estudiarlo, llega a ser claro que este simple esquema permite coordinar y hacer la síntesis de una multitud de concepciones filosóficas, religiosas y científicas del mundo, actualmente en conflicto. La idea del rayo de creación pertenece al antiguo conocimiento, y un gran número de los ingenuos sistemas geocéntricos que conocemos, no son, en realidad, sino exposiciones imperfectas del rayo de creación o deformaciones de esta idea, debidas a una comprensión literal.

"Debemos tener presente que la idea del rayo de creación y de su crecimiento a partir del Absoluto contradice algunas teorías modernas —que, por otra parte, no son en modo alguno científicas. Consideremos por ejemplo la secuencia: Sol, Tierra, Luna. Según las concepciones habituales, la luna es un cuerpo celeste, frío y muerto, que anteriormente habría poseído, como la tierra, un fuego interno, y que en tiempos aún más remotos, habría sido una masa en fusión como el sol. Según las mismas concepciones, la tierra fue en otros tiempos como el sol, se está también enfriando gradualmente, y tarde o temprano llegará a ser una masa congelada como la luna. Se supone ordinariamente que el sol también se enfría, y que con el tiempo se volverá como la tierra, y aún más tarde, como la luna.

"Naturalmente, hay que notar que semejante teoría no tiene ningún derecho a ser llamada «científica» en el sentido estricto de la palabra, porque en la ciencia, es decir en la astronomía, o más exactamente en la astrofísica, hay una multitud de teorías e hipótesis diferentes y contradictorias sobre este asunto, ninguna de las cuales tiene una base seria. Pero esta teoría, es una de las más difundidas y en lo que concierne al mundo en que vivimos ha llegado a ser el punto de vista del hombre medio de los tiempos modernos.

"Lo repito, la idea del rayo de creación y de su crecimiento a partir del Absoluto, contradice en general todos los puntos de vista de nuestros contemporáneos.

"Según esta idea, la luna es un planeta que todavía no ha nacido, por así decirlo, es un planeta que está naciendo. Se está calentando gradualmente y con el tiempo (en el caso de un desarrollo favorable del rayo de creación) llegará a ser como la tierra y tendrá su propio satélite, una nueva luna. Un nuevo eslabón se habrá añadido a la cadena del rayo de creación. Tampoco la tierra se va enfriando, por el contrario, se calienta, y con el tiempo podrá llegar a ser como el sol. Por ejemplo, observamos un desarrollo análogo en el sistema de Júpiter, que es un sol para sus satélites.

"Para resumir todo lo que se ha dicho sobre el rayo de creación, que desciende del mundo 1 hasta el mundo 96, recordemos que las cifras por las cuales se designan los mundos, indican el número de fuerzas, o de órdenes de leyes, que gobiernan los mundos en cuestión. En el Absoluto no hay sino una sola fuerza, una sola ley —la única e independiente voluntad del Absoluto. En el mundo siguiente hay tres fuerzas, o tres órdenes de leyes. En el siguiente, seis órdenes de leyes; en el que sigue doce, y así sucesivamente. En nuestro mundo, es decir sobre la tierra, estamos sujetos a cuarenta y ocho órdenes de leyes, que gobiernan toda nuestra vida. Si viviéramos sobre la luna, estaríamos sujetos a noventa y seis órdenes de leyes, es decir que nuestra vida y nuestra actividad serían aún más mecánicas, y no tendríamos las posibilidades que tenemos ahora de escapar de la mecanicidad.

