No sin mi hija 2 (41 page)

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Authors: Betty Mahmoody,Arnold D. Dunchock

Tags: #Biografía, Drama

—Mamá, la abuela ha dicho cosas espantosas de ti.

—¿Qué cosas?

—No puedo repetirlas, son muy desagradables…

—¿Tan feas son?

—No puedo repetirlas.

Mariann no insiste. ¿Para qué? La animosidad de su suegra debió de transformarse en odio cuando ella se marchó de Irak.

Adam evoca también la guerra.

—Mamá, ¿quién ganó la guerra?

—¿Tú qué opinas?

—¡América!

—¿Es que alguien te dijo algo diferente allí?

—Sí, dicen que ellos ganaron la guerra.

—Supongo que, desde que has vuelto, habrás comprendido, ¿no?

—Es América. Pero los iraníes hicieron prisionero al tío de papá en Kuwait.

—Querrás decir América.

—No; se evadió y dijo que era Irán. El día en que regresó a Mossul dijo que era el día más hermoso de su vida porque se había escapado de Irán y había caminado hasta Mossul.

Misterio de la interpretación local sobre los diversos hechos de la guerra contadas al niño.

Adam se muestra de una ternura inmensa con su madre. De vez en cuando, ve a Mariann triste, se encarama a sus rodillas:

—¿Cómo está tu lado Adam?

—Feliz…

—¿Y tu lado Adora?

—Triste…

—Adora volverá pronto. Papá la traerá consigo. Estoy seguro de ello…

De hecho, su hijo de once años es el que tranquiliza a Mariann. Se ha convertido en el hombre de la casa. Y Mariann me dice que se siente incómoda cuando él la consuela así.

—Y soy quien debe hacer de madre, sólida y consoladora. Me avergüenza que adivine mis sentimientos con sólo mirarme. No tengo derecho a perturbarle con mi problema. Pero él ve en seguida cuando no me siento bien. Me abraza y me repite: «Ella va a volver, mamá… Sé que va a volver.»

El 15 de junio de 1992 recibimos en la oficina una llamada a cobro revertido de Khalid. Mariann, que se ha instalado con Adam en la casa, no está de humor para mostrarse amable con él. Sólo quiere hablar con Adora. Pero eso es extremadamente difícil, ya que la pequeña no hace más que repetir las frases en inglés que le dice su madre.

—Te quiero, cariño mío…

—Te quiero, cariño mío…

—Te echo de menos…

—Te echo de menos…

No practica ya su lengua materna, no le queda más que la música de las palabras que ella repite como un lorito. Pero incluso esta música desaparecerá en breve.

Dos días más tarde, el 17 de junio, es Mariann la que llama. Adam le sirve de intérprete, pues telefonear a Irak sigue siendo complicado. Hay que molestar a alguien que vive a tres casas de distancia de la de Khalid. Cuando son las dos de la mañana en Estados Unidos, allá son las diez. Adam detesta estas llamadas en plena noche.

Khalid coge el aparato y entabla conversación con Mariann con tono agresivo:

—No tenemos nada que decirnos, supongo. ¡Sólo adiós!

—¿Por qué telefoneaste el otro día?

—¡Oh! Sé lo que quieres.

—¿A qué te refieres?

—Lo sé, eso es todo.

—Escúchame, Khalid, si no vuelves en seguida a Estados Unidos con Adora, perderás tu última oportunidad. Lo perderás todo.

—Ya le he dicho a tu abogado que de eso ni hablar. No tengo ganas de que me arresten. Quiero garantías, ya sabes… ¡Yo no tengo problemas de dinero aquí! ¡Gano cuarenta y cinco mil dinares al mes con la tienda!

Eso es mucho dinero, ¡cien veces el sueldo mínimo de Irak! ¿Hay que creerle? Si tiene dinero, ¿por qué llama a cobro revertido?

La situación económica de Irak es cada vez más catastrófica. Y la de Mariann no es precisamente brillante. Tendría que encontrar un empleo, cotizar a la Seguridad Social por Adam y por ella. Llamar a Irak una vez al mes le cuesta ciento cincuenta dólares, por diez minutos de conferencia.

