Psicoanálisis de los cuentos de hadas (58 page)

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Authors: Bruno Bettelheim

Tags: #Ensayo

—,The Folk Tale,
Dryden Press, Nueva York, 1946.

Interpretaciones

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vol. 12 (1963).

Notas

[1]
Un ejemplo puede ser ilustrativo: en el cuento de los Hermanos Grimm «Los siete cuervos», siete hermanos desaparecen y se convierten en cuervos al nacer su hermanita. Hay que ir a recoger agua del pozo con un cántaro para el bautizo de la niña, el cántaro se rompe y este hecho da pie al comienzo de la historia. La ceremonia del bautismo precede también al inicio de la era cristiana. En la figura de los siete hermanos podemos ver representado aquello que había de desaparecer para que el cristianismo pudiera llegar a existir. Desde este punto de vista, simbolizan el mundo precristiano, el mundo pagano en el que los siete planetas representaban a los dioses del cielo de la Antigüedad. La niña recién nacida es, pues, la nueva religión, que sólo puede triunfar si la vieja creencia no interfiere en su desarrollo. Con el cristianismo, los hermanos, que encarnan al paganismo, quedan relegados al olvido. Al ser convertidos en cuervos habitan en una montaña situada al final del mundo, es decir, continúan existiendo en un mundo subterráneo e inconsciente. Su regreso a la humanidad acontece sólo gracias a que su hermana sacrifica uno de sus dedos, hecho que concuerda con la idea cristiana de que únicamente aquellos que están dispuestos a sacrificar, si las circunstancias lo requieren, la parte de su cuerpo que les impide alcanzar la perfección, podrán entrar en el reino de los cielos. La nueva religión, el cristianismo, puede incluso liberar a aquellos que, al principio, permanecían adictos al paganismo.
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[2]
Las versiones de los cuentos de hadas discutidos en este libro están citadas en las notas que se ofrecen en las últimas páginas del libro.
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[3]
En lo referente a los comentarios de Dickens acerca de «Caperucita Roja» y a sus opiniones sobre los cuentos de hadas, véase Angus Wilson,
The World of Charles Dickens,
Secker and Warburg, Londres, 1970, y Michael C. Kotzin,
Dickens and the Fairy Tale,
Bowling Green University Press, Bowling Green, 1972.
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[4]
Louis McNeice,
Varieties of Parable,
Cambridge University Press, Nueva York, 1965.
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[5]
G. K. Chesterton,
Orthodoxy,
John Lane, Londres, 1909. C. S. Lewis,
The Alegory of Love,
Oxford University Press, Oxford, 1936.
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[6]
«¡Niño de rostro sereno y apacible, / de ojos de mil maravillas soñadores! / Aunque el tiempo se vaya desvaneciendo, / y la vida nos aleje uno del otro, / tu cándida sonrisa seguirá clamando a voces / el espléndido regalo de amor de un cuento de hadas.» [C. L. Dodgson (Lewis Carroll), en
I through the Looking-Glass
.)
<<

[7]
«Jack, el matador de gigantes» y otras historias del ciclo de Jack se encuentran en Katherine M. Briggs,
A Dictionary of British Folk Tales,
4 vols., Indiana University Press, Bloomington, 1970. Los cuentos populares británicos mencionados en este libro pueden encontrarse también en la obra de Katherine M. Briggs. Otra colección de cuentos de hadas ingleses de gran importancia es la de Joseph Jacobs,
English Fairy Tales,
David Nutt, Londres, 1890, y
More English Fairy Tales,
David Nutt, Londres, 1895.
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[8]
«La gran esperanza que nos hace hombres», A. Tennyson,
In Memoriam,
LXXXV.
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[9]
Los comentarios sobre «El pescador y el genio» se basan en la traducción de Burton de
The Arabian Nights' Entertainments
.

«El espíritu de la botella» es uno de los cuentos recopilados por los Hermanos Grimm y publicados bajo el título de
Kinder und Hausmärchen
. Este volumen ha sido traducido repetidas veces, pero sólo unas pocas de estas versiones se han mantenido fieles al original. Entre ellas figuran:
Grimm's Fairy Tales
, Pantheon Books, Nueva York, 1944; y
The Grimm's German Folk Tales
, Southern Illinois University Press, Carbondale, 1960.

Todos los cuentos de hadas de los Hermanos Grimm se comentan haciendo referencia a los orígenes de cada historia, a sus diferentes versiones halladas por todo el mundo, a su relación con otras leyendas y cuentos de hadas, etc., en la obra de Johannes Bolte y Georg Polivka,
Anmerkungen zu den Kinder und Hausmärchen der Brüder Grimm
, 5 vols., Olms, Hildesheim, 1963.

«El espíritu de la botella» ilustra cómo las actitudes paternas estimulan al niño a crear fantasías acerca de los poderes que le harán sentirse superior a su padre. El héroe de la historia se ha visto obligado a dejar la escuela a causa de la pobreza de su familia. Se brinda a ayudar a su padre, leñador, en su trabajo, pero éste desconfía de la capacidad de su hijo y le dice: «No, hijo. Es demasiado duro para ti, tú no estás acostumbrado a este trabajo y no podrías soportarlo». Después de trabajar toda la mañana, el padre apunta la posibilidad de tumbarse a descansar y comer un poco. Pero el hijo prefiere pasear por el bosque en busca de algunos nidos, a lo que el padre exclama: «No seas tonto, si no descansas ahora, luego no podrás ni moverte». Así pues, el padre menosprecia dos veces a su hijo: primero, dudando de su capacidad para trabajar duro; y después, aun habiendo demostrado el hijo su vigor, oponiéndose a cómo éste pretende utilizar su tiempo libre. Después de una experiencia semejante, ¿qué muchacho normal en el período de la pubertad no se sumiría en fantasías que le demostraran que su padre está equivocado y que él es muy superior a lo que aquél imagina?

