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Authors: Don Winslow

Tags: #Intriga

Los reyes de lo cool (16 page)

121

La vez siguiente Ben lo complica un poco.

Le envía a Dennis una carta escrita a máquina con remitente falso.

«
Orange County Register
, anuncios clasificados, casas en alquiler. Ya lo adivinará.»

Dennis lo adivina, tampoco hay tantas casas en alquiler y solo dos con el potencial para ser criaderos. Una resulta ser la de una pareja de jubilados, la otra resulta ser un criadero.

Dennis se está enamorando.

Pero ¿de quién?

En parte es divertido tener un Admirador Secreto, al mismo tiempo está un poco harto del flirteo. Hasta ahora el tipo le ha entregado producto, pero no individuos.

Confiscaciones, no arrestos.

Está sacando drogas de la calle, pero no camellos.

Es lo que le dice a Ben la siguiente vez que llama.

122

INT. DESPACHO DE DENNIS — DÍA

Dennis está al aparato con Ben.

DENNIS

Mira, sé que te pone andar moviendo a un agente federal de aquí para allá como si fuese tu marioneta, pero ese juego ha terminado. No soy tu mano derecha… Si quieres pajearte hazlo tú mismo.

BEN

Un momento. Tendré que soltar el teléfono.

DENNIS

Es esa cosita que tienes entre los calzoncillos. Esperaré.

BEN

Jesús, ¿qué mosca le ha picado?

DENNIS

Deja que te lo explique y ya me dirás si he acertado. Estás mosqueado con unos traficantes. No sé, será que no te pagan lo suficiente, que te han mangoneado, que el jefe se la metió a tu novia por el culo cuando contigo nunca se ha dejado, qué más da. Eso es lo de menos. El caso es que decides devolverle la pelota, quieres joderle bien, pero no quieres perjudicar a tus antiguos colegas y socios. De modo que me entregas los criaderos y después llamas para avisarles. ¿Qué tal voy?

BEN

Frío, frío.

DENNIS

Ah, ¿sí? Entonces ¿por qué cada vez que me das un soplo es una bomba de neutrones? Los objetos están allí, pero las personas han desaparecido.

BEN

No lo sé. A lo mejor es que hace demasiado ruido al acercarse.

DENNIS

¿Sabes qué otra cosa hace mucho ruido al acercarse? Una bala de punta hueca en el cerebro. Que es lo que obtendrás cuando esta gente se dé cuenta de que has sido tú, lo cual probablemente ya sepan. Necesitarás protección, algo que no te podré ofrecer a menos que accedas a reunirte conmigo. Tienes que asegurarte de poner a toda esta gente entre rejas. Intento salvarte la vida.

BEN

Lo que intenta es cerrar casos.

DENNIS

Entonces llamémoslo una relación simbiótica.

123

Simbiosis
. f. relación estrecha y a menudo prolongada entre distintas especies biológicas.

Por ejemplo: entre policías y traficantes.

Lo cierto es que ninguno puede vivir sin el otro.

Ben accede a reunirse con Dennis.

124

O entra por la puerta, Rupa está en la cocina.

—¿Has estado buscando trabajo? —pregunta Rupa.

—Quiero conocer a mi padre.

125

Ben pone muchas condiciones.

No piensa presentarse en las condenadas oficinas de la DEA en Dago. Se encontrarán en un lugar escogido por Ben.

Dennis deberá ir solo, sin compañeros ni vigilancia.

Ningún rastro de papel, Dennis no debe abrirle una ficha de IC (Informador Confidencial).

Ben nunca testificará, nunca se presentará ante un tribunal.

Dennis accede a todo, porque…

¿Por qué no?

En última instancia hará lo que le dé la gana y el IC no podrá hacer una mierda al respecto.

126

Dennis cruza lentamente con su coche el puente Cabrillo, en el parque Balboa de San Diego.

La tercera vez que pasa, un joven abre la puerta del pasajero y sube al vehículo.

—Aquí es donde se reúnen los gays —dice Dennis a modo de presentación—, para chupar pollas.

—Me perturba que sepa eso —dice Ben—. Conduzca hasta el aeropuerto.

Dennis toma Laurel Street y atraviesa Little Italy hasta Lindbergh Field, donde Ben le pide que estacione en el aparcamiento para móviles.

—Bueno, hable —dice Ben.

No es lo que Dennis había esperado. La mayoría de los marihuaneros son retrohippies desaliñados. Este tipo parece recién salido de un ensayo de
Viva la gente
.

—Lo primero es lo primero —dice Dennis—: si no testificas, no puedo ofrecerte inmunidad.

—Esto no es
Supervivientes
—responde Ben—. No he pedido inmunidad.

