Psicoanálisis de los cuentos de hadas (61 page)

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Authors: Bruno Bettelheim

Tags: #Ensayo

[63]
Los siguientes versos son testimonio, una vez más, del impacto formativo que los cuentos de hadas ejercen en los poetas. Heine, al evocar los cuentos de hadas, escribe:

Los cuentos de mi niñera, ¡cuán dulcemente suenan,

y qué entrañables pensamientos inspiran!

y:

Al evocar la canción, aparece en mi mente

el recuerdo de mi vieja y querida niñera.

Veo, una vez más, su rostro ajado,

con todos sus pliegues y arrugas.

Nació en la región de Münster,

y sabía, en todo su esplendor,

numerosas canciones populares y cuentos maravillosos,

e incluso estrafalarias historias de fantasmas.

The Poems of Heine
, G. Bell and Sons, Londres, 1916.
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[64]
La importancia de estas tres gotas de sangre dentro de esta historia se demuestra por el hecho de que una versión alemana, encontrada en Lorena, se titula «El pañuelo y las tres gotas de sangre». En una versión francesa, el regalo con poderes mágicos es una manzana de oro, reminiscencia de la manzana de Eva, que representa la experiencia sexual.
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[65]
Tanto para otras versiones de «La guardadora de gansos» como para más información sobre otras historias de los Hermanos Grimm, véase Bolte y Polivka,
op. cit.
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[66]
Tolkien,
op. cit.
<<

[67]
Mary J. Collier y Eugene L. Gaier, «Adult Reactions to Preferred Childhood Stories»,
Child Development
, vol. 29 (1958).
<<

[68]
Chesterton,
op. cit.

Maurice Maeterlinck,
The Blue Bird
, Dodd Mead, Nueva York, 1911.
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[69]
En lo referente a los cuentos de hadas turcos, especialmente la historia de Iskender, véase August Nitschke,
Die Bedrohung
, Ernst Klett, Stuttgart, 1972. Este libro comenta alguno de los diversos aspectos de los cuentos de hadas, sobre todo el hecho de que la amenaza sea parte integrante de la lucha por la autorrealización y, con ella, por la libertad; así como el papel del amigo benévolo.
<<

[70]

Vom Vater hab'ich die Statur,

Des Lebens ernstes Führen,

Von Mütterchen die Forhnatur

Und Lust zu fabulieren.

Goethe,
Zahme Xenien
, VI.

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[71]
El modo en que la madre de Goethe contaba cuentos a su hijo se describe en Bettina von Arnim en
Goethe's Briefwechsel mit einem Kinde
, Diederichs, Jena, 1906.
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[72]
«Wer vieles bringt, wird manchem etwas bringen», Goethe,
Faust
.
<<

[73]
Charles Perrault,
Histoires ou Contes du temps passé, avec des Moralitez
, París, 1697. La primera traducción inglesa que se imprimió fue la de Robert Samber,
Histories or Tales of Past Times
, Londres, 1729. El cuento más conocido se volvió a editar en Iona y Peter Opie, op. cit. Pueden también encontrarse en los libros de hadas de Andrew Lang; «Caperucita Roja» se halla entre los cuentos de
The Blue Fairy Book
, op. cit.
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[74]
Ambos títulos tienen la misma traducción en español: «Caperucita Roja». Pero la palabra inglesa «Cap» designa más exactamente la prenda de vestir de la que, en este caso, se trata. (
N. de la t.
)
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[75]
Es muy interesante la versión de Perrault que Andrew Lang incluyó en su
Blue Fairy Book.
El relato de Perrault termina con la victoria del lobo; así pues, carece de la huida, la superación y el alivio de otras historias, no es —y Perrault no pretendió que lo fuera— un cuento de hadas, sino una historia admonitoria que atemoriza, deliberadamente, al niño con el final ansiógeno. Es curioso que incluso Lang, a pesar de sus duras críticas, prefiriera reproducir la versión de Perrault. Parece que muchos adultos creen que es mejor atemorizar a los niños para que se porten bien que liberar sus ansiedades, como hace un verdadero cuento de hadas.
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[76]
Existe una extensa bibliografía sobre Perrault y sus cuentos de hadas. La obra más interesante —comparable a lo que Bolte y Polivka hicieron con los cuentos de los Hermanos Grimm— es la de Marc Soriano,
Les Contes de Perrault
, Gallimard, París, 1968.

