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Authors: Don Winslow

Tags: #Intriga

Los reyes de lo cool (10 page)

Al día siguiente, Dennis se presentó voluntario para el grupo de narcóticos.

Semanas más tarde, obtuvo su primer encargo como agente encubierto y detuvo a los camellos. Acudió a clases nocturnas, obtuvo su graduado y se presentó como candidato a la DEA. El día que le aceptaron fue el más feliz de su vida, aunque ahora él diga que fue el día de su boda y, más tarde, los días que nacieron sus hijos.

(Los agentes encubiertos son magníficos mentirosos, su vida depende de ello.)

La DEA volvió a enviarle inmediatamente de encubierto, al norte del estado de Nueva York, después a Jersey, después a la gran ciudad. Era una estrella, un auténtico chico de oro, investigando el tipo de casos que más entusiasman a los fiscales federales. Después le quitaron la manta de debajo de los pies y lo enviaron a Colombia, después a México. Rubio y de sonrisa juvenil, un Huck Finn con lengua de la Costa Este y corazón de asesino, los objetivos le adoraban y se pegaban unos a otros por venderle droga y caer en la mierda.

(Los agentes encubiertos son grandes estafadores, su trabajo depende de ello.)

Convertido en estrella, le trasladaron al Frente de la Guerra de la Droga, los tres mil cuatrocientos kilómetros de frontera con México.

Incluso le dejaron elegir destino: El Paso o San Diego.

Hmmm.

Déjame que lo piense…

El Paso o San Diego.

El Paso o… San Diego.

El Pedo o Sol D.

Lo siento, Tex, sin ánimo de ofender, vaquero, pero…

vamos, hombre.

Así fue como Dennis Cain se estableció en el patio trasero del Cartel de Baja, justo al otro lado de la verja (literalmente) del negocio de la familia Sánchez, aunque nadie invite nunca a los vecinos a una barbacoa.

Es simple y llanamente guerra, un día sí, otro también.

En lo que respecta a la Guerra de la Droga (por supuesto, debería ser la Guerra
contra
la Droga; la ambigüedad de ese «de la» ha provocado espectaculares problemas de RRHH en la DEA, y Chon podría hablaros sobre cantidad de tipos que lucharon
su
guerra drogados), esta es la

Tierra de Nadie

Todo son novedades en el frente.

Dennis y sus cohortes interceptan un envío, los Sánchez asesinan a un chivato. Dennis y compañía encuentran un túnel bajo la frontera, los Sánchez ya están cavando uno nuevo. Dennis detiene a un líder del cartel, otro Sánchez da un paso al frente para cubrir el hueco.

Las drogas y el dinero siguen circulando, la orgullosa Mary Juana sigue quemando.

Ahora Dennis observa los cuerpos eviscerados de tres hombres, uno de los cuales era su confidente, y la tarjeta de visita creada con sus intestinos.

—¿Qué? —dice—. ¿Se les acabó el spray de la pintura?

Lado se encoge de hombros.

66

—Quiero conocer a mi bio-padre —espeta O.

Lo único que Rupa quiso contarle —a pesar de sus insistentes interrogatorios cuando O tenía siete u ocho años— fue que su padre era un «fracasado» y, por lo tanto, estaba mejor sin él.

O aprendió a no mencionar el tema.

Ahora lo hace.

Ante Ben.

El cual está un poco asombrado. Y más que un poco distraído con los detalles necesarios para llevar sus subversivos planes al plano de la acción.

Pero Ben es Ben.

—¿Qué esperas conseguir?

—¿Conociendo al donante de esperma? —pregunta O.

—De eso estamos hablando, ¿no?

O hace una lista con los potenciales beneficios:

  1. Conseguir que sea otro quien se sienta culpable para variar.
  2. Cabrear a Rupa.
  3. Escandalizar a la peña llevando a cabo actividades paternofiliales terriblemente inapropiadas.
  4. Cabrear a Rupa.
  5. Fingir que es su millonario protector.
  6. Cabrear a…

—Vuelve al 5 —dice Ben—. Creo que ahí tienes algo.

—¿Qué quieres decir?

—Vamos —dice Ben—. Rupa te ha cerrado el grifo y estás buscando uno nuevo.

—Eso me parece de un cinismo supino, Ben.

—Vale.

—Resulta que una pobre niña rica desea encontrar el amor paternal —dice O—, y tú atribuyes sus motivos a una obscena campaña de sacacuartos en vez de a la profunda búsqueda de identidad que…

—¿Sabes siquiera dónde está?

—Sé cómo se llama.

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Estaba desvalijando los cajones de la cómoda de (una ausente) Rupa en busca de efectivo cuando encontró algo aún mejor.

Un vibrador.

Al que solía referirse como

El Novio Más Listo de Rupa

El Mejor Padrastro de la Historia.

