Osada (22 page)

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Authors: Jack Campbell

Tags: #Ciencia-Ficción

—Están estacionados a solo un minuto luz de la salida —dijo Desjani entrecortadamente, asombrada.

—Ya han captado que el capitán Geary se salta las normas —observó sin más Rione.

Desjani la miró, y asintió con la cabeza.

—El alto mando síndico ha visto nuevos modos de luchar, pero no los entiende del todo. Nosotros tampoco lo entenderíamos si los síndicos encontrasen a un comandante que usa estrategias de guerra del pasado. Ahora creen que el modo de derrotarnos es desarrollar estrategias que nos han visto utilizar, pero llevándolas al extremo.

—¿Cree que es lo que está pasando? —preguntó Geary.

—Estoy segura de que es lo que está pasando —afirmó Desjani—. Nosotros habríamos hecho lo mismo. Seguro. Pero se equivocan llegando hasta ese punto. ¡Una cosa es situarse cerca de la salida del punto de salto, de modo que puedas cargar y disparar sobre los enemigos que salgan por él, después de evaluarlos; y otra muy distinta es situarse tan cerca como para no tener tiempo para reaccionar ni para conseguir ganar velocidad para obtener ventaja!

—Sí —convino Geary, contento de que Desjani no solo analizase la estrategia de los síndicos, sino de que también le demostrase estar al tanto de las debilidades de su propio bando—. Nuestra flota goza de la ventaja de la velocidad. No es mucha, pero estando tan cerca de ellos, ninguno de los dos tendrá tiempo para acelerar demasiado antes de entrar en el área de combate.

Los bloques más adelantados de la formación aliada estaban despejando ya la parte superior del campo de minas. Geary vio que los síndicos aceleraban y giraban su formación para centrarse en las naves más adelantadas de su flota, por lo que dio varias órdenes para contrarrestarlo.

—A todas las unidades de la Alianza, aceleren hasta cero coma uno c, y varíen el curso veinte grados en dirección ascendente. Ahora.

La formación de la Alianza se inclinó todavía más, poniéndose casi en vertical con respecto al eje del sistema estelar Ixion. Las naves situadas más lejos del centro de la formación, aquellas que todavía estaban saliendo del espacio de salto y que comenzaban a ejecutar la maniobra, no podrían hacerlo a tiempo y quedarían ligeramente descolocadas, pero no tenía importancia.

El disco síndico comenzó a deformarse cuando los grandes buques de combate situados en el centro de la formación aceleraron a mayor velocidad que las pequeñas naves situadas en los bordes.

—Deberían haber dispuesto a los acorazados y a los cruceros de batalla en los bordes en lugar de en el centro —comentó Geary.

—Pero esperaban que nos abalanzásemos sobre él —contestó Desjani—. Sus unidades de mayor rango no habrían aceptado roles en la periferia de la formación, ni permitido que las naves más ligeras tuviesen el honor de ser el objetivo de nuestro asalto.

Vale, así que incluso Desjani pensaba todavía de aquel modo en las tácticas, centradas en satisfacer el honor individual de los comandantes en lugar de en ganar la batalla.
Gracias a las estrellas del firmamento que los síndicos se han vuelto tan estúpidos tácticamente como la Alianza
.

Los síndicos, al ver la maniobra de Geary, volvieron a inclinar su formación, se escoraron y apuntaron a la zona en la que se situaría la esquina más baja de la formación aliada. Geary se dio cuenta de que pretendían atacar a las unidades sin apoyo, tal y como la capitana Crésida había hecho con el destacamento especial
Furiosa
en Sancere, pero sin la ventaja de haber alcanzado una velocidad relativa alta, con la que ella sí había contado. Por lo tanto, Desjani tenía razón cuando comentó el hecho de que habían situado las naves muy cerca del punto de salto. Los síndicos intentaban copiar las tácticas de la flota de Geary, pero fallaban en los conceptos básicos. A una velocidad relativa tan baja como aquella, lo que el enemigo estaba haciendo era ponerles en bandeja la situación idónea para destrozarlo.

Y tenía toda la intención del mundo de hacerlo. Geary esperó a que las unidades más retrasadas de su formación despejasen la zona superior del campo de minas.

—A todas las unidades, que la formación pivote ciento diez grados en dirección descendente en uno siete. Alteren el curso en ciento diez grados en dirección descendente, y veinte a babor, en uno ocho.

Los síndicos estaban todavía apuntando al lugar en el que se situaría la esquina inferior de la formación aliada cuando llegó uno siete, por lo que las naves de la Alianza se arquearon hacia abajo, enfilando el camino que los síndicos habían planeado trazar. Según aceleraban siguiendo su nuevo curso, el lado más ancho de la caja, con todas sus subformaciones, avanzó hacia el punto en el que deberían situarse los síndicos.

Era posible que el o la oficial al mando de la formación enemiga no destacase por su inteligencia, o quizá sí; el caso es que la situación táctica en la que se encontraba le dejaba pocas salidas, y ninguna de ellas era buena.