Andrew Lang,
Perrault's Popular Tales
, Clarendon Press, Oxford, 1888. En esta obra, el autor escribe: «Si todas las versiones de "Caperucita Roja" terminaran allí donde termina el cuento de Perrault deberíamos relegarla al olvido, incluso teniendo en cuenta que la trama de la historia procede de "la época en que los animales hablaban", o se creía que podían hacerlo. Pero es de todos sabido que en la versión alemana, «Caperucita Roja» (Hermanos Grimm, 26), el cuento no termina, de ningún modo, con el triunfo del lobo. Caperucita y su abuela resucitan y "el que murió fue el lobo". Este puede haber sido el desenlace original del cuento, omitido por Perrault porque era totalmente inaceptable para los niños de la época de Luis XIV, o es posible que fueran los propios niños los que insistieran en que la historia "acabara bien". En cualquier caso, el
Märchen
alemán conserva uno de los sucesos míticos más ampliamente extendidos: las personas vuelven a la vida tras ser devoradas por un monstruo».
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[77]
Cuando Perrault publicó su colección de cuentos de hadas en 1697, «Caperucita Roja» ya era una historia antigua, algunos de cuyos elementos se remontaban incluso a tiempos lejanos. Tenemos el mito de Cronos que devora a sus propios hijos, quienes, sin embargo, salen sanos y salvos del vientre de su padre, siendo sustituidos por una piedra. Encontramos asimismo una historia en latín de 1023 (de Egberto de Lieja, llamada
Fecunda ratis
) en la que aparece una niña en compañía de los lobos vistiendo ropas de color rojo muy importantes para ella; los eruditos aseguran que estas ropas debían ser una caperuza roja. Así pues, seis siglos o más antes de la historia de Perrault, encontramos ya algunos elementos básicos de «Caperucita Roja»: una niña con una caperuza roja, la compañía de los lobos, un niño que sobrevive tras ser tragado vivo, y una piedra que se coloca en su lugar.

Hay otras versiones francesas de «Caperucita Roja», pero no se sabe cuál de ellas pudo influir a Perrault al publicar su cuento. En algunas de ellas, el lobo obliga a Caperucita a comer carne y a beber sangre de la abuela, a pesar de unas voces que le advierten de que no lo haga. Si Perrault se basó en una de estas historias, se comprende que eliminara estos detalles de mal gusto, puesto que su libro iba destinado a la corte de Versalles. Perrault no sólo embellecía sus relatos, sino que además usaba ficciones, tales como la pretensión de que estos cuentos habían sido escritos por su hijo de diez años, que había dedicado el libro a una princesa. En las moralejas que Perrault añade a las historias, habla como si viera a los adultos desde el punto de vista de los niños.
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[78]
Dos de estas versiones francesas de la «Caperucita Roja» se han publicado en
Melusine
, vol. 3 (1886-1887) y vol. 6 (1892-1893).
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[79]
Su colección de cuentos de hadas, que contenía la «Caperucita Roja», apareció por primera vez en 1812, más de cien años después de que Perrault publicase su propia versión.
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[80]
En dos versiones francesas, bastante distintas de la de Perrault, es todavía más evidente que Caperucita Roja escogió el camino del placer, o al menos el más fácil, aunque también el camino del deber estaba ante sus ojos. En estas versiones de la historia, Caperucita se encuentra con el lobo en una encrucijada, o sea, en un lugar en el que debe tomarse una decisión importante: qué camino seguir. El lobo pregunta, ¿por qué camino irás, por el de las agujas o por el de los alfileres? Caperucita Roja escoge el sendero de los alfileres porque, tal como se explica en una de las versiones, es más fácil unir las cosas mediante alfileres que coserlas con agujas.55 En una época en que la costura era una tarea que correspondía a las muchachas, el hecho de escoger la manera fácil, usando alfileres en lugar de agujas, se consideraba un comportamiento guiado por el principio del placer, en una situación en la que se hubiera debido seguir el de la realidad.
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[81]
Ibid
.
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[82]
No hace mucho tiempo, en ciertos ambientes rurales, cuando la madre moría, la hija mayor ocupaba su lugar en todos los aspectos.
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[83]
Djuna Barnes,
Nightwood
, New Directions, Nueva York, 1937. T. S. Eliot, Introducción a
Nightwood
, ibid.
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[84]
Fairy Tales Told Again
, ilustrado por Gustave Doré, Cassel, Petter and Galpin, Londres, 1872. La ilustración se ha imprimido de nuevo en Opie y Opie,
op. cit.
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[85]
En otras versiones de «Caperucita Roja», el padre aparece en escena, corta la cabeza del lobo y rescata así a las dos mujeres. Quizá se llevó a cabo el cambio de cortar la cabeza por abrir la barriga porque era el padre de Caperucita el que lo hacía. Un padre que manipula el estómago en el que se encuentra temporalmente su hija podría asociarse con una acción de tipo sexual.
<<

