Osada (30 page)

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Authors: Jack Campbell

Tags: #Ciencia-Ficción

—Permanecerá a la distancia necesaria para recibir el apoyo del resto de la flota —respondió Geary.

—Si es así, los síndicos no morderán el anzuelo —comentó Midea—. Tendremos que estar bastante más lejos del resto de la flota para que parezca que ya no se nos puede prestar ayuda.

Duellos la miraba analíticamente. Mientras tanto, Casia fruncía el ceño y la capitana Crésida asentía con la cabeza.

—Tiene razón, señor.

Geary negó con un gesto.

—No puedo arriesgarme a...

—La
Paladín
está en condiciones de luchar —insistió Midea—. Sitúela junto a la
Orión
, la
Majestuosa
y la
Guerrera
. Añada las naves de la Séptima División de Acorazados, y tendremos siete del mismo tipo en la formación. Será suficiente como para enfrentarse a las unidades de la flotilla síndica.

La comandante Yin, de la
Orión
, miraba a Midea sin poder ocultar el pavor que sentía. La persona al mando de la
Majestuosa
sacudió la cabeza, lamentándose.

—Nosotros no estamos preparados para volver al frente de batalla, y tampoco la
Guerrera
.

—La
Guerrera
sí que está lista para el combate —dijo el comandante Suram rápidamente y con firmeza.

Geary lo miró con detenimiento, sorprendido ante su actitud, y dejando que el mismo Suram se percatase.

—¿Desde cuándo necesita la flota de la Alianza estar en superioridad numérica para enfrentarse al enemigo? —preguntó Midea—. La
Guerrera
está preparada, por lo que aunque dejase fuera a la
Majestuosa
y a la
Orión
, todavía dispondríamos de la mitad de las naves importantes con las que cuentan los síndicos. —Se volvió para mirar acusadoramente a Geary—.
Black Jack
Geary pudo con ellos cuando los superaban en diez a uno.

¿En serio lo superaban diez a uno en Grendel? Qué curioso que no pudiese recordar datos generales como ese, pero sí detalles del combate.

Geary se dio cuenta de repente de que Midea podía ser una piedra en el zapato de cualquier comandante de la flota, no solo de él. Cuando no se enfrentaba a una amenaza exterior, mostraba una actitud desafiante y difícil de llevar, y cuando se encontraba con el enemigo solo pensaba en cargar directamente. No estaba mal demostrar coraje, pero ser imprudente en todas y cada una de las situaciones no era una buena característica para una oficial. Se preguntó cómo habría conseguido Numos mantenerla bajo control.

¿Merecía la pena arriesgarse a perder una o incluso más naves auxiliares con tal de tener una oportunidad de acercarse a la puerta hipernética? Después de todo, si la flota conseguía volver a casa rápidamente a través de ella, no volverían a necesitar las naves auxiliares para reabastecerse.

Si realmente pensaba que sacrificar naves de aquel modo era una buena idea, ¿por qué molestarse en añadir a la formación los tres acorazados buenos de la Séptima División? ¿Por qué no enviaba simplemente las auxiliares y las naves destrozadas, solas, para que las hiciesen añicos mientras Geary llevaba la flota a casa?

Finalmente negó con la cabeza.

—Quiero tenderles una trampa, pero no puedo exponer a las auxiliares o a las naves dañadas de la Eco Cinco Cinco a que sean destruidas. Tenemos que asegurarnos de que gozan de la protección necesaria.

—La tripulación de la Alianza está preparada para morir por su mundo —insistió la capitana Midea, lo cual hizo que apareciesen varias miradas atestiguando que no todas las tripulaciones tenían tantas ganas de morir, aunque estuviesen preparadas para hacerlo.

—Mi objetivo —dijo Geary—, es asegurarme de que cualquier síndico dispuesto a morir vea cumplido su deseo. —Aquellas palabras hicieron brotar algunas sonrisas y miradas de alivio. Se preguntó qué es lo que estaba haciendo, de qué forma actuaba, para que aquellos oficiales, ya aliviados, creyesen que sacrificaría naves de aquel modo—. Ejecutaré algunas simulaciones para comprobar las posibles opciones, pero por ahora quiero que la formación Eco Cinco Cinco se quede atrás algo más de tres minutos luz con respecto al resto de la flota, ¿entendido?

—¿Podría la
Paladín
unirse a la formación? —preguntó Midea—. Dos de las naves de mi división ya pertenecen a ella.

Geary miró al capitán Casia.

—Usted está al mando de la división de la
Paladín
. ¿Qué opina?

Casia le dirigió a Midea una mirada sombría.

—Me parece bien. La
Paladín
puede unirse a la
Orión
y a la
Majestuosa
si así lo desea.

—¿Capitán Mosko? —preguntó Geary—. Es usted quien está al mando de la Eco Cinco Cinco. ¿Necesitan la
Paladín
?

Mosko se encogió de hombros.