Übermann.

(Con disculpas al adorado Nietzsche de Chon.)

PNI

(Pilas No Incluidas.)

Ni primeras citas ni conversaciones incómodas, ni pérdidas de tiempo ni desastrosas interacciones humanas. Simplemente conectas al chico malo, te buscas una fantasía apropiada y

El gran O o

El plural de O, si lo utilizas bien.

El caso es que

Justo junto al consolador, encontró algo más:

Su certificado de nacimiento con el

Nombre del padre al que nunca había conocido.

Paul Patterson.

La identidad de su padre tirada junto a un falo de plástico.

Eso son tres meses de terapia.

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—O sea, podría seguirle el rastro, ¿no? —le pregunta ahora O a Ben.

—Quizá —dice Ben—, pero luego ¿qué?

Le preocupa que tenga la fantasía de que cuando encuentre a su padre resulte ser un tipo encantador con el que poder mantener una relación.

—No lo sé, le haré preguntas.

Ben sabe que O ya tiene las respuestas en su cabeza: su padre siempre quiso estar con ella, Rupa es la madrastra malvada que le alejó de su hija.

—Como ¿por qué te abandonó antes de haber nacido? —pregunta Ben—. ¿Si te quiere? ¿Qué podría decirte, O, que vaya a hacer que tu vida sea mejor?

O tiene la respuesta evidente.

¿Qué va a decir

que haga que mi vida sea peor?

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Dennis tiene una esposa preciosa, dos hijas preciosas y una preciosa aunque modesta casa en un agradable barrio residencial de San Diego donde los vecinos preparan filetes y salmón a la parrilla y se invitan mutuamente por encima de la valla. Acude a la iglesia los domingos (una de esas iglesias agradables y dóciles que creen en Dios y en Jesús pero tampoco tanto que resulte inconveniente) y cuando vuelve a casa ve el partido de fútbol de la tarde o a lo mejor sale a dar un paseo con la familia por la playa.

Tiene una vida agradable y lo sabe.

Su carrera va de maravilla.

Consigues (buenos) titulares para los tipos que firman tus revisiones anuales, los colocas entre un montón de cámaras y balas de marihuana, les permites posar junto a retratos policiales de figuras de carteles mexicanos (si son fotos de la autopsia, mejor aún), tu proyecto de vida parece bastante consistente.

No es cínico

—esto tenéis que entenderlo,
tenéis
que comprenderlo o si no nada de todo ello tendrá sentido ni significado alguno—

Dennis desempeña un trabajo que adora y en el que cree a pies juntillas: arrancar la plaga de las drogas del suelo americano.

Es un
creyente
.

Así pues, ¿en qué momento empieza todo?

Podríamos decir que empieza esa misma mañana mientras Dennis se encuentra frente al espejo afeitándose y experimenta un desasosegante cosquilleo de descontento indefinido. Pero
quizá
(de todos modos el concepto mismo de «narración omnisciente» está ya bastante jodido a estas alturas, ¿verdad?) no sea así.

Quizá comience la noche anterior con la discusión sobre las encimeras de granito. Van a remodelar la cocina y su esposa está empeñada en poner encimeras de granito, pero si miras los precios en los catálogos resulta que son, joder, la hostia de caras.

Quizá comienza porque el suyo no es un trabajo que pueda compartir en casa la noche de «los jueves, pizza», cuando hace el pedido a Dominos y su hija mayor está ya más pendiente de los resultados de
American Idol
. Cuando su esposa le hace la pregunta de «Qué tal te ha ido el día», Dennis responde: «Bien», y eso es todo, y eso le agota, le aísla de la gente a la que más quiere.

Quizá sea el efecto acumulativo o…

Quizá sea un bebé azul y congelado en un amanecer gris y encapotado de hace veintipico años en una guerra que no parece acabar nunca.

70

El rostro de Chon aparece en la pantalla.

Gracias al milagro de Skype.

Ben cambia el ángulo del portátil para que O también pueda verle.

O no puede evitar una
enorme
sonrisa.

—¡Chonny, Chonny, Chonny, Chonny, muchacho!

—Hola, chicos.

—¿Qué tal, hermano? —pregunta Ben.

—Bien. Sí, muy bien. ¿Tú?

—De maravilla —miente Ben.

Quiere contárselo.

No puede.

Ni siquiera cuando Chon pregunta:

—¿Qué tal el negocio?

—El negocio va bien.

Porque parece cruel contarle a alguien un problema sobre el que no puede hacer otra cosa que sentarse y preocuparse. Y lo último que quiere hacer Ben es distraer a Chon. Apartar su concentración de lo que está haciendo.

Y Chon parece cansado, agotado.

De modo que Ben recurre a la

Mentira por omisión.