"Como lo he dicho, la voluntad del Absoluto no se manifiesta sino en el mundo que ha sido creado inmediatamente por él, dentro de sí mismo, es decir, en el mundo 3; la voluntad inmediata del Absoluto no alcanza al mundo 6 y no se manifiesta en él sino bajo la forma de leyes mecánicas. Más lejos, en los mundos 12, 24, 48 y 96, la voluntad del Absoluto tiene menos y menos posibilidades de manifestarse. Esto significa que en el mundo 3, el Absoluto en alguna forma crea un plan general de todo el resto del Universo, que de allí en adelante se desarrolla mecánicamente. La voluntad del Absoluto no puede manifestarse fuera de este plan en los mundos siguientes, y cuando se manifiesta de acuerdo con este plan, toma la forma de leyes mecánicas. En otros términos, si el Absoluto quiere manifestar su voluntad, digamos, en nuestro mundo, en oposición a las leyes mecánicas a las cuales este último está sometido, tendría entonces que destruir todos los mundos intermedios entre sí mismo y nuestro mundo.

"La idea de un milagro en el sentido de una violación de leyes por la voluntad que las ha creado, no se opone solamente al sentido común sino a la idea misma de voluntad. Un milagro no puede ser sino la manifestación de ciertas leyes ignoradas o muy raramente conocidas por los hombres. Un milagro, en este mundo, es la manifestación de leyes de otro mundo.

"Sobre la tierra, estamos muy alejados de la voluntad del Absoluto; estamos separados de ella por 48 órdenes de leyes mecánicas. Si pudiésemos liberarnos de la mitad de estas leyes, nos encontraríamos sujetos a solamente 24 órdenes de leyes, es decir, a las leyes del mundo planetario y estaríamos un escalón más cerca del Absoluto y de su Voluntad. Luego, si pudiésemos liberarnos de la mitad de estas leyes, nos encontraríamos sujetos a las leyes del sol (doce leyes) y, por consiguiente, estaríamos aún un escalón más cerca del Absoluto. Y si pudiésemos, una vez más, liberarnos de la mitad de estas leyes, estaríamos entonces sujetos a las leyes del mundo estelar y separados solamente por un escalón de la voluntad inmediata del Absoluto.

"Por lo tanto, para el hombre existe la posibilidad de liberarse gradualmente de las leyes mecánicas.

"El estudio de las 48 órdenes de leyes a las que el hombre está sometido no puede ser abstracto como lo es el estudio de la astronomía; no hay sino una manera de estudiarlas, esto es el observarlas en uno mismo y el
llegar a liberarse de ellas.
Al comienzo, un hombre simplemente debe comprender que él no tiene ninguna necesidad de permanecer esclavo de mil pequeñas leyes, fastidiosas, que otros hombres han creado para él, o que él ha creado para sí mismo. Pero tan pronto intente liberarse de ellas, verá que no puede. Si hace largos y persistentes esfuerzos en esta dirección, éstos no tardarán en convencerlo de su esclavitud. Estas leyes que tienen al hombre bajo su dominio, sólo se pueden estudiar luchando contra ellas, y esforzándose por liberarse de ellas. Pero se necesita un gran conocimiento para llegar a liberarse de una ley sin crear en sí mismo otra en su lugar.

"Los órdenes de leyes y sus fuerzas varían de acuerdo con el punto de vista desde el cual consideramos el rayo de creación.

"En nuestro sistema, la terminación del «rayo de creación», por así decirlo el último brote de la rama, es la luna.

"La energía necesaria para el crecimiento de la luna, es decir para su desarrollo y para la formación de nuevos brotes, le viene de la tierra, donde esta energía se crea por la acción conjunta del sol, de todos los otros planetas del sistema solar y de la tierra misma. Esta energía se recolecta y se conserva en un gigantesco acumulador situado en la superficie de la tierra. Este acumulador es la vida orgánica sobre la tierra. La vida orgánica alimenta a la luna. Todo lo que vive en la superficie de la tierra, los hombres, los animales, las plantas, sirven de alimento a la luna. La luna es un gigantesco ser viviente que se nutre de todo lo que respira y de todo lo que crece sobre la tierra. La luna no podría existir sin la vida orgánica sobre la tierra, así como la vida orgánica sobre la tierra no podría existir sin la luna. Además, en su relación con la vida orgánica sobre la tierra, la luna es un formidable electroimán. Si súbitamente se llegara a interrumpir la acción del electroimán, de inmediato la vida orgánica se desmoronaría hacia la nada.

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