Adora cumplirá pronto seis años. El verano de 1992 ha pasado sin aportar la esperanza de volver a veda este año.

Mientras los rumores de conflicto se reanudan, mientras Saddam Hussein sigue proclamando que Kuwait es una provincia de Irak, mientras dice que no tiene miedo de una guerra, mientras la ONU pierde el aliento condenándole y los soldados realizan maniobras a pocos kilómetros de la frontera… Adora es, este año, el rehén símbolo de nuestra organización Un Mundo para los Niños.

Estoy inquieta por Mariann. Temo que pierda la esperanza, el valor, la fuerza para continuar luchando. Mariann felicidad, Mariann desesperación…

Un día, Moody me gritó: «¡Nunca volverás a ver a tu hija!»

Su rabia no pudo nada contra mi esperanza, nada.

Jamás: no conozco más que un sentido para esta palabra, y sin signo de interrogación. Se lo repito incansablemente a Mariann.

3 DE SEPTIEMBRE DE 1992

En el pueblo de Ashube, en Yemen, Nadia Muhsen acaba de dar a luz a su quinto hijo. Su madre, instalada en la vecina ciudad de Taez desde hace seis semanas, aún no ha podido verla.

El Ministerio de Asuntos Exteriores de África del Sur ha asegurado a la organización Un Mundo para los Niños que la petición de Ramez Shteih estaba siendo examinada con atención.

Kristine Uhlman acaba de obtener el permiso para visitar a sus hijos en Arabia Saudí, donde ella está actualmente.

Mariann no tiene noticias de su marido desde su partida para Irak. No habla con su hija Adora desde hace cuatro meses…

EN CASO DE SECUESTRO

En caso de un secuestro internacional, el padre despojado de sus hijos puede invocar la Convención de La Haya presentando una demanda ante la autoridad competente del país donde están retenidos los niños. Una vez cursada la demanda, todos los procedimientos de custodia son interrumpidos. Informado por la autoridad competente, el tribunal puede resolver sobre la legalidad o la ilegalidad de la retención del menor.

Si los jueces estiman que la «residencia habitual» del niño es el país donde el rapto ha tenido lugar, decidirán que debe regresar a él.

La Convención es aplicable desde el momento en que un padre raptor viola el mandamiento que ha establecido el derecho de custodia. Pero se aplica también cuando ningún juicio ha ordenado la custodia o cuando uno de los padres se lleva a los niños al extranjero sin el consentimiento del otro.

A fin de evitar el traumatismo de la ruptura en el niño, es necesario actuar rápidamente. En el Reino Unido, por ejemplo, donde los tribunales son notoriamente equitativos y eficaces, los niños son devueltos en un plazo de un mes después de la petición del padre.

Hay excepciones, pero están taxativamente definidas. Si el niño ha vivido en el país de destino más de un año, los jueces pueden decidir que permanezca en él, pero sólo si el padre raptor puede probar que el niño se ha adaptado a su nuevo ambiente.

El tribunal puede asimismo negarse a devolver el niño si existe un riesgo grave de perjuicio físico o psicológico. En caso de secuestro, si desea usted más informaciones relativas a la situación de su país con respecto a la Convención de La Haya, póngase en contacto con:

  • Ministerio de Justicia (Francia)

    Oficina del Derecho internacional y de la Ayuda Judicial Internacional

    13, place Vendôme

    75001 París

    Teléfono: 16 (1) 44 86 14 75

  • Conferencia de La Haya sobre el Derecho internacional Privado

    Monsieur Adair Dyer, secretario general; inglés, francés, español.

    Secretarias: Madame Françoise Franck (francés); Mrs. Sarah Adam (inglés); Mrs. Laura Molena (inglés).