El cuento de hadas hace que esta fantasía se convierta en realidad. Cuando el chico sale en busca de nidos, oye una voz que dice: «¡Sácame de aquí!». Así es como encuentra al espíritu de la botella, quien, en un principio, amenaza con destruirle en represalia por haber permanecido cautivo durante tanto tiempo. El niño consigue, con astucia, que el genio regrese a la botella, del mismo modo que el pescador del cuento de
Las mil y una noches
. Sólo lo libera después de que el genio le ha recompensado con un pedazo de tela, uno de cuyos extremos sirve para curar todo tipo de heridas, mientras que el otro transforma en plata cualquier objeto que se frote con él. Gracias a este don, el muchacho obtiene para él y su padre todo lo necesario para llevar una vida desahogada y «como podía curar todas las heridas, se convirtió en el médico más famoso del mundo».

El tema del espíritu malvado encerrado en una botella se remonta a las antiguas leyendas judeo-persas, en las que el rey Salomón solía encerrar a los espíritus herejes y rebeldes en cofres de hierro, botellas de cobre o en botas de vino, que arrojaba al mar. Vemos que «El pescador y el genio» deriva, en parte, de esta tradición por el hecho de que el genio confiesa al pescador haberse rebelado contra Salomón, quien, como castigo, lo confinó en una botella y la lanzó al mar.

En «El espíritu de la botella», este tema procede, al mismo tiempo, de dos tradiciones distintas. Una, aunque se pueda remontar a las leyendas del rey Salomón, es un relato medieval que hace referencia al diablo, encarcelado o liberado por un santo, y obligado a servir a su benefactor. La segunda tiene su origen en los relatos sobre un personaje histórico: Teofrasto Bombasto Paracelso de Hohenheim, famoso médico alquimista suizo-alemán del siglo XVI, cuyas milagrosas curaciones estimularon durante mucho tiempo la imaginación de los europeos.

Una de estas historias nos cuenta que Paracelso oyó una voz que, procedente de un abeto, pronunciaba su nombre. Se dio cuenta de que se trataba del diablo, que, en forma de araña, estaba encerrado en un diminuto agujero del árbol. Paracelso se ofreció a liberarlo a condición de que el demonio le proporcionara una pócima capaz de curar cualquier enfermedad y un ungüento que convirtiera en oro todo lo que tocara. El diablo accedió, pero luego, al verse libre, quiso acometer y destruir al santo que lo había encarcelado. Para evitarlo, Paracelso puso en duda que un ser tan enorme como el diablo pudiera convertirse en algo tan insignificante como una araña. El demonio, para demostrar su poder, volvió a transformarse en araña, con lo que Paracelso se apresuró a encerrarlo de nuevo en el árbol. A su vez, esta historia procede de un relato mucho más antiguo acerca de un hechicero llamado Virgilio (Bolte y Polivka,
op. cit
).

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[10]
Encontramos la enumeración más exhaustiva de temas de cuentos de hadas, incluyendo el del gigante o el espíritu de la botella, en la obra presentada por Antti A. Aarne,
The types of the Folktale
, Suomalainen Tiedeakatemia, Helsinki, 1961, y Stith Thompson,
Motif Index of Folk Literature
, 6 vols., Indiana University Press, Bloomington, 1955.
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[11]
El autor se refiere al término inglés
bottled up
, cuya traducción literal es «embotellado», pero posee un doble significado cuando se trata de sentimientos. Por ello se ha traducido aquí por «controlados».
(n. del t.)
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[12]
Lo que le sucedió a un niño de siete años cuando sus padres intentaron explicarle que sus emociones le habían llevado a hacer cosas que ellos —y el niño mismo— reprobaban totalmente, muestra cuán desalentador puede ser para el pequeño el pensar que, sin que él lo sepa, se dan poderosos procesos en su interior. Así pues, la reacción del niño fue «¿Quieres decir que dentro de mí hay una máquina que hace tic-tac continuamente y que, en cualquier momento, puede hacerme explotar?». A partir de entonces, vivió, durante algún tiempo, presa del terror real a una inminente autodestrucción.
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[13]
La discusión del mito de Hércules y de los demás mitos griegos se refiere a la versión de Gustav Schwab,
Gods and Heroes: Myths and Epics of Ancient Greece
, Pantheon Books, Nueva York, 1946.
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[14]
Mircea Eliade, Birth and Rebirth, Harper and Brothers, Nueva York, 1958; Myth and Reality, Harper and Row, Nueva York, 1963. Véase también Paul Saintyves,
Les Contes de Perrault et les récits parallèles
, París, 1923, y Jan de Vries,
Betrachtungen zum Märchen, besonders in seinem Verhältnis zu Heldensage und Mythos, Folklore Fellows
Communications, n.° 150, Helsinki, 1954.
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[15]
Eliade, influido en estas opiniones por Saintyves, escribe: «No se puede negar que los apuros y aventuras de los héroes y heroínas de los cuentos de hadas están casi siempre traducidos en términos de iniciación». Esto me parece, pues, de suma importancia: desde la época —extremadamente difícil de determinar— en que los cuentos de hadas tomaron forma como tales, los hombres, tanto primitivos como civilizados, los han escuchado con un placer susceptible de repetición indefinida. Esto nos lleva a decir que los escenarios —incluso camuflados, como en los cuentos de hadas— son la expresión de un psicodrama que responde a una profunda necesidad del ser humano. Toda persona desea experimentar ciertas situaciones peligrosas, encontrarse en apuros excepcionales, trazar su propio camino en el Otro Mundo; y experimenta todo esto, a nivel imaginativo, al escuchar o leer los cuentos de hadas.
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