—¿Si la necesitamos? No, pero la
Infatigable
, la
Audaz
y la
Atrevida
estarán siempre encantadas de dar la bienvenida a una nave hermana, bajo mi mando. —Pronunció esas tres últimas palabras de forma ligeramente marcada, por lo que Midea lo miró con los ojos entreabiertos. Pese a todo, no dijo nada.

—¿Y qué pasa con la
Conquistadora
? —preguntó inocentemente el capitán Duellos—. Si se une también a la Eco Cinco Cinco, la Tercera División de Acorazados volverá a estar reunida de nuevo, luchando como uno solo.

Si las miradas matasen, Casia lo habría fulminado.

—La
Conquistadora
debería permanecer en su sitio... para coordinarse con el comandante de la flota.

Geary lo observó, preguntándose si reunir de nuevo a tantas manzanas podridas de la Tercera División de Acorazados en una sola formación no sería andar buscando problemas. No obstante, Duellos tenía parte de razón. Enviar a la
Paladín
a la Eco Cinco Cinco y mantener a la
Conquistadora
en la Eco Cinco Cuatro no tenía mucho sentido.

No. Si mando a Casia allí también, tendré que estar pendiente de ellos constantemente. No puedo permitirme una distracción como esa.

Mosko frunció ligeramente el ceño.

—Si el capitán Casia se une también a la formación, podría haber confusión sobre las jerarquías de mando de la Cinco Cinco.

Geary asintió con la cabeza, convencido, a la vez que agradecido por disponer de otra razón para ignorar la desafortunada sugerencia de Duellos.

—Eso es cierto. Y tampoco podemos reforzar tanto a la Cinco Cinco, o los síndicos no se sentirán atraídos. La
Paladín
bastará para asegurarse de que la formación no se vea superada en número por un margen demasiado amplio. ¿Alguna otra pregunta?

—¿Qué pasa con los síndicos que dejamos atrás en Ixion? —dijo Neeson, comandante de la
Implacable
, sin segundas intenciones—. Eran cuatro acorazados y otros cuatro cruceros de batalla. Todavía no han aparecido, pero lo harán.

—Están esperando —afirmó el capitán Tulev. Todos se volvieron para mirarlo, evidentemente sorprendidos ante aquella afirmación tan tajante. Este hizo una mueca y continúo con la explicación, con aspecto impasible—. Lakota no era nuestro destino más probable, ¿verdad? Por eso piensan que quizá este rumbo es un farol, y que lo que pretendemos es saltar aquí para luego saltar de vuelta y confundirlos.

Duellos asintió con la cabeza.

—Por eso están esperando.

—Exacto —dijo convencido Tulev—. Se tardan cinco días y medio en llegar aquí, y otros cinco días y medio en volver. Supongamos que aguardan durante doce días. Si no volvemos a Ixion, saltarán para seguir persiguiéndonos.

—Podemos dejar Lakota antes de que lleguen —dijo la capitana Crésida.

—¿Y? Hay una flotilla síndica en la puerta hipernética, instalaciones y un mundo habitado. Si simplemente atravesamos el sistema y saltamos a otra parte, lo sabrán, y si nos quedamos más tiempo para darles problemas, acabarán por atraparnos.

—También podrían estar esperando refuerzos con los que reunirse en Ixion —observó el capitán Badaya.

Tulev frunció el ceño y luego asintió.

—Cierto. En cualquier caso, acabarán llegando, pero no justo detrás de nosotros.

—Es un análisis bastante interesante —dijo Geary—. No podemos olvidarnos de esa fuerza síndica, pero tampoco sabemos cuándo va a aparecer. Aun así, debemos estar lejos del punto de salida desde Ixion cuando lo hagan. ¿Algo más?

La capitana Tyrosian tomó la palabra con cierta desgana, como si no quisiese atraer la atención sobre ella o sobre el estado de las naves auxiliares.

—Las existencias de materias primas están cada vez más bajas, pero disponemos de munición y células de combustible preparadas para ser transferidas a las naves.

—¿Podemos permitirnos transferir suministros con los síndicos tan cerca? —preguntó Tulev.

Geary manipuló algunos controles para volver a comprobar el estado de las naves de combate. No era para echar cohetes, pero estaba bien.

—Adelante. Transfieran su parte de células de combustible y munición nueva a las naves de la Eco Cinco Cinco —le dijo a Tyrosian—. Esa operación hará más creíble el hecho de que se queden rezagadas con respecto al resto de la flota, y quizá parezca que son un poco más vulnerables. Capitana Tyrosian, hay a un par de destructores capturando unos cargueros con minerales síndicos no muy lejos del curso que seguimos. Con suerte, conseguiremos interceptarlos y podrá transportar algunos de los materiales de esas naves a los almacenes de las auxiliares.

Geary pensó que ya había terminado, pero Midea volvió a hablar.

