Psicoanálisis de los cuentos de hadas (62 page)

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Authors: Bruno Bettelheim

Tags: #Ensayo

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Por desgracia, «Jack y las habichuelas mágicas» se ha editado a menudo en una versión que contiene gran número de cambios, la mayoría de los cuales son resultado de los esfuerzos por justificar, desde el punto de vista moral, el hecho de que Jack robe al gigante. No obstante, estas modificaciones destruyen el impacto poético del cuento y le despojan de un significado psicológico más profundo. En esta versión resumida, un hada le dice a Jack que el castillo del gigante y sus objetos mágicos habían pertenecido anteriormente a su padre y que el gigante se había apoderado de ellos después de darle muerte; así pues, Jack tiene el derecho de matar al gigante y arrebatarle los objetos mágicos. Esto convierte el relato en un cuento admonitorio en lugar de una historia en la que un muchacho consigue la plena virilidad.

La versión original de «Jack y las habichuelas mágicas» es la odisea de un niño que lucha por obtener la independencia de una madre que lo menosprecia, y por alcanzarlo todo por sí mismo. En la versión resumida, Jack hace únicamente lo que una mujer mayor y más poderosa le ordena que haga.

Un último ejemplo de que los que creen que mejoran los cuentos hacen justamente lo contrario: en ambas versiones, cuando Jack se apodera del arpa, ésta grita: «¡Amo, amo!», despertando así al ogro, que persigue a Jack con la intención de matarle. El hecho de que un arpa que habla despierte a su verdadero amo, cuando la roban, es lógico. Pero ¿qué pensará un niño de un arpa mágica que, no sólo fue arrebatada a su primer amo, sino que además el ladrón lo mató vilmente, y que, después, cuando el hijo del verdadero amo intenta recuperarla, despierta, sin embargo, al ladrón y asesino? El cambio de estos detalles priva a la historia de un impacto mágico, de la misma manera que despoja a los objetos mágicos —y a todo lo que sucede en la historia— de su significado simbólico como representaciones externas de los procesos internos.
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[96]
Al igual que ocurre con sus deseos, el cuento de hadas comprende perfectamente que el niño no pueda evitar los problemas del período edípico y, por esto, no se le castiga si actúa de acuerdo con ellos. Pero el progenitor que se permite representar
sus
dificultades edípicas con su hijo, sufre un severo castigo.
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[97]
En lo referente a los distintos mitos que constituyen el ciclo que comienza con Tántalo, se centra en Edipo, y termina con
Los siete contra Tebas
y la muerte de Antígona, véase Schwab,
op. cit.
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[98]
Por ejemplo, hay una versión italiana titulada «La ragazza di latte e sangue» («La chica de leche y sangre»), cuyo nombre se explica por el hecho de que en muchos relatos italianos las tres gotas de sangre que la reina derrama no caen sobre la nieve, que escasea en muchas zonas de Italia, sino sobre leche, mármol blanco o queso, también blanco.
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[99]
Para las distintas versiones de «Blancanieves», véase Bolte y Polivka,
op. cit.
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[100]
Algunos elementos de una de las primeras versiones del tema de «Blancanieves», encontrada en «La joven esclava» de Basile, ponen en evidencia que la persecución de la heroína se debe a los celos de una madre (madrastra), y su causa no es solamente la belleza de la joven muchacha sino el real o supuesto amor que el esposo de la madre (madrastra) profesa a la niña. Ésta, llamada Lisa, muere temporalmente por haberse clavado un peine mientras se estaba peinando. Al igual que Blancanieves, es depositada en una urna de cristal, donde continúa creciendo al mismo tiempo que el ataúd. Transcurridos siete años, su tío se marcha. Éste, que en realidad es su padre adoptivo, es el único padre que ha tenido en toda su vida, ya que su madre quedó mágicamente embarazada al tragarse un pétalo de rosa. Su esposa, perversamente celosa por el amor que su marido siente por Lisa, la saca violentamente del ataúd; el peine resbala de su cabeza y la muchacha se despierta. La celosa madre (madrastra) la convierte en esclava, de ahí el título de la historia. Al final, su esposo descubre que la joven esclava no es otra que Lisa. Decide recompensarla y echar a su mujer, quien, por celos, llega casi hasta el extremo de destruir a Lisa.
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[101]
El comentario sobre «Blancanieves» se basa en la versión de los Hermanos Grimm.
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[102]
«La joven esclava» es el octavo relato del segundo día del
Pentameroner
, de Basile, que se imprimió por primera vez en 1636 (
The Pentamerone of Giambattista Basile
, John Lane the Bodley Head, Londres, 1932).
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[103]
Los enanitos y su significado popular se comentan en el artículo «Zwerge und Riesen» y en muchos otros artículos que se encuentran en Hans Bächtold-Stäubli,
Handwörterbuch des deutschen Aberglaubens
, De Gruyter, Berlín, 1927-1942. Contiene también interesantes estudios sobre los cuentos de hadas y sus temas.