[86]
Para otras versiones de «Caperucita Roja», véase Bolte y Polivka,
op. cit.
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[87]
Esta interpretación está justificada en la segunda versión de la historia presentada por los Hermanos Grimm. Nos habla de que la segunda vez la abuela protege a Caperucita del lobo y planea con éxito su destrucción. Así es como se supone que debe actuar un padre (abuelo); si lo hace, ni el padre (abuelo) ni el niño necesitarán tener miedo del lobo, por muy astuto que éste sea.
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[88]
Gertrude Crampton,
Tootle the Engine
, Simon and Schuster, Nueva York, 1946, un Little Golden Book.
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[89]
En cuanto a las diferentes historias de Jack, incluyendo también las distintas versiones de «Jack y las habichuelas mágicas», véase Briggs,
op. cit.
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[90]
Por ejemplo, en el cuento de los Hermanos Grimm «El cuervo» la hija de una reina que había sido convertida en un cuervo puede librarse de su hechizo si el héroe la espera completamente despierto hasta el día siguiente. El cuervo le advierte que para permanecer despierto es mejor que no coma ni beba nada de lo que una anciana le ofrecerá. Él lo promete pero durante tres días consecutivos cae en la tentación de coger algo y, en consecuencia, se duerme en el momento en que la princesa-cuervo llega a su encuentro. En este caso, son los celos de una anciana y los deseos egoístas de un joven los que explican que el príncipe se quede dormido cuando debería haber permanecido despierto.
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[91]
Hay muchos cuentos de hadas en los que una princesa seria es conquistada por el hombre que consiga hacerla reír, es decir, que la libera desde el punto de vista emocional, haciendo aparecer como ridículas a personas que en otras circunstancias inspirarían respeto. Por ejemplo, en el cuento de los Hermanos Grimm «El ganso de oro», Bobo, el pequeño de tres hermanos, recibe un ganso con plumas de oro, gracias a la amabilidad que demuestra hacia un duendecillo. La codicia induce a algunas personas a intentar arrancar una pluma, lo que hace que se queden pegados al ganso uno tras otro. Finalmente, un clérigo y un sacristán se enganchan también y tienen que seguir a Bobo y al ganso. La imagen es tan ridícula que, al ver esta procesión, la princesa acaba por reír.
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[92]
El cuento de los Hermanos Grimm «El cuervo» puede servir como comparación para confirmar la idea de que el control sobre las tendencias instintivas, repetido tres veces, demuestra una madurez sexual, mientras que su ausencia indica una inmadurez que impide la obtención de un amor verdadero. Al revés de lo que ocurre con Jack, el héroe de «El cuervo», en lugar de controlar su deseo de comida y bebida y de caer dormido, sucumbe tres veces a la tentación de aceptar lo que la anciana le ofrece diciéndole «una vez no es nada» —es decir, que no cuenta—, lo cual es una muestra de inmadurez moral. En consecuencia, pierde a la princesa y al final la conquista después de muchas peripecias que le hacen madurar.
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[93]
La conducta de Jack, en «Jack y sus negocios», es completamente diferente, puesto que, en este caso, confía en la fuerza que acaba de conquistar. No se esconde ni roba; por el contrario, cuando se encuentra en una situación difícil —tanto con su padre, como con sus rivales frente a la princesa o con los animales salvajes—, utiliza abiertamente el poder mágico de su palo para alcanzar sus objetivos.
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[94]
En cierto modo, el hecho de trepar por la planta de habichuelas simboliza no sólo el poder «mágico» que el palo tiene para erguirse, sino también los sentimientos del muchacho relacionados con la masturbación. El niño que se masturba teme que, si le descubren, será duramente castigado, lo mismo que el ogro destruiría a Jack si se enterara de sus intenciones. Pero el niño siente también, al masturbarse, como si estuviera «robando» algún poder a sus padres. El pequeño, que capta a nivel inconsciente este significado de la historia, llega a la conclusión de que sus temores referidos a la masturbación son infundados. Su incursión «fálica» al mundo de los ogros-gigantes adultos, lejos de llevarle a la destrucción, le ofrece unas ventajas de las que podrá disfrutar de modo permanente.

Aquí tenemos otro ejemplo de cómo el cuento de hadas permite que el niño comprenda y reciba ayuda a nivel inconsciente, sin tener por qué percibir, de modo consciente, el mensaje que el cuento le transmite. El cuento de hadas representa en imágenes lo que sucede en el inconsciente y el preconsciente del niño: cómo su sexualidad incipiente parece un milagro que sobreviene en la oscuridad de la noche, en sueños. El hecho de trepar por la planta y lo que esto simboliza da lugar a la angustia de que el niño será castigado por su atrevimiento. Teme que su deseo de actividad sexual le lleve a despojar a los padres de sus prerrogativas y poderes y cree por lo tanto que sólo puede llevar a cabo sus acciones a escondidas, sin que los adultos sepan qué sucede. Después de que la historia haya dado forma a estas ansiedades, proporciona la seguridad al niño de que el final será feliz.
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