—¿Cree que responderá con otra maniobra? —preguntó Desjani en un tono alegre, a la vez que los sistemas de puntería del
Intrépido
se fijaban sobre un crucero de batalla síndico que se acercaba. Después de aquellos cambios en la formación, el bloque de naves que contenía al
Intrépido
en el centro de la caja se encontraba en el punto por el que pasarían los síndicos, por lo que parecía seguro que la nave participaría de lleno en la matanza.

—Si intenta atravesar nuestra formación, podría confundir nuestros sistemas lo suficiente como para... —Geary se detuvo de repente—. ¿Qué cojones?

La formación síndica volvió a girar sobre su eje, alterando su curso hacia un lado en dirección descendente. No obstante, un crucero de batalla y un crucero pesado no realizaron bien la maniobra y tuvieron que girar para evitar chocar. Al efectuar aquel movimiento desesperado, el crucero obligó a otro crucero de batalla a realizar un giro tremendo en dirección ascendente y hacia un lado, y luego se plantó directamente en el camino de uno de los acorazados síndicos.

Debería haber habido tiempo para que, incluso, el acorazado evitase la colisión, pero sus movimientos de evasión fueron demasiado leves y a destiempo. Chocó lateralmente con el crucero pesado a una velocidad relativa baja, pero, incluso así, era de cientos de kilómetros por segundo, por lo que la más pequeña de ambas naves se convirtió en una bola de vapor y fragmentos. Estos, a su vez, colapsaron los escudos del acorazado, que salieron despedidos tambaleándose con la zona de babor hecha trizas.

Un crucero ligero, al intentar evitar al acorazado descontrolado, chocó contra una nave de caza asesina, y ambas volaron por los aires.

En unos pocos minutos, la formación síndica había perdido ya tres naves, una cuarta parecía inútil, y había degenerado en una masa caótica que seguía acelerando para establecer contacto con la flota de la Alianza.

—¿Qué pasa? ¿Es que no saben pilotar sus naves? —preguntó Geary, sobrecogido al ver al enemigo saltar por los aires de esa manera.

—No —respondió Desjani exultante—. Casi no reciben entrenamiento. Hemos hecho que sufran tantas bajas que han tenido que conseguir nuevas unidades como sea. Enhorabuena, señor.

«Enhorabuena» no parecía ser la palabra más acertada para lo que podía haber sido una batalla fácil y ahora sería una masacre. Las naves síndicas ni siquiera intentaban mantener la formación, sino justo lo contrario. Si hubiesen estado a la suficiente distancia de la flota de la Alianza, si hubiesen alcanzado una velocidad que les diese ventaja, podrían haberlo conseguido.

No obstante, en aquel momento estaban demasiado cerca, y la flota de la Alianza avanzaba al doble de velocidad.

—A todas las naves, inicien combate en cuanto sea posible. Abran fuego en cuanto las tengan dentro del campo de tiro. Conserven tanta munición como puedan.

La caja formada por la Alianza se abalanzó sobre la dispersa masa de naves síndicas. Algunas ráfagas de misiles espectro resplandecieron desde las naves de la Alianza e impactaron sobre sus objetivos síndicos. El crucero de batalla objetivo del
Intrépido
intentó acelerar y avanzar a través de la formación enemiga, sin tan siquiera procurar efectuar una maniobra de evasión, por lo que se convirtió en el blanco de los disparos de metralla del
Intrépido
, el
Arrojado
y el
Victorioso
.

El choque de la metralla sobre los escudos del crucero de batalla síndico produjo una serie de chispazos cuando las bolas de metal que daban en el blanco se vaporizaban al impactar. Al final, sus escudos colapsaron después de varias oleadas, lo que permitió a la última ráfaga de metralla procedente del
Victorioso
acertar de lleno sobre el casco de la nave síndica, rodeándolo todavía más de llamaradas, destellos, calor y metal convertido en gas. Las siguientes salvas de misiles espectro disparadas desde los tres cruceros de batalla aliados atravesaron la nave enemiga, que destruyó todos los sistemas y seguramente mató a la mayor parte de la tripulación.

Geary suspiró, y se dio cuenta de que había estado conteniendo el aliento. Luego maldijo al percatarse de que se había centrado en el combate con el crucero de batalla, en lugar de preocuparse por toda la contienda.

La mayor parte de las naves síndicas habían sido destruidas. Las tres asesinas que quedaban intentaban superar la formación en caja de la Alianza, girando bruscamente para evitar el fuego que les llegaba de todas direcciones. Dos de los acorazados se habían tambaleado por prácticamente toda la caja de la Alianza, con los escudos destrozados y el casco lleno de agujeros. Geary pudo ver como dos misiles espectro impactaron sobre la popa de uno de ellos y perdía la capacidad de propulsión que le quedaba.