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[104]
El dar a cada enanito un nombre distinto y una personalidad determinada —en el cuento son todos idénticos—, como en la película de Walt Disney, obstaculiza la comprensión inconsciente de que simbolizan una forma de existencia preindividual e inmadura, que Blancanieves ha de superar. Así pues, al añadir a los cuentos de hadas estas modificaciones erróneas, que aparentemente incrementan el interés por la historia, lo único que se consigue es destruir el relato porque se dificulta la correcta comprensión del significado profundo del mismo. El poeta está mucho más capacitado para captar el significado profundo de los personajes de los cuentos de hadas que un director de cine y todas aquellas personas que repiten la historia siguiendo su ejemplo. La versión poética que Anne Sexton hace de «Blancanieves» insinúa la naturaleza fálica de los enanitos al referirse a ellos como «los enanos, aquellos perritos calientes».
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[105]
Anne Sexton,
Transformations
, Houghton Mifflin, Boston, 1971.
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[106]
Según las costumbres del lugar y de la época, lo que tienta a Blancanieves no son las cintas de corsé sino cualquier otra prenda de vestir; en algunas versiones se trata de un corpiño o de una capa, que la reina sujeta violentamente hasta que Blancanieves se desploma.
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[107]
Este período en que la muchacha permanece inerte podría explicar el nombre de Blancanieves que insiste en uno de los tres colores que explican su belleza. El blanco simboliza frecuentemente la pureza, la inocencia, lo espiritual. Pero al enfatizar su conexión con la nieve, queda también representado su carácter inerte. Cuando la nieve cubre la tierra, todo parece sin vida, al igual que Blancanieves parece haber dejado de vivir, mientras yace en su ataúd. También el hecho de comer la manzana roja muestra que todavía no era lo suficientemente madura y que se excedió en sus actos. La historia nos advierte de que el experimentar la sexualidad demasiado temprano no conduce a nada bueno. Pero, si esto va seguido de un período prolongado de inactividad, la muchacha podrá recuperarse de sus prematuras y, por ello, destructivas experiencias sexuales.
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[108]
Para la primera versión publicada de «Los tres ositos», véase Briggs,
op. cit.
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[109]
Algunas modernas interpretaciones explican la pérdida de Ricitos de Oro diciendo que su madre la envió a hacer un recado, y se extravió en el bosque. Esta adaptación nos recuerda a Caperucita Roja que salió también por indicación de su madre; pero ésta no se perdió, sino que se dejó tentar y se desvió del camino que conocía, por lo tanto lo que sucedió a Caperucita Roja fue, en gran parte, culpa suya. En cambio, Hansel y Gretel y Blancanieves se extraviaron, no por su culpa, sino por la de sus padres. Incluso un niño pequeño sabe que uno no se pierde en el bosque sin causa alguna; por este motivo, los verdaderos cuentos de hadas dan siempre una explicación. Como ya se ha dicho anteriormente, el hecho de extraviarse en un bosque simboliza la necesidad de encontrarse a sí mismo. Por ello, se interfiere seriamente en este significado si todo es fruto de una pura coincidencia.
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[110]
Erikson afirma que estas experiencias determinarán toda nuestra vida y condicionarán el modo, confiado o desconfiado, en que nos enfrentemos a los hechos; actitud básica que no deja de modificar el curso de los sucesos y el impacto que éstos nos causan.
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[111]
Erik H. Erikson,
Identity, Youth and Crisis
, W. W. Norton, Nueva York, 1968.
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[112]
En cuanto a «La Belle au bois dormant» de Perrault, véase Perrault, op. cit. Las traducciones inglesas de «La bella durmiente» se encuentran en Lang,
The Blue Fairy Book
, y Opie y Opie,
op. cit
. Para el cuento de los Hermanos Grimm «Dornröschen», véase Hermanos Grimm,
op. cit
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[113]
En aquella época este era ya un tema bastante antiguo, al igual que algunas versiones francesas y catalanas de los siglos XIV al XVI, que sirvieron de modelo a Basile, si es que no se basó en los cuentos de hadas de su propio tiempo, todavía desconocidos para nosotros.
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[114]
Basile,
op. cit
. «Sol, Luna y Talía» es el quinto relato del quinto día del
Pentamerone
.
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[115]
En cuanto a las versiones anteriores de «La bella durmiente», véase Bolte y Polivka,
op. cit
, y Soriano,
op. cit
.
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[116]
Cabe la posibilidad de que Basile estuviera influido por la historia de Leto, una de las numerosas amantes de Zeus, que dio a luz dos hijos, Apolo y Artemisa, dios del sol y diosa de la luna, puesto que los niños de Talía llevan el nombre de Sol y Luna. Si esto es así, podemos suponer que, al igual que Hera estaba celosa de las mujeres que Zeus amaba, la reina de este cuento es un recuerdo lejano de Hera y de sus celos.