—Entendido. Simplemente estoy obligado a decírtelo.

—¿Necesita que firme un descargo de responsabilidades?

—Quizá más adelante —responde Dennis—. ¿Tienes nombre?

—Ben.

—Necesito arrestos, Ben.

Ben niega con la cabeza.

—Ese no es su problema.

—¿No? ¿Cuál es mi problema?

—El ensimismamiento —responde Ben—. Aún no me ha preguntado qué necesito
yo
, Dennis.

—Me parece justo, Ben. ¿Qué necesitas?

Ben se lo cuenta.

Simbiosis.

127

Herido.

Chon odia la palabra.

Herido, da: participio del verbo «herir».

  1. Dañado por una herida, particularmente una adquirida en batalla.
  2. Aquello que aflige y atormenta el ánimo.

Me siento herido (2) por haber sido herido (1), piensa Chon.

Por supuesto está al tanto de que la palabra
wound
proviene del inglés arcaico «wund», del sajón «wunda», del noruego «und».

Los noruegos.

Los vikingos, que creían que si morías con la espada en la mano ascendías de inmediato al Valhalla para unirte con tus camaradas caídos en un eterno festín de comida, alcohol y sexo.

(Lo cual es, evidentemente, el motivo de que masacraran a los cristianos con tanta facilidad.

Vamos a ver: ¿jamar, empinar el codo y follar contra tocar el arpa?)

Pero si no morías con la espada en la mano, básicamente estabas jodido.

Por eso Chon se entrega a la rehabilitación como un
animal
.

Los médicos tienen que obligarle a frenar, a tomárselo con calma, pero es un desafío, porque Chon está decidido a no ser uno de los heridos. Tiene una revisión médica pendiente.

Quiere marcharse con la espada en la mano.

Hablando de lo cual, ha recibido una postal de O.

Va (más o menos) vestida con (partes de) un uniforme de enfermera voluntaria.

Espada, te presento a la mano.

Mano, te presento a la espada.

128

INT. CASA DE RUPA — SALÓN — DÍA

O y Rupa se observan mutuamente.

O

Pienso encontrarle.

RUPA

No quiero que lo hagas.

O

Me da igual. Pienso hacerlo.

Rupa aprieta la mandíbula.

RUPA

No lo hagas, Ophelia.

O

¿Por qué no? ¡Al menos dime por qué no!

129

Me abandonó cuando me quedé embarazada de ti

le dice Rupa.

Ese es el tipo de hombre que es.

Ese es el hombre que quieres conocer.

130

Ben entra en el despacho de Chad y deja un maletín.

35 de los grandes.

En billetes de Monopoly.

131

—Hijo
puta
.

Dice Duane cuando Chad se lo cuenta.

Decide que ha llegado el momento de ir a ver a

Los Que Mandan.

132

Los Que Mandan

Mandan porque han averiguado cómo funciona el tinglado.

A saber:

El negocio bueno no es el de la droga, es el del territorio.

Pagáis a policías, jueces, abogados y matones, y cobráis una tarifa a cambio de permitir que otros vendan drogas en vuestro territorio. No tenéis un puesto en el mercado, sois los propietarios del mercado y os lleváis un porcentaje de todos los puestos de los demás.

El puesto de la marihuana, el puesto de la cocaína, el puesto de la heroína, el puesto de las metanfetaminas, el puesto de lo-que-coño-sea-siempre-que-sea-ilegal… todos os pagan un porcentaje.

Y no solo los traficantes; también recibís comisiones de los abogados y blanqueadores de dinero a los que les enviáis recomendados.

En la gran franquicia cinematográfica que es el tráfico de drogas, no sois actores ni guionistas, ni siquiera directores o productores.

Sois la CAA.

Miradlo desde esta otra perspectiva: si recibís un quince por ciento de cada uno de los diez principales traficantes de la zona,
sois
el principal traficante de la zona.

Sin tener que tocar jamás la droga.

Riesgo escaso, grandes beneficios.

No pueden deteneros.

Los verdaderos traficantes asumen todos los riesgos y entregan dinero a diario.

Si no lo hacen…

Llegado cierto momento deseáis que no lo hagan, porque así entonces

Les prestáis el dinero para realizar los pagos.

Por supuesto, esto no requiere ningún desembolso monetario por vuestra parte, sencillamente aplazáis sus pagos a la vez que cargáis intereses en forma de cobros adicionales.

Quedaos con la copla: ahora sois una empresa de tarjetas de crédito.