No podrían alcanzar al resto de las naves síndicas si mantenía la flota unida. Geary activó uno de los mandos, y se comunicó con las naves síndicas.

—A todas las naves síndicas, ríndanse. Desactiven los escudos y los sistemas de armamento inmediatamente, o serán destruidos. —Luego utilizó otro panel para hablar con sus propias naves—. A todas las naves de la Alianza, excepto las subformaciones Kilo Uno Nueve y Kilo Uno Diez, persigan al enemigo. Rompan la formación y entablen combate a discreción.

A las naves dañadas que, junto con las naves auxiliares, formaban la subformación Kilo Uno Nueve, y a las unidades de la Segunda División de Acorazados que formaban el núcleo de la subformación Kilo Uno Diez no les gustarían aquellas órdenes. Geary era consciente de ello, y casi al momento le llegó una transmisión desde la
Indomable
.

—¿Por qué no se nos permite participar en la persecución?

—Porque los necesito para asegurarnos de que los síndicos no van a intentar un ataque suicida contra las naves dañadas de Kilo Uno Nueve. Están ahí para proteger esas naves, y cuentan con ustedes.

Las auxiliares también contaban con ellos, pero Geary sabía que a los acorazados les resultaría más fácil aceptar el rol de protectores de sus pesados compañeros de combate.

—La
Orión
, la
Majestuosa
y la
Guerrera
pueden resistir cualquier tentativa de los síndicos que quedan —respondió el capitán de la
Indomable
.

No tenía ganas de discutir, sobre todo teniendo en cuenta que la Segunda División de Acorazados se encontraba a seis segundos luz, por lo que la conversación se veía continuamente interrumpida por el retraso entre mensajes. Quería centrarse en el combate. ¿Cómo podía acallar las quejas?

—Capitán, es más honorable proteger a un camarada herido que buscar la gloria —afirmó Geary—. Creo, francamente, que la
Indomable
y el resto de acorazados de la Segunda División son merecedores de ese honor, y que se puede confiar en ellos para realizar dicha tarea con un coraje inquebrantable.

El acorazado síndico que se había quedado sin propulsión seguía luchando, mientras recibía incesantemente lanzas infernales desde las naves aliadas que lo superaban, por lo que estaba quedando reducido a escombros. El otro acorazado que había cerca expulsó una oleada de cápsulas de escape y justo después explotó.

Geary sintió una sacudida cuando la capitana Desjani hizo que el
Intrépido
realizase un giro brusco para perseguir a uno de los acorazados síndicos que todavía sobrevivían. Y es «brusco», y no otra, la palabra empleada para definir una nave que viaja a una velocidad cercana a cero con uno c, y que traza un arco en el espacio tan acusado, que los amortiguadores inerciales se ven obligados a trabajar al máximo.

Dos de las tres naves de caza asesinas que se daban a la fuga estaban fuera de combate. La tercera se tambaleó al recibir el impacto directo de un misil espectro, y casi al momento empezaron a salir de ellas cápsulas de escape.

Geary apartó la vista del acorazado sobre el que el
Intrépido
se estaba abalanzando para intentar ver qué naves síndicas podían constituir todavía una amenaza. Ya partían de una situación en la que los superaban en número, pero, además, los síndicos habían perdido cualquier opción de escapar o hacer un daño significativo a la Alianza cuando deshicieron su formación. Solamente parecía haber un crucero ligero con opciones de escapar, que aceleraba a tanta velocidad que Geary tuvo que mirar varias veces para creer lo que estaba viendo.
Deben de tener los módulos de propulsión a la máxima potencia de emergencia. ¿Durante cuánto tiempo podrán soportarlos los sistemas de propulsión y de inercia?

No mucho. En cuanto el
Intrépido
enfiló para sobrepasar al acorazado síndico mientras lanzaba una salva, Geary pudo ver al crucero ligero deshacerse, desintegrándose cuando los amortiguadores inerciales fallaron y el estrés total al que había sido sometida la nave, dada la aceleración, hizo que quedase hecha trizas. No quiso pensar en lo que le habría pasado a la tripulación.

La capitana Desjani, por su parte, estaba concentrada en el acorazado síndico, que acababa de resistir una ráfaga de la
Furiosa
y que en ese instante estaba utilizando el armamento que le quedaba para rechazar los ataques continuos que le llegaban desde los destructores y los cruceros ligeros que lo sobrepasaban, y que le lanzaban una o dos lanzas infernales en cada pasada.

—Apunten al armamento operativo restante —ordenó Desjani—. Abran fuego en cuanto tengan oportunidad.

En un abrir y cerrar de ojos, el
Intrépido
disparó sobre la nave síndica. Los sistemas automáticos de puntería enviaron las lanzas infernales sobre el armamento del acorazado en el mismo instante en que ambas naves estuvieron a la distancia mínima necesaria. Tan solo una lanza impactó sobre el escudo del
Intrépido
, por lo que fue absorbido sin mayor problema.

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