La mayoría de los cuentos de hadas del mundo occidental ha incorporado elementos cristianos en tal cantidad que sería necesario otro volumen para describir el significado cristiano que subyace en ellos. En este relato, Talía, que ignora haber tenido relaciones sexuales y haber concebido, ha llevado a cabo estos actos sin placer y sin pecado. En este sentido tiene mucho en común con la Virgen María, pues, como ella, se convierte en la madre de Dios(es).
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[117]
Perrault, al dirigirse a los cortesanos, a los que consideraba como sus lectores, se mofaba de las historias que narraba. Por ejemplo, especifica que a la reina-ogro le gustaba que le sirvieran los niños «con salsa Robert». Introduce detalles que denigran el carácter del cuento de hadas, como cuando describe el despertar de Bella Durmiente, diciendo que sus ropas estaban pasadas de moda: «Por el escote de su vestido asomaba uno de esos ridículos cuellos que llevaba mi bisabuela, pero no por eso parecía menos hermosa y encantadora». Como si los héroes de los cuentos de hadas no vivieran en un mundo en el que las modas cambian.

Tales observaciones, en las que Perrault mezcla indiscriminadamente la fantasía de los cuentos de hadas con el racionalismo más mezquino, desvalorizan enormemente su trabajo. El detalle del vestido, por ejemplo, destruye un tiempo mítico, alegórico y psicológico, sugerido por esos cien años de sueño, convirtiéndolo en un tiempo cronológico concreto. Le da una connotación ridícula; no como en las leyendas de santos que, después de cien años de sueño, despertaban, se daban cuenta de cómo había cambiado el mundo, y se transformaban de nuevo en polvo. Añadiendo todos esos detalles, con los que Perrault pretendía divertir a su público, no hizo más que destruir la sensación de eternidad, elemento básico que contribuye a la efectividad de los cuentos de hadas.
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[118]
En las
Anciennes Chroniques de Perceforest
del siglo XIV (publicadas por primera vez en Francia en 1528) son tres las diosas invitadas a la fiesta que se celebra con motivo del nacimiento de Zellandina. Lucina le concede salud pero Temis, furiosa porque no han colocado ningún cuchillo junto a su plato, pronuncia la maldición de que un día, mientras la niña esté hilando, sacará el hilo de la rueca y se lo clavará en un dedo; así permanecerá dormida hasta que se le extraiga. Venus, la tercera diosa, promete disponerlo todo para poder salvarla. En la historia de Perrault se invita sólo a siete hadas, mientras que la octava no había sido convidada por nadie y, como venganza, profiere el conocido juramento. En la de los Hermanos Grimm aparecen doce hadas benévolas y una malvada.
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[119]
El término inglés
curse
significa, al mismo tiempo, maldición y menstruación. Por ello, en este relato se ha traducido esta palabra por la castellana «maldición» que comprende, en este caso, ambos significados.
(N. de t. )
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[120]
En alemán, el nombre de la muchacha, «Dornrschen», que sirve de título al cuento pone énfasis en el seto de espinos y en la rosa (vallada). El diminutivo de «rosa» en el relato germano pone de manifiesto la inmadurez de la niña, que debe ser protegida por un muro de espinos.
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[121]
En lo referente al hecho de que «Cenicienta» es el cuento de hadas más conocido, véase
Funk and Wagnalls Dictionary of Folklore
, Funk and Wagnalls, Nueva York, 1950. También Opie y Opie, op. cit.

En cuanto a que es el cuento de hadas preferido por muchos, véase Collier y Gaier,
op. cit
.
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[122]
En cuanto a la versión china más antigua del tipo de «Cenicienta», véase Arthur Waley, «Chinese Cinderella Story»,
Folk-Lore
, vol. 58 (1947)
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[123]
En Egipto, a partir del siglo III, se empezaron a conocer las zapatillas artísticamente confeccionadas con un material precioso. El emperador romano Diocleciano, en un edicto del año 301 d.C, ofrecía precios extraordinarios por diferentes tipos de calzado, incluyendo zapatillas fabricadas con la preciada piel de Babilonia, teñidas de morado o escarlata, y zapatillas doradas para las mujeres.
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