Nunca podrán ponerse al día. Llegará un momento en que seréis los propietarios de todo su negocio y acabarán convertidos en empleados. Les dejaréis que sigan ganando el dinero justo para vivir con lo mínimo hasta que acaban por reventar y entonces…

Algún otro se presentará voluntario para ocupar su lugar. Los pardillos hacen cola para coger número y dejarse dar por el culo, porque incluso obteniendo solo un ochenta y cinco por ciento de libertad, podrán ganar muchísimo dinero si no la cagan.

Es maravilloso ser

Los Que Mandan.

133

Así que Crowe acude a informar de que otro idiota pretende saltarse la cadena de producción.

Ponlo a raya es la respuesta.

Porque si un payaso piensa que puede bailar solo, todos lo harán.

Y entonces os habéis quedado sin negocio.

134

Crowe encuentra a Ben en su lugar habitual, a la hora habitual, sorbiendo un café con leche y leyendo la web del
New York Times
.

Duane coloca una silla frente a él y se sienta.

Ben le mira por encima de la pantalla del ordenador.

—Buenos días.

—No, no lo son —responde Duane—. De hecho va a ser un día muy malo. ¿Billetes de Monopoly?

Ben sonríe.

—Si este mes no te alcanzaba el dinero —dice Duane—, deberías haberte limitado a avisarnos. Podríamos haber ideado un plan de pagos.

—Ya tengo un plan de pagos —dice Ben—. Mi plan es no volver a hacer ningún pago.

—¿Qué estás diciendo?

—Estoy diciendo —dice Ben—, que no pienso pagar más.

—En ese caso te has quedado sin negocio.

Ben se encoge de hombros.

—Te encerraremos
bajo
la cárcel —dice Crowe—. Todos aquellos cargos pueden ser recuperados. Y seguiremos deteniéndote una vez tras otra.

Ben no dice nada.

Es su versión de la resistencia pasiva.

Él lo llama «gandhismo verbal».

(—El otro tipo no puede jugar al tenis —le explicó Ben a Chon en una ocasión— si no le devuelves la pelota.

—Tampoco puede jugar al tenis —respondió Chon— si le pegas un tiro en la cabeza.)

Duane observa en silencio a Ben durante un segundo, después se levanta y se marcha.

El gandhismo verbal funciona.

135

Las relaciones simbióticas también.

Dennis entra en el despacho de la Brigada Especial de Orange County, muestra sus credenciales federales y exige ver al jefe.

La expresión del capitán Roselli es la misma que si acabara de tragarse una meada caliente, así de contento está de tener un federal en su territorio, pisoteando las flores, haciendo ladrar a los perros. Pero ordena acudir a Boland y hace las presentaciones necesarias.

—Inspector Boland, agente especial Dennis Cain, DEA.

Boland asiente a modo de saludo.

—¿A qué debemos el placer?

—¿Tiene una operación en marcha contra un tal Benjamin Leonard? —pregunta Dennis.

Boland duda, mira a Roselli. Roselli dice:

—Adelante.

—Jefe…

—He dicho «adelante».

Boland vuelve a girarse hacia Dennis.

—Sí, así es.

—No, así no es —dice Dennis—. Sea lo que sea que tenga en marcha, córtelo de raíz. Ahora mismo.

—No puede entrar aquí por las buenas y…

—Sí que puedo —dice Dennis—. Acabo de hacerlo.

—Leonard está vendiendo marihuana en nuestra jurisdicción —arguye Boland.

—Aunque estuviera vendiéndole uranio enriquecido a Osama bin Laden frente a las puertas de Disneylandia —dice Dennis—, se mantendrá usted la hostia de lejos.

—¿Qué pasa —dice Boland—, que quieren atribuirse el mérito de la detención?

—Es IC federal, idiota —salta Dennis—. Siga jodiendo la marrana y acabará poniendo en peligro una operación tan por encima de su nivel que necesitaría una escalera solo para olerle el culo. Como haga saltar la liebre con este tipo, tendrá que ponerse al teléfono con el FG, eso quiere decir el fiscal general, de
Estados Unidos
, imbécil, para explicarle por qué.

—Si tienen una operación en marcha en nuestra jurisdicción, al menos deberían habernos avisado antes —dice Roselli.

—¿Para que la información se filtre y llegue a nuestro objetivo? —pregunta Dennis.

—Que le jodan —dice Roselli.

—Pues vale, que me jodan —responde Dennis—. Pero al que más les vale no joder es a Leonard. Las pollas lejos y las manos fuera. De él, de sus amigos, de su familia, de su perro si es que tiene. Hay un campo de fuerza a su alrededor que no querrán tocar a menos que estén dispuestos a abrasarse. ¿Nos entendemos?

Se entienden.

No les gusta, pero lo entienden.

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