—Capitán Geary, si quiere ofrecer a los síndicos un objetivo suculento, cambie de nave, transfiérase a una de las de la formación de retaguardia de forma que los síndicos sepan que lo ha hecho. La oportunidad de acabar con
Black Jack
Geary será una gran tentación.

Lo que acababa de decir era cierto, sobre todo teniendo en cuenta que le estaba pidiendo a los demás tripulantes que arriesgasen sus propias vidas sirviendo como cebo
. Pero el Intrépido tiene la llave hipernética a bordo. Muchos todavía no lo saben, pero yo sí. Debo quedarme
. ¿Se alegraba de que el hecho de tener la llave le ofreciese una salida? No es que el
Intrépido
fuese necesariamente más seguro que una nave situada en retaguardia, pero aquel crucero de batalla y su tripulación le resultaban familiares, para él lo único familiar que quedaba en el universo después de que le arrebatasen todo después de un siglo. Seguramente era una debilidad, pero no quería pasar por el trance emocional de tener que volver a acostumbrarse a otro ambiente, no con un combate inminente y con tantos otros asuntos por resolver. Dos grandes razones por las que quedarse, pero sobre las que no quería discutir ni allí ni en aquel momento.

—Gracias por la sugerencia, capitana Midea, pero creo que lo mejor es que continúe al mando de la flota desde el
Intrépido
, desde el cuerpo principal de la formación.

Para sorpresa de Geary, Midea puso cara de satisfacción, como si acabase de hacer lo que esperaba. Lo que dijo a continuación explicó el motivo.

—¿Es que lo mejor para la flota es tener al mando a alguien que toma decisiones por razones inadecuadas?

Desjani dirigió una mirada asesina hacia Midea.

Geary sacudió la cabeza.

—Explíquese, capitana Midea.

Esta se encogió ligeramente de hombros, y dijo:

—Sabemos que tiene razones poderosas para no querer abandonar el
Intrépido
—afirmó, pronunciando de forma especial el nombre de la nave, dando a entender que aquellas palabras escondían algo más.

En aquel momento Desjani casi se revolvía de ira, por lo que Geary entendió de qué se trataba. Para responder a aquella astuta insinuación, o Geary o Desjani tendrían que hablar explícitamente de los rumores que había sobre una posible relación entre ellos.

El tono de voz de Desjani era tan iracundo como su expresión.

—No voy...

Victoria Rione, con un tono de voz inverso al de Desjani, cortó la sala de conferencias como un sable de hielo.

—Capitana Midea, ¿sabe algo que yo desconozco? ¿O es que se refiere a mí?

Es posible que Midea pareciese un alto mando síndico con su actitud y su perfecto uniforme, pero la copresidenta Rione poseía la autoridad fría y la actitud distante que Geary recordaba de las primeras veces que se había topado con ella. Ni siquiera la palabra «intimidante» llegaba para definir a Rione en ese momento.

La capitana Midea sintió lo mismo, e intentó claramente evitar entrar abiertamente en el tema que antes había insinuado. Casia la miraba como el superior que observa a un subordinado que acaba de meter la pata hasta el fondo. A Geary le molestó que sus oficiales aliados más cercanos, como Duellos, Tulev o Crésida, se mantuviesen en silencio, observando aquella incómoda situación para Midea, y mostrando casi sin disimulo su satisfacción, sin intentar cambiar de tema, aunque hacerlo implicase crear más descontento.

Por suerte, el capitán Badaya entró en escena, hablando como un maestro que imparte clase sobre un tema que sus alumnos ya deberían conocer.

—Seguro que todo oficial de esta flota sabe que el capitán Geary ha desarrollado una buena relación de trabajo con el oficial al mando de su buque insignia. Y eso es algo importante y beneficioso para todos. Por lo tanto, no resulta difícil entender las razones por las que al capitán Geary no le gustaría romper esa situación y tener que forjar una nueva mecánica similar con otro oficial al mando de otro buque insignia, todo eso mientras estamos en un sistema estelar enemigo ante un combate inminente.

La afirmación de Badaya tenía la virtud de ser totalmente cierta, por lo que nadie osó ponerlo en duda. Además, le ofrecía a Midea una salida, que no dudó en aprovechar.

—Por supuesto. Simplemente quería mostrar mi impresión de que el comandante podría salir beneficiado si modificase la distribución de los mandos de la flota, pero como usted ha dicho, no es el mejor momento.

La sala al completo pareció relajarse. Geary vio a Rione dirigirle una mirada gélida a Midea. Consiguió que Rione lo viese, y le mostró en silencio su deseo de que dejase correr el asunto. Ella le respondió con una mirada que lo dejó helado, y después se tranquilizó.

—Eso es todo —dijo Geary con rapidez—. Quedan siete días para llegar al punto de salto de Branwyn si los síndicos no muerden antes el cebo que les vamos a ofrecer. Tenemos que ver cómo avanza la situación y estar preparados para reaccionar. Muchas gracias.

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