Y así acaban charlando de nimiedades, O le asegura a Chon que está cuidando bien de su planta y después el tiempo de Chon se agota y su rostro desaparece de la pantalla.

71

Ben está mintiendo.

Chon se lo ha podido ver en la cara.

Algo va mal en casa, algo relacionado con el negocio, pero Chon aparta de su cabeza ese pensamiento para concentrarse en la misión.

La misión es sencilla.

A estas alturas ya la ha repetido varias docenas de veces: asalto nocturno a una vivienda.

El equipo de Chon no está implicado en complicadas operaciones de contrainsurgencia: ganar la confianza del pueblo, organizar la seguridad de la localidad, construir clínicas, escuelas, limpiar los sistemas hidrológicos, conquistar los corazones y las mentes.

El equipo de Chon lleva a cabo operaciones «antiterroristas».

«Degradar y Discontinuar» la cadena de mando enemiga y sus sistemas de control.

Dicho simplemente

Encontrar líderes enemigos y matarlos.

La teoría es que, aunque es posible que los muertos queden degradados, decididamente quedarán discontinuados, pues la muerte es más o menos el peor tropiezo que puede sufrir uno en su jornada.

La teoría colateral es que, matando a suficientes líderes, desanimarás a los cargos medios de solicitar la plaza vacante.

Nadie quiere ese ascenso.

(Más dinero

Más responsabilidades

El despacho de la esquina

Punto láser.)

La mayoría de los líderes salafistas desean ir al Paraíso algún día, no de inmediato, por lo que ceden generosamente ese privilegio a
seres inferiores
. De otro modo el hijoputa de Bin Laden estaría en lo alto de la Torre Sears sacudiendo los brazos en plan V
enid a buscarme
, no escondido.

En cualquier caso, en el transcurso de un par de guerras, la unidad de Chon ha pasado de la contrainsurgencia al antiterrorismo, porque este último es

Más barato,

Más rápido

Y más fácil de calcular.

Pues los cuerpos (especialmente los fallecidos) son más fáciles de contar que los corazones (veleidosos) y las mentes (transitorias).

De modo que Chon se ha acostumbrado a este tipo de misiones.

Es solo que, joder, hay
tantísimas
.

Tantos Malos a los que matar.

72

Dennis ha eliminado Malos para ver

a otros Malos asumir sus puestos

Dennis ha escrutado

los rostros muertos y torturados de sus informadores

Dennis ha visto

(¿Alguna vez habéis oído la expresión «carretadas de dinero»? ¿Y os ha parecido que era un modo de hablar?)

Dennis ha visto, literalmente

carretadas de dinero
siendo transportadas a México para individuos que tienen cocinas con encimeras de granito, y ha entregado dichas carretadas a sus jefes para que posaran junto a ellas mientras él guarda religiosamente una pequeña cantidad cada mes para pagar la educación universitaria de sus hijas y su esposa recorta cupones porque a pesar de que el Paraíso sea el Paraíso, el Paraíso también es caro.

Dennis ve su rostro un poco más viejo, su pelo un poco más ralo, el vientre ya no tan terso. Sabe que sus reflejos son un poco más lentos, que su memoria ya no es tan aguda, que puede que haya dejado atrás más páginas del calendario que las que le quedan por arrancar.

Así que a lo mejor esa pequeña punzada de descontento fue de temor. A lo mejor no. A lo mejor solo fue descontento, como en «el invierno de», en un lugar donde el invierno nunca llega.

En cualquier caso…

Tenéis que saber que Dennis acumula información. Siente que está justificado para obrar así porque ha tenido que trabajar duro para encontrar fuentes —son
suyas
— y no las comparte porque no quiere compartir la información que le procuran. Esto no ha hecho de Dennis una persona particularmente popular entre sus compañeros, pero eso a él le importa un bledo. Su proyecto de vida no consiste en hacer buenas migas con sus compañeros, consiste en alzarse por encima de ellos, y cuando eso suceda tampoco les caerá bien de todos modos.

Así que el
modus operandi
de Dennis consiste en exprimir a sus fuentes para acumular información suficiente como para garantizar una detención y después demorar dicha detención hasta el momento más susceptible de generar un efecto político y propicio al ascenso.

Por eso cuando uno de sus IC (es decir: «Informador Confidencial», y D le ha otorgado todo un nuevo significado a la palabra «confidencial») le habla de un pequeño y aislado rancho perdido a tomar por culo en East County, cerca de Jamul, Dennis acude sin refuerzos.

El Llanero Solitario.

O «el Ratero Solitario», como es conocido en la oficina.

(Los agentes encubiertos son solitarios por naturaleza, no confían en nadie, la paranoia es una estrategia de supervivencia.)

Sans
Tonto, como podría decir Rupa, recordando que está pasando por una fase afrancesada.

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