    Oficina Permanente

    6, Schveningseweg

    2517 KT La Haya

    Países Bajos

    Teléfono: 31/70 363 33 03

    Telex: 33383

    Telefax: 33/70 360 48 67

  • One World for Children (Un Mundo para los Niños)

    P.O. Box 124

    Corunna, Michigan 48817

    Teléfono: 517 725 2392

    Colectivo de Solidaridad con las Madres de los Niños Raptados (Madres de Argel)

    6, place Saint-Germain-des-Prés

    75006 París

Lista de los países que han ratificado la Convención de La Raya

Los países enumerados a continuación son aquellos que han ratificado la Convención de La Haya sobre los aspectos civiles del secuestro internacional de niños, al 1 de junio de 1992, según el Departamento de Estado norteamericano:

Alemania, Argentina, Australia, Austria, Belice, Canadá, Dinamarca, Ecuador, España, Estados Unidos, Francia,' Hungría, Irlanda, Israel, Luxemburgo, México, Nueva Zelanda, Noruega, Países Bajos, Portugal, Reino Unido, Suecia, Suiza, Yugoslavia.

AGRADECIMIENTOS

En 1986, tuve la suerte de que me pusieran en contacto con la agencia William Morris. Aquellos con quienes he colaborado no se limitaron a hacer su trabajo. Me orientaron en mi nueva carrera, su confianza me proporcionó seguridad, y se han convertido en amigos muy próximos, íntimos incluso.

Michael Carlisle ha sido más que un agente literario. Ha llegado a ser un verdadero amigo, siempre disponible, tanto en los momentos de alegría como en los de pena. Cada vez que una amenaza ha pesado sobre nuestra seguridad, Michael se ha mostrado dispuesto a orientarnos. En más de una ocasión nos ha tranquilizado y ayudado a hacer frente a dicha amenaza. Ha sido mi defensor, mi hombre de negocios y mi principal compañero en mi nueva carrera.

Marcy Posner ha dado pruebas de una eficacia inestimable para darle a nuestro caso un eco internacional. Nos hemos sentido tanto más próximas cuanto que su hija tiene la misma edad que Mahtob.

Randy Chaplin me ha abierto una puerta al mundo de las conferencias. Creyó en mi capacidad y me animó a lanzarme a esta aventura, que ha traído a mi vida una inmensa fuente de alegría y satisfacción suplementarias. Me ha ofrecido incluso la oportunidad de conocer a numerosas personas interesantes.

Antoine Audouard y Bernard Fixot son de hecho los padres espirituales de este libro. Comprendieron la importancia del problema internacional de los secuestros de niños por uno de los padres, y propiciaron la realización de este proyecto sugiriéndome que fuera a trabajar a Francia, donde nada me distraería. Por intermedio de ellos conocí a las Madres de Argel, cuya lucha ha inspirado en gran parte la mía. Ambos han tenido un papel inestimable en el proceso de edición de este libro, y han contribuido a hacer de él un producto acabado.

Anja Kleinlein, de Gustav Lubbe Verlag, de Alemania, no es sólo la editora de las traducciones alemanas de mis obras. Mahtob y yo la hemos adoptado sentimentalmente como un miembro de nuestra familia, tanto la queremos, y ella ocupa actualmente un lugar importante en nuestra vida. Anja ha luchado con todo su corazón y toda su alma para defenderme de las severas críticas que me asaltaron con motivo de la difusión de la entrevista de Moody en las cadenas alemanas.

Tom Dunne, de St. Martin's Press, ha sido una ayuda preciosa en la realización de este proyecto. Ha dedicado mucho tiempo e interés en la edición y puesta en forma de este libro. El interés que dedica a las repercusiones de
No sin mi hija
es particularmente alentador para mí.

El talento que Jeff Coplón ha empleado en su colaboración en este libro ha permitido que se cumplieran mis previsiones. Ha trabajado conmigo en la redacción de estas historias, y les ha aportado su espíritu de análisis y su perspicacia de periodista.

Mahtob y yo hemos tenido la suerte, tras la pesadilla contada en
No sin mi hija
, de haber sido recibidas con los brazos abiertos. Este entorno nos ha permitido transformar el horror vivido en una experiencia que ha afectado de manera positiva la vida de otras personas. A lo largo de esta aventura hemos hecho muchos amigos y hemos conocido a numerosas personas que han intervenido en nuestra vida de una manera que no olvidaremos jamás.

Imagen de felicidad: Moody con Mahtob, el dia de su nacimiento.

Uno de los mejores recuerdos de Mahtob: bañarse con su padre.

Una de las raras fotos de Mahtob que he conservado de nuestra estancia en Irán. ¿Cómo no querer devolver la alegría a estos ojos